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Nombre: Bai Zixuan
Flor: Liánhu? (Loto)
Edad: 20

Zixuan nació en el Jardín, o al menos no tiene ningún recuerdo anterior a este. Estaba allí cuando la mayoría de sus hermanas llegaron. Pequeña, callada, siempre observando.

Ruan Yejin la acogió y, de cara al exterior, actuó como una madre. En el pabellón, cuando servía té a los clientes, trataba a la muchacha con mano firme pero dulce, como una madre estricta pero paciente. Pero en las noches, en los salones clausurados donde se entrenaban las Flores, Yejin la forjó como a un arma.

Zixuan aprendió a matar mucho antes que a amar. Aprendió a leer las reacciones de su oponente antes que a comprender sus propias emociones. Fue educada para servir té con una sonrisa perfecta y aparentar ser una damisela sumisa. Y entonces golpear desde la oscuridad, sin apenas dejar huella. Sus hojas son silenciosas y precisas. Sin dudas. Sin remordimientos. La Flor más perfecta del Jardín… y la más vacía.

O al menos hasta hace tres años.

Cuando Jiang Yulan, Mòlì, el jazmín, la más perfecta de las Flores, murió.

Desde entonces Zixuan no puede olvidar. Cómo se separaron durante la lucha, cómo no pudo proteger a su hermana… y cómo jamás volvió a verla.

Cuando Yejin-niang declaró muerta a Yulan, aunque no dieran con su cuerpo, Zixuan no alzó la voz. Nunca lo hace. No desafiaría a la señora del Jardín. Pero las noches han sido un tormento para el Loto desde entonces. Sus recuerdos se han ido difuminando y Zixuan ya no sabe qué es cierto y qué es imaginado. ¿Ese destello desafiante en los ojos de Yulan existió de verdad? ¿Fue un error… o deliberado? ¿Acaso se sacrificó por ella, o la dejó atrás?

No encuentra respuestas. Y la duda la atormenta.

En los meses posteriores a la misión, Zixuan se  consagró a una rutina de disciplina férrea. Se volvería mejor. Se volvería una maquina tan perfecta que nunca más perdería a una hermana.

Pero su fachada de perfección comenzó a agrietarse. Sus noches están llenas de inquietud y el fantasma de Yulan susurra demasiado fuerte. En esas noches, cuando no puede dormir y el recuerdo de como Yulan y ella lucharon codo con codo golpea contra su conciencia una y otra vez, exigiendo que vuelva a revisar lo que pasó una vez más, y otra y otra... cuando no puede dejar de revivir su fracaso, Zixuan encontró refugio en algo que nunca había valorado hasta entonces. El calor de otra persona.

Mei Ning es tan opuesta a ella que nunca la ha entendido. Comprende las sutilezas sociales, es brillante y encantadora, donde ella solo puede fingirlo. Es una estrella que todos quieren alcanzar. Zixuan no entiende cómo logra que el mundo se doblegue con solo una sonrisa, y quizás eso es lo que la ha hechizado a ella también. Sus cuerpos se buscan de una forma que no entiende, que no admite discusión ni quiere ser controlada.

En ocasiones es ella quien acude y en otras lo hace Mei Ning, pero sea quien sea la que da el primer paso, se entregan a la más intensa de las pasiones, con la intención de borrar de su mente las preocupaciones y dudas, los recuerdos y la culpa.

En la quietud de las noches las manos de Ning arracan de la mente de Zixuan el recuerdo del jazmín perdido. Y de esta forma ambas han sobrevivido a sus demonios.

Nombre: Zhen Ruoyu
Flor: Méihu? (Flor de ciruelo)
Edad: 22

Zhen Ruoyu nació en el seno de una respetada familia de la clase militar, en los dominios interiores del norte. Solo que en aquel entonces tenía otro nombre. Jin Qinyue era la hija de un linaje de generales y espadachines que sirvieron con lealtad al Imperio. Desde niña fue instruida en el arte de la espada y durante sus primeros años, fue la heredera perfecta. 

