Partida Rol por web

Escena privada para Corax.

Por fin los hechos estaban saliendo a la luz. Tras un tiempo largo de investigación solapada y discreta por fin las cosas se iba viendo. La dueña del diario que tiempo atrás encontraste en las ruinas de Andorhal, ahora la muchacha es una humana de bucles rubios y mejillas sonrosadas que tiene aire soñador y ganas de aprender. Incluso has llegado a descubrir que su nombre es Shelob. Es una maga bastante poderosa, se le da bien esto, pero has observado que algunos profesores parece que no termina de llenarles el ojo, no tiene la ambición que tienen otros compañeros y eso que la muchacha se esfuerza mucho por ponerse a su altura.

Has ido siguiendo sus pasos de cerca y sabes que el dia se acerca. Kel´Thuzard esta fuera de escena, pero esto te dice muy poco, sabes que a estas horas estara por el sur de Lordaeron extendiendo la plaga a lo ancho y a lo largo siguiendo los mandatos de Ner´zhul. Shelob ha ido poco a poco recobrando la confianza en si misma y de sus compañeros. Claro que eso no te dice mucho, sabes que dentro de unos pocos dias va a realizarse el holocausto de Scholomance, la matanza de más de la mitad de los alumnos. Por suerte no estas entre ellos.

Debido a tu inutilidad para la magia te han derivado a otros departamentos. Formas parte del cuerpo de cazadores de Scholomance. En ese puesto estas bastante seguro. Tus compañeros no son alumnos sino asesinos a sueldo y sicarios, pero estas seguro aun con todo. Eres consciente de tu habilidad en el combate y no has llegado tan lejos por ser un pelele. Si alguien en la escuela estornuda tu ya lo sabes. Ningun cazador da un paso sin que estes tu detras para enterarte de ello.

Cuando te enviaron aqui Cromi te dio un estraño orbe chiquitin que cuelga de tu cuello. Te dijo que un dia comenzaria a brillar con un resplandor azul, que ese dia dieses la palabra de mando y podrias establecer comunicación con el portador del otro colgante. Parece que ese dia ha llegado.

 Corax caminó entre los solitarios pasillos de la escuela. Era media mañana y los alumnos estaban en clase; un buen momento para disfrutar de algo de tranquilidad. Se dirigió a sus aposentos en busca de privacidad; no podían descubrirle usando el orbe. Si lo hacían, harían preguntas, y si hacían preguntas, entonces toda la mascarada se iría al traste. El Alba Argentea necesitaba de sus servicios como infiltrado para ayudar a los aventureros que harían todo el "trabajo pesado", así que no podía permitirse riesgos inútiles.

De camino a su habitación, se topó con Lorne Svenson, un humano que, al igual que él, pertenecía al destacamento de "cazadores" de Scholomance (bonito eufemismo para referirse a un asesino a sueldo). Lorne le saludó con un gesto adusto, y Corax respondió inclinando un poco el ala de su sombrero. No le caía bien Lorne; era un bruto despiadado, cruel y nada discreto. Circulaban muchos rumores sobre lo que le había hecho a la última muchacha que había intentado huir de la escuela, y Corax no deseaba nada más que clavarle su daga en el cuello.

Finalmente llegó a su habitación, un pequeño habitáculo con una cama más dura que una piedra y un armario pequeño donde guardar sus pertenencias. Sacó el orbe de debajo del colchón, y dijo la palabra de mando. El orbe se iluminó con un tono azul, y Corax esperó la respuesta de su contacto.

- ¿Corax? ¿Eres tu? - El rostro de la gnoma poco a poco se empezó a dibujar en el orbe poco a poco. - Tengo buenas noticias, el Kirin Tor se une a nuestro plan y ha enviado a 2 humanos y un tauren para ayudarte en el plan. Si todo sale como esperamos deberian estar ya en la isla. No te costara ningun trabajo encontrarlos, por lo menos al tauren.

 - De acuerdo Cromi. Diles que les recibiré fuera de los muros de la escuela, en la arboleda del oeste. Esta noche a poder ser; un tauren a plena luz del día no es precisamente discreto. Corto y cierro.

