Partida Rol por web

- Siento curiosidad... ¿podría verlas? Cada völva tenemos nuestros pequeños... digamos... trucos para realizar nuestros amuletos. Es bueno aprender unas de otras.

Hild no sabía muy bien cómo conseguir ver aquella bolsa con runas y esa le pareció la mejor estrategia. Empezaba a sospechar que lo que Gudrid llevaba encima no era precisamente para que todo saliera bien, pero tenía que ser cauta e investigar antes de lanzar falsas acusaciones porque... ¿qué pasaría si se equivocaba?

La mujer asintió con la cabeza, al fin y al cabo conocía a la Völva desde hacía mucho tiempo y sabía que ella conocía muchas cosas en aquel arte.

-Claro-dijo tendiéndola el pequeño saquito-me han ayudado mucho todo este tiempo.

-Fui.. contratado en Hleidra para lanzar una maldición contra la mujer del Jarl Herjolf. Para que perdiera al hijo que espera-explicó el hombre mientras se retorcía como una comadreja buscando escapar. Pero el tono asustado de su voz y su mirada os decía que no estaba mintiendo.

¿SU hermana? Claro...el resfriado no era tal...

¿QUIEN TE CONTRATÓ? ¿Y POR QUÉ QUERRíAN DAÑAR A MI HERMANA? HABLA AHORA MALDITO BASTARDO

El hombre miró a la mujer con enfado. Probablemente pocas mujeres lo hablasen en ese tono.

-No lo se-dijo aún así- no se el nombre de la persona que me contrató. Era un hombre alto, de barba cuidada y el pelo recogido en una coleta. Parecía alguien importante. Me dijo que tenía que hacer que el descendiente de Herjolf no saliese vivo del vientre de su madre pero no me dijo por qué. Yo solo coloqué las runas, nada mas. Ahora... ¡dejadme marchar, no se nada más!

Al observar las runas entre tus dedos te das cuenta rápidamente de cuál es el problema. El temor y el alivio te inundan a la vez pues has encontrado dos runas, Bjarken y Uruz, que son las causantes de mal que aquejaba a Gudrid. ¡Por fin habías encontrado el problema! Pero... ¿había sido demasiado tarde? Estando embarazada todo se convierte en el doble de peligroso, eso es algo que cualquier mujer sabía.

Sus temores se vieron confirmados al ver aquellas dos runas que no deberían estar allí. Con disimulo las retiró, escondiéndolas entre sus ropas y, con una sonrisa en la boca, le devolvió la bolsita a Gudrid.

- Interesante, una buena combinación de runas. Seguro que va a salir todo perfecto, ya verás.

No era el momento de preocuparla aunque, a pesar de que en cierta forma Hild se sentía aliviada por haber descubierto el problema, por otra parte sentía cierta intranquilidad por si lo hubiera descubierto demasiado tarde.

- Ahora lo mejor es que descanses, que te den unas friegas y verás cómo dentro de unas horas te encuentras mucho mejor. Te tengo que dejar porque aún tengo cosas que hacer. Pero... ¿la völva que te lo ha dado es a la que acudes normalmente?

-Si desde que me case con Herjolf y siempre nos ha servido muy bien. ¿Por que lo preguntas? Me las dio ya hace 8 meses al menos-dijo Gudrid inquisitiva.

- Oh, simple curiosidad. Ya te digo que entre nosotras nos gusta observar los métodos que empleamos porque se puede aprender mucho viendo el trabajo de otras völvas. Bueno Gudrid, ahora me tengo que ir. Recuerda, ante todo descansa y te encontrarás mejor. Si quieres luego pasaré a ver qué tal te encuentras. Hasta luego.

No sabía si había conseguido esquivar las sospechas de Gudrid pero Hild necesitaba saber esos datos. Tenía que buscar sin falta a Jorunn y explicarle todo lo que había descubierto. La völva sabía que no podía acusar a alguien abiertamente, sólo aportar las pruebas y repetir el testimonio de Gudrid.

Salió del cuarto y preguntó a una de las esclavas si había visto a su amiga, era urgente que hablara con ella.

Aquel despojo estaba hablando, pero seguro que partirle uno de sus meñiques le ayudaba a hacerlo mejor. Era fácil, igual que arrancar la cabeza de un pajarillo recién cazado. Coger, retorcer y doblar hasta oír el....

Clack

Ese sonido activó un resorte en la cabeza del berserk. Desde que lo vio intentar salir del pueblo montado en su caballo había estado tratando de recordar con quien se había sentado aquel hombre en la fiesta, pero hasta ese momento no lo había conseguido. Y ahora que lo había hecho, veía con claridad quién había contratado sus servicios.

¡Así que no sabes su nombre! ¿Verdad rata? ¡Si te sentaste anoche a su lado en la fiesta!¹- la descripción que había dado del hombre era inconfundible, coleta, barba cuidada y rico. Miró a Jorunn preguntando que quería que hiciese con el hombre que había lanzado un maleficio contra su hermana a la vez que decía con una sonrisa.- Parece que nuestra völva también conoce personalmente al contratador.- A ojos de Thorgrím aquel hecho era realmente gracioso y divertido.

Muy bien—Jorunn, sin darse cuenta que aún estaba ante el pueblo, agarró la barba al maldito brujo que había maldecido a su hermana y conteniendo la ira tiró de ella hasta acercarse—Muy bien. Ahora mismo nos vas a acompañar, sin hacer nada raro y vas a contar esa historia tan bonita al marido de mi hermana. También se personará ante nosotros Strigandi y nos dirá si el es tu contratante o no. Y pobre de ti como mientas. Luego se volvió hacía Thorgrimm y lo felicito.

