Partida Rol por web

Gaudi escucho el texto de la carat en si, y por lo pronto parecia algo sencillo

-Y si hay comida que acompañe a la copa mejor que mejor...si vosotros aceptais ir, yo voy con vosotros, no tengo un lugar mejor a donde ir en estos momentos

La decisión a tomar resultaba de lo más sencilla. Ahí estaban todos ellos, unos nobles, otros guerreros errantes sin destino. Daba igual, ahora no tenían nada y se les podría considerar mercenarios. Y los mercenarios, lo único que buscan es trabajo, algo que casualmente les acababa de caer de los cielos. De modo que Mirai daba por hecho que todos accederían.

Pese a todo él le dio más importancia a pequeñas palabras clave de la carta. "Uno de mis contactos" significaba que era alguien poderoso, interesado en el tráfico de información. "Mansión" obviamente implicaba poder económico. Y de ser así iría estrechamente relacionado con el apellido "de Arkhet". En esta ocasión Mirai no pronunció palabra que pudiera desacreditar a Merkhem como cabecilla, se limitó a animar a sus compañeros.

-En ese caso, pongámonos en marcha caballeros. Y señorita.- Puntualizó a la mujer.

Se perdió en sus elucubraciones, decidido a compartir con su hermano y Saeris sus conclusiones con discreción en cuanto tuviese oportunidad, pero no dejaba de darle vueltas al nombre de la familia que les convocaba. Sentía que debía saber de quién se trataba por su estatus, como si fuese una espina clavada en su mente. 

-de Arkhet...-

El apellido te suena, sabes que es de una familia de nobles de la ciudad, pero realmente no terminas de ubicarla, solo sabes eso que son nobles y que los has escuchado alguna vez

Por lo que habían leído en la carta, parecía que realmente aquella persona tenía un gran poder adquisitivo. Aquello sin contar conque les habían encontrado y parecían saber quienes eran, al menos aparentemente. Sin embargo todo aquello tan solo añadía interés a ojos de Armand, que ardía en deseos de conocer a aquella noble y descubrir cual era el interés que tenía puesto en todos ellos.

- No es como si pudiera negarme, ya que viajo con ellos. - dijo como acto reflejo, ocultando su verdadero interés - Y ellos ya han decidido. ¿Cuando nos vamos? -

Saeris escuchó atentamente todo lo que decían los demás, pero ella tenía un pequeño deje de paranoia, sobre todo después de que todo ocurriera y todo ello en parte por culpa suya, tenía que haber hecho caso a lo que la decían, pero algo la había llevado a esa posición.

Cuando todos aceptaron ir, Saeris no se negó, solo esbozó una sonrisa hacia los presentes mientras se acercaba a Merkhet para susurrarle algo al oído, como una confidencia.

-Mi señor, si esa mujer sabe quienes somos, ¿lo sabrán los demás? ¿seguirán persiguiéndonos? No me gusta mucho.

Merkhem escuchó la confidencia de Saeris sin mostrar emoción alguna, acechando con la mirada a los demás presentes para asegurarse de que no prestaban más atención de la debida a sus asuntos. Cuando la dama guardó silencio, el noble le devolvió unos susurros.

Si esa mujer estuviera en el bando de los traidores, habría enviado soldados a capturarnos. No creo que esté con ellos, y sí que puede ser una valiosa aliada en su contra. Puede que esos traidores tengan los mismos recursos que ella para encontrarnos o puede que no, pero no pienso vivir con miedo. Buscaremos aliados y recuperaremos lo que nos pertenece, y Anne de Arkhet bien puede ser un primer paso.

