Partida Rol por web

Fatty vio que Hank se podía mover, aunque a duras penas. Lo aupó sobre su hombro. 

—Vamos, muchacho, cúbreme con tu rifle y te ayudaré a llegar hasta el médico. Toma una chocolatina, te ayudará a llegar.

Fatty pensaba que el sargento y Showalter habían muerto en la explosión, o quizá alguno habría sobrevivido medio muerto, porque alguna granada había partido de ahí. Al llegar a los médicos, tomó parte de las vendas que tenían y comenzó a sanar a su compañero. 

Carl había sacado su arma y se disponía a cubrir al Sargento cuando se dio cuenta de que Miller llevaba un rato muerto.

Cuando se alzó, con el arma lista para vengar su muerte y sin importarle seguir su camino, se dio cuenta de que los alemanes huían.

Apenas sin fuerzas, agarró el cuerpo de Miller en sus brazos y se dirigió a la zona de los caminos.

Pues si vivimos, vivimos para el Señor, y si morimos, morimos para el Señor. Así que, si vivimos o si morimos, somos del Señor.* - dijo a sus compañeros cuando vieron el cuerpo sin vida.

Johnson, hay que localizar la munición y enseñarles a estos nazis cómo celebramos el 04 de Julio.  Sullivan, cubranos. Yo prepararé un camión para asegurarnos el regreso a casa.

—Ahora les cubro, pero espera que despierte al sargento —Fatty le metió una chocolatina en la boca, una de las buenas, de las que despertaban a un muerto le quitó un trocito de madera del ojo y trató de vendar las heridas...

—Joder... ¡Sargento! ¡Que tiene rasguños y contusiones pero no despierta!

William se despertó lentamente ante las sacudidas de Fatty. Le dolia la cabeza y no podia abrir un ojo. No recordaba nada.

Que... que ha pasado? - preguntó debilmente - La mision... Proyectiles...

El sargento tenia varias heridas de bala y la contusion en la cabeza. En ese estado, incluso moverle hacia las lineas aliadas podria acabar con su vida... Aunque no habia mucha eleccion.

Hank seguía hecho un ovillo detrás de la torreta tratando de taparse varias hemorragias. Estaba superado y no se dió cuenta que el combate había cesado hasta que apareció Fatty a su lado y le plantó una chocolatina en la cara.

—Vamos, muchacho, cúbreme con tu rifle y te ayudaré a llegar hasta el médico. Toma una chocolatina, te ayudará a llegar.

A Hank estuvo a punto de tirar la chocolatina, pero la acabó cogiendo y empezó a comérsela mientras John le taponaba las heridas con gasas y le daba un poco de morfina.

-Hemos ganado. Joder, pues claro. Si Patton se llega a enterar que sus muchachos se han dejado ganar, se planta aquí y nos corta los cojones.

Conforme se acercaban a Alberto y al sargento a pedirles ayuda, vieron que era el quien más la necesitaba. Fatty se apresuró a curar al Sargento y Hank le ayudó como pudo, inmovilizando y sujetándo al sargento según las instrucciones de John mientras este taponabla las heridas.

Fatty no conseguía levantar al Sarge —Joder, esto lo tenía que estar haciendo el médico... ¡Joder, si tenemo un médico! —dijo acercándose a Alberto, que estaba debajo de su mochila de suministros.

—Venga, que no estás muerto, chico, levántate y ayúdanos. Debes cumplir tu sueño de vencer al Nazismo y volver a tu España natal a montar una Seguridad Social para los pobres, que ese Franco que tenéis nunca la montará. 

Fatty, con una venda y varias chocolatinas para el español, logró despertarle. 

—Showalter, venga aquí —dijo Fatty al suicida del coche. —¡Esas heridas no son nada, no seas quejica! —comentó, dejándole bien cosido. FAtty cosía bien, cosas de coser comida bajo el forro de su ropa.

Helmut vomita algo de sangre y se gira incorporándose levemente.

- Aguua - dice

Hayden agacha la cabeza y se tira al suelo, como los compatriotas de su compañero Alberto cada 7 de Julio, esperando que la manada pase por encima de él...

... y sorprendentemente...

... Las balas vuelan a su alrededor, silbando, pero pasan de largo. Una vez más parece que Hayden seguirá desafiando a la muerte...

Cuando el destacamento alemán queda en silencio va hasta sus compañeros y echa una ojeada rápida.

Yo no puedo hacer nada aquí, será mejor que me encargue de la misión...

- Iré a ver si puedo hacerme con uno de esas balas incendiarias. Deberíamos utilizar el camión para volver, no estamos en condiciones de caminar de vuelta.

Y se dirige al montón de munición, esperando encontrar algo especial, algo que llevar de vuelta a los aliados, aunque sigue pensando que la magia no está en los proyectiles.

Habían vencido pero eran vulnerables, así que Hank se subió a la torreta Noreste y agarró la MG-42 vigilante por si a los alemanes les daba por volver.

Hayden registra el montón de proyectiles al lado de ambos cañones, pero no logra encontrar nada extraño en ninguno de ellos. Aparentemente es munición estandard.

Gritando más de lo habitual, probablemente porque su sordera esté aumentada por lo cerca que le explotó la última carga, Hayden grita.

- ¡Aquí no hay nada útil! Esta munición es completamente normal. Sigo pensando que debe ser algún nazi el que hace esto. ¡Ayudadme a buscar a los oficiales o a cualquiera con pintas raras entre los cadáveres!

Glglglglglglg

PNJITIZADO

Alberto utiliza uno de los kits en el mismo, inyectándose una dosis de adrenalina para poder trabajar mejor. Algo más cómodo hace una cura rápida al sargento, no es gran cosa pero le permitirá andar. Con Hank obtiene mejores resultados, y la venda y el entablillado funcionan bien.

Después de que Alberto le cure con manos de santo, parece que una vez recuperado de la conmoción, las heridas no eran para tanto. ¿O acaso se recuperó tan rápido por la chocolatina de Fatty? Ese gordo no era normal, todo lo que hacía tenía algo de milagroso.

¡Ayudadme a buscar a los oficiales o a cualquiera con pintas raras entre los cadáveres!

Una vez Alberto termina de curar al resto y monten a los heridos en un camión, Hank ayuda a Hayden a buscar entre los cadáveres. Y después de eso se dirige a los que siguen en condiciones de combatir.

¿Alguien me acompaña? Puede que aún haya alguna sorpresa dentro del Bunker. Alguien debería alejar el camión con los heridos por si dentro del bunker quedan más alemanes y nos fríen a tiros.

Al fin y al cabo los alemanes eran como cucarachas, bien podían estar apilados unos sobre otros dentro del bunker.

Antes de asomarse al bunker, Hank examina los lanzallamas y toma uno él mismo. Sí había "cucarachas", les daría a probar su propia medicina.

Lo primero que le llama la atención a Hank en cuanto toca el lanzallamas es lo frio que esta. Todo el esta helado, desde el gatillo a la mochila. Lo segundo es la falta de fuego en la salida para incendiar el gas.

No puede evitar pulsar con cuidado el gatillo, cuando lo hace un extraño liquido sale de él congelando el suelo a donde apunta (*).

Mmmmmm. Parece que estos depósitos no son lanzallamas para freír a posibles atacantes. Ciertamente no tenía mucho sentido que hubiese tipos con lanzallamas protegiendo el bunker... parecen más bien dispositivos para contener lo que hay dentro del bunker. Ahí dentro tiene que haber algo bien gordo y bien caliente...

Quizá debamos usar todos los lanza frío disponibles.