Partida Rol por web

Las horas pasaron. Emily cada dos por tres se encontraba mirando el reloj, viendo como la aguja iba recorriendo las horas, de forma lenta... La espera se le hizo larga, pero según se iba acercando la hora, la joven empezó a sentir un retortijón en el estómago.

No tendría que ir... Se repitió varias veces en ese lapso de tiempo. Después de lo que había hecho, de como la había tratado y peor aún, después de lo que le había ocurrido este último año, ¿cómo podía mirarla a la cara?

Lo que tendría que hacer es cambiar de instituto... Quizás en el mío todavía tengan plaza. Pensó refiriéndose al instituto que había ido toda la vida. Pero para que engañarse... Le pillaba demasiado lejos... Mierda, pero ¿qué puedo hacer? Se pasó esas horas estirada sobre la cama, su abuela había salido y se encontraba sóla, sin nadie que la molestara ni le dijera qué tenía que hacer... En algún momento de aquellas interminables horas se quedó medio dormida. Durante aquellos intranquilos sueños, pensó en Anouk... Hacía tiempo que no la veía, y cuando aquella mañana la había tenido delante suya... Dios, qué guapa es... Y cómo me mira... Pero no... Yo no soy lesbiana...

Sin haberse aclarado, Emily finalmente se levantó y se dió una buena ducha, tras ello se arregló y finalmente salió; no quería llegar tarde...

Cogió el metro, que a esa hora iba llenísimo. El olor a sudor y la gente con la cara de amargada consiguió que la joven todavía se sintiera peor. No debería ir... Se repitió varias veces, pero allí estaba, deseando volver a ver aquellos ojos azules que conseguian dejarla sin respiración.

Finalmente llegó al centro comercial. Nerviosa se dirigió a los bancos del centro... Todavía no había llegado, así que se sentó en uno de ellos y respirando profundamente se dispuso a esperarla... No debería estar aquí...

Cuando por fin me despedí de Tyr pedaleé hacia casa esquivando con agilidad los coches y motos que me salían al paso. Adoraba esa sensación de libertad que me embargaba cuando éramos solo yo y mi bici por las calles de París. El aroma de las panaderías, el del café que salía de los pequeños cafés de barrio, el de las comidas que se cocían en las cocinas de los restaurantes, cientos, miles de aromas distintos me iban asaltando conforme avanzaba, pintando una sonrisa en mis labios. Que no hacía otra cosa que acentuarse cuando recordaba los agradables momentos vividos con Tyr en el parque. Sin duda el poder conocerle más no había hecho más que hacerle aún más interesante e intuía que los cimientos de una gran amistad habían empezado a construirse aquella mañana. Lo que sin duda mitigaba un poco el dolor sentido por la actitud de Emily. Hablar las cosas, pensar sobre ello me había hecho contemplar nuestra relación desde un nuevo punto de vista y aunque podía entender por qué había terminado nuestra conversación tan bruscamente aquella mañana, seguía pensando que me debía una explicación.

Tras marcar la clave de la puerta abrí la pesada puerta de madera del portal y metí la bici dentro guardándola en el cuartito que había detrás de la escalera de mármol. Vivía en un piso antiguo, construido durante el siglo XIX, de esos que tienen altos techos y suelos de madera crujiente, y lo adoraba. El aroma a viejo que despedía combinado con la decoración moderna y confortable que le había dado mi padre (al menos había que reconocer que tenía buen gusto para eso, sino para sus amantes) siempre me hacía sentir bien y acogida cuando entraba por la puerta.

-¡Nana, ya estoy en casa!- grité cerrando tras de mí y dejando las llaves en el mueble del amplio hall. No hubo respuesta y entonces recordé que era el día libre de la que por encima de todo consideraba mi tía, madre adoptiva y abuela. Nana me había cuidado desde que tenía uso de razón y a veces pensaba que era la única que me había salvado de covertirme en una cocaínomana precoz. Ella siempre me recordaba lo que era importante en esta vida, a pesar del dolor.

