Partida Rol por web

Observé aturdida y asustada las noticias que revelaba la periodista. ¿Una epidemia? ¿en kansas? ¿disturbios? ¿el ejército? Mis padres, tengo que hablar con mis padres, nos han dicho que nos quedemos en casa, aquí estaré segura. Pero antes debo buscar mi protección.

Escúchame pequeña, todo va a salir bien. Mira, quiero que te quedes aquí, jugando con mi tablet. Mira, ¿has jugado al Angry Bird? Es un juego muy divertido, venga, te lo pongo, a ver si superas mi record -le dije a la cría, dándole la tablet que saqué del bolso, un aparato de última generación muy caro. Tras ponerle el juego la deje en el suelo y me acerqué al lugar donde Bobby daba sus últimas órdenes y consejos y su compañero apoyaba sus palabras.

Bobby, he logrado que la cría se despierte y la he dejado jugando pero alguien debería quedarse con ella. Necesito ir un momento a mi coche y no quiero ir sola, hazme el favor y acompáñame, esos disturbios de los que han hablado me dan mucho miedo -pedí al joven ayudante del Sheriff, pues su arma nos sería de ayuda si alguien nos tratara de asaltar, aunque la distancia entre nuestra posición y mi coche era muy corta.

Los dos ayudantes del Sheriff habían estado hablando en voz baja en cuanto Bobby Joe se bajó de la mesa, pero éste interrumpió la conversación cuando Jennifer se acercó.

- Claro Jenn...ifer, no hay problema - dijo, algo serio, pero intentando mostrar una agradable sonrisa - Pero ponte algo, aún llueve.

Si, voy a coger también mi chaqueta del coche. Vamos -le respondí a Bobby saliendo con él del lugar rumbo al aparcamiento. Era mi primera ocasión para estar sola con él, con Bobby, un chico que me traía loca, pero por desgracia la situación no era la más indicada y debía ajustar prioridades. Lo próximo sería llamar a sus padres.

He escuchado lo de la epidemia, la cuarentena, las revueltas y lo del ejército por la tele. Creo que lo mejor será estar preparado, el local en el que estamos es un objetivo prioritario para las personas que desean robar y saquear. Tengo una pistola en el coche, creo que nos será útil -le comenté al ayudante, siendo sincera con él.

- "Josh. Con esa epidemia y la cuarentena no vamos a poder recibir ayuda, así que tendremos que atender a los heridos aquí en el Bowling Paradise como buenamente podamos. Puesto que no sabemos cuánto tiempo tendremos que estar aquí, lo mejor es que inventariemos los alimentos y los pongamos bajo candado en las despensas. Vamos, te ayudarñe." -

Cojo un cuaderno de comandas y un boli.

La sinceridad le pilló completamente desprevenido, y Bobby miró a Jennifer como si le acabara de decir que en realidad se llama José Tomás y que es matador de toros.

- Eh... tranquila Jennifer... - dijo, conciliador - Mira, no va a pasar nada, este lugar está demasiado alejado y hay tres agentes de la ley aquí, contando a Walter. No te puedo quitar el arma, porque es tuya, pero guárdala y no se la enseñes a nadie, ¿vale?

Eso le enseñaba un aspecto de la guapa pelirroja completamente distinto, y le hizo sonreír, aunque cuando se dio cuenta de que estaba mostrando una cara de bobalicón, carraspeó, y miró alrededor mientras ella rebuscaba en el vehículo.

Jefe no quiero interrumpirle- dijo mirando al poli - pero tenemos un problema mas importante ahora que la comida. Si la cuarentena es cierta vamos a estar un tiempo aquí sin que venga nadie.... Y tenemos varios cuerpos que en cuestión de bien poco empezarán a oler. Y peor aun.... no se si sabe usted como huele la sangre cuando empieza a descomponerse...

Sangre.... 

Quizás podríamos grabar en vídeo la situación de los cadáveres para cuando esto acabe y tengan que hacer ustedes el informe policial y luego adecentar un poco el local, podíamos usar la cámara frigorífica. Supongo que el no ver los cadáveres de sus familiares también ayudará a algunos.

- "Señor, usted parece un hombre competente." - Respondo a Parker.

- "Reúna a algunos voluntarios para apartar los cuerpos y cubrirlos de momento con manteles.

En cuanto podamos los trasladaremos a la Morgue. Seguramente podamos usar alguno de los camiones o furgonetas del aparcamiento..." -

Mis padres me enseñaron a hacer las cosas por mi propia mano si podía. En este caso prefiero protegerme yo misma si la cosa se pone fea que ser una carga. Pero no te preocupes, no pienso restregársela a nadie por la cara, la guardaré en el bolso -respondí sonriendo a Bobby con cierta confianza y colocándole la mano en el hombro antes de entrar a mi lujoso descapotable.

