Partida Rol por web

Asesinato en Córdoba

I. La puerta de Almodóvar

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25/02/2014, 18:08
Ishaq ben Abner

Víme como "encerrado" nada más haber sido llevado allí. Había estado alguna vez en la collación aquella, mas nunca tuve la desgracia de pisar el suelo del cuartelillo, ni de vérmelas con ninguno de los que veía ahora, fuera por la razón que fuera; el caso es que ahora mi presencia, aunque poco grata, era más o menos esperada, como la del resto de aquellos presentes como yo. Y eran todo dispares, aunque a mi parecer no era ninguno judío mas que yo (con lo cual no compartiría burlas o ascos, sino que, seguramente, todos vendrían para mí...).

El caso es que eché un vistazo a la planta de arriba desde el patio, y aquello no parecía sino un atiguo mesón como reconvertido, según creí al ver. Mas cuando vi el trajín originado por unos y otros alguaciles, bien sabía que de allí no saldría sin un armadura o sin una soga entre mis manos, asique esperé que fuera claramente la primera opción. ¡Ay!, ¡y que el sol me quebama en la nuca!

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25/02/2014, 23:59
Rodrigo de Baena

Si él ya iba completamente empapado por el calor que hacía, no quería ni imaginarse como estaría su nuevo compañero Gracián, al que oía respirar con dificultad mientras se dirigían al cuartel de la guardia. Quedose mirando en derredor al ver a los allí reunidos que, imaginose Rodrigo estarían esperando entrar como él al servicio de la ley, y asombrose al ver el abigarrado grupo que formaban, pero ¡si hasta infieles había allí y todo!, o por lo menos eso pareciole a él.

Silbó por lo bajo imaginándose compartir tertulias, servicios y a saber qué otras cosas con aquel grupo tan dispar. Mas no había vuelta atrás sino quería que su padre lo desheredara. Esperó con una paciencia que no sentía, pues el sol era más justiciero que los que allí se veían y dábale en todo el cogote, pues habíase quitado el bacinete para que no le molestara, confiando en que no tardaran demasiado en decirlos lo que fuese porque, como siguiera así, sufriría tal golpe de calor que le dejaría tendido en el suelo.

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26/02/2014, 00:55
Narrador

Pronto partís Zacarías y tú tras el guardia, quien al parecer non es omne de muchas palabras. Las ajetreadas calles vos impiden moveos con facilidad, et el calor es cada vez más sofocante conforme el sol se acerca poco a poco a su cénit. Vos encontráis a algún que otro paciente conocido por la calle, quienes vos saludan con un movimiento de cabeza, un buenos días doctor, o un simple arqueo de las cejas (los que tuvieron problemas más... "delicados", et han de ser discretos, como presupones es ahora la situación del buen posadero Cipriano).

Hay bastante más gente de la habitual, eso desde luego es cierto. Tardáis casi el doble de lo que lo habríais hecho habitualmente, pero al fin llegáis a la calle Abades, en la collación de Santa María. El guardia entra en lo que parece, por su estructura, un antiguo mesón, reformado ahora como cuartel de la guardia.

Tras las indicaciones pertinentes del guarda, te reunes con el omne que está al mando, don Fabián Buendía, con quien ya habías tenido trato anteriormente. Muchos de los omnes de la guardia visitaban tu consultorio et requerían de tus tratamientos para sus heridas, pero rara era la vez que se te convocaba, hasta ahora.

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26/02/2014, 01:02
Fabián

Fabián está junto a la puerta que da al patio, observando a un gran número de omnes allí reunidos. Desde luego non es lo que se llamaría la élite de la sociedad: algunos gordos como toneles, otros más escuchimizados que ratas; judíos, cristianos, gente con ropas elegantes de los que diríase burgueses, et gente con más cicatrices que pelos en la cabeza, et más fechorías a sus espaldas que seso.