Arrastrando la mochila tras de mi, recorrí el amplio pasillo y subí la escalera de caracol en dirección a mi dormitorio donde me dejé caer en la cama.

Emily....su rostro, dulce, luminoso, esos ojos color avellana que me hacían estremecer por dentro....hasta ahora pensaba que era cosa del pasado. Mi primer amor, la primera en todos los aspectos, algo hermoso que había quedado guardado en lo más profundo del corazón, relegado al rincón donde están los recuerdos agridulces. Y ahora de repente, puf, allí estaba, mirándome de nuevo con el amor pintado en el rostro, como si el tiempo no hubiera pasado. ¿Vendría a nuestra cita? ¿Tendría valor? Venga, Emily, tienes que ser valiente y enfrentarte a lo que eres...pensé girando sobre mi en la cama para quedar tumbada. Doblando los brazos bajo la cabeza apoyé la mejilla en el hueco del codo y dediqué la siguiente hora a darle vueltas a nuestra relación sin encontrar solución. Porque si me preguntaban a mí tenía la respuesta pero era ella la que tenía que tomar la decisión.

Al rato me levanté comí algo de la nevera y me di una larga ducha mientras pensaba qué modelito iba a ponerme para la fiesta. La primera del año, realmente prometedora y por su puesto tenía que estar a la altura. No es que fuese fanática de la moda pero me encantaba descolocar a la gente, sobretodo a la de clase, con mis vestidos. Pensando en eso dejé una nota para Nana y salí por la puerta, con una sonrisa juguetona bailando entre los labios que murió en cuanto me acordé de con quién había quedado.

Finalmente, a las cinco en punto entré por la puerta del Centro Comercial y miré a mi alrededor, nerviosa. El corazón me latía desbocado, tanto que parecía que me iba a dar un ataque. ¿Vendría? ¿No? ¿Qué me diría, y yo a ella?...Finalmente la ví, sentanda modosamente en uno de los bancos, la mirada bajada hacia sus manos, perdida en sus pensamientos. Me quedé sin aliento....era....bueno....era....tan preciosa...Entendía por qué Tyr se había quedado flasheado con ella. Quién no lo hiciera simplemente era tonto y ciego. Intentando tranquilizarme, tomé aire varias veces y caminé lentamente hacia ella parándome delante suya. Había llegado la hora.

-Hola, Mily....

Puntual como un reloj, Emily escuchó el saludo de Anouk. Levantó la mirada, sus ojos reflejaban el torbellino que sentía por dentro. Pero una sonrisa dulce asomó a sus labios y un suave rubor tiñó sus suaves mejillas.

- Hola... - Le saludó con timidez, su voz había sonado algo entrecortada. - ¡Qué puntual! - Dijo por romper el hielo. La verdad es que Emily no sabía qué decir; ahora que la tenía delante las dudas que habían estado carcomiéndola por dentro, se acentuaron. Se levantó del banco y miró alrededor como si buscara algo. - ¿Te apetece que vayamos a tomar algo? - Le preguntó finalmente con el convencimiento de que para hablar estarían más tranquilas...

Observé atentamente su reacción y para infundirle confianza sonreir. Qué nerviosa está...aunque bueno yo también lo estaba porque durante unos segundos sólo pude mirarle embobada. Noté como mis mejillas también enrojecían, algo totalmente inusual en mí y me apresuré a asentir.

-Eh...vale...ven, hay un café aquí cerca que creo que te puede gustar...-comenté echando a andar hacia la derecha. Mientras caminaba observé que estaba más alta y que se había cambiado de peina. Sentí el impulso de alargar la mano para coger un mechón pero lo contuve. En su lugar busqué un tema de conversación alternativo, di algo inocuo- bueno...¿qué te ha parecido la gente d clase?- me detuve ante un café de decoración victoriana, en cuyo interior un mostrador exponía un gran surtido de tartas y dulces. Según recordaba a Emily le perdía el dulce.- ¿te parece bien aquí?

