Partida Rol por web

Fin del combate 

Con el jefe huido , el adepto es finiquitado con un golpe de muñeca de el filo del ocaso, no obstante usa hechizo para asegurar que no siga causando molestias, es tiempo de recuperar heridas, pues parece que el pozo dirige a un subterraneo si no quieren explorar el ala oeste de la primera planta

¿Hay alguien herido? -preguntó Panacea, con la varita de curación girando en el aire esperando un destinatario.  

Todo bien por aquí Panacea, lástima que el cobarde escapó. En fin, no creen que deberíamos explorar las demás salas del templo antes de descender a las entrañas de la tierra.

¿Qué pinesan amigos? - pregunto con tranquilidad mientras salgo de la niebla y reparo en al ausencia de Krall.

No lo sé Marcus, la última vez que lo vi se encontraba cerca del foso de lava que está al centro de la habitación, pero con el alboroto de la batalla no vi en donde quedo. ¿No se habrá...? No esposible. - digo mientras me acerco al foso anticipándome a lo que podía encontrar allí, pero el calor termino repeliéndome.

Espero estar equivocado, pero cabe la posibilidad que uno de esos miserables lo haya arrojado al foso.

Shahnaz se quitó el zaelta tradicional que le cubría el rostro y limpió su hoja curva en el cadáver del enorme hombre lagarto de escamas negras. 

-Agradecería esa curación -le respondió el elfo Valenar a la druida-. Pero antes supongo que debería presentarme y explicar qué hago aquí. Mi nombre es Shahnaz, y soy un mercenario de Valenar. Trabajo para Sur'Kil, junto a mis compañeros que fueron emboscados y asesinados en las selvas. Estoy aquí para ayudaros a terminar el encargo... y para vengar la muerte de mis camaradas caídos.

Panacea activó su dracomarca de curación para que el recién llegado elfo recuperara la salud.  Brilló iridiscente el extraño tatuaje que tenía en el hombro derecho la bella halfling de pelo verde. 

¿Surkil? ¿Nuestro mismo mecenas? 

Esto debe ser más riesgoso y difícil de lo que nos imaginábamos. 

Marcus aun estaba... bueno, como solía estar él cuando encontraba cosas nuevas. Decidiendo entre dispararles y salir corriendo. Esta última ocasión, salió corriendo, pero no porque él quisiera. Así, estaba parado en la sala con cada arma en una mano y encogiendose de hombros. - Aun no entiendo que ha pasado.  -se quejó, mirando a su alrededor.

Negó con la cabeza en dirección a Panacea. - Este ganapán esta bien. Que disparate. - se quejó, negando con la cabeza, mientras volvía a peniar la sala con la mirada. - ¿Cómo? - Escuchó las palabras de Valinor sobre Krall, cuando mencionó que posiblemente hubiera sido arrojado al foso. - No... ¿No? ¡Pero si sabía como moverse! - comentó, acercándose al foso de lava tambien, y echando un vistazo rápido.

- Por todos los clavos, por todos los clavos, por todos los clavos. - repitió nervioso. - ¿Y si lo han tirado de verdad? - volvió a mirar a su alrededor. - Santa Matrona, lo tenga en buen recaudo el gran engranaje del cielo. - Y se quitó el sombrero, en señal de luto.

El elfo se presento como parte de otra comitiva expedicionaria... lo que quería decir que ellos no habían sido la primera opción. O quizás no habían sido la última. Todo aquello le olía a estiercol de gnoll.

- Eh.... - Comenzó a decir, acercandose a Valinor para preguntarle algo aun llevando el sombrero en la mano.

- Y este... ¿Es primo tuyo o algo? ¿Parientes? ¿Lejanos quizás? -

Lo dudo, yo desciendo de la casa de Arvandor, los orígenes de él son un tanto más terrenales, pues por lo poco que sé, ellos no son hijos de Corellon.

Así que eso me pone en una contradicción, pues no confío en él porque no le conozco, pero luchó bien a nuestro lado. Por ahora le voy a dar el beneficio de la duda. - le respondo a mi amigo.

Tras intercambiar unas palabras con Marcus, me giro hacia Shahnaz.

Luchas bien, aunque nuestro empleador no mencionó nada sobre otro grupo. Soy Valinor, mi amigo aquí es Marcus y la mediana responde al nombre de Panacea.

¿De dónde vienes? Y ¿Qué es esa extraña arma que usas? Es la primera vez que veo una igual a esa.

Panacea se dispuso a activar su dracomarca, ahora sobre si misma.  -Espero esto me cure aunque sea un poco.-  pero en eso chasqueó los dedos y se acordó que en el fondo fondo de su mochila había echado una varita mágica de curación, un regalo hermoso de sus compañeros de clan antes de partir.  Era una hermosa vara de sauco, grabada con los símbolos de curación de los halflings, que eran múltiples árboles entrelazados entre sí, llenos de flores con propiedades curativas, con crótalos y otros animales tallados de los cuales su veneno servía para, en pequeñas dosis, curar males variados.  También venía un fuego dibujado, purificador de las cosas, y el agua limpia de manantial, restauradora base de todo remedio.  Y decorando los intersticios, en forma que sólo podría llenar un grabador maestro de Talenta, docenas de hongos y mohos diferentes, en representaciones realistas y simbólicas.   Era una belleza.  Y curaba muy bien.  Sus afilados dientes sonrieron. Y la aplicó un par de veces sobre el recién llegado valenari y sobre ella misma. 