El hombre se pone de pie mientras deja caer unas monedas que tintinean en la mesa, con una gran sonrisa Sabrille mire a los alli presentes y dice:

- Muy bien, señores, me parece estupendo haberles encontrado a todos aqui, la verdad que ha sido una suerte, ya me temia que iba a tener que ir dando tumbos por toda la ciudad

Sabrille comienza a caminar hacia la puerta y dice:

- Bien, bien, creo que entonces nos encaminaremos hacia la casa de mi empleadora, no sera un camino muy largo, ademas podran ver las maravillas y no tan maravillas de esta hermosa y lujosa ciudad, eso si, no para todos, asi que si gustan de seguirme

El variopinto grupo sale de la posada, el ambiente alli es bastante animado y segun van entrando en las diferentes calles de la ciudad mas centrica pueden ver como se trata de una bulliciosa ciudad, grandes edificios con muchos adornos en sus muros, calles perfectamente adoquinadas en donde los lujosos coches de caballo van de un lugar a otro transportando a sus nobles ocupantes.

Las calles estan salpicadas de farolas preparadas para cuando sea la hora encender sus velas para procurar la suficiente iluminacion a sus habitantes, los cuales son personas en general de una alta clase social, apenas pueden verse uno o dos vagabundos, pero la guardia de la ciudad rapidamente los lleva a zonas "mas adecuadas para ellos" como los barrios bajos ya que las calles por las que caminan son calles lujosas y limpias y esa escoria la ensuciaria.

Tras un tiempo caminando pueden contemplar un gran caseron de estilo victoriano, protegido por una gran valla de acero que da acceso a un jardin interior coronado por setos cortados en formas de diversos animales y personas, algunos como cisnes, osos o niños jugando en un circulo.

Sabrille toca una campanilla exterior y se queda mirando al grupo y entonces dice:

- Bueno, esperemos un poco a que nos abran, la verdad que como la casa es un poco grande a veces tardan un poco en abrir.

Mira a todos y dice en tono discendido y alegre:

- Y bueno, parece que han sido llamados porque parecen competentes, que han estado haciendo antes de llegar a la ciudad 

-trabajar, es lo que estuve haciendo antes de llegar aquí, para buscar otro trabajo, me entretiene y me deja tranquilo, ¿y vosotros?-digo mirando al resto de acompañantes.

Se nota cierta incomodidad en el grupo de aventureros, que se han visto forzados a unirse desconocidos y a seguir a un guía aún más desconocido. Pese a todo Sabrille demuestra ser un buen guía y conocer de sobra la ciudad en la que se mueve. Mirari no pierde detalle de todo cuanto cuenta y cada vez que se cruza con un carruaje procura prestar atención a las posibles marcas o escudos de armas que suelen decorarlos.

-Escuchad, no estoy seguro de qué, pero conozco el apellido Arkhet y estoy seguro de que son gente de la nobleza. Por ello, cuidad las formas cuando lleguemos, no necesitamos más enemigos ni problemas. Dejad siempre que el anfitrión sea quien hable y haga las preguntas, para saber hasta dónde nos conoce y cuánto tiempo nos han estado siguiendo la pista.-

Compartió finalmente sus pensamientos con todo el grupo durante el paseo mientras seguía maravillándose con la ciudad. Hasta que finalmente llegaron a una mansión de arquitectura sublime, jardines interminables y setos decorados que no tenía ninguna otra función que la estética. Mirai se sintió sobrecogido por la harmonía del lugar y en cierto modo deseaba entrar para contemplar las obras de arte que podía poseer la familia. En especial las pinturas.

Sabrille parecía demasiado extrovertido para tener algo que ver con la casa. Pero su entusiasmo era contagiable.

-Desde luego Sabrille, sabemos lo que nos hacemos. Pues como cualquier otra persona tratamos de forjar nuestro propio destino según los designios de estos tiempos. Y para ello necesitamos trabajo.-

Armand se dejó guiar por las calles mientras contemplaba a su alrededor. Todo lo que veía atraía su atención, cuanto más lujoso mejor, sin embargo no le causaba ninguna emoción ver a los guardias arrastrando a los pobres desafortunados a otras zonas lejos de los ojos de los viandantes. El ya había estado en su piel, si no tenían el buen juicio de apartarse a zonas menos peligrosas para ellos o la agilidad para evadir a los guardias, era su problema.

Al llegar frente al edificio soltó un silbido de admiración, aquello era realmente ostentoso. Ya estaba deseando entrar.