-¿Ve a qué nos ha llevado todo esto, doctor? Este -señala con un brazo a los omnes, ajenos aún a vuestra presencia- es el triste futuro de la guardia. Esos jodidos pueblerinos hambrientos que non paran de llegar et llegar non tienen oficio ni nada que llevarse a la boca, la ciudad está llenándose de putas y delicuentes. La guardia non da a basto, et el Concejo ha decidido aceptar a casi cualquier escoria en las nuestras filas. ¡Hasta...! -el omne interrúmpese, et luego carraspea- ...Hasta todo tipo de gentes. Mas yo solo soy un mandado, et tengo que tragar lo que me echen.

Fabían gírase al fin hacia ti.

-Necesito que los inspeccione, doctor. Lo último que nos face falta agora es que encima estén enfermos... Dígame quién está listo para servir et quien no. Descarte de inmediato a quien presente el más mínimo síntoma... Recibirá, por supuesto, sus honorarios habituales.

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27/02/2014, 00:15
Pedriño "O Maruxo"

¡Canto me gustaba callejear! ¡A xolda! ¡A alegría das rúas! Aquello era vida y bien que disfruté el trayecto hasta el cuartelillo. 

¡Pero que pouco me gustaba coñecer xente nova e menos ao sol! Intimidábanme y yo sudaba por todas partes de mi gruesa anatomía aguardando en aquela plaza, tanto que miré al suelo y con gran borgoña me di cuenta que bien parecía un meado lo que había ¡pero era sudor! ¡Lo juro!

La espada había aumentado de peso, y mi capa norteña no hacía más que empeorar las cosas. ¡Ay! ¡Cuánta morriña de Lugo! Busqué la sombra y avancé hasta la pared, pero se me adelantó un hombre grande y grueso, aunque no más que yo. ¡Carallo! Foi suficiente para que cambiase la trayectoria lo justo, para ponerme a su lado pero a distancia prudente.

Los nervios me podían pues no sabía que vendría luego. Era como cuando o meu pai me enseñaba a cazar con la ballesta: Fillo meu, tú mira y espera. Así que fue lo que hice, comencé a silbar por lo bajo una melodía pegadiza que había escuchado por alguna bodega, llevando el ritmo con el pie derecho mientras veía aumentar el charco bajo mi orondo cuerpo.

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27/02/2014, 11:57
Martí Carbonell

Martí contemplaba a las demás personas que, como él, esperaban en el patio del cuartel, el calor sofocante que hacia a estas horas de la mañana parecía apunto de derretirnos, el sudor de mi frente descendía cada vez con más frecuencia. Martí observaba el entorno tratando de buscar un poco de sombra donde poder cubrirse de la calor.

En el patio del cuartel, había todo tipo de gentes, "espero que esto no llegue a ser problema" pensó Martí mientras observaba el rostro de cada uno de ellos.

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28/02/2014, 19:02
Yunus ibn al–A'war

Aunque desafortunadas, eran ciertas las palabras de Fabián. A simple vista aquellas personas no parecían enfermas, al menos más allá de lo lógico a causa de la mala alimentación e higiene. Lo realmente preocupante era que esos infelices fueran a formar el cuerpo de la guardia sin ningún tipo de experiencia, vocación, o un mínimo de forma física...

Comienzo por el primero de la fila. Un examen rápido, son demasiados; compruebo dientes y encias, posibles cojeras, capacidad de reacción, úlceras, yagas, y un largo etcétera..

- Tiradas (1)
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03/03/2014, 23:31
Narrador

Un médico judío entra en el patio y empieza a examinaros uno a uno sin mediar palabra. Le sigue el que parece ser el capitán de la guardia, o al menos el omne al mando del cuartel, por su prepotente caminar y la repentina postura erguida que algunos adaptan cuando entra en el patio (que a buen seguro eran viejos conocidos).

El médico, que los murmullos os facen saber a quienes non conocéisle que se llama Yunus ibn al-A'war (curioso nombre para un doctor judío), examina en primer lugar a Rodrigo, el de Baena, dándole por sano.