Corax volvió a guardar el orbe bajo el colchón, y se quedó pensativo. ¡Un tauren! Dos humanos más o dos humanos menos no llamarían mucho la atención, pero un tauren... Estaba claro que la parte discreta de la misión la tendría que llevar él. En fin, parecía que iba a empezar la acción. Evitar la matanza de alumnos, o al menos liberar a unos cuantos, alteraría de forma importante los acontecimientos, pero él no tenía la fuerza suficiente como para enfrentarse al poder arcano de los maestros de Scholomance. Los enviados eran del Kirin Tor; con suerte, quizás tuviesen el suficiente conocimiento arcano como para hacer frente a uno o dos maestros. Cuanto antes empezasen a "desaparecer" maestros, mejor. Se tumbó en la cama y se echó una siesta, en espera de que cayese la noche, o llegasen nuevas órdenes de Cromi o del líder de los cazadores.

No duró demasiado tu siesta. Al momento de que te tumbes en la cama un sonido sordo y seco se oye en tu puerta. No te molestas ni en preguntar, esos 4 toques rápidos en la puerta solo suponen una cosa. Excursión. Las matanzas de alumnos es algo que se lleva haciendo ya un tiempo, aunque tu nunca has tenido que matar a ninguno. Los matan y despues los entierran en las afueras para que por las noches, a salvo de los ojos indiscretos de los alumnos y cubiertos por el abrigo de la noche y la vigilancia de los cazadores, algunos profesores, Kel Thuzard era uno de ellos, iban a rescatar los cadaveres y despues los utilizaban en sus experimentos.

Una ocasión más para poder salvarle la vida a alguno de esos pobres desgraciados.

 - ¡Ya va!

Corax se levantó de la cama y se puso su sombrero. Volvió a coger el orbe y lo escondió en su faltriquera; tal vez lo necesitase. Abrió la puerta, y ahí estaba Lorne, con el ceño fruncido como siempre. Iba equipado con sus armas, lo que indicaba que estaba listo para el trabajo sucio.

- ¿Que pasa, Lorne? -ya sabía la respuesta, pero nunca estaba de más preguntar

- Nada, lo habitual. Los maestros necesitan "materia prima". Nos llevamos a cuatro alumnos. Tu encárgate de dos, y yo me encargaré de los otros.

- Así que tu y yo solos, ¿eh?

- Ya sabes, discreción ante todo. Si desaparecen muchos alumnos de golpe, nos arriesgamos a levantar sospechas y que haya una desbandada.

- De acuerdo. ¿Donde están los alumnos?

- Los tuyos están en la arboleda del oeste; creen que su maestro los ha citado para una "clase especial". Si tienes problemas, yo estaré un poco más al norte, cerca de la playa. Pero no creo que sean muy duros; son apenas unos mocosos.

- De acuerdo. Voy para allá.

Disimulando el asco que sentía por Lorne, Corax se dirigió a la salida de la escuela. Atravesó el patio y salió por la puerta, sin apenas mirar a los guardias. Rodeó los muros de la escuela y se dirigió a la arboleda. Era un lugar denso y oscuro, el lugar perfecto para llevar a cabo los sucios asuntos de la escuela. Mucha sangre se había derramado allí, y muchas tumbas excavadas en la tierra contenían los cadáveres de alumnos que habían cometido el error de desagradar a los corruptos maestros de la escuela. En mitad de un pequeño claro vio a los dos alumnos: una joven alta elfa de cabello rubio, y un muchacho humano de pelo negro y desgreñado. Charlaban entre ellos acerca de los últimos exámenes, despreocupados y sin saber nada de lo que sus maestros habían decidido para ellos. Apenas eran niños (probablemente la elfa tuviese bastantes más años que el chico humano, pero aún así era muy joven); Corax sintió asco por que le hubiesen pedido que los asesinase. Retrocedió un poco para que los alumnos no lo viesen, y pensó su plan de acción. Era obvio que no iba a matar a los muchachos, pero ¿que hacer entonces? ¿Convencerles para que huyan? ¿Atacarles y esperar que decidan huir por su propio pie? ¿Y si los guardias los pillaban? Tenía que darse prisa; otros dos muchachos estarían con Lorne, y ese cerdo no se iba a andar con miramientos. Tenía la oportunidad de quitar a Lorne de en medio y salvar la vida de cuatro jóvenes; no podía desaprovecharla. Salió al descubierto y se acercó a los muchachos.