- Bueno, supongo que hay de todo... Tampoco he hablado con mucha gente, la verdad. - Le respondió Emily intentando no mencionar el encuentro con la amiga de Anouk. Prefería no pensar en aquello. Aunque todavía se sentía algo molesta, sabía que ella no tenía la culpa...

Se acercaron a una cafetería de estilo victoriano muy elegante. Emily sonrió mientras miraba la decoración con interés, aunque sus ojos rápidamente se dirigieron a la cantidad de dulces que tenían expuestos. Bollos cargados de crema con canela por encima, croasanes de mantequilla, ensaimadas, otro tipo de bollos rellenos de chocolate. Enseguida a la joven la boca se le hizo agua, aunque rápidamente apartó la mirada de todos esos dulces y buscó un sitio tranquilo, donde ambas chicas pudieran sentarse para poder hablar tranquilamente.

Una vez las dos jóvenes se sentaron, Emily cogió la carta y escondió su rostro tras ella mientras la miraba. Tenía hambre, ya que casi no había comido nada, así que después de pensarlo un poco decidió pedirse un gofre. Una vez lo tuvo decidido cruzó nuevamente su mirada con la de Anouk.

- Vaya casualidad, ¿verdad? - Le preguntó refiriéndose al hecho de haberse encontrado después de tanto tiempo. No sabía como abordar el tema, se sentía bastante nerviosa, al igual que sentía que no tenía nada claro. Ella había sido su primer y único amor, pero no paraba de repetirse que no podía ser... Sus ojos color avellana se quedaron mirando embobados los cristalinos ojos de Anouk.

Sonreí interiormente al ver la reacción de Emily. Hay cosas que nunca cambian...pensé siguiéndola dentro y tomando asiento, tras colgar mi bolso en el respaldo de la silla. No me molesté en coger la carta, sabía lo que quería. En su lugar observé cómo escondía la cara detrás de la carta y desee inclinarme y apartarla para poder ver mejor su rostro. Cuando lo hubo decidido y me miró preguntándome entendi a qué se refería. Súbitamente los latidos de mi corazón se aceleraron. Empezábamos a acercarnos a terreno resbaladizo y estaba nerviosa por en cómo quedaría todo. Para ganar tiempo mientras me tranquilizaba hice una seña al camarero.

- Hola...yo querría un capucchino y un croissant de jamón y queso y ella....-una vez Emily hubo pedido y el camarero se alejó la miré al tiempo que me acodaba en la mesa cruzando las manos ante mí. Me temblaban ligeramente y no quería que se notase- Desde luego lo ha sido...pensé..bueno...la última noticia que tenía de ti es que estudiabas en la otra punta de la ciudad...

- Un gofre de chocolate y un capucchino también. - Pidió a su vez Emily. Una vez el camarero se fue con el pedido, se quedaron ambas jóvenes solas. Sabía que el momento había llegado, el momento de las recriminaciones, las explicaciones...

Emily miró fijamente a Anouk, no sabía por donde empezar, ni qué decir. Sabía que no tenía explicación alguna, era una cobarde, y eso lo tenía claro. Notó el tono de reproche con el que Anouk le insinuó que no había tenido noticias suyas. Bajó la mirada tras esas palabras...

- Sí, estudiaba lejos de aquí... Pero, al venirme a casa de mi abuela... Bueno, he tenido que cambiar de instituto... Yo... - Las palabras se le atravesaban. Levantó nuevamente la mirada... - Yo... Sé que no tengo excusa... - Retomó nuevamente la conversación con dificultad. Quizás fuera mejor ir directa al grano, aunque sus manos temblaban ligeramente y un sudor frío empezó a recorrerle la espalda. - No he sido buena contigo... Y no te lo merecías... - Terminó diciéndole con voz triste y apagada...

