Partida Rol por web

El eco perdido de un anuncio diario de la megafonía de Cele entró por la ventana y Karoi abrió los ojos cómo si estuviera programado para ello. Lo primero que sintió fue el leve palpitar de su corazón artificial. Podía sentir cómo poco a poco bombeaba la sangre, a intervalos constantes, cómo un reloj... Que le recordaba a Karoi que su tiempo ya no le pertenecía. Desde el exterior podía parecer que tenía una posición privilegiada, pero eso sólo era una forma de endulzar la situación... Era un esclavo. Condenado a seguir hacía adelante para sobrevivir y agarrándose a la esperanza de que algún día podría ser libre de nuevo. 

Por suerte para él no estaba sólo en la persecución de dicha esperanza. Estaba tumbado en el sofá del comedor, allí dónde solía dormir siempre que se quedaba en el apartamento de Elena, y podía escucharla a ella respirar levemente, aún perdida en el mundo de los sueños, en la habitación contigua. 

Karoi se mueve de forma lenta y torpe pues tenia el cuerpo magullado. Había vuelto de una misión el día anterior que no había sido especialmente tranquila. Era tarde y en el último momento había tenido que salir corriendo de la escena tras acabar con su objetivo. Una de las normas básicas del gremio de ladrones era que no podías acercarte a una de las localizaciones seguras en caso de ser perseguido, por ello había tenido que ingeniárselas para esquivar a sus perseguidores, lo que le había llevado a dar más vueltas de las que su cuerpo había aguantado. Por suerte para él el apartamento de Elena no estaba especialmente lejos y se había podido caer muerto allí. 

Ahora sólo le faltaba rezar porque aquel fuera un día más tranquilo. 

Me levanto en silencio.

Me quedo unos momentos observando los rayos de luz de la calle que se filtran por la ventana.

"Desde que empecé mi nueva vida me cuesta dormir. Creo que tengo pesadillas pero cuando me despierto no hay parece que haya nada que recordar. Me despierto en tensión pero con mi corazón frío, siempre latiendo al mismo ritmo." medito en silencio.

Me acerco a la ventana y miro por la ventana la ciudad aún por despertarse del todo. Hay personas caminando sin rumbo aparente. Hago recopilación las tareas del día..

"Tengo que revisar mis heridas, este cuerpo con toda la capacidad que tiene aún es frágil. Después entrenaré un poco y finalmente revisaré qué objetivos han sido marcados."

En el baño, delante de un pequeño espejo inspecciono que no tenga heridas graves. Me aseguraron que no había perdido la capacidad de notar mis heridas pero tengo miedo de morirme sin más. Como un robot que se queda sin batería, hasta que se desploma sin vida todo parece que funciona bien.

Durante mi entrenamiento, pese a que estoy a oscuras y intento no hacer ruido escucho que Elena se despierta.

Sin querer interrumpir lo que parece mi lucha contra un adversario invisible se pone a desayunar. El desayuno es frugal, un café y una tostada.  No hay mucho más, mientras entreno pienso. "Cuantas más misiones harán falta para al menos que podamos comer bien, en la guerra me acostumbre a comer poco y ahora con este cuerpo. No quiero comer, lo necesito para sobrevivir pero cuando veo la comida pienso en mis entrañas expuestas cuando la explosión. No es algo que le haya dicho a Elena, simplemente digo que quizás tuvieron que cortar mucho estómago en la operación. Estoy seguro que ella también me miente, la verdad hay veces que no nos aleja del abismo. me gustaría al menos que Elena pudiera animarse un poco en el desayuno, que no le recordara la situación en la que nos encontramos."

- Buenos días- Digo sentando en una pequeña silla. - ¿Qué objetivos tenemos para esta semana? - intento parecer animado. Aunque mis ojeras y piel blanquecina quizás delatan lo contrario. Elena mediante la red puede acceder a una base de datos con los objetivos, es un sitio que no solo es difícil de acceder sino que la información que tiene para alguien fuera del gremio parecen solo galimatías sin sentido.

