Partida Rol por web

Mordiendome el labio inferior, trato de evaluar si realmente le he dado de mas al esclavista, pero acabo guiñando los hombros, dandome por vencida:

- Puede ser, compañero, pero... cuanto vale la vida de unos principes...???, acabo diciendole, bajando la voz a apenas un susurro. No quería que pesase sobre mi conciencia una traición por parte del viejo, y espero haber conseguido que mantenga la boca cerrada...

Saliendo a la calle principal, acabamos llegando a la plazuela donde estaba la Cantina donde nos esperaban los demás:

- Espero que los dioses nos sean propicios esta noche, pero, hasta entonces, deja que te invite a una cerveza, y a ser posible, que no sepa a meados de caballo!!, le digo al ulfhednar con una sonrisa, empujando la puerta de madera del local.

Al cabo de un rato la hija del jarl y el Ulfhednar regresaron a la posada donde estaban sus compañeros. El berserker parecía entretenido hablando con un corpulento hombre. Todos parecían tranquilos, bebiendo allí como si nada ocurriese lo cual era buena señal ya que significaba que nadie sabía lo que tramaban... aunque era posible que ellos no lo tuviesen claro aún.

-Me alegro que hayais llegado-dijo Ligurd en voz baja cuando ambos se acercaron al resto- si habeis terminado de comerciar con aquel tipo... quizás deberíamos pensar como rescatar a la princesa.

-Eso sería bien recibido, desde luego -Dijo el ulfhednar, dirigiendo una sonrisa a la noble por la invitación. Sin duda necesitaba una buena cerveza, al menos antes de plantearse seguir adelante estaría muy bien beber algo para relajarse.

Cuando se unió al resto miró a Ligurd, quien parecía tener bastante prisa, aunque el ulfhednar lo comprendia; contra antes la rescataran antes volverían.

-No creo que la taberna sea el sitio más adecuado para discutirlo, y antes me gustaría tomar algo.- Quedaría raro que entrasen en la taberna y se fueran sin tomar nada, además, que le apetecía y punto-. Creía que estábamos de acuerdo en que, hasta que la noche haya alcanzado a toda la ciudad, nuestras posibilidades de lograrlo son escasas.

Al ulfhednar le preocupaban otras cosas, era bastante consciente de que Yngwe había llamado la atención de los esclavistas con sus preguntas, hasta el punto de estar cerca de montar una pelea. No sabía cómo le había ido a los demás, y él no había visto a nadie que les vigilara a Jorunn y a él, aún así si alguien sospechaba algo estarían bastante perdidos.

-¿Creéis que sigue todo tal cual llegamos? -Preguntó, esperando que alguien entendiera la pregunta, no se atrevía a hacerla de forma más clara a pesar del jaleo en la taberna.

Saludo con la cabeza a nuestros compañeros cuando entramos en la "animada" taberna. El ambiente es opresivo, huele a... dificil precisarlo, pero por otro lado, mantiene a raya el frio del exterior, así que, satisfecha de la transacción con el esclavista, aunque ando dandole vueltas a si, realmente, he aflojado la bolsa en demasía, me acerco a la barra, y, sin hablar, y con la capucha aun echada, hago un signo con dos dedos al tabernero, señalando a la cerveza de algún parroquiano, y, sin mirar mi bolsa, que oculto bajo mi capa de pieles, preparo el dinero, que dejo sobre el macerado tablón de madera de la barra.

Cojo ambas jarras, y le cedo una a Sigurd, mientras miro donde acomodarme:

- Sigurd tiene razón, danos un respiro, compañero!!, le digo, guiñandole un ojo a Ligurd, tras lo que, teniendo cuidado de hablar solo para él, le digo: Esta parte es importante, para que no nos molesten mas tarde. No llamar la atención es vital para nuestra empresa, tras lo que me separo un poco.

- Soy yo, o hace un frio del carajo??!! Espero que este caldo me ayude a calentar mis huesos!!, digo, ofreciendo un brindis al ulfhednar, y a aquel que a estas alturas, aun tengo una jarra. No te preocupes, digo, cuando brido con el juto, en breve acabaremos nuestros negocios aquí, y podreis volver a casa!!!, acabo, con una cara de determinación que espero poder transmitir al juto, pero sobre todo, a su compañero, mas propenso a actuar sin pensar.

Cuando Sigurd hace su pregunta, levanto levemente una ceja, no sabiendo a que se refiere concretamente: si al rato que lleva el resto en la taberna, o desde que llegamos a la Ciudad de las Cadenas.

