Partida Rol por web

- Le he preguntado a uno de los criados y me ha comentado que le han llevado el desayuno al cuarto. El doctor ha vuelto a insistir en que reposara, aunque por lo que he escuchado en los resultados del análisis no han encontrado nada que pudiera indicar que hubiera sido drogada. - Vuelve a responder William. 

No era la clase de información que Margeryth le gustaba que circulara por la mansión, pero era imposible evitar que los criados chismorrearan sobre todo lo que pasaba. 

Si Julia lloraba, Marcellette lloraba el triple. Se abraza también a su amiga con todas sus fuerzas, como si soltándose fuera a desaparecer.

Sus lágrimas caen sobre el hombro de Julia a mansalva, y de vez en cuando aprieta más fuerte de lo necesario para asegurarse de que no era una especie de visión o que ya estaba muerta.

- Juuuliaa... ¡Juliaaaa!

Y parecía que no fuera a terminar de llorar nunca.

- Ya... No se porqué temía que no dejaría rastro. - Pone una mueca de frustración.- Cuando termine de desayunar iré a verla. - Mira a Fran. - ¿Te gustaría que paseásemos luego por la zona del estanque? Como en los viejos tiempos. - Sonríe com dulzura.

Julia y Marcellette sollozan durante al menos un minuto antes de que Julia haga ademán de separarse del abrazo. Entonces vuelve a analizar a Marcellette, ahora con la mirada. Le acaricia la mejilla, dónde el moratón se comenzaba a hacer evidente y las marcas de su cuello. 

- Hay que salir de aquí. - Dice con decisión. Se limpia las lágrimas con la manga y al hacer este movimiento para su mirada en el cadáveres del hombre y de Thadeus. Algo en su interior se revuelve a juzgar por su expresión. La muerte, fueras guardia o fueras un simple ciudadano, no era común en Cele. - Nos explicaremos mutuamente lo que nos ha pasado cuando estemos en un lugar seguro. - Se levanta y le ofrece la mano a Marcellette para que se levante. - ¿Puedes caminar por tu cuenta?

- Entiendo. - Digo resignado. Sè que no es solo una recomendación. Me diapongo a despedirme pero antes pregunto. - ¿El cliente había también contratado a Butch para la misión?

Fran parecía un tanto aturdido cuando responde.

- Si, claro. Aunque no pensaba marcharme muy tarde. - Tras decir esto la mira con seriedad, cómo adelantando que no iba a aceptar una negativa por su parte ante este hecho. 

Amadeus le da un trago a su copa y sonríe con cierta diversión.

- La presencia del carnicero en el evento no tiene relación alguna con el gremio. - Comenta sin perder de vista el contenido de su copa. Entonces vuelve a mirar a Karoi. - La chispa, Karoi. ¿Lo recuerdas? Ha sido más sutil de lo que esperaba, tengo que reconocerlo, pero la chispa que le dará cara a los secretos de esta ciudad ha nacido esta noche. No lo olvides. 

- Lo se, tranquilo. No pensaba retenerte aquí eternamente. Aunque me gustaria. - Bromea con su inocente sonrisa.

Digo sin querer llevarle la contraria. - Entendido... -  Después de esto me despido para volver a casa de Elena y descansar. 

"Tengo que asegurarme que cuando los secretos se desvelen, esté lejos de esta ciudad. "

- S-sí. No me ha hecho daño...

Marcellette miraba los dos cadáveres, parándose más tiempo en el de Thadeus. ¿Estaría bien dejarlo ahí? No se merecía eso.

Cuando iba a ponerse en marcha tras Julia recuerda algo. Incluso habiéndole pasado lo que acababa de pasarle, la curiosidad de Marcellette salía vencedora. Quizá esta situación lo acrecentaba más. Marcellette quería saber lo que estaba pasando... con lujo de detalles.

Lo normal sería alejarse de estos temas. Tener ciertos conocimientos había resultado ser peligroso pero... puestos ya en peligro, ¿qué más daría un poco más? Además, algo le empujaba a Marcellette a aprender más sobre lo que estaba pasando.

- Es-espera. - solloza - ¿T-tienes aún lo que te dejé antes?

Julia, que parecía más concentrada en salir de ahí que otra cosa, mira a Marcellette algo desorientada. Entonces parece entender a que se refería su amiga. 

- Ah, si. - Rebusca en su bolsillo y le da el pequeño aparato a Marcellette. - Me requisaron el equipo y lo que imprimí sobre Butch, pero conseguí esconderlo. - Y añade con urgencia. - Pero ya te contaré los detalles cuando salgamos de aquí. 