Tenía nueve años cuando su mundo ardió. Una comitiva a la capital, una emboscada en un callejón de los altos distritos, un golpe preciso de una casa rival. El grito de su madre aún le vibra en los oídos. Qinyue luchó contra los atacantes, incluso siendo una niña no dejó de intentarlo. Malherida, finalmente, escapó. Se arrastró por callejones, ocultandose de la vista, escuchando como sus perseguidores la buscaban hasta que su cuerpo se rindió frente a un santuario oculto en una pequeña arboleda.

Allí fue donde Ruan Yejin la encontró. La tomó en brazos y la llevó al Jardín de la Medianoche. Jin Qinyue murió esa noche. La huerfana que al día siguiente se unió a las flores era Zhen Ruoyu.

Creció junto a otras niñas que también habían sido arrancadas del mundo y pulió las habilidades que le habían sido inculcadas y aprendió otras más ajenas.

Jiang Yulan tenía su misma edad. Ambas crecieron compartiendo todo, eran como hermanas o así debería haber sido. Pero en su adolescencia aquello se convirtió en mucho más, un sentimiento profundo e intenso que las confundía y aún así las impelía a estar juntas, a esconderse de las miradas para intercambiar besos y caricias.

Cuando Yulan desapareció, algo en Ruoyu se quebró de forma irreversible. Nadie sabe cuántas noches vagó sola por los callejones del Xianlu, cuántos cuellos amenazó para arrancar una pista,  cuantas monedas cambiaron de mano, cuantas preguntas desesperadas... Volvia día tras día al Jardín con los nudillos ensangrentados y los ojos secos.

Hoy, Zhen Ruoyu aparenta ser la misma Flor que fue. A los ojos de las demás, es el ejemplo de la disciplina, pero solo disfraza el dolor que siente. Bajo su serenidad impecable, su corazón sigue  sangrando.

Nombre: Mei Ning
Flor: Lánhu? (Flor de ciruelo)
Edad: 19

A los ocho años, Mei Ning fue vendida por sus padres a un burdel de segunda categoría en Xianlu. No hubo tragedia ni lagrimas. Era una elección práctica: la niña era bonita, obediente, y si tenía suerte, algún funcionario la haría su concubina. Comería caliente, vestiría sedas y quizás algún día pudiera enviar dinero a casa. En el burdel lavaba ropa, encendía faroles, llevaba té. Ning no sentía desdén por sus padres, desde el principio actuó con resignación y puso distancia entre ella y la vida que había tenido hasta entonces. 

A los diez, su canto empezó a atraer a los clientes más pudientes. La voz era dulce y melodiosa, su inteligencia oculta bajo una fingida actitud sumisa. La dueña del burdel encargó a sus cortesanas que formaran a la muchacha en las artes necesarias para el oficio. Música, poesía, juegos y muchas otras artes. 

En una de sus visitas a los burdeles, ya fuese para contactar con clientes, o para buscar nuevas reclutas, Ruan Yejin descubrió a la joven, pero no vio a una cortesana en ciernes. Vio más allá, vio la clase de arma que podía forjar con ella. Vio la mirada inteligente que prestaba atención a los detalles, la pretendida inocencia. Vio la máscara de Ning, y supo que podía llevar muchas más.

Compró su contrato esa misma noche y se la llevó al Jardín. Mei Ning no hizo preguntas durante el trayecto pero al llegar allí entendio que había más de lo aparente en aquel pabellón de té que de ninguna manera habría podido pagar con esa facilidad un contrato de cortesana, ni siquiera el suyo.

Mei Ning creció entre instrumentos y venenos, entre clases de canto y danza y entrenamientos de combate. Aprendió a hablar con senadores y criminales sin que nadie supiera qué palabras eran sinceras. Se convirtió en la Orquídea. Una Flor hermosa capaz de enmascarar a sus hermanas. A diferencia de ellas, Mei Ning nunca necesitó ocultarse. Era una Flor que florecía a plena luz.

Cuando Yulan desapareció, Ning no estaba allí, junto a ellas, luchando. Estaba en el salón principal del recinto, en un recital de guzheng que había apartado a gran parte de los presentes en la casa de sus puestos habituales. Era parte del plan, una distracción para despejar el terreno a sus hermanas.