Hild daba, de vez en cuando, pequeños sorbos a su jarra. Se mantenía en silencio, escuchando las voces a su alrededor por si hubiera alguna palabra interesante, observando los rostros de los allí presentes y esperando a que todo el grupo se reuniera de nuevo.

Aún no tenían un plan de acción y el tiempo se les echaba encima. Por más que le daba vueltas al asunto no encontraba una solución a sus problemas. Atacar de noche, aunque la guardia fuera menor, lo seguía viendo inviable. Con que uno solo pudiera la voz de alarma estarían perdidos. Se encontraban en medio de una isla sin lugar en el que esconderse. Difícil... la situación la encontraba muy difícil.

-Sólo tenemos la palabra de un viejo que podía habernos dicho cualquier cosa con tal de obtener unas buenas monedas. Hemos investigado por todas partes pero, salvo él, nadie más nos ha dicho algo que nos pueda ayudar. Quizás si nos acercáramos a la casa comunal pudiéramos enterarnos de algo más, algún que otro rumor o... no sé. Cada vez veo más negra esta situación.

Aprovecho este momento para descansar, pues entre los mios, pese a estar metidos en una ciudad hostil, me siento segura: los dos elegidos por los Dioses se bastarían para acabar con un buen puñado de enemigos, el Thurl y la Volva y el scalda, con sus poderes, podrian hacer que nadie recordara nada mas adelante. Ademas, todos ellos habian demostrado su valía en el cuerpo a cuerpo: - Las nornas me son propicias, sin duda!! Espero estar a la altura!!, intento conseguir la fuerza que debo transmitir a mis compañeros, lo cual veo claro cuando Hild expresa sus dudas. Dando un buen trago a la cerveza, me limpio los restos de espuma con el dorso del antebrazo y digo:

- Calma, Hild, le digo, posando una mano en su antebrazo, con una sonrisa en el rostro que pretende transmitir serenidad. Tengo muy presente la ultima conversación con Sigurd: - Tengo que arreglar las cosas con ella. No se merece mi hostilidad. Hemos llegado a esta situación, principalmente, por mi inexperiencia, pero creo saber como arrreglarlo. Te hecho de menos, pienso, antes de continuar: acabemos nuestras bebidas, y vayamos a la Casa Comunal. Como dices, es un buen sitio en el que escuchar cosas interesantes. Hablaremos por el camino sobre la "fiesta" de esta noche, acabo, guiñándole un ojo, tras lo que levanto la mano de su antebrazo, y me aplico a mi bebida. Ciertamente, el dia en la Ciudad de las Cadenas me habia dado una sed de mil demonios!!

-La casa comunal... ni que la guarida de ese... ese rey pirata-dijo bajando la voz- fuese un lugar de acogida. Si no nos dice donde está la princesa juro que le sacaré sus entrañas-aseguró el juto antes de darle un trago a su bebida.

- Rey Pirata??!!, esas palabras me hacen despertar, con un respingo, del estado de ensoñación en el que me encuentraba, mientras trataba de anticipar las posibilidades que tendriamos esta noche: - En que diantres estás pensando, Jorunn Hrolfsson, del Clan Kjari??!!, pienso, antes de volver a hablar:

- Toda la razón, Juren, lo que arranca un arqueo de ceja por parte del juto, tras el rapapolvo que le eché por la tarde. Continúo con mi conjetura: - No se me había ocurrido, pero, aparecer por allí iba centrar focos que no nos interesan en nosotros, cuando debemos intentar lo contrario..., digo, mirando la la Volva, intentando no herir sus sentimientos. - Quizá lo mejor sería dar un paseo por las "maravillosas" calles de Hirsk, mientras preparamos la "Fiesta", os parece??, acabo, apurando la jarra, y haciendo ademán de levantarme.

A Hild no le pasó desapercibido el cambio de comportamiento de Jorunn, mostrando con ella la amabilidad y complicidad de antaño y de la cual hacía mucho tiempo que la volva no disfrutaba. Pero no dijo nada al respecto, aquel no era el mejor momento ya que tenían otras preocupaciones que las simples disputas entre ellas dos. Aunque una conversación estaba pendiente, habría que posponerla.

Asintió con la cabeza ante los razonamientos para no ir a la casa comunal. Tenían razón, pero estaba demasiado falta de ideas y, por muy peregrinas que éstas fueran, había que decirlas.

-Sí, será mejor que nos vayamos. Este lugar apesta, eso sin contar con lo asquerosa que está la cerveza.