Ok jefe- y gritando en alto - necesito un par de personas para.... humm.... mostrar respeto a los fallecidos y llevarles a la cámara frigorífica a la espera de la funeraria. Entre 2 o 3 personas lo haremos en 20 minutos. Josh podría preparar unos baldes con agua y así dejamos limpia esta zona. Si vamos a estar tiempo mejor será adecentarla.

Sigo tirado en el suelo sintiendo como la sangre siga saliendo de la incisión ocasionada por el fragmento del cristal. Mantengo la mano presionando la herida intentando no caer desmayado mientras espero la ambulancia que me han prometido.

- ¡Ehhhhh!, alguien.......cof,cof,cof....podría darme un poco de agua.

Hay gente pasando a mi alrededor de un lugar a otro, conversaciones que pillo a medias cuando el dolor me hace imposible concentrarme en ellas.

La situación parece muy agitada, demasiado, todavía no alcanzaba a recordar que había pasado, ni por qué estaba en el regazo de esta mujer en lugar de en el de mi madre o mi padre, ni si quiera por qué Darwin tenía una pata ligeramente recogida como si tuviese dolor. Al menos había parado de ladrar. 

Sinceramente me sentía bien, demasiado bien, era como... como haber dormido durante ocho horas seguidas más placidamente que nunca jamás, era una sensación muy extraña. Me llevé la mano a la cara - Puajj... estoy llena de mocos, jeje, ¿que ha pasado? ¿Por cierto no sé tu nombre señorita? Me gustaría ver a mi mamá- ahora solo alcanzaba a ver el cuello y la barbilla de la pelirroja desde mi posición, ya se me habían despertado todos los músculos y estaba llena de energía, de un movimiento rápido me levante a la posición de sentada. 

- Uiiii, uiiii, creo que no debería haberme levantado tan rápido jijiji- dije con una pequeña sonrisa mientras me llevaba las manos a la cabeza, hacía un momento tumbada estaba tan bien, pero ahora, ahora había vuelto, era como si me golpearan un yunque dentro de mi cabeza con un martillo con gigante, era una sensación horrible. Me abrazo un momento a la chica con gesto instintivo y cierro los ojos, parece que eso alivia un poco. Los golpes se alejan pero no desaparecen. 

La chica me deja sentada en la silla un momento y me deja su tablet - ¿Podré jugar? ¿De verdad? Pero... pero es que mamái no me deja jugar, dice que nos sirven para nada estos juegos... uaaalaa... que guay...- al tocar el botón para desbloquear la pantalla la luz me penetra en la cabeza y no soy capaz de mirarla fijamente. Entonces oigo preguntar al sheriff por alguien que sepa primeros auxilios. Dejo la tablet con mucho cuidado sobre la mesa y me pongo de pie en la silla y me giro. - Pues...- digo en voz alta. Pero en ese momento, en ese instante, recuerdo muchas cosas, un flash viene a mi mente. Yo estaba en esa misma posición hace un momento, o un rato, no se exactamente cuanto tiempo y entonces es cuando pasó todo, el ruido, la gente y finalmente nada... Por un segundo vuelvo a centrarme de nuevo. 

- ¡Mi mamá es médico!- grito por encima del murmullo general- cuando el simpático ayudante del sheriff me mira a la cara veo algo raro, como con instinto mira hacia el coche y rectifica muy rápido, pero era tarde, lo había calado, además su expresión seria denotaba que algo había pasado. 

Sangre por todos lados, veo un grupo de niños tal vez de mi edad o algo mayores, alrededor del cuerpo de otro, ahora comenzaba a entender pero no quería, no quería comprenderlo, no eso, eso no quería comprenderlo - Darwin... bus-ca, busca a ... busca a mami Darwin- digo con voz entrecortada mientras me bajo muy despacio de la silla. El enorme perrazo gris se dirige cojeando despacio y cabizbajo casi como si supiera que estaba pasando, se dirige hacia el coche, y da un par de ladridos, ni si quiera los da fuertes, son casi lastimeros. No podía creerlo. No podía ser.