Elena estaba saboreando cada bocado que le daba a la tostada de forma concienzuda, cómo si de forma fuera a sacar un sabor más intenso de ella, al tiempo que miraba distraída una pantalla portátil. Era raro que se pudieran permitir algo así, pero lo cierto era que ni eso, ni todo el equipo que había en una habitación contigua ni el equipo propio de Karoi les pertenecían. Todo eran simples "préstamos" por tal de que pudieran realizar su trabajo de forma eficiente, una manera más de alargar la inalcanzable deuda. Por supuesto, perder o estropear cualquiera estos dispositivos o equipos prestados acarreaba consecuencias negativas. El hecho de que Elena estuviera consultando la pantalla tan cerca de su café era algo que podía llegar a poner de los nervios a Karoi. 

Elena se acaba la tostada, aunque parecía algo decepcionada al ver que ya no tenía nada en la mano. 

- Sobrevivir. - Comenta de forma despreocupada. - Y a juzgar por cómo tuviste que salir corriendo anoche, deberías convertir eso en tu objetivo principal. - Sonríe, algo burlona. - Me parece increíble que no vieras esa cámara, sólo le faltaba estar haciendo señales luminosas para indicar que estaba ahí. 

Aparto un momento la mirada del café que parece que se vaya a caer sobre el portatil y esa vez sonrio un poco. 

"Después de un tiempo con Elena apreció mucho su sentido del humor. Cada uno responde a los pensamientos oscuros a su manera. En el ejercito combaten el miedo con rutina, entrenamiento y acción. Hasta que el cerebro se desconecta y puedes estar en paz. El arma de Elena es su razón, no puede deshacerse de ella. Aún recuerdo algunos compañeros que cuando volvían a casa entraban en colapso. No podían huir eternamente de sus propios pensamientos. "

Hago una expresión como si buscara como contestar a Elena con algo ingenioso pero no tardo mucho en rendirme y digo. - La próxima vez me encargaré de las camaras primero. Prefiero que me encontrarme un técnico cuando estoy saliendo de la escena del crimen que todos los guardias armados del edificio. - Intento asomarme un poco como si fuera a leer la pantalla. - ¿Algo interesante? Preferiblemente en un bajo. La última vez casi escapo desde demasiado alto. - 

Durante unos segundos Elena mira a Karoi sin acabar de comprender a que se refiere, pero cuando por fin parece darse cuenta devuelve la vista a su pantalla y comienza a desplazar el dedo por la superficie. Abriendo y cerrando pestañas al mismo tiempo que escribía con una velocidad y destreza digna de admiración. 

- Pensé que querrías tener un respiro después de lo de ayer, no me he parado a consultar nada aún. - Al cabo de unos segundos parece que su tarea ha terminado y simplemente le da la vuelta a la pantalla y se la acerca a Karoi. Acto seguido, coge la taza de café con las manos. Aquella era una de las manías de Elena que podía llegar a resultar encantadora para quien la conociera, se ponía nerviosa con facilidad si no tenía algo con lo que ocupar las manos. - De todas formas, le di una ojeada anoche, y diría que no habrá nada especialmente interesante. Con el cumpleaños del Líder Supremo a la vuelta de la esquina la ciudad está demasiado activa cómo para que muchos se planteen crear problemas. 

Si, Karoi había escuchado lo del cumpleaños de Markus VIII, su 60 cumpleaños. ¿Y cómo no hacerlo? La megafonia de la ciudad se había encargado de recordar más de una vez el acontecimiento. Durante los cumpleaños del Líder Supremo se hacían todo tipo de eventos en el distrito comercial, pero siendo este su 60 cumpleaños se esperaba una celebración por todo lo grande. Claro que mientras el distrito comercial estaba abierto para todo ciudadano registrado, también existía una fiesta privada orquestada para la nobleza en la Sala de Eventos. Fuera cómo fuera, Karoi no tenía ni la autorización ni los recursos para asistir a ninguno de los dos acontecimientos, así que no le daba muchas vueltas al asunto. 