En silencio escuché las palabras que tanto había ansiado y observé cómo sus pupilas se estrechaban angustiadas y el temblor de sus manos. Verla así me dolió y apenó, porque, a pesar de que realmente no tenía excusa, no había nada que no pudiera perdonarla. Y sobretodo, significaba que aún sentía algo por mí. No fue todo una mentira...fue realmente algo real también para ella...El pensar eso hizo renacer la esperanza de nuevo en mí y un sentimiento cálido me invadió haciéndome sonreir con ternura. Incapaz de soportarlo más alargué la mano por encima de la mesa timidamente y le cogí la mano estrechándola con suavidad.

- No, no me lo merecía, Mily...no te puedes hacer a la idea del suplicio por el que pasé el año pasado...pensé..bueno...pensé que no había sido real para ti...que me habías mentido...no sé...- meneé la cabeza- me sentí despreciada, como si fuera una cosa que se puede usar y luego tirar...pero sobretodo me dolió que te sintieses avergonzada de lo nuestro...porque fue eso ¿verdad?- con el corazón en un puño la mire anhelante esperando su confirmación. Si había sido eso, lo podría soportar porque significaría que yo no había sido el problema, que si me había amado y que habían sido sus creencias las que se habían impuesto sobre todo lo demás.

Emily se quedó por un momento parada, sin poder reaccionar al sentir la mano de Anouk. La miró a los ojos sorprendida, no esperaba que la joven reaccionara de aquella manera. Había pasado tanto que pensaba que no querría acercarse, pero allí estaba, demostrándole con cada gesto, con cada mirada, que esperaba que fuera ella la que diera ese paso... Que se decidiera de una puñetera vez...

Sintiendo la calidez de su mirada, y la suavidad de su mano, Emily suspiró profundamente... - Sí, tienes razón... Cuando volví a casa, a la rutina del día a día... Todo aquello fue como un sueño. No quería estropearlo con mis miedos... Yo... Bueno, no sé como poder excusarme por mi reacción... Preferí enterrar todo aquello, olvidar y tirar con mi vida hacia adelante. - Le dijo con un gesto amargo en sus labios. - Supongo que ahora me odiaras... Es lo más lógico, yo lo haría... - Terminó diciéndole bajando la mirada.

Inclinándome por encima de la mesa puse mi mano en su cara y con suavidad hice que levantara la cara para mirarme.

-Eh....Mily, yo fui sincera cuando te dije lo que sentía y por ello no puedo guardarte rencor...- al recordar el dolor sufrido sentí que mis ojos se llenaban de lágrimas e hice verdaderos esfuerzos por no derramarlas. Sonreí ligeramente apenada- eres como eres y si te quiero debo aceptarlo. Igual que tu debes aceptar como yo soy- soltándola a regañadientes me eché hacia atrás para dejar que el camarero nos pusiera los pedidos ante nosotras. Tras mumurar un gracias le miré poniéndome seria- Mily, yo puedo esperar el tiempo que haga falta a que te aclares, pero quiero que seas sincera, igual que yo lo soy. Después de que desaparecieras...al principio lo pasé muy mal pero poco a poco me he ido recuperando y ahora me gusta donde estoy, porque soy coherente con mis sentimientos y mis pensamientos. Y no me importa nada lo que piensen los demás, no tengo miedo a que me juzguen y me gustaría que tu fueras capaz de ello.-había súplica en mi voz.

- Tú lo tienes fácil... - Empezó a decirle Emily con la voz entrecortada. Muchos sentimientos se mezclaban dentro de ella. Sentía como su corazón todavía latía con fuerza al mirarla. Como esas lágrimas que intuía, pero que tímidas se quedaban en el hueco del iris, estuvieron a punto de hacerle adelantar su cabeza para juntar sus labios y poder saborearlos como antaño. Deseaba poder acariciar aquella piel fina, delicada, como aquellas tardes en las costas de Niza. Y sobre todo deseaba poder sonreir y gritar lo que sentía... Pero no podía...