Fran le devuelve la sonrisa, cálida aunque algo triste. Tras eso, el resto del desayuno transcurre con normalidad intentando esquivar todo lo relacionado con los problemas de la fiesta para hablar sobre el lado positivo, aunque era evidente que resultaba un tanto forzado para los tres. Eventualmente, todos se dan por satisfechos y Undine se dirige a hacerle la prometida visita a Margeryth. 

Una vez delante de su dormitorio pica a la puerta y la voz de Margeryth desde el interior le da paso. Al entrar la encuentra sentada en su escritorio cercano a un gran ventanal. Sin duda Undine le tenía mucho que envidiar al cuarto de Margeryth en lujos, pero era lo que cabía esperar de alguien de su nivel. 

Nada le impide a Karoi regresar con tranquilidad hasta el apartamento de Elena, ahora mucho más tranquilo pues el paquete había sido entregado, aunque al mismo tiempo consciente del peligro al que se estaba exponiendo él y a Elena misma al haber sustraído una de las piezas de dicho paquete. 

Elena lo recibe sonriente, con aires de celebración, con una botella de licor de calidad sobre la mesa. 

- Me he tomado la libertad de concedernos un pequeño capricho, por el hecho de que sigas con vida después de una misión que considerábamos suicida. - Le sirve vaso y se lo da. - Buen trabajo, Karoi. - Se sienta. - Aunque tengo que reconocer que la seguridad estaba mucho más "relajada" de lo que esperaba. 

Undine pasa y se queda de pié mirándola. 

- Deberíais descansar, Lady Margeryth, aún es muy pronto y vuestro cuerpo necesita resposo después de lo sucedido anoche.- Le pide con amabilidad y el rostro algo preocupado.

Me siendo y digo. - Sí, cuando ese PABOT me atacó yo ya pensé que sería de los SIBOTS. Además Wolf ha comentado que hay rumores que algunas personas quizás estaban drogados. En cualquier caso, celebremos. Olvidate de la misión por ahora. 

Tomo un sorbo y añado. - Sabes que hice antes de irme del último encuentro con el PABOT. Le he dejado un papel con el numero de tus telefonos desechables a.. - Sonrio y concluyo. - Undine. - Me quedo en silencio un momento y añado. - Mi intención es disculparme por lo del dron y el PABOT. Y quien sabe, quizás sí que pueda acabar consiguiendo un autografo.

- No digas bobadas, Undine. - Dice Margeryth con cierta molestia. - Para eso ya tengo al doctor. Me encuentro perfectamente. Y ciertamente me relajo más con mis notas que dando vueltas en la cama. - Asiente, cómo recalcando con ello sus palabras. Entonces relaja el tono para añadir. - ¿Que tal has pasado tu la noche? 

Elena abre mucho los ojos, sorprendida, cuando Karoi le explica lo del papel.

- ¿Q-que hiciste qué? - Dice sin acabar de creérselo. - ¿E-estás mal de la cabeza? - Mira al lugar dónde reposaban algunos de los teléfonos desechables de Elena, con una mezcla de emoción y terror. - ¿Quieres decir que podría llamar en cualquier momento? - Vuelve a mirar a Karoi, nerviosa. - Tengo ganas de abrazarte y estrangularte... Y no se por cuál decantarme. Espero que esto no nos de problemas... - Vuelve a mirar los teléfonos antes de añadir. - Aunque supongo que tendría que decir... Gracias. - Mira a Karoi, agradecida. - Por pensar en mí. - Entonces lo señala, autoritaria. - Aunque ni por asomo creas que te voy a dejar coger esa llamada. - Sonríe con picardia. - Perdiste tu oportunidad, ahora Undine es sólo para mí. 

- Bien, no debéis preocuparos por mi. - Sonríe algo lastimera.- Me preocupa más vuestro estado. Pero ya veo que se necesita más que una droga aturdidora para impedir que sigáis con vuestras obligaciones. - Sonríe con amabilidad, algo más aliviada.

- Hay un tema del que necesito hablaros... hace ya unos dias. - Empieza a decir con cierta inseguridad.- Quería esperar a que hubiese pasado la actuación y poder hablar en un momento en que no estubiseis tan estresada.- La mira a los ojos. Se notaba que era algo importante.- Así que si pudieseis darme una hora en que podáis tener tiempo para mi vendré cuando estéis dispuesta. - Pide con amabilidad.

Rio un poco y doy otro sorbo del vaso. - Simplemente, pide disculpas de mi parte por el inconveniente del dron. - 

-Al menos si llama, ponlo en altavoz, prometo no decir nada. - Digo con una mirada maliciosa. 

Margeryth levanta una ceja, mirando a Undine con una mezcla de curiosidad y severidad.

- No estoy haciendo nada importante, por lo que puedo concederte una hora ahora mismo. - Responde con formaiidad. - Cuéntame que es lo que perturba, Undine.