Thorgrim se queda en la taberna, el estofado de codorniz no tiene mala pinta.- Decidió el bersek quien se resistía a hacerse a la idea de que en aquel antro de mala muerte no obtendría nada de información.- Podéis volver a buscarme tras el paseo. Tal vez estas gentes quieran escuchar la historia de cómo acabé con un oso con mis propias manos.

-Imagino que, entonces, tendremos que volver a dividirnos...- Dijo Sigurd, pues al parecer Jorunn y Hild creían que en la taberna poco haríamos, en cuanto a Thorgrím estaba claro que no íban a levantarlo del asiento, y el ulfhednar no tenía ganas de intentarlo-. Tal vez Yngwe tenga más suerte en la taberna que en los muelles... -Acertó a decir el guerrero de Odín, al fin y al cabo es un scalda.

-Yo iré con Jorunn y Hild, si Thorgrím se queda será mejor que alguno de los dos las acompañe...- Declaró, antes de añadir algo más:

-Pero antes, dejadme terminar la cerveza, estará horrible... pero es lo que hay... -Y la bebió de un trago, a decir verdad era la mejor forma de ignorar el sabor.

Parecía que estaban en un callejón sin salida, parecía que poco podrían sacar de esta sucia taberna, lo tenían tan cerca y tan lejos a la vez, de momento estaban en un callejón sin salida, id tranquilos, yo me quedare con Thorgrim y Yngwe, quizás la exquisita cerveza que hay en este lugar nos habrá la mente y enseñen el camino hacia mejores empresas...o quizás las estrellas iluminen el vuestro.. alzo mi jarra y la termino de un trago quedando resquicios de espuma en mi barba, por Odin....

El taciturno Yngwe Gilsursson colocó el dedo índice en horizontal y lo izo rodar mirando al camarero, que pronto le trajo una segunda jarra de aquella amarga cerveza. - Hubiera estado bien ver soldados por aquí. Habría organizado algo con el fin de atraerlos a la fiesta, pero no hay. Así que darnos a conocer solo nos hará más fácilmente reconocibles.

- Cuidaos, y permaneced atentos, quizá los Dioses os brinden la posibilidad de escuchar alguna conversación interesante. Nosotros le daremos una vuelta a todo el "tema", a ver si se nos ocurre algo, sin oidos indiscretos alrededor... En una hora^* volveremos, y pondremos todo en común, ok??, digo, acercandome a los tres que permanecen. Después, mirando a los jutos, digo: - Que, señores, un paseo, o preferís seguir aquí respirando este aire viciado??

Tras eso, haciendo una seña a Sigurd y Hild, me calo mas la capucha, y echo a andar hacia la puerta.

El grupo se dividió. Aunque esta vez los dos jutos se quedaron en la taberna, pues poco tenían que hacer. La luna empezaba a subir en el cielo y si tenían planeado hacer algo aquella noche no deberían demorarse mucho, pero no era tan sencillo. Prácticamente en aquel lugar todo el mundo iba armado y desde luego no ayudarían a unos daneses de fuera. Quizás entrar al recinto sería sencillo pero sacarlos de allí y llevarlos al barco sería una tarea casi imposible y para ello necesitaban planear bien lo que iban a hacer.

Una vez salimos al exterior, la temperatura ha bajado ostensiblemente, así que me arrebujo en mi capa, agradeciendo, con una profunda inspiración salir del aire viciado de la taberna. La luna está saliendo, así que no debemos demorarnos demasiado. Echo a andar en dirección a la cabaña donde el viejo Guldeiff dijo que estaban los principes, mientras, hablando en bajo, empiezo a expresar mis dudas sobre el "plan" que tenemos hasta ahora:

- Bien, entonces, el inicio del plan pasa por hacer que los guardias caigan, gracias al Sedjr, en un sueño profundo. Hild, quien se encargará de tal proeza?? - digo, dirigiéndome a la Völva. - Una vez dormidos, lo suyo sería que los atasemos y amordazasemos, y dos de nosotros se pusieran sus trajes de guardia. Suponemos que alguno tendrá las llaves de la puerta, pero no sabemos si habrá mas guardias dentro, así que, tendriamos que fingir, alguno, ser uno de los guardias al entrar. Una vez dentro, localizar a los principes, y empezar la parte segunda del plan, la mas dificil... - digo, temblandome ligeramente la voz, pues mis dudas son razonables. - Como seremos capaces de llevar a los esclavos hasta el barco sin que nadie nos de el alto?? Liberaremos solo a los principes, lo cual facilitaría la tarea, o nos llevamos a todos nuestros hermanos...?? - acabo, con la voz preñada de angustia, pues me gustaría liberar a todos los daneses esclavizados.