Los dos alumnos estaban fuera del recinto de Scholomance. Se conoce que habian viajado en barca para poder llegar hasta la arboleda.

Tu barcaza, pequeña y discreta, ideal para estos trabajos, te esperaba donde siempre. Teniendo en cuenta la tranquilidad que habia en las aguas no tardarias mas de un par de minutos en llegar hasta el otro lado.

Una vez alli ya te conocias el terreno. Podias ver las huellas que habian dejado estos jovenes aprendices de mago. Y alli los tienes, tal y como te habian dicho, el muchacho y la elfa. La elfa te produce un profundo desagrado, pero matarla por la unica razon de que un mago ( que desprecias mas aun) te lo ordene no es motivo suficiente como para cometer ese asesinato.

El claro del bosque no es muy grande y la vegetacion es abundante, aunque la fauna no anda muy cerca esta vez. Y por suerte, los exiliados de Zul´Aman tampoco.

 Corax cargó su ballesta; aunque no pensaba atacar a los alumnos, no estaba de más ser precavido. Tal vez no fueran tan inocentes como aparentaban. Sin molestarse en ocultarse, se acercó a donde los dos muchachos hablaban. Cuando estos lo vieron aparecer, Corax se quitó el sombrero, hizo una reverencia y saludó. No obstante, sostenía su ballesta con la mano derecha, lista para disparar si algo saliese mal.

- Hola hola, jóvenes aprendices. ¿Disfrutando de una buena mañana? ¿No deberiais estar en clase?

Corax volvió a ponerse el sombrero, mientras los dos alumnos le miraban extrañados. Era obvio que estaban estudiando sus llamativas facciones.

- ¿Quien eres? - se atrevió a preguntar el muchacho humano

- Le he visto antes - dijo la elfa - Es de los vigilantes de la escuela

- Así es señorita. Estaba patrullando el bosque en busca de trolls, os he visto, y me he acercado a saludar -Corax extendió los brazos y se encogió de hombros, mientras esbozaba su sonrisa más despreocupada.

- ¿Ah si? ¿Y que le importa a un perro guardián mestizo lo que hagan dos magos del Kirin Tor? -replicó la elfa con un tono arrogante

- Señorita, ese es un lenguaje muy rudo para una jovencita - a pesar del insulto, Corax decidió mantener la calma y seguir pareciendo despreocupado

- Probablemente tenga más años que tu -respondió la elfa con una media sonrisa y sin quitar el tono arrogante

- Yo tengo más de dos siglos a mis espaldas, y por tu aspecto, yo diría que no tienes más de cien años. Puede que incluso menos. Y acerca de lo de "magos del Kirin Tor"... Permitidme que lo dude; si estáis aquí es porque sois solo aprendices, y muy probablemente no hayáis pasado los ritos de iniciación del Kirin Tor todavía.

La elfa palideció y borró la sonrisa condescendiente de su boca

- Es perspicaz -dijo el humano mientras reía entre dientes.

- Y ahora que le he bajado los humos a la señorita, tal vez queráis oir lo que os tengo que decir. Es algo que viene de arriba, de los maestros de la escuela.

- ¿De arriba? -preguntó el humano

- Si; órdenes de la dirección. Me han dado una orden muy explícita: que os mate

Los dos jóvenes abrieron los ojos de par en par y se miraron extrañados

- ¿Como?

- ¿Es una broma?

- Me temo que no. Vuestros maestros han decidido que no dais la talla, y que seréis más útiles como material para experimentos

- ¡Eso no es posible! ¡El maestro Lavaescarcha nos dijo que prometíamos mucho, y que se reuniría aquí con nosotros para enseñarnos los secretos de la escuela! - la elfa estaba totalmente desquiciada y gesticulaba nerviosamente

- Oh si, ya lo creo que os los enseñaría. La idea era que yo os matase, y que luego por la noche levantasen vuestros cadáveres para que los estudiantes "favoritos" de Lavaescarcha y sus acólitos practicasen tiro al blanco. Veríais los secretos de la escuela, pero no creo que os gustase la perspectiva.