Corrí hasta el choche, había mucha sangre, no podía ser no, nononono, no podía ser. Me tiré al suelo más que agacharme, miré y ví un brazo... ¿Solo un brazo? Con un jersey rojo... y un anillo. - No, no, nonono, nonono, no puede ser, nonono, ¡¡¡NOOOOOO!!!- grité con un chillido agudo, demasiado agudo, todo el mundo en el local pudo oirlo. Los ojos se me inundaron de lágrimas, así al menos, no veía la otra parte del Bowling - mamá, no, no eres tú, no... - salí corriendo a la parte de atrás, nada... Fui al ventanal, llegué hasta él, ahí... estaba el resto, o lo que quedaba de mamá. 

Me acerqué hasta el cuerpo lentamente, casi como en un sueño, no podía creer lo que estaba viendo, mi cabeza no quería asimilarla, ella no podía morir, no estaba biologicamente preparada para morir, no era su momento, no podía, no, no y no, la esperanza media de vida de una mujer sana y bien alimentada es muy alta... no podía, no podía ser, no quería que fuese. Allí delante del cuerpo de mi madre me agaché y la abracé en silencio, abracé su cuerpo inerte mientras no paraba de balbucear - no, nono, nononono, no puede ser, no es cierto, nonono...- 

En un gesto Dantesco apareció Darwin con el brazo que había debajo del coche y lo dejó apoyado a los pies del cuerpo, se acercó un poco más y comenzó a aullar de una manera un tanto lastimera, como si él tan bien estuviera llorando. 

- No puede ser... no no, nonono, vamos a ir a por el botiquín, y te vas a poner bien, si te vas a poner bien, claro que sí, porque... porque no puedes morir, no, no puedes...- mientras seguía cogiendo su cabeza me balanceaba hacia delante y hacía detrás como si fuera autista. - Nonono, no, no puede ser, no va a ser, te voy a salvar mamá, voy a salvarte, sí, si si si...- 

Como si hubiera perdido la cabeza, salí corriendo hacía la oscuridad del parking, hacía el coche - Quedaté ahí Darwin, ayuda a mamá- le dije al perro que aún aullaba lastimero. 

Casi no llego al todoterreno negro, los mocos me inundaban la cara y los ojos estaban plagados de lágrimas no podía ser. Como había pensado mamá se había dejado el coche abierto, como ella hacía siempre, como iba a seguir haciendo, sí, lo va a seguir haciendo. Abrí los asientos de atrás y ahí estaba el enorme botiquín médico de mamá, eso si era un botiquín, una sonrisa me cruzó el rostro cuando recordé cuando mamá había insistido en explicarme que cosas debe llevar uno, por qué, y como usarlos. A duras penas saqué el enorme botiquín de plástico rojo, era muy pesado, lo bajé del coche y dió un golpe contra el suelo, afortunadamente era un plástico muy duro y resistente. Lo arrastré por todo el asfalto con un ruido horrible, sola, por el parquin, apenas se veía el punto rojo del maletín. 

Cuando llegué hasta mamá estaba asfixiada, estaba muy cansada, pero daba igual, daba igual, tenía que salvar a mamá, no podía ser así, ella no podía morir. Puse la combinación y abrí la enorme caja, allí había de todo, pero no podía pensar con claridad, de echo apenas veía con claridad, los ojos me esconcían de las lágrimas. 

- Te vas a poner bien mami, te vas a poner bien...- me desplomé en ese momento encima de ella llorando, no podía hacer nada, las manos me temblaban, "no puede ser, no puede ser..."

El Sheriff tendía a delegar en los demás, pero esto era demasiado. Es posible que su amistad con el alcalde hubiera ayudado para que fuera elegido cargo municipal y principal representante de la ley, pero eso no quita a que realmente fuera, o hubiera sido algún día, un buen poli. Terminó con rabia el trago que él mismo se había puesto, ante la incompetencia de Takai y su falta de responsabilidades en el trabajo. Dio una fuerte palmada en la barra y dijo: Muy bien., ya es hora de que me ponga  al mando de la situación. Que no se diga que en Kansas no se hacen las cosas !!!!!aagghhh!!!!!

Ahora caía, nadie se había puesto a vigilar el cadáver del hombre del vehículo empotrado,  ¿para qué?  No había razón alguna,  los muertos, no se levantan, o eso creía él.

Blutter se había levantado de su tumba y tenía bien agarrado al Sheriff Coltran con los dientes. Este en un intento de zafarse de su presa, sacó raudo su arma, y pegó dos tiros al aire.