...

-Claro que Sur'kil no os avisó. ¿Habríais aceptado el trabajo si os hubieran dicho que los anteriores aventureros que lo intentaron estaban todos muertos?

Tal vez sí. Había mucho loco que se reía de la muerte. 

-Debes ser un elfo de ciudad si no sabes qué arma es esta -le respondió a Valinor-. Esto es un alfanjón. Los elfos de Valenar utilizamos muy a menudo hojas curva como estas, más o menos pesadas.

Nada más lejos de la realidad amigo mío, yo nací en los bosques de Faerun y me uní al cuerpo de Magos de Guerra a la tierna edad de 120 años, desde entonces, he recorrido buena parte de mi mundo natal y otros mundos con una sola consigna, destruir la influencia de Loth doquiera se muestre. - respondo con calma mientras oteo la habitación.

- Co....qué? - Preguntó Marcus cuando le habló Valinor. Al menos había entendido casi toda la frase, casi, hasta el final. Bueno, lo de la casa de Pavor no lo había entendido bien, pero mira, de nombres raros esta lleno el mundo. Lo importante del mensaje era... que no eran familia.

Y a Marcus, los dos le parecían igualitos.

Sacó un mendrugo de pan, y le dio un bocado. Pelear le daba hambre. También le daba sed, pero no era cuestión de pillarse una castaña estando rodeado de pellejudos escamosos con ganas de bronca. - Encantado. - Levantó la mano saludando al otro elfo.

Pero entonces, el elfo nuevo siguió hablando y habló de elfos de ciudad. Y que él no lo era.

....

Un momento...

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El Elfo Nuevo era un Elfo Paleto.

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Paleto quizás era ofensivo. Rústico era mejor.

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Que fuerte.

Todo aquello se fue hilando en la mente de Marcus, mientras tenía la boca entreabierta con el mendrugo de pan a escasos centímetros. Se había quedado así, congelado, mientras pensaba en aquella genial lógica de acontecimientos élficos. Para no ser un nativo de allí, estaba llevándolo bastante bien.

- Hombre. Todos, todos... no. Tu estas vivo. - Se quedó callado, mirándolo y entonces reparó en algo. - Por que estas vivo ¿no? - A ver si el elfo iba a llevar sorpresa... Pero para más inri, coge el otro y dice que tiene 120 años.

Marcus comenzó a toser.

- ¿Disculpa? Te conservas muy bien... ¿Cómo lo haces?  ¿Y quien coño es Lloth? -

Mi gente es longeva en extremo, nuestra vejez empieza alrededor de los 300 años y a partir de allí podemos durar unos 100 o 150 años más si nos sabemos cuidar. - respondo divertido.

Actualmente tengo 155 años y Loth es una diosa oscura que traicionó al padre de los elfos de mi mundo. Corellon Larethian, madre y asesina de Eilistraee la doncella danzante, matrona de los drows malignos.

Ella es Loth. El peor ser que haya pisado el multiverso.

Una vez hubieron charlado y dado el beneplacito al nuevo les quedaba todavia la duda si bajar al subterraneo por el pozo recien encontrado o explorar el ala oeste de la primera planta, despues de todo no les habian pagado para exterminar una tribu entera de lagartijos sino a buscar algo en concreto dentro de el templo, que seguramente se encontrara en lo mas profundo del corazon de esta y era probable que muchos hombres lagartos al ver el percal que hacian alli matando a destajo como a las alimañas desearan alejarse lo mas rapido posible

Masticando su mendrugo de pan, y mirando al nuevo, Marcus se planteaba cuantas cosas había que realmente desconocía. En apenas unos meses, había tenido una ración rápida de medianos, elfos, gnolls, hombres lagarto, maquinas pensantes, orcos, magos y demás gente rara.

- Madre de Dios. - Sentenció más para él que para los demás, y miró a su alrededor, guardando la comida y dándole un trago al orde. - Bueno, yo diría que tendríamos que ir bajando ¿no? Así como quien no quiere la cosa... - Comentó, señalando esta vez con la pistola en dirección al agujero.

Vamos bajando, si. 

La druida tomó el arnés de su dinosaurio y lo preparó para que pudiera ser bajado con cuidado.  La verdad es que el clawfoot podía fácilmente bajar de un salto, pero sabiendo cuanta distancia y qué había hasta abajo.  

Voy al último para cuidar la retaguardia.  Avísenme si está fácil para que mi dino salte, o lo bajo con la cuerda.  Le palmeó la rugosa y aperlada piel.  Bien chico, bien.  En un instante estaremos allá.

¿En serio pretendes bajar esa cosa con cuerdas? ¿Acaso está loca esta mediana? - pienso mientras observo a Panacea con cara de circunstancia.

Panacea, dime. ¿Acaso has pensado cómo sostendras el peso de tu montora? Digo ninguno de los presentes tiene la suficiente fuerza como para bajarlo a pulso y luego habrá que volver a subirlo.

¿No crees tu que sería mejor que este muchacho nos espere aquí por si tenemos que salir pirados? - pregunto mientras me dispongo a bajar al siguiente nivel del templo.