Thorgrim, buen trabajo. Acompañanos.

Sin esperar la respuesta del pobre desgraciado de Gunnerson, Jorunn tiró de nuevo de la barba dispuesta a guiar como un asno si hacía falta al hombre. Tu decides si acompañarme con dignidad o arrastrado como el perro que eres.

El hombre trato de pedir piedad, os dijo que le dejarais marchar pues ya os había dicho todo lo que sabía pero la férrea mano de Thorgrím sobre su hombro y la cercanía de su hacha le hizo guardar silencio. Así pues llevándolo contra su voluntad pero sin armar revuelo volvisteis calle arriba. Las calles, aunque no tan llenas de actividad como el día anterior, empezaban a estar repletas de gente pues la mañana había avanzado mucho y la hora de comer estaba cada vez mas cerca por lo que los aldeanos empezaban a ponerse en marcha, por un día tan tarde.

La Völva acababa de salir de la cabaña comunal cuando vio subir por la calle a Jorunn y a Thorgím. Junto a ellos, empujado por el guerrero, caminaba cabizbajo un noruego de larga barba y mirada asustada. A su alrededor la gente que caminaba por la calle les dejaba paso.

Ynwe, Hild. Venid con nosotros. —dijo Jorunn mirando con desprecio al hombre que arrastraba de la barba, antes de mirar a un niño que estaba allí mirando con los azules ojos muy abiertos. Jorunn se agachó ligeramente a su lado sin soltar el cabo de pelo y le habló— Filgunson,* haz el favor de ir a buscar al thurl y al hirdman Ivarsson. Diles que les espero en el salón...por supuesto, se discreto.

Cuando se levantó para seguir su camino no pudo evitar lanzar una mirada triste a Hild. ¿Cómo darla tan terrible noticia? NO había oportunidad de dársela en privado, aunque lo intentaría  

El grupo no tardó en reunirse en el salón de nuevo. Se escuchaban los gemidos del jarl desde el piso de arriba aunque ahora mucho más calmados que al principio de la mañana. Se acercaba la hora de la comida aunque era más que probable que la mayor parte de los hombres del pueblo estarían empezando a despertarse con dolor de cabeza a aquellas horas.

El noruego se movía bajo la férrea mano de Thorgímm mientras mascullaba que lo dejaseis tranquilo. El thurl y el hirdman observaban aquella escena extrañados al igual que la Völva y el Scalda.

Jorunn soltó la barba del desgraciado y se giró hacia unos esclavos.

Id a buscar inmediatamente a Strigandii y a Herjolf. Pero no despertéis a mi hermana. Necesita descansar.—A continuación la joven miró a su amiga de la infancia a quien tanto apreciaba y se mordió el labio.

Hild. Antes de que vengan quiero hablar contigo. A solas. La cara de la joven mostraba seriedad y luego alzó la mirada para mirar al bersheker. El hombre la sacaba dos cabezas, pese a que ella no era especialmente baja.Explica al resto lo ocurrido, Thorgrimm...

Jorunn y Hild salieron de la sala. El berserk las vio salir sin llegar a comprender bien el motivo de la conversación aparte, la joven völva había disfrutado de una agradable y divertida noche en compañía de un tipo que posiblemente acabase desmembrado por cuatro caballos esta misma tarde. ¿Donde estaba el problema? Igual ni eso, conociendo lo blandos que eran algunos nobles con sus familiares tal vez simplemente lo desterrasen.

Estaba perdido en sus pensamientos cuando cayó en la cuenta de que Jorunn le había dado orden de explicar a los demás lo sucedido que miraban con caras de no saber aún lo que estaba pasando.

Esta sabandija.- Puso una mano sobre el hombro de hombrecillo temeroso que les acompañaba.- es quién ha lanzado la maldición.- Con un fuerte zarandeo lo empujó consiguiendo que perdiera el equilibrio y cayese al suelo.- Intentaba huir esta mañana como si nada hubiese pasado, pero Thorgrim estaba de guardia para evitarlo.

Ni os imagináis quien es la víctima de la maldición. Es el bebe de Gudrid y Herjolf. Otra rata.- Thorgrim aprovechó que el noruego estaba en el suelo para darle una patada en las costillas, no muy fuerte. Deseaba que el hombre aún fuese capaz de hablar.- Mas rica, más rubia, con la barba más cuidada y con coleta, desea que Herjolf no tenga ningún heredero.

Sabedor que la justa venganza caería sobre los culpables, preguntó a Klemet.-¿ Ahora que sabemos a quién va dirigida y lo que pretende la maldición se puede hacer algo?

La völva se estremeció al oír a su amiga llamar a los dos hombres y el ceño se le frunció con preocupación. Una sombra de sospecha comenzó a aparecer mientras ataba cabos.

- De acuerdo Jorunn, yo también tengo algo que decirte.

Y las dos amigas salieron del lugar para poder hablar tranquilamente a solas.

- Jorunn, ya sé qué le estaba sucediendo a tu hermana y de dónde viene el mal que la aqueja. He descubierto que la völva que sirve a Herjolf y a tu hermana le ha hecho una maldición a través de dos runas que añadió en el amuleto que le dio para que el embarazo fuera bien. Ya las he apartado y seguro que a partir de ahora tu hermana se encontrará mucho mejor. Y tú ¿qué has descubierto?

Hild tenía el presentimiento que lo que iba a escuchar no le iba a gustar nada.