A pesar del pesimismo de Elena, Karoi mira la pantalla para curiosear las tareas colgadas por el gremio. Había pocos datos que compartir, el nombre en clave de quien la encargaba, un precio, una fecha, una localización, un objetivo y algunos detalles adicionales. No había mucha variedad de misiones para un gremio cómo el suyo: matar, intimidar o sustraer algún objeto valioso. Tal y cómo Elena había comentado, no parecían especialmente motivadoras las misiones colgadas en ese momento, y el precio tampoco compensaba mucho el riesgo que era necesario tomar. 

La más eficiente respecto a esfuerzo y tiempo era una misión para esa misma tarde, una simple tarea de intimidación para un noble menor que se había olvidado de pagar sus impuestos durante demasiado tiempo. 

Observo la misión. - Parece facil- digo analizando el caso. - Espero que no haya invertido el dinero que le falta en defensa. - digo, intentando que suene gracioso -

-¿Puedes investigar si ha hecho compras de servicios de seguridad o si el edificio donde se aloja tiene seguridad extra? No creo que este tranquilo sabiendo que debe dinero a peces más grandes que el. - 

"No me importa mucho ser el cazador de nobles. Es mejor que atacar a aquellos que han caído del todo... quizás no puedo evitar pensar en que podríamos acabar en un contrato una vez ya no fueramos útiles... El mayor problema es que tienen recursos para hacerme pasar un mal rato si cometo un error."

Elena vuelve a acercarse la pantalla y mira con curiosidad la tarea que ha escogido Karoi al tiempo que le da un pequeño y sonoro sorbo a su café. Asiente para sí. 

- No debería costarme mucho encontrar ese tipo de datos sobre alguien así. Dame una hora, quizás menos. - Aparta la pantalla y da un largo trago al café, terminandolo, y se levanta. - Te contactaré tan pronto cómo lo tenga.

El último comentario lo dice acompañado de unos golpecitos en la oreja. Con eso estaba haciendo referencia al sistema de comunicación que venía incorporado en el casco de Karoi. Y no sólo eso, gracias a ese casco Elena podía localizar la posición de Karoi, saber lo que estaba viendo y recoger todo tipo de datos en su entorno. Gracias a esos datos podía darle información a Karoi sobre el camino a seguir o posibles peligros que lo rodearan. 

Elena se pasea hasta la habitación dónde estaba su equipo. Con la cantidad de pantallas y teclados que había ahí, parecía imposible que aquel centro de mando estuviera siendo operado por una sola persona. 

- Por cierto, deberías ir a ver a Wolfy para pedirle otro suministro de baterías para tu delicado corazón. - Comenta Elena, una vez que ya se ha puesto a trabajar. Y con cierta sorna, añade. - Estoy segura de que te echa de menos.

No existía nada parecido a una amistad entre Karoi y Amadeus, de hecho la tensión era evidente en algunos de sus intercambios de palabras. Pero Amadeus tenía la habilidad de tratar a todo el mundo de forma amistosa, ya fuera para negociar o incluso cuando estaba a punto de ordenar el asesinato de su interlocutor. Si era capaz de algo así era por el simple hecho de que sabía que estaba a un nivel muy por encima de casi todo el mundo con el que hablaba. 

- Heh - miro un momento la ventana como si visualizara mi camino. - Tienes razón. Además es mejor aprovechar antes de que la ciudad se despierte del todo para ir a la Perla. -

Preparo mi traje y casco. Me dispongo a ir a la Perla observando furtivamente el ambiente de la ciudad.

Tras prepararse el equipo y despedirse de Elena brevemente, Karoi sale del apartamento finalmente. El sol brillaba con fuerza en el horizonte, o mejor dicho, la imagen que la cúpula que rodeaba Cele daba del sol... Bien podría ser de noche y nadie se daría cuenta, pensamiento que resultaba un tanto perturbador. Pero siempre había otras cosas en las que pensar que el control que pudiera tener Cele sobre sus ciclos del sueño. 

Karoi se pasea con cautela por la ciudad, tomando caminos por los que sabía que no abundaban las cámaras y esquivando las patrullas de SIBOTs lo mejor que podía, siempre con la mano preparada para activar el campo que distorsionaba su identidad si llegaba a resultar necesario. Era triste ser un fugitivo en tu propia ciudad por el simple hecho de que tu familia te hubiera repudiado, pero era algo con lo que Karoi había aprendido a lidiar hacía ya tiempo. 