- En... En el equipo de gimnasia. Hace tiempo, descubrieron que una chica era lesbiana... Le hicieron la vida imposible, torturándola, metiéndose con ella, no te llegas a imaginar por lo que pasó hasta que decidió dejar el equipo. - Lágrimas brillantes empezaron a formarse en los ojos de Emily. Algo que nunca le diría a Anouk, es que ella formó parte del grupo que putearon a aquella joven, y al descubrir que el amor puede existir entre dos chicas, no fue capaz de enfrentarse a todo aquello. Sus ojos por un momento se habían apartado de los de Anouk, mirando a lo lejos, recordando aquellas risas entre sus compañeras cuando la muchacha estaba presente. Nuevamente clavó su mirada en los cristalinos ojos de Anouk... - Yo no puedo dejar el equipo, estoy pendiente de que me cojan para la selección, sabes que me he preparado duro durante muchos años... Si tienes paciencia y quieres esperar... - Su voz sonó esperanzada, sus ojos brillaban debido a las lágrimas que todavía no habían llegado a asomar. - Pero si no... Lo entenderé... Tienes buenos amigos, y aunque sea me gustaría que me aceptaras como amiga... - Terminó diciendo en un susurro.

Observé su alteración y tristeza con el corazón en un puño. No era justo que alguien sufriera tanto por lo que sentía y la crueldad de sus compañeras de equipo me indignó hasta tal punto que mis ojos se aclararon volviéndose grises como la plata, duros y fríos.

- Alguien debería enseñar a esas estúpidas chicas lo que es el respeto y la tolerancia...- dije en tono seco sin poder evitarlo. Vi como me miraba con lágrimas no derramadas reflejando las mías propias y la sonrisa esperanzada que bailaba en sus labios. ¿Esperar? ¿Cómo no iba a hacerlo...? Ser su amiga....¿podría soportarlo? Verla todos los días, sin poder acariciarla, ni tocarla, ni besarla, ni tumbarme junto a ella...ufff....va a ser demasiado duro...pero ¿qué otra opción me quedaba sino? No quería volver a perderla, así que finalmente asentí conforme- Esperaré lo que haga falta, Mily, pero espero que algun día tengas el valor de reconocer lo que sientes por mi..mientras me comportaré contigo como una amiga más, aunque te advierto que va a ser duro para ambas.- añadí suspirando y agitando la cabeza al imaginarme la tortura que iba a ser.

Una mueca se dibujó en los labios de Emily. Sabía que sería duro, pero todavía no podía darle otra cosa... Asintió con la cabeza sin apartar la mirada de los ojos de Anouk.

- Lo siento... - Dijo en un susurro, tras suspirar bajó nuevamente la mirada. El gofre se encontraba allí, esperando a que le hincara el tenedor. Nuevamente la miró, esta vez con un brillo diferente en sus ojos...

- Bueno, mejor comamos, que esto frío no vale una mierda... - Le dijo cogiendo el cuchillo y el tenedor y clavándolos en el tierno gofre, que derramaba chocolate por todas partes. Había sido un cambio de tema radical, y Emily lo había hecho a propósito. Prefería no seguir dándole vueltas al asunto... Anouk se merecía a alguien que la quisiera sin temores, sin ningún tipo de complejos... Y ella no era la más indicada, pero por otra parte no quería dejarla escapar...

Su cambio tan radical de tema y la dureza de su comentario me hizo abrir los ojos sorprendida pero entendí lo que quería hacer. Asintiendo, le imité y eché el azúcar en el café para después removerlo pensativa. Comprendía que quería dejar el tema de lado pero lo sucedido aquella mañana con Tyr y mi conversación con él me decían que tenía que aclarar algo con ella, para evitar futuros malentendidos. No lo va a entender...pensé dubitativa, bacilando entre si hablar o no..¿qué prefieres, decírselo ahora o que lo vea con sus propios ojos? Finalmente suspiré y alcé la mirada.

