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[Reclutamiento] Los Chicos de Jim Hopper (Narrativa + Ratas en las Paredes)

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14/06/2022, 02:38
Editado: 14/06/2022, 02:39

"—¿Qué ha pasado aquí, Billy?
—Es extraño, Mayor, debieron sentir pánico. Dispararon en todas direcciones. No encuentro una sola huella, esto no tiene lógica.
—¿Y el resto de los hombres de Hopper?
—No hay ni rastro. Ni la menor huella. Sencillamente han desaparecido.
—No me creo que Jim Hopper cayera en una emboscada.
—Yo tampoco."

Ya sabéis lo que toca con el calor; la piscina, la playa, los bikinis, las terrazas, las fiestas de los pueblos...ojalá ser una persona normal y pensar en esas cosas.  Con cada ola de calor llegar un alienígena cazador de trofeos a buscar presas que merezcan la pena. ¿Lo eres tú?

Partida narrativa basada en el universo de Predator. La primera película. Una precuela, un what if? Los chicos de Jim Hopper llegan a la jungla en la que creen que es una misión más de las fuerzas especiales. Pero esta vez hay algo más en la espesura...

Alto índice de mortandad, camaradería entre tip@s duros, tip@s duros que se acojonan cuando la selva empieza a llevarselos uno a uno, tiros, balas, acción, corte militar, un poco de ciencia ficción y un par de licencias que voy a tomarme. El resto de la información está en la partida Partida. Solicitudes por MP.

No durará mucho, a dos turnos a la semana. Cálculo, 4-5 meses. Menos si los jugadores no mueren antes. Por el tipo de partida que es, esto es más que probable. Es una partida de supervivencia donde el cazador es superior. Ahí está la gracia.

"El Diablo cazador de hombres". Solo en los años en que hace mucho calor. Y este año es uno de ellos."

 

16/06/2022, 10:53

La música de la guerra taladrando sus sienes. La duda, la incertidumbre, filtrándose a través de las fisuras de su determinación. Sus corazones, galopando, adrenalina pura, silenciosos. Observaban su alrededor. El lienzo, compuesto de mil tonos de horrible verde y sombras. Oscuridad. El cielo, azul viciado, apenas imperceptible debido al follaje. Un ave exótica volando en la distancia, el chillido de una especie de mono pequeño. Un paraíso en la tierra.

—¿Por qué nos hemos detenido?

Patton era el más joven, apenas llevaba un par de meses con ellos. Su tercera misión. Nadie le respondió. Agachó la cabeza e imitó a los demás, mirando la jungla a través del visor de su arma.

—¿Qué has visto, Drake?

El mayor era un hombre grande, la clase de tipo que no retrocedía ante nada ni nadie. Si se quedaba sin balas, usaba alguno de los tres cuchillos que llevaba encima. Si perdía sus cuchillos, usaba dos enormes manazas de boxeaor. Si sus manos se rompían, mordía. No retrocedía ante nadie. Y no es que hubiera retrocedido, pero había detenido la marcha.

—Drake. ¡Drake! —gritó como el trueno.

Drake no se movió, sus ojos oscuros estaban fijos en la espesura. Nada se movía. Una gota de sudor resbalaba por la mejilla del negro. El mayor se colocó a su lado. Era como si Drake no les vieran, como si solo tuviera ojos para la jungla.

—Hay algo ahí, Mayor.

Silencio, el sudor, y el miedo, resbalando por sus sientes.

—Yo no veo nada —respondió, enérgico.

Pero el mayor también lo sentía. Algo turbio, no podía verse pero podía sentirse. Como la adolescente que toma un baño solo para descubrir cómo alguien la espía por el ojo de la cerradura.

—Serán imaginaciones mías, señor.

Drake era un sabueso, la punta de lanza de la unidad. Olía el peligro a kilómetros; minas, francotiradores, emboscadas. En silencio, siguió la marcha. Lento, midiendo cada paso. Ni él mismo creía en sus palabras.

—¿Qué le pasa a Drake? ¿Le ha sentado mal la comida?

EL humor de Patton no caía bien entre los muchachos.

—Sigue caminando, novato. Y no quites tus ojos de esos malditos árboles —le espetó el sargento, no había apartado su mano del gatillo en ningún momento.

Patton obedeció, como siempre. Un buen chico. Pero no entendía que podía inquietar tanto a sus compañeros. Ahí fuera solo había un puñado de hombres.

—Ron, nos movemos. ¿Sigues nuestra posición? —preguntó el Mayor.

Ron, el hombre de atrás, el francotirador que cubría sus espaldas. No respondió.

—Ron, ¿Me recibes? ¡Ron! —el mayor apretó la mandíbula como un bulldog que hubiera encontrado una presa.

Silencio. Unos gestos del mayor. Retrocedían, volvían a por Ron. Formación de media luna, cinco metros de separación. Un barrido. Para entonces ya nadie tenía el seguro en sus armas. Patton no era un experto pero adivinó lo siguiente que iba a decir el Mayor.

—No quitéis los ojos de encima de esos malditos árboles.

 

Bueno, esto es lo que os espera a aquellos que queráis jugar. Tengo la mitad de las plazas cubiertas y un bailarín danzando entre las dudas y el tiempo. Hasta el sábado hay tiempo. Animaos!

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