Eventualmente, termina por llegar hasta las puertas de la Perla. A pesar de que el interior era bastante lujoso, el exterior debía mantener un poco las apariencias por lo que la entrada se encontraba en un callejón entre dos altos edificios. En la misma había un PABOT con cuerpo musculoso al que la gente se refería cómo el "Conserje". Por suerte para Karoi, nunca lo había visto actuar en directo pero por lo que había visto en algunas grabaciones, el Conserje tenía poco que envidiarle a algunos de los modelos más antiguos de DEBOT. Había un "Conserje" en cada uno de los edificios del gremio. 

El Conserje asiente tras varios segundos y Karoi entra en el interior por la puerta que custodiaba. Cómo un cambio entre el día y la noche, el interior de la Perla era digno de pertenecer a un noble de la más alta alcurnia. En primer lugar estaba el recibidor, que recordaba al de un hotel (Y en cierta forma esa era su función para los miembros del gremio que vivían allí). En el centro del mismo estaba el mostrador, dónde se podían hacer peticiones de habitación o de misión (A pesar de que también se podían hacer a distancia, cómo Karoi solía hacer por tal de no tener que pasearse demasiado por la ciudad). Detrás de la barra del mostrador otro PABOT esperaba inmóvil a los clientes de la Perla. La Perla, quitando la presencia de Amadeus y de los asesinos que se hospedaban allí, estaba habitada principalmente por PABOTs. Cuando se buscaba mantener el secretismo de un lugar cómo aquel era más confiable plagarlo de robots que de miembros del servicio que hablaran más de la cuenta. 

Me acerco a la recepción y pregunto. - ¿Se encuentra el gerente en el edificio? - Sabia que estaba ahí. Nunca le había visto salir pero esa formalidad le distraía un poco de la penosa situación en la que se encontraba.

Cómo cualquier maquinaría que se pone en marcha después de estar inactiva, se escuchan unos sonidos mecánicos provenientes del interior del PABOT y se endereza un poco más. Asiente para confirmar que ha recibido el mensaje de Karoi. 

- El amo Wolf se encuentra en su despacho. Espere aquí mientras que le informamos de su llegada, señor Skozerny.

Y acto seguido hace un gesto algo torpe con la mano, señalando una pequeña sala de espera con varios asientos y un pequeño bar (También gestionado por un PABOT). Amadeus Wolf siempre se hacía esperar, estuviera lo libre que estuviera, así que más le valía a Karoi distraerse un poco por su cuenta. 

En el interior del bar, apoyado en la barra se encontraba uno de los miembros del gremio apoyado sobre la barra. Su nombre en clave era Orange, y todo parecía apuntar a que eso era debido a su afición por el fuego. Era bastante joven y creído, la típica persona que te cae mal sólo por su forma de dirigirse a ti. 

Más de una vez había coincidido con "Orange". Aunque fue antes de que empezara a hacer misiones. Cuando aún rondaba la Perla sin rumbo aparente. No tengo la oportunidad de hablar con mucha gente y "Orange" con lo creido que es no cuesta mucho que revele información sobre sus actividades. Quizás aprendo algo útil.  

Me acerco y le digo. - Hola, ¿Como va?

- Ey. - Dice a modo de saludo, en plan informal. - Karoi, ¿Verdad? - Comienza a meter las manos por debajo de su chaqueta y en los bolsillos de los pantalones, cómo si intentará buscar algo. - Lo siento, pero no tengo suelto para dejarte. - Dice con tono burlón. - Claro que podría darte algo por ese casco tuyo, ¿No te asfixias ahí dentro? 

- Valiente cretino. - Dice de pronto la voz de Elena, cargada de rencor, desde los altavoces del casco. Por suerte, sólo Karoi podía escucharla. - No se ni para que lo intentas, Karoi. Todos conocemos bien la fama que tiene Orange, lo que me extraña es que nadie haya pedido ya una orden de asesinato con su nombre en el objetivo. 