- ¿Han pensado en situar un criado en la entrada de forma permanente? Y por supuesto que somos competentes, me ofende que se muestre dudoso. - sin duda le gustaba hablar como si supiera de que trataba todo aquello, aunque se sentía muy curioso al respecto

-A mí lo que me molesta es que nos hayan estado observando desde hace tanto tiempo, ¿por qué no se acercaron y preguntaron? -preguntó Saeris bastante incómoda. Había Estado en silencio durante todo el camino, observando y sin decir mucho, como si temiera que cualquier cosa que dijese fuera a ser escuchada por algún espía de algún noble.

Mientras esperaban a que les abrieran la puerta, Saeris se cruzó de brazos y se quedó un poco atrasada respecto a Merkhet, como si estuviera esperando que la mismísima Inquisición saliera de esa puerta para acabar con todos ellos.

Unos pasos se escuchan y una criada de etnia Aion aparece, la mujer al ver a Sabrille hace una pequeña reverencia y abre la puerta para que todos puedan pasar al interior del jardin y mas tarde de la mansion, Sabrille pasa al interior con una mirada de confianza y al ver a la sirvienta dice:

- Hey muchacha como va?

Camina como si hubiese estado en mas de una ocasion alli y entra en la mansion tras atravesar el jardin como si estuviese totalmente invitado, con una gran confianza y descaro. Al entrar en la gran mansion todos pueden ver como realmente es un lugar lujoso e impresionante, varias estatuas de marmol decoran la entrada  y la descomunal escalera que esta en el centro del recibidor que lleva a un segundo piso con varias puertas de las maderas mas nobles.

Al entrar una mujer hace su aparicion, la mujer baja lentamente por las escaleras, con porte noble y seguro, se nota que es una mujer de la nobleza con bastante poder, ademas mira fijamente a los alli presentes, la mujer parece joven aunque por sus manos puede verse que es algo mas mayor de lo que aparenta. La mujer tiene una mirada seria y altiva, que no prepotente.

La mujer llega a la altura de los aventureros y con una calida sonrisa les saluda:

- Les estaba esperando, gracias por acudir a mi mansion, como deben suponer yo soy Anne de Arkhet, pero si me permiten invitarles a una copa mientras hablamos del asunto que me ha llevado a ustedes en un lugar mas tranquilo.

La mujer comienza a caminar a una habitacion que estaba a la derecha, se trata de una pequeña sala de reuniones con unas sillas de aspecto comodo y muy caro, varias copas estan en una mesita y un par de licores, la mujer se sienta, por su parte Sabrille se queda en la puerta mirando distraidamente.

La mujer espera a que los aventureros sean servidos por los sirvientes y se sienten entonces casi inmediatamente empieza a hablar:

- Les he hecho llamar ya que se trata de un asunto de suma importancia, he oido hablar de las cosas que han hecho y de las que son capaces de hacer, y me temo que la guardia de Chaville, a pesar de su buena voluntad, no van a ser capaces de realizar mucho mas, y pronto archavaran el caso, y no puedo permitir que algo asi suceda. Se trata de mi hija Linda, ella esta prometida con Oliver De Kessou, un importante muchacho de la familia De Kessou, con el cual estabamos estableciendo, un matrimonio concertado. Llevaban varias semanas viendose en citas en los salones de baile de "Chateau", a poco tiempo de aqui si van en carruaje, o a una hora mas o menos de camino si ustedes van andando. El caso es que mi hija ha desaparecido...si, si, como oyen se ha esfumado, al parecer discution con Oliver, y esta debio enfadarse o algo, y el caso es que nadie sabe nada de ella, ¿saben?, ella es una jovencita que no sabe valerse por si misma, y dudo que se haya escapado por su propia cuenta, mas bien creo que alguien la ha secuestrado o algo, ¿saben?, oh, por favor, necesito que ustedes averigüen que le ha sucedido, pobre Linda mia

La mujer segun hablaba le costaba mantenerse serena y mantener la calma, sin duda si no fuera por sus modales habria roto a llorar casi en el inicio del relato

Pues yo creo que deberíamos empezar por lae, interrogando a la gente de allí incluyendo Oliver, eso sería lo mejor pero antes que nada lo importante:

-SI aceptáramos el trabajo cual sería la recompensa, señora-pregunto directamente y sin descaro.

