Partida Rol por web

Arden sacó de su bolsillo un pequeño Zippo, y lo encendió. Miró rápidamente a los lados de la improvisada barricada asegurándose de que todos estaban protegidos tras esta, y lanzó el mechero.
Las llamas tocaron la gasolina, y contra todo pronóstico, no ocurrió nada. La llama seguía encendida, en contacto con el líquido inflamable, pero algo raro pasaba y este no se incendiaba.

A solo unos metros de ellos, y de la barricada, los infectados que se peleaban entre ellos para llegar hasta los refugiados de la gasolinera, corrían y entraban en esta. Los que se estamparon directamente contra la barricada, desmoronando el montón de cajas apiladas, daban bocados al aire desde el suelo. Uno de ellos miraba directamente a Bobby, con sus ojos inyectados en sangre, babeando y gimiendo en aparente dolor y sufrimiento.

 Alrededor de unos 15 enfermos entra en la tienda. 9 de ellos se abalanzan contra Arden que queda inmediatamente sumido en un mar de cuerpos devoradores de carne, con un hambre voraz, destripando y desmembrando al pobre tendero, mientras este grita de agonía en sus últimos momentos de vida.
Algo duro impacta contra el pecho del ayudante de Sheriff Walter. Cuándo este mira, ve su camisa empapada en sangre, aunque no suya. En el suelo puede ver un brazo de lo que era un hombre de color negro, probablemente Arden.

Los enfermos restantes cargan a la vez contra el Ayudante Walter, que aora huele a sangre más que los otros no infectados.

Ni barricadas ni nada, acababan de entrar como si nada pudiera retenerlos...

Al carajo... o ellos o nosotros

Levantó el brazo con el arma apuntando a los seres y preparado para vaciar el cargador.

La sonrisa de satisfacción que había aflorado en el rostro de Bobby Joe desapareció cuando el mechero encendido se quedó sobre la gasolina, sin prenderla. ¿Qué demonios había sucedido?

No tuvo tiempo de pensarlo. Con un estruendo, aquellas criaturas atravesaron la barricada como si fueran animales hambrientos y, había que reconocerlo, eso era lo que eran. Saltaron sobre Arden como hormigas sobre su presa, y Bobby sólo tuvo tiempo de alzar la escopeta hacia el rostro de uno de aquellos tipos y rugir una orden más que evidente.

- ¡FUEGO!

Desenfundo deprisa la Smith and Wesson del difunto Sheriff Coltran y disparo sin pensar contra los locos enfurecidos que vienen a por mí.

Bubba se aparta cuando Arden trata de encender la barricada. Se aparta al rincón alejado donde yace su mochila. Se agacha para recuperarla tratando de buscar en su interior toda la munición que pueda tener. Entonces algo pasa, mejor dicho, no pasa. El plan ha fracasado, y Arden grita. Tiene que hacer algo pero los nervios lo traiciona. Trata de llenarse los bolsillos de balas torpemente y se coloca la mochila en la espalda. Los enfermos no se comen a la gente. - La puta - grita de indignación.

Lo peor que se podía imaginar Hugh, parecía que estaba pasando. Las peores pesadillas que podía imaginar se cumplía, hombres que devoran a hombres y ellos cada vez rodeados.

Asiendo el bate delante de él, esperaba poder defenderse de aquellos que parecían no tener miedo a nada. Tirando de coraje Hugh grita al resto esperando poder agruparse para poder defenderse junto y evitar el fuego cruzado.

COMPAÑEROS INTENTEMOS JUNTARNOS Y EVITAR QUE NOS SOBREPASEN!!!!

El camionero comienza a retroceder hacia la puerta del almacén (en caso de que lo haya o hacia una zona en la que la pared cubra por dos flacos) 

La ráfaga de balas que habéis disparado hace que varios enfermos caigan al suelo a la vez que vuestras armas desprenden humo y un fuerte olor a polvora. Los oídos os pitan despues de las prácticas de tiro.

Mientras los infectados os asaltan en la gasolinera, alguien del que os habíais olvidado vuelve a entrar en acción.
Shane armado con su escopeta, entra en la tienda de la gasolinera, riendo cual poseso, y recreándose en la película de El Resplandor, grita, !!!Aqui está Jack!!!.
Shane apunta al pecho de Bobby y no duda en disparar. Los infectados parecen ignorarle completamente.

Ante el estruendo armado, los enfermos que acababan de devorar a Arden, levantan la vista, y os miran con cara de hambre. Extraño, pues acaban de meterse un festín, aunque parece que no ha sido suficiente.

En pleno y repentino ataque de locura, enfundo el revólver del difunto Sheriff Coltran, y cargo contra los infectados que atacan a Bobby con porra y cuchillo de carnicero. Entre ellos y yo no se sabe, por un momento, quién es el mayor energúmeno.

Bobby, concentrado como estaba en luchar a brazo partido contra las hordas de dementes que buscaban devorarles, no vio cómo la escopeta de Shane se colocaba a poca distancia de su pecho.