Uno de ellos impactó directamente en el techo, haciendo caer algunos escombros  y mucho polvo. El otro, gracias a sus años de experiencia con armas, o debido solamente a la suerte, entró de lleno en la mandíbula de Blutter, haciendo que su boca saltase por los aires, mientras su cuerpo caía revolviéndose al suelo. La sangre volvió a empapar la zona, mientras un puñado de dientes repiqueteaban contra el suelo. Blutter se agitaba en el suelo, iracundo, con la lengua colgando donde debería estar su boca, mostrando sus dientes superiores cual perro rabioso. De nuevo arremetió contra el Sheriff, clavándole sus colmillos superiores en los ojos, mientras que sus manos, arañaba a la vez que desgarraban poco a poco la carne de cuello. Un grito ahogado salió de un nuevo orificio a la altura de la nuez del Sheriff Coltran, mientras su carne se deshilachaba lenta, y dolorosamente.

Desde fuera, vosotros veis como Brenda, la niña que se supone estaba jugando con la Tablet de Jennifer, aparece de la nada, portando un enorme botiquín rojo de primeros auxilios. Ante vuestra atónita mirada, la niña se desploma frente a lo que queda del cadáver ensartado de su madre, mientras grita y llora sin cesar.  Cómo si solo eso ya fuera poco, de dentro del recinto se oyen gritos y disparos. Un par de fogonazos iluminan la sala como si un rayo azotara el llano monte. Algo malo ha pasado.

Mierda ¡vamos Bobby! -le grité a mi compañero mientras sacaba la pistola, una Smith and Wesson .357 Magnum. Me acerqué a la cría que estaba arrodillada junto a los restos descuartizados de su madre y le dí un beso en la cabeza, suave, lento, con cariño -Ven pequeña, aquí afuera hace frío y dentro tenemos helado. Vamos, ven conmigo. Yo te llevaré esto -le dije cogiéndole el maletín de primeros auxílios.

Bobby, de tu delante, no me fío de lo que pueda haber ocurrido allí dentro -le pedí, o más bien le ordené, al ayudante del Sheriff.

Se oyó un disparo y luego otro. Pero daba igual, no importaba, era mucho más importante cargar la aguja de penicillium notatum. - Sisisi- la niña no paraba de repetirse esas palabras - Te vas a poner bien, claro que sí- me pasé la mano por los ojos inundados de lágrimas. 

- Intramuscular, intramuscular, si eso creo, no me acuerdo, bueno... bueno, no pasa nada- inyecté la aguja en el brazo sano de mami. 

En ese momento acudió la chica pelirroja. - ¿Que? No... nonono, no puedes llevartelo, aún no, espera espera espera- las palabras salian de su boca rápidamente como si hubiese perdido la cordura - No, ahora no necesito helado nonono, tal vez adrenalina, o cortisol, o, nonono, aún no, ahora iré - cogí el maletín con mi pequeña mano - No te lo puedes llevar, espera espera, tengo que coger unas cuantas cosas, sí si, esto valdrá y esto. No puedo ir aún, no puedo, primero mamá, luego, luego paso no te preocupes.- Las palabras salián de su boca con poco sentido. Parecía que no se podía razonar con ella no aún. 

Dejé todos los objetos a un lado... - No, no nonono...

Pequeña, esto es solo un mal sueño. Ven conmigo y despertarás, vamos, ven, tienes que venir dentro y tumbarte a dormir. Cuando despiertes lo peor habrá pasado -le mentí a la cría tratando de que fuera conmigo y dejara de pinchar a las distintas partes en las que había quedado dividida su madre.

- No, no, nono, tengo que ayudarla es mamá, ella siempre ha estado a mi lado, ella me cuida, no puedo dejarla, no puede dejarme, ¡NOO!- chillé al cadaver de mi madre - ¡¡No me dejés!! No... 

Estaba al borde del colapso, no sabía que hacer, "¿sería realmente una pesadilla? Ojala lo fuese..., pero todo es tan real... El espesor de la sangre, los sintomas, la bolera, el helado...".

- ¿De verdad pasará todo señorita?- dije con un tono lastimero mientras aceptaba la mano de la desconocida, aunque no llegaba a convencerme eso de hubiera sacado un revolver... Pero al fin y al cabo todo era un sueño...

Una vez ella asintió acepté su mano y pasé con ella al Bowlling otra vez.

Pues claro, venga vamos pequeña, ven conmigo, no te voy a dejar sola -le respondí a la niña. Sabía que estaba haciendo lo correcto pero me sentía una verdadera arpía al mentirle.

Vamos a ver que ha pasado allí dentro -dije dirigiéndome al local.

Entré de nuevo al local con mucho cuidado, llevando con una mano el maletín de la cría, sujetando en la otra mi arma y guiando a la pequeña con el cuerpo.