- Ahh, y debemos avisar a Osvif, para que tenga preparado el snekjar... - y ahí me quedo, abriendo los ojos como platos, pues me acabo de dar cuenta de un hecho que no habia tenido en cuenta, y creo sumamente importante. Mirando alternativamente a mis dos compañeros de caminata, no solo por la Ciudad de las Cadenas, si no por la vida, digo, con voz grave: - Decidme que no tendremos problema en abandonar este nido de piratas por la noche... O esas temibles cadenas del puerto estarán echadas hasta la mañana...?? - dejando las implicaciones flotando como unas nubes negras de tormenta sobre el sol que nos ha de guiar.

Mirando al Sigurd y a Hild, espero que ellos me den las ideas que se me escapan para que este plan tenga algún futuro mas allá de que acabemos todos muertos o esclavizados.

El ulfhednar se quedó pensativo unos momentos, mientras miraba alrededor para asegurarse de que nadie intentaba escuchar la conversación que estaban teniendo.

-Siento ser el que siempre pone los peros... -Y lo cierto era que comenzaba a estar harto de hacerlo-. Pero ¿no deberíamos imaginar que, si hay guardias dentro, conocerán a los de fuera? Si tanto Thorgrím como yo nos pusiéramos sus ropas, que imagino que estarías pensando en nosotros, en caso de que hubiera gente dentro, seguramente nos pillarían. Y entonces, aunque los matásemos, el ruido de la contienda avisaría a más de uno. Y desde luego, esas ropas no van a engañar a toda la ciudad que nos ha visto vestir nuestras pieles...

-Lo cierto es que, a mí, no se me ocurre ninguna forma de evitar una pelea. Pero lo de avisar a Osvif, debería ser lo primero una vez decidamos qué hacer.

El realismo y la crudeza con que ulfhednar ve la realidad, muchas veces ayuda a focalizar en lo que realmente se quiere ver, así que le escucho con interés. - Quizá es mejor que todos demos nuestra opinión antes de intentar buscar soluciones... - pienso, al acabar de hablar, mirando a la Völva, aunque finalmente, contesto a Sigurd, por no perder el hilo:

- Todos los "peros" son bienvenidos, Sigurd, sobre todo si su intención es que esto llegue a buen puerto - le digo al guerrero, con una sonrisa. - La intención de hacernos pasar por los guardias de fuera es contar con la poca luz de la medianoche, y no dando mucho tiempo a que los de dentro puedan distinguir rasgos del guardia que entra... Thorgrim es demasiado grande, y no daria el pego, pero el Scalda o tu, quizá sí. Si la magia duerme a los de fuera, quizá podamos usarla para los de dentro, no??

- Ademas, hay que tener también en cuenta que, en caso de llegar sanos y salvos al snekjar, es mas que probable que vean raro que un barco leve anclas en plena noche, así que es muy probable que nos persigan... Recemos a los Dioses que le sean favorables a Osvif entonces...

Despues, mirando a la Völva, digo: - Y tu que opinas, Hild?? Una vez pongamos en común todos nuestras ideas y "peros", como dice Sigurd, podremos tratar de dar solución a este embrollo, que , francamente, se me antoja, cuanto menos, complicado...

La völva agradeció el frescor del aire exterior para así despejarse del maloliente ambiente de la taberna. Se le hacía raro caminar por aquellas calles en compañía del Ulfhednar y de su amiga. Hacía ya tanto tiempo que no compartía momentos con ella que casi los había dado por olvidados. Escuchó en silencio las palabras de una y del otro, esperando a que terminaran para hacer su propia aportación.

-No, el sueño lo provocaría Yngwe no yo. Yo lo único que podría hacer sería convocar la niebla, quizás eso nos diera un punto a favor para ocultarnos una vez en el interior, el problema sería que tampoco podríamos encontrar a los príncipes. Para escapar ya lo veo más complicado, no tengo tanto poder para que la niebla sea tan densa ni tan persistente para que nos diera tiempo a escapar hacia el barco. Creo que, si ninguno de nosotros encuentra una solución eficaz, la lucha está asegurada, y eso sólo podrá traernos problemas. El tiempo del que disponemos para llegar al barco sin que den la voz de alarma es escaso, eso si conseguimos sacar a los príncipes de su prisión. -Se quedó sólo unos instantes pensativa-. Eso sin contar que se encuentren bien de salud y no haya que cargar con ellos.