- ¡No te creo! ¡Quieres asustarnos para que te resulte más fácil matarnos!

- Señorita, si quisiera mataros ya lo habría hecho. Ni siquiera me habría hecho falta salir a por vosotros. Dos disparos desde los árboles, y asunto concluido. He venido a advertiros sobre lo que realmente está ocurriendo en Scholomance; ahora mismo, el maestro Kel´Thuzad, que fue expulsado, seguramente esté en las tierras del Sur de Lordaeron levantando ejércitos de muertos vivientes, y luego volverá a la escuela para entrenar más nigromantes. Pero bueno, eso no importa, porque el destino de Lordaeron ya está escrito y nada podrá cambiarlo. Sin embargo, el vuestro si puede cambiar. ¡Huid ahora y advertid a la gente de lo que se está fraguando en Scholomance! 

Dicho esto, Corax volvió a quitarse el sombrero y a hacer una reverencia, y se dio la vuelta.

- ¿Pero a donde iremos? -preguntó el humano

- Al Oeste no, desde luego. Ahí viven los trolls del bosque. Y al Sur... Ahora mismo se está fraguando una guerra en Lordaeron. Quizás en el Norte, en Quel´Thalas, podáis estar a salvo, pero solo durante un tiempo; no me quedaría demasiado si estuviese en vuestro lugar. Lo que está claro es que no podéis volver a la escuela; os matarán si volvéis. Elegid vosotros; yo no puedo hacer más. 

- ¿Y por que nos ayudas?

- Porque me dan asco los maestros de Scholomance, y más aún cuando me piden que mate niños.

Sin decir más, Corax volvió a su bote. Tenía que darse prisa si quería evitar que Lorne despachara a los otros dos muchachos.

Regrasas lo más rapido que puedes en dirección hacia donde Lorne estaba ocupado con su trabajo. Cuando llegas hasta su altura, un poco mas hacia el este de tu situación actual puedes oir un grito desgarrador que cruza la tranquilidad de la naturaleza. El grito no obstante no es humano ni elfo que es lo que estas acostumbrado a oir.

Suena a algo más gutural, sabes que es lo que suena asi y una sonrisa se esboza en tu rostro. Aprietas el paso, es posible que los alumnos hayan tenido tiempo de escapar si se han visto sorprendidos por los trolls.

Desgraciadamente, Lorne es un hábil asesino, rápido y cruel. La escena completa no alcanzas a verla, pero puedes ver a un alumno lanzando un rayo de hielo a un troll mientras Lorne segaba la vida de otros dos a la vez. La muchacha ya estaba muerta en el suelo cuando llegastes a la escena. Comienzas a descender una ladera para intentar proteger la vida de ese muchacho en un vano intento por intentar que hay un cadaver menos para sus diversiones. Lorne te ve acercarte, estas cerca del alumno, te hace un gesto de asentimiento con la cabeza, te deja a ti el honor de acabar con su miserable vida. El muchacho te ve, pero piensa que vienes para ayudarle como esta haciendo Lorne, pobre idiota, no sabe lo cerca que esta de morir.

Un troll que quedaba por alli te ve aparecer de repente y corre hacia ti levantando su hacha por encima de su cabeza. Lo has visto más que de sobra por lo que no te pilla de sorpresa, lo que si te pilla de sorpresa es el placaje que el muchacho le hace al troll para quitartelo a ti de encima. Con una agilidad asombrosa para un aprendiz de mago, se levanta de un salto y con su baston da un espectacular golpe en la cabeza del piel verde, que suena a huesos rotos de manera muy desagradable, quedando alli muerto.

- Muchas gracias por la ayuda prestada.- El muchacho parecia sorprendido por lo acontecido, aunque se le veia sonriente, algo raro para alguien que acaba de ver morir a una compañera. - sin vuestra ayuda esos trolls nos habrian matado a los dos, supongo que ya puedo volver a la escuela,  si esto era algun tipo de prueba la he superado con creces.

El muchacho echa a caminar y Lorne le pone una mano en el hombro

- No tan rapido, veras, se me hace muy violento decirte esto, has luchado bien, de veras que si, peeeero .- Lorne hunde una daga en el pecho del joven, directa contra un pulmon.- Lo cierto es que si no llega a ser por mi no habrias logrado vivir, asi pues, no alteremos el curso de la historia, y dejemos que los destinos se cumplan tal cual.