Pero Mei Ning había sido quien buscó los puntos debiles, quien señaló a Wei Shen como el punto de entrada para Yulan... a la misma persona que casi con seguridad había acabado con la vida del Jazmín. Había puesto a su hermana en brazos de un hombre peligroso creyendolo debil, había sido engañada, vencida en su propio juego.

No vio la sangre, pero la sentía en sus manos. Y desde entonces la culpa ha echado raices en su corazón. Jamás ha expresado esta culpa, pero se ha distanciado de las demás y desde entonces se esfuerza más y más por no errar. No puede permitirse más fallos.

Y en las noches que no logra dormir, cuando nada puede acallar el recuerdo de aquella noche,  comenzó a buscar consuelo en las noches también insomnes de Bai Zixuan. Entre ambas no hay ternura. Solo sudor, pasión y olvido. No se hablan. No comparten miradas o gestos tiernos. Al amanecer, Ning regresa a su habitación sin volver la cabeza. Si esto realmente le supone un consuelo es algo que ella misma duda.

Nombre: Lan Xue
Flor: Sh?ncháhu? (Camelia)
Edad: 20

La más hermosa de las Flores del Jardín de la Medianoche nació como Qin Xueyao, heredera de una de las casas nobles del Qinyao, una casa pequeña pero con una historia larga y honorable en el imperio. Su infancia transcurrió entre mármol pulido, lujos y palabras calculadas, aprendiendo a comportarse con la dignidad y autoridad que se esperaba de alguien de su posición.

Su madre la amaba, con esa clase de amor que está cargado de expectativas y exigencias. Pero su madre murió joven y su padre volvió a casarse con rapidez. La nueva esposa trajo consigo miradas frías y la intención de hacerla a un lado en cuanto le fue posible. Una vez que tuvo sus propios hijos Xueyao se convirtió no ya en un estorbo, como hasta entonces, sino en una amenaza.

En una de sus salidas a la ciudad hubo un intento de robo que se complicó y acabó con la vida de la pobre hija de la casa Qin. Un desastre que su madrasta lloró ante su esposo mientras pagaba a los asesinos con el dinero de sus arcas.

Con tan solo doce años, Qin Xueyao fue dada por muerta y su nombre desapareció. 

La encontraron flotando en un canal a las afueras del distrito Meishan, con un hilo de vida. ¿Por qué la llevaron hasta Ruan Yejin? Es algo que la muchacha nunca llegó a saber. A Yejin-jie le gustan los secretos. Afilan los sentidos, dice. La maestra del Jardín vio la voluntad de vivir de la joven, el deseo de vengarse. Y con ello le dio un nuevo nombre y un nuevo proposito.

Y en el Jardín, Lan Xue floreció.

La Camelia poseía una belleza inalcanzable, y con ella a medida que crecia se convirtió en la anfitriona más aclamada del pabellón. No faltaban pretendientes que la pidieran en matrimonio, pero la joven, pudorosa, les rechazaba a todos.

En esos años transcurridos en el jardín la hermosa dama, de miradas cálidas, conversación jovial y sentimientos distantes ocultaba algo. Miradas furtivas al verla pasar. Su presencia le robaba el aliento. Pero nunca se atrevió a confesar sus sentimientos. Al fin y al cabo para alguien como ella, los sentimientos de Zhen Ruoyu por Yulan eran evidentes. Se mantuvo callada, no se interpuso y enterró lo que sentía por ella. Sus sentimientos no podían ser apagados, así que los cubrió de hielo pero bajo las capas de frialdad la llama aún ardía.

Y cuando Yulan desapareció... fue ella quien detuvo a Ruoyu. La que evitó que corriera en su ayuda e insistió en que debían irse y dejarla atrás. Le dijo que no merecía la pena morir por una esperanza vana. Que una muerte más no ayudaría a nadie.

Pero desde entonces, se pregunta si fue realmente por prudencia… o por egoísmo. Si lo hizo por proteger a Ruoyu, o por no perderla. Tal vez ambas cosas sean ciertas. Tal vez eso sea lo que más teme.