Gaudi habia mantenido silencio, no habia encontrado nada que decir, entre todos habian decidido ir alli y ahora ya era demasiado tarde para echarse atras

-Ohh vamos Huracano, no seas tan directo, no ves que la pobre dama esta afectada - Gaudi se arrodillo cerca de la señora, sin tocarla para no ofenderla - Haremos todo lo que este en nuestros manos por ayudarla y ver donde esta su hija, puede darlo por seguro.

El noble seguía analizando todo cuanto había visto al entrar en la casa, incluso lo que había contemplado de camino, mientras escuchaba a la dama. Era sin duda una mujer de noble cuna, fuertemente adinerada, aunque adolecía de la resolución y recursos que todo noble feudal poseía. Los caballeros que viven en castillos aislados cuentan con sus propios hombres de confianza, no necesitan recurrir a mercenarios desconocidos para resolver sus problemas. Es lo bueno de no depender de la guardia de una ciudad.

Sentado a la mesa en el extremo opuesto a la dama, imposible discernir quién la preside en realidad salvo por la dirección de todas las miradas, contemplaba con molestia el modo en que intervenían algunos de los presentes. Una mirada inquisitiva evidenció sus pensamientos hacia Huracano y su descaro tan ofensivo. En otros tiempos hubiera sido suficiente para haberle abofeteado por tamaña acción, pero la vida había puesto a Merkhem en un camino diferente, para su desgracia. Gaudi, en cambio, se comportaba como el benefactor que aparentaba ser, siempre solícito y altruista.

Pero Merkhem se hacía preguntas. ¿Realmente sabía la dama quién era él? ¿Comprendía las implicaciones de solicitar su ayuda? Puede que Gaudi no viera más allá de la posibilidad de extender el bien en el mundo, y que Huracano no tuviera ojos más que para contar monedas, pero Merkhem tenía sangre noble en sus venas, sus miras iban mucho más allá.

Merkhem se puso en pie, con la copa de vino en la mano, y caminó con aire noble y distinguido hacia una de las paredes de la sala, contemplando uno de los tapices.

Señora de Arkhet, cuando haya terminado de ultimar sus negocios con el resto de los presentes, quisiera que me concediera el honor de hablar con usted en privado unos minutos. Si le parece bien...

Tan solo ladeó su rostro ligeramente al hablar, con una voz sofisticada a la par que dura, llena de autoridad y firmeza. La voz de alguien con una decisión encomiable.

Armand se movía por la habitación como un niño en su propia casa, curioseando de aquí para allá. En un momento se hallaba contemplando un cuadro y al siguiente acariciando la madera de un mueble cercano. Podría haber estado así varios minutos, pero concedió a su anfitriona unos segundos para que se explicase y saciar así su curiosidad.

No creía que la razón de su presencia allí fuera la desaparición, o secuestro, de una joven. Su interés por el tema disminuyó un tanto. Le animaba la perspectiva de ganar algo de dinero fácil, pero le dejaron con la palabra en la boca, el desconocido que les había acompañado desde la posada acababa de hacer la pregunta que él mismo se disponía a realizar. Estaba seguro de que podría haberla hecho con más elegancia, pero, ¿qué importaba? tal vez al fin y al cabo ese tipo no le cayera mal después de todo.

La mujer escucha las palabras de los alli presentes y comienza a responder:

- Como pueden suponer deseo encontrar a mi hija cueste lo que cueste y por ello les ofrezco una recompensa de 200 MO la cual creo es una mas que cuantiosa suma

Entonces mira a Gaudi y asiente en señal de agradecimiento mientras dice:

- Se lo agradezco es usted muy considerado caballero

Tras las palabras de Merkhem a mujer parece sorprenderse, entonces dice:

- Deseais hablar en privado? acaso no podeis hablar de ello delante de vuestros propios compañeros? de acuerdo no me importa, podermos hablar en privado de lo que deseeis