- Mily...quiero que entiendas que no soy celosa...me refiero que entendería si te liases con alguien...- aclaré intentando buscar las palabras- Eso no quiere decir que no te quiera y no te preocupes porque no me hará daño. Yo, considero que atarse a alguien no tiene sentido a nuestra edad y desde luego no casa conmigo. Lo digo porque hace dos veranos, solo estuvimos solas pero, bueno....en realidad, aquí, yo soy...hummm...bastante ¿promiscua?- enarqué una ceja preguntándome si esa era la palabra correcta. Distraía me llevé a la boca la cuchara y saboreé los restos de café y azúcar- quiero decir, que suelo estar con quien quiero estar cuando quiero estar y lo voy a seguir haciendo.

Emily se quedó sorprendida, mirando a Anouk tras aquellas palabras. Era lógico lo que le decía y la joven asintió con una sonrisa. No sabía como lo llevaría, pero quizás fuera mejor así.

- Vale, gracias por ser tan sincera...Yo intentaré no morirme de celos y arrancarte de los brazos del primer incauto que ose tocarte. - Le dijo sacándole la lengua, intentando suavizar el tema y quitarle importancia. No entendía por qué, tras lo que había dicho Anouk, había sentido como su corazón se hacía un puño. Sabía que sería duro, pero también era lo mejor para ambas. Cogió un trozo de gofre y se lo llevó a los labios, saboreando el chocolate caliente... - Ummhh... Está delicioso... ¿Quieres probar? - Le preguntó enarcando una ceja, como era costumbre en ella.

Esbocé una sonrisa lenta no muy segura de si realmente Mily sería capaz de aguantarlo. En fin...como ha dicho TYr...ser quién eres en realidad...Suspiré y asentí ante su ofrecimiento, aunque su expresión al saborear el chocolate me había hecho pensar en cosas más placenteras aún como besarla, por ejemplo.

- Claro...- su gesto me recordó los viejos tiempos aunque no fue tan doloroso como había pensado. Era hora de pasar página. Alargando la mano para coger la cuchara pregunté algo que me había rondado por la mente desde la mañana- ¿por qué te has mudado Mily...?

Emily le cortó un buen trozo de gofre y se lo ofreció. Sonrió al ver como Anouk se llevaba el cacho a la boca y lo mordía... Pero su pregunta la dejó por un momento en blanco. Su sonrisa se desvaneció de sus labios y su mirada perdió aquel brillo que la iluminaba.

- Tuvimos unas cuantas diferencias de opinión mi madre y yo... Pero prefiero no hablar de ello... - Anouk sabía que Emily siempre había culpado a su madre por haberse separado de su padre, y nunca se lo había perdonado. Pero no podía contarle lo de Pierre... Ella no lo entendería...

Cerré los ojos disfrutando del gofre pero los abrí en cuanto percibí el tono triste en la voz de Emily. En silencio la observé evaluando si había algo mas que no quería decirme pero al final opté por respetar su deseo. Tras coger el cuchillo y tenedor me corté un cacho del croissant pensando de que más podíamos hablar. Hacía un montón que no hablábamos y mientras durante el verano habíamos tenido muchas cosas en común, ahora no se me ocurría nada.

-Hum...¿y que has estado haciendo este último año? A parte de entrenar...- pregunté antes de meterme el trozo en la boca.

Emily se llevó un nuevo trozo de gofre a la boca, y mientras lo saboreaba estuvo pensando en aquel último año. Habían pasado tantas cosas que no sabía qué contarle. Cogió el azucarillo y lo echó en el capucchino.

- No he hecho gran cosa... - Empezó a decirle mientras removía el azúcar. - Sobretodo me he centrado mucho en el equipo. Estuvimos compitiendo por todo el país... Entre semana iba por las mañanas al instituto y por las tardes a entrenar. Ha sido bastante duro, ya que los fines de semana teníamos competiciones... - Por un momento se quedó en silencio, su mirada no se apartaba de los ojos de Anouk, pero parecía estar a miles de kilómetros de allí... - No he vuelto a ver a mi padre en todo este año, aunque ya era de suponer... - Le dijo finalmente volviendo a centrarse en su amiga. Tras esto cogió la taza humeante y se la llevó a los labios para poder saborear el capucchino. - ¿Y tú que has hecho? - Le preguntó finalmente al dejar la taza en su plato.