Lo último que vio fue un destello blanco, y luego, la oscuridad...

Samuel se dio cuenta que las cosas no iban bien mientras con un gesto instintivo recargaba su revolver sin mirar. Vio al sheriff recibir un disparo en el pecho y a su ayudante enloquecer y arrojarse hacia los seres.

Estamos fritos... son demasiados, nos van a descuartizar.. Quizás si lográsemos encender la barrera alguno podría arder..

Samuel mira alrededor buscando algo para encender y mientras tanto grita

Bubba, Hugh hay que salir de aquí intentemos hacer arder esto y subir a hacer una barricada en el piso de arriba.

La situación era crítica, por un instante Hugh se sintió tentado de cargar contra los muertos como hacía el ayudante del sheriff, pero era el momento de intentar buscar una solución para lo que estaba ocurriendo y salir de allí lo antes posible. Luchar con tanto enemigos y sin armas no era más que un suicidio.

Rápidamente Hugh intenta en los estantes cercanos a él algo con lo que iniciar la ignición de la barricada, por lo que intenta encontrar alguna botella del alcohol (Whisky o algo similar o alcohol de las heridas) o un insecticida y algo con lo que encender una llama.

Si conseguimos encender esto quizás no sea la mejor opción subir al piso de arriba. Deberíamos intentar salir por la puerta de atrás si es que tiene y correr. 

El disparo de Shane resonó en toda la tienda. Un estruendo en solitario de igual magnitud al escuchado tras la ráfaga de disparos que los supervivientes del Bowling Paradise acababan de lanzar contra esos enfermos.
No llegáis a escuchar claramente si Bobby dice algunas últimas palabras, pues los oídos no dejan de pitar.

Tras un vistazo rápido a su vida, lo último, y lo que realmente lamenta Bobby, es no haberle dicho a Jennifer lo que en secreto llevaba sintiendo por ella tantos años. La cara de la hermosa y joven chica fue la última imagen que Bobby pudo apreciar con claridad antes de que todo se desvaneciera y se quedara en silencio absoluto.

Mientras, el Ayudante de Sheriff Walter D. Woodrow, en un intento frenético por parar la amenaza, se lanza contra los infectados con su arma en mano. Con la culata consigue golpear en la cabeza a uno de ellos, que cae inerte al suelo. La horda de enfermos que acababa de devorar a Arden está encima de él. Un grito de dolor y desesperación, que ni todos los calmantes del mundo podrían apagar, es lo último que sale de la boca de Walter.

Para cuando los infectados acaban con él, solo quedan restos, vísceras, tripas y sangre. Su cabeza rueda. Aunque no queráis mirar, no podéis evitarlo, y la dantesca escena, revela que donde debería estar su mandíbula, ahora no hay nada. Parece que están distraídos. Quizás, la última voluntad de Walter, fue conseguir algo de tiempo, para que escapéis, o para que pongáis vuestros asuntos en paz, antes de lanzaros a vuestra propia muerte.

Mientras, Shane rie a carcajada limpia. Soy el ángel vengador que liberará a éste mundo de todas sus plagas, jajajaj

Bubba reaccionó lo mejor que pudo, pero la situación era tensa y desesperada. No quería acabar como Walter y Arden. Pero Bubba es un chico duro y pronto comenzó a disparar con precisión, pero eran muchos. Escucha la voz del desconocido: Bubba, Hugh hay que salir de aquí intentemos hacer arder esto y subir a hacer una barricada en el piso de arriba. Tenían que salir de ahí, pero antes tendrían que freír a esos mamones. Bubby guarda su revolver en su cinturón y saca su reluciente bate, pronto estaría hecho añicos pero reventaría algunas cabezas. Las criaturas pronto irían a por ello cuando acabaran su festín. Bubba arroja cuantas botellas de alcohol podía:

- Vamos hacer arder a esos cabrones y salgamos cagando leches.

- "¡Malditos!" - Grito desaforado, atacando torpemente presa de la locura, antes de caer en un mar de cuerpos violentos, provistos de uñas y dientes.

Ensangrentado por completo, me vuelvo por un instante a mis compañeros y les grito:

- "¡¡Huid!!" -

Y finalmente profiero un horripilante grito de dolor y pavor en el momento en que soy despedazado por los monstruos caníbales.

- "¡¡¡AAAAARGGGGGGHHH!!!" -

Todo lo que se ve entre la horda de repugnantes criaturas es un viejo revólver Smith and Wesson, descargado y salpicado de sangre, cuando cae de mis manos muertas.

Como alma que lleva el diablo, que ahora mismo se disponen a enfrentar Hugh se hace con el soplete, una botella de alcohol de las heridas y un rollo de papel higiénico de las estanterías que se encuentran junto a él. Tras hacerse con esto, insertar la botella de alcohol dentro del rollo de papel higiénico y prende el papel con el soplete esperando que todo funcione a la primera.

Con su arma incendiaria montada, el camionero avisa a sus compañeros lanzando el artefacto hacia la barricada impregnada de gasolina.

CUIDADO!!!!