Tras un entierro rapido Lorne se te gira de nuevo

- Volvamos, aqui ya no tenemos nada que hacer, y no me apetece matar más trolls por hoy.

Menos mal que Corax era bueno fingiendo, porque si Lorne llegase a percibir lo furioso que estaba, quizás habría perdido la ventaja del ataque sorpresa. Había asesinado al joven a sangre fría, sin titubear, sin darle la oportunidad de defenderse y después de que el muchacho hiciese una excelente demostración de talento. Se acabó; la escaramuza de los trolls era la escusa perfecta para justificar la "accidentada" muerte de Lorne. Iba a disfrutar con esto; llevaba mucho tiempo esperando acabar con semejante cabrón.

- Después de ti, Lorne - Corax se quitó el sombrero y señaló hacia el bote con un gesto afable

Lorne lanzó una risa sardónica, se giró y se dirigió al bote. Con el asesino dándole la espalda, era el momento de quitárselo de en medio. Corax se volvió a poner el sombrero, alzó su ballesta, la apoyó sobre su antebrazo izquierdo, y disparó.

 Corax disparó su ballesta. El proyectil salió zumbando y dio a Lorne justo debajo del omóplato derecho, perforando un pulmón. Un excelente disparo, pero quizás no bastase para acabar con él. Corax tiró la ballesta al suelo y se llevó las manos a las empuñaduras de su estoque y su daga, listo para iniciar el combate cuerpo a cuerpo.

Lorne ahoga un grito mientras mira con sorpresa el virote que asoma la puntita por entre las juntas de su coselete. Se gira lentamente para despues caer de rodillas ante ti. Un hilillo de sangre asoma por su boca, cayendo lentamente por la comisura de sus labios. Te mira con ojos serios.

- Pues que sepas que yo por lo menos, mis padres lloraran mi muerte.

Poco a poco se encorva sobre si mismo haciendose un ovillo.

Corax recogió su ballesta del suelo. La cargó de nuevo, y, manteniendo la distancia, apuntó a Lorne con calma 

- Ni siquiera habrá una tumba con tu nombre a la que puedan ir a llevarte sus llantos. Esto va por todos los muchachos a los que has matado.

Corax disparó. El virote dio de lleno en la cabeza. Al instante, el asesino dejó de convulsionarse. Corax se acercó, y extrajo los virotes del cadáver de Lorne. Contempló el cadáver, y se quedó pensativo. Lo cierto es que nadie creería que un troll había matado a Lorne de forma tan limpia, así que tendría que librarse del cadáver. Subió el cuerpo a la barca, usó un trozo de amarra para atarle dos piedras pesadas, se alejó todo lo que pudo de la playa y la escuela, y arrojó el cadáver al agua. Una vez terminado el trabajo, se lamentó por no haber podido ayudar a los otros dos muchachos; el joven que le había ayudado contra el troll parecía especialmente prometedor. Pero bueno, no podía salvarlos a todos, y había acabado con su asesino. Al menos Lorne ya no mataría a más jóvenes.

Estaba atardeciendo. Tenía que darse prisa; seguramente tendría que presentar un informe sobre lo ocurrido, y por la noche tenía que reunirse con los infiltrados del Kirin Tor. Cogió su pequeño bote, y se dirigió hacia la escuela.

De vuelta a la escuela todo transcurre con normalidad. En tu cabeza van pasando los gritos de tantos alumnos que han sido asesinados vilmente. Este ultimo que has visto morir te hace pensar en los dias en los que estabas de servicio en las Tierras de la Peste del Este, justo debajo de Naxxrammas. En aquel entonces, los magos guerreros eran un bien muy preciado y se guardaban como oro en paño. Este podria haber sido uno de ellos. En fin, era una lastima, pero no era el unico, sino otro de tantos.

