Partida Rol por web

Finalmente parece que decidieron adentrarse en aquella casa, porque era tanta la rabia y el rencor que sentían hacia ese grupo de sabandijas que tanto les había molestado y casi aniquilado, que ayudarían a cualquier víctima de estos, fuera rica o pobre, hombre o mujer o incluso animal.Quizás eran más las ganas que sentían de exterminar a esos bastardos que de proteger a los inocentes.

Al escuchar ese nombre su sangre hervía y su ceño se fruncía.Se levanta y deja de inspeccionar el cuerpo.Sus dos amigos ya estaban armados y seguro preparados para lo que hubiera allí adentro.Puede que el no tuviera arma, pero sin duda lucharía a puño limpio con la misma bravura si hacía falta, no obstante le preocupaba que su viaje terminara allí y no pudiera cumplir el deseo del Alquimista.

Sabiendo que en las circunstancias en las que se encuentran están en grave desventaja, Artal no desaprovecha la ocasión de intentar apuñalar un par de veces por la espalda rápidamente a uno de los enemigos antes de que se de la vuelta y se encare con él.

Tomados por sorpresa, aquellos hombres ni los vieron llegar, pero la inexperiencia de Alvar con un arma como aquella consiguió que fallara la primera cuchillada que lanzó sobre uno de sus enemigos, pero reaccionando con rapidez volvió a intentarlo y esta vez si encontró carne donde hundirse.

Aunque bien defendidos Artal y Alvar hunden sus cuchillos hasta la empuñadura. El primero cae muerto a los pies de Artal pues muere irremediablemente cuando el frío acero atraviesa su espalda. El segundo cae al suelo con un grito de absoluto dolor y sin poder mantenerse en pie, la daga de Alvar se ha hundido en su pelvis causándole un gran dolor, un dolor que será irreparable.

En ese momento, cuando el hombre que se está defendiendo os ve trata de deciros algo pero uno de los sicarios de la Vera Lucis aprovecha aquello para atravesar su corazón, y el hombre cae desplomado en el suelo mientras un charco de sangre empieza a crearse bajo su cuerpo.

El resto de los hombres se giran hacia vosotros dispuestos a no dejar testigos de aquello.

A pesar de que se habían llevado a dos de los atacantes por delante, uno muerto y otro cuya vida ya no valía ni una perra, no habían conseguido salvarle la vida a aquel pobre diablo que había intentando decirles algo antes de morir.

Perdida la sorpresa inicial, no les quedaba más remedio que enfrentarse con los tres restantes, cuchillo y daga contra espadas... aquello no pintaba demasiado bien.

Artal se gira ignorando al cadáver que ha caído a sus pies y se dispone a tomar su arma para enfrentarse a los enemigos mejor armado.

Sus compañeros habían sido capaces de quitarse dos de en medio, pero aún quedaban tres.Godesteo traga saliva y agarra su crucifijo de plata con fuerza rezándole alguna que otra oración al Señor antes de que pudiera ocurrir alguna desgracia.Sabía las posibilidades que tenían y más las que tenía él que eran bastante pocas, pero confiaba en que Dios le ayudara para poder proseguir con su camino y poder extender su palabra.

Ser mantendría totalmente a la defensiva, y al no tener sus escudos se preocuparía por esquivar los golpes que le lanzara el enemigo con la intención de aguantar lo máximo posible y distraerlo mientras sus compañeros terminaban con sus contrincantes y finalmente acabar con el suyo.

Los tres guerreros no parecían haberse amedrentado con el ataque sorpresa. La sangre ya había llegado al suelo y los que se habían convertido en vuestros antagonistas ahora pretenden dejaros tiesos en aquel lugar.

Sin pensarlo ni un segundo Alvar se fue directo hacia los tres que quedaban pero entre su cojera, los cuerpos allí tirados y la sangre que empapaba el suelo, aquel no fue precisamente un lucimiento de sus artes guerreras. Alvar ni siquiera fue capaz de llegar hasta sus atacantes.

Al hundir el cuchillo en el cuerpo del primer adversario se deslizó en tu mano. Sin darte cuenta de esto al emprender el siguiente ataque una parte del filo llega a la palma de tu mano con lo que te haces un pequeño corte.

Con el bracamante a una mano, el cuchillo en la otra y más ira que acierto, se lanza el aragonés sobre uno de sus enemigos a voz en grito para tratar de distraerlo, pues su intención en realidad es situarse cerca de algún elemento que le permita una posición de ventaja para atacarle desde ella en la próxima ocasión, sea esto una mesa, silla o pie de escalera.

El frater al verse amenazado por Artal hizo un gesto rápido con las espada para mantenerlo a distancia pero ni siquiera se acercó a éste.

El primero de los guerreros de la Vera Lucis adelantó un paso tratando de cortar al noble antes de que éste se hiciera con un arma de sus compañeros caídos y así poner la balanza a su favor. El golpe fue acertado y rasgó el brazo de Godesteo.

El otro Frater no logró alcanzar a Alvar pues el compañero que estaba perdiendo la consciencia entre ellos lo impedía atacar con facilidad. 

En aquel momento se escuchó un ruido detrás vuestro...

Levabas ya al menos diez minutos corriendo con Perra por las calles de Çaragoça. La mujer tiraba de tí siguiendo un rastro totalmente invisible, algo que no podías ver ni oler, pero en cambio ella parecía que si. Y estaba en lo cierto, llegaste a una calle bastante oscura y apagada pero desde el principio de la calle podías escuchar el sonido del metal contra metal y los gritos de dolor. Junto a un ventanal roto, tirado en el suelo había un hombre muerto que vestía ropajes negros. Era un fráter de la Vera Lucis.

No pudiste contenerla más y Perra se escapó de entre tus brazos. Salivaba por la boca y su fuerza, aunque no lo parecía, era superior a la tuya. La mujer corrió calle arriba y de un salto atravesó el ventanal...

¡Santo Cielo! -exclamé tras escapárseme de las manos-. Cuando vi aquel hombre tirado, no me atreví a llamar al animal, pues era seguro que allí había alguien luchando acero con acero. No sabía si eran mis compañeros, pero lo cierto es que saqué la espada, a expensas de la visión de cualquier otro, y me acerqué poco a poco al fraile que yacía muerto. Luego miré tras el ventanal e intenté observar qué sucedía en el interior.