Sonrio un poco por el comentario de Elena. Ignorando el primer comentario de Orange respondo. - Es bastante útil. Me permite pasar más desaparecibido. No creo que eso encaje con tu estilo. Me consta que últimamente hay gente preguntadose si hay alguien detrás de los incendios en las casas de los Caligieri. Aunque no te veo preocupado. ¿Cual es tu plan si empiezan a enlazar casos? No creo que a Wolf le haga mucha gracia tener que ir limpiando la situación. - Lo digo con una voz monotona pero se nota que intento buscar una reaccion.

 "Quizás se va a encontrar con Wolf por eso. Debería buscar menos el conflicto pero aún me puede la lengua."

Orange suelta el aire en un amago de risa. 

- Pues aquellos que me señalen a mí arderán también. - Dice con sobrada tranquilidad. - Pero de todas formas, a no ser que los raritos de los laboratorios se inventen una máquina para regenerar materia desde la ceniza... Creo que cubro bastante bien mi rastro. Da igual que tan sofisticados sean los juguetes que lleve uno o la seguridad de cualquier lugar, el fuego es implacable y siempre lo será. 

- Busca un cubo de agua y echaselo de mi parte, por favor. A ver si se le enfría la cabeza de esa forma... Que está claro que la está haciendo funcionar a demasiada potencia. - Comenta Elena en tono irónico, ahora más agotada. Tenía poca paciencia para gente cómo Orange. 

"Me pregunto cómo empezó. Supongo que Wolf vio el valor de tener un piromano en plantilla. O quizás ha desarrollado esta fea aficción con el tiempo. " 

Comento a Elena sin que Orange me oiga. - Vas a tener razón. Si le ponen un contrato encima nadie se va a sorprender. 

Vuelvo a dirigirme a Orange. La conversación pensaba que podría ser interesante pero al igual que Elena solo ha conseguido cansarme. - Te diria que suerte pero parece que no la necesitas. -

Orange se encoge de hombros y sigue con su bebida. Junto en ese mismo momento, el PABOT que estaba detrás del mostrador se asoma por la entrada del pequeño bar. 

- El amo Wolf terminará pronto su reunión. Por favor, acompáñeme. 

Obediente, Karoi sigue al robot hasta el ascensor hasta un ascensor colocado justo detrás del mostrador. Allí otro PABOT está al cargo de los controles. Karoi entra en el ascensor, controlado tanto por dicho PABOT cómo por una cámara que seguía todos sus movimientos (Seguramente el propio Amadeus estaba al otro lado de la mismo) Ambos PABOT se miran y el segundo introduce una combinación en un teclado tras lo que las puertas se cierran y el ascensor empieza a subir. 

El ascensor llega a la última planta y las puertas se abren, dejando ver un largo pasillo decorado con varias estatuas y cuadros que llevaba directamente hasta el despacho de Amadeus. Otros dos PABOTs modificados para el combate guardaban la entrada del mismo. A parte, Karoi no había tenido el "placer" de experimentarlo, pero sabía que el pasillo estaba cargado con torretas y las paredes estaban reforzadas contra todo tipo de ataques externos. 

Las puertas del despacho de Amadeus se abren antes de que Karoi llegue. 

La puerta había sido abierta por el propio Amadeus que invitaba a salir a un hombre en el interior del despacho (Seguramente el mismo con el que estaba reunido). Por la sonrisa de ambos, parecía que la reunión había sido un éxito, pero sin embargo el hombre parecía un tanto nervioso. 

- Espero grandes cosas de ti, Gustav, estoy seguro de que no me decepcionarás. - Decía Amadeus en tono amigable al tiempo que le daba unas palmaditas en la espalda al susodicho Gustav. Él asiente simplemente, agradecido aunque demasiado nervios cómo para contestar.

Entonces Amadeus fija su mirada en Karoi, tan penetrante que hace que Karoi sienta un escalofrío. Al mismo tiempo que Gustav se alejaba del despacho, Karoi se acerca en la dirección contraria. Y justo cuando estaban a un escaso metro sucede. Un disparo, limpio y silencio, de procedencia desconocida atraviesa la cabeza de Gustav justo por la frente. El cuerpo ya si vida del hombre cae hacía adelante, a sólo un paso del camino que estaba tomando Karoi.