Una vez en la escuela acudes a tus aposentos. Y frente a ti, al llegar a la planta de los cazadores, tu peor pesadilla. Vaya, ese enano si que te da miedo de verdad, Mercuro, el más sanguinario y despiadado de los cazadores de Scholomance. Dicen que es tambien mago y que es capaz de leer las mentes, pero ya mas de uan vez has comprobado que no es capaz de tal proeza. A pesar de todo, con su unico ojo sano, ya que es tuerto, te mira como si te estuviera traspasando con su lanza

- ¿Y Lorne? - su voz, granznidos como los de los cuervos, resuena por el pasillo - Necesito hablar con él, he recibido un mensaje de la escuela y debo hablar con él, vamos dime donde esta, no te quedes ahi parado y contesta de una vez. - Habla muy rapido y no para de moverse sobre el sitio, es muy nervioso, y aquellos que lo conocen dicen que es un experto en el combate cerrado. Raro para un cazador como él, pero algo es indudable, en aquel gremio de asesinos nadie osaba levantar la mano contra Mercuro. Habia un rumor que decia que era hermano de Lavaescarcha, lo que pasa es que cualquiera que conociera a Lavaescarcha sabia que es mentira, ya que Lavaescarcha es un humano.

 - ¿Lorne? No tengo la menor idea. La última vez que lo vi fue en mi habitación, cuando acudió para comunicarme la misión. Pensé que ya había regresado.

Corax se ponía nervioso cuando veía a Mercuro andar de un lado para otro mientras parloteaba, y por eso titubeó un poco antes de responder. Pero bueno, la excusa era creíble. Ahora solo quedaba esperar a que Mercuro se la tragase, y si no, pues inventarse otra.

- Ese maldito idiota no esta cuando lo necesito. Si cada vez que tengo que contar con el desaparece esto es una porqueria me va a oir cuando lo vea... - bla bla bla, Mercuro se va pasillo alante hablando el solo sin parar de mascullar improperios acerca de Lorne.

Ahora ya solo falta encontrar a los emisarios del Kirin Tor, claro que no va a ser dificil encontrarlos ya que un tauren, eso no se ve todos los dias, de echo, no has visto un tauren desde que te mandaron atras en el tiempo. No han salido de Kalimdor jamás y no se tiene noticias de ello por lo que parece que el plan de momento sigue en orden. A fin de cuentas, nadie sabrá jamás lo ocurrido dentro de estos muros, pero una cosa es segura. Deben arder hasta los cimientos. El desprecio que sientes por los profesores y los cazadores cada vez va en aumento. Has visto ya de todo, matanzas, carnicerias y nigromancia. Invocaciones de demonios menores controlados por poderosos arcanistas y despues alumnos matandolos a sangre fria con el unico interes de poder obtener informacion sobre los demonios para ver si es viable usar demonios en sus malvados planes del arrasamiento de Azeroth. Claro que ya sabes el resultado de ese estudio. Pero tu mision es otra, debes encontrar a los tuyos.

Ensimismado en tus pensamientos no te percatas de que alguien se te ha acercado por la espalda y te ha dado un ligero golpe en la parte de atras de la rodilla, en un infantil intento por hacerte perder el equilibrio. Te giras enfadado, te reprochas a ti mismo el no haber oido a nadie acercarse tras de ti, pero ves a una mujer sumamente bella, humana por cierto, y tambien cazadora, lamentablemente. Ya tenias cierta confianza con ella. Ashä era su nombre.

- ¿Te has enterado del ultimo rumor? Un hombre toro ha venido a unirse a los alumnos y le acompañaban dos humanos. El doctor Anélido los ha entrevistado. - Te cuesta mantenerte concentrado en lo que dice, su belleza es arrebatadora y tiene un no se que que te hace perder la razon, perdiendote en la musica de su voz y en los aromas de miel y canela que emanan de ella.- Luego les echas un ojo, lo más seguro es que uno de los humanos se una a nosotros.

Ashä se va y la pierdes de vista. Sacudes la cabeza volviendo en ti, ya lo tienes todo medio echo, ya estan localizados, pero el doctor Anélido... eso son palabras mayores. Es el creador de las abominaciones del azote y el creador de muchas otras cosas. Fue proferor del propio Kel Thuzard y amigo de la infancia de Lavaescarcha. Durante años ha sido el director de la escuela y por lo que te han contado, en la actualidad vive en la Ciudadela de Corona de Hielo, bajo la protección del rey Lich.