Uno a uno examina a todos los presentes, señalando a quienes padecen alguna enfermedad, quienes a un gesto del capitán, el tal Fabián, son retirados del patio por dos guardias, mientras preguntan a dónde llévanles. Se puede palpar un nerviosismo latente en todos los allí presentes, pues tras los dos primeros enfermos, muchos empiezan a temer por el suyo destino.

Por suerte o por desgracia, el médico no demórase en demasía, et una vez el, por qué no decirlo, mermado grupo ha sido examinado por completo, Fabián adelántase et toma la palabra.

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03/03/2014, 23:42
Fabián

-Señores, forman ustedes ahora parte de la guardia de Córdoba -desde luego, non puede decirse que alegría u orgullo maticen sus palabras, que claramente pronuncia a desgana.

-Pasen por la mesa del fondo del patio para firmar el papeleo et recoger el suyo equipo. Non se hagan ilusiones. Voy a serles sincero: la guardia se ha visto superada por esta oleada de gentuza que asola la ciudad. Es la única razón de que temporalmente formen parte de la guardia, quiero que quédeles bien claro. Habrán de facer una muy buen labor si quieren conservar el suyo puesto después de que todo esto acabe... Mas dúdolo.

El incipiente número de nuevos reclutas en nuestras filas non permítenos equiparles a todos como debiéremos. Es por ello que habrán de portar su propio equipo... Por lamentable que fuere. Javier les dará al firmar la capa que indentificaráles como omnes de la guardia -et puede que algo más, en este caso tan... especial-. Se les asignará también el puesto que deberán ocupar en las próximas semanas.

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03/03/2014, 23:47
Narrador

Un par de guardias aparecen portando numerosas capas gualdas, llenas de parches, desgarrones, lamparones de sepa dios qué y descosidos. Algunas de ellas son aún más horribles, pues portan una estrella de David mal cosida, con el fin de identificar a los judíos como tales. Otro de ellos, el tal Javier, se sienta tras la mesa, entre innumerables contratos idénticos en papel viejo, esperando.

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04/03/2014, 09:17
Gracián de Alcaracejos

Sabedor de estas lides, Gracián tomó la delantera, no sin antes advertir a baja voz a sus nuevos amigos, Rodrigo y Martí.- Haced lo que yo, y no sonriáis como faltos de entendimiento. Sed sinceros y escuetos, que el capitán sepa lo básico de vosotros, pero nada más.- Así pues, el gordo soldado se dirigió con paso firme hasta el puesto del capitán, se cuadró y saludó marcialmente pero sin pasarse.- Señor, Gracián es mi nombre, parido en Alcaracejos et he servido dos lustros bajo mando del de Córdoba en sus huestes ahora disueltas. Porto pertrechos suficientes para valerme; bacinete, gambesón, una pequeña maza et un escudo. Ducho soy en arco et puedo chapurrear andalusí, ladino y mozárabe, si fuera menester para el servicio.- Y luego calló, a la espera de consignar las órdenes y presto para retirarse a un gesto del capitán.

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04/03/2014, 13:24
Yunus ibn al–A'war

Poco más me quedaba por hacer allí. Me entristecía en parte ver en qué se había convertido la guardia, aunque me consolaba pensando que aquello era mejor que nada...

Me acerqué nuevamente a Fabián; - ¿Necesitades de algo más? Non tengo tiempo en demasía. Tengo numerosos asuntos que atender.

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04/03/2014, 13:27
Zacarías ben Eleazar

La guardia de la ciudad... Siempre quise, ya desde muy pequeño, formar parte de ella. El honor, el deber, defender a los débiles... aquella era mi vocación.

Cierto era que ya había olvidado aquello hacía algunos años, pues los libros sobre medicina y mis clases junto a Yunus me habían absorvido por completo. Y aunque sabia que en la guardia jamás alcanzaría tanto reconocimiento y sabiduría como leyendo los libros de Galeno y acompañando a Yunus en sus quehaceres, ver a aquellos hombres allí presentes despertó de nuevo en mi esa llama ya extinguida que ahora se mostraba como una tímida chispa...

Me acerqué a Yunus, y con voz temblorosa y susurrante le dije; - Maestro, ¿alguna vez vos dije que siempre quise formar parte de la guardia?.
 

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04/03/2014, 13:32
Yunus ibn al–A'war

Non digáis tonterías muchacho, ¿acaso non véis la realidad?. - Le repliqué al mozo, cuya ignorancia era fruto de su corta edad y sus alocadas ansias de aventuras.

Pero maestr... - Atinó a contestarme antes de que le cortara.

Silencio zagal, por agora non hay nada más que fablar. Ya discutiremos tal asunto. - Acabé aquel intercambio de estupideces con voz seria y aún peor semblante.

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04/03/2014, 15:26
Gracián de Alcaracejos

Mirando de reojo al viejo judío y a su joven aprendiz, Gracián procuró callar y no atinar ningún comentario, pero las imágenes de las carnicerías vividas en las batallas le refrescaron la lengua.- Esto… Capitán, con vuesa merced. Allá en batalla muchos iban a Dios por malas curas et heridas infectas…- observando la cara ansiosa del joven que estaba junto al viejo, finalmente propuso.- Si permitiérome el comentario, la guarida daría buen uso de un médico, pues más temprano que tarde vidéremos sangrías, Capitán.-

Dicho esto, y como para dar a entender que para nada pretendía inmiscuirse en las decisiones del Capitán, Gracián, solícitamente y manteniéndose firmes, dio un paso atrás.

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04/03/2014, 18:27
Ishaq ben Abner

Nada más ser observado por aquel médico con aprendiz, elevé mis brazos y recogí una de aquellas capas de la guardia. Sin duda que poco haría por resguardar a uno, por esconderlos bajo ella o por evitar el descubrimiento de un posible cuchillo sujeto en el cinto, sobre mi espalda; que más bien no me haría sino trastabillar, desgarrarse toda ella o descoserse en su totalidad. Sin embargo, vi una que llevaba la estrella de David y fue la que cogí. Aunque de las enseñanzas de la Toráh mi padre intentar enseñarme, no era yo más dado a rezar que al latrocinio (y otros más malos menesteres)...

Observé la pequeña discusión del viejo médico (o lo que fuera) y su zagal, que parecía hijo desprovisto de disciplina y quizá "palos" varios al contradecir al maestro; mas tampoco vi yo agravio alguno, que tan sólo quería meterse a mandar y darse con las señas alguaciles, tal que unos servidores... ¿Quizá no querría el que nos miró las encías que su pupilo compartiera brazo y espada con un "malcardo" judío, un grueso gallego emplumado hasta el cuello en plena Córdoba o cualesquiera de aquellos dispares sujetos?

Crucé la mirada un instante con el muchacho, y sonreíle, mas fue quizá efímero, pues aunque negándole hayábase el maestro, al menos tenía la figura más parecida a un padre de lo que pudiera haber, de lo que yo dejé de tener.

Finalmente escuché a un tipo fornido que osaba dirigirse al capitán, y no haciéndolo sino apelando a que ese mismo joven entrara codo con codo con nos... ¡qué valor! ¡Yo daría gracias tan sólo de estar en ese cuartel y no morir allí mesmo, como para pedir nada! Y por ende me limité a escuchar con paciencia y pericia toda la acción.

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04/03/2014, 18:36
Pedriño "O Maruxo"

Que medo pasei! Pensaba que o médico íba a tocarme o culo, como fixera el doctor del Santo Oficio allá en Lugo, pero no fue así. Suspiré aliviado cuándo solo me miró la quijada, diome un golpe en la rodilla y palpó la barriga, con cierto desagrado. Yo seguía sudando y si me tenían más tiempo en el patio seguramente terminase derretido, así que agradecí la oportunidad de acercarme a la mesa, más cerca de la sombra, a buscar una capa oficial.

Me quité la mía, que pesaba una arroba y la doblé con cuidado baixo o brazo. Luego rebusqué un par de veces hasta dar con una de mi tamaño. Quedábame corta y justa, por ser benevolente, pero tampoco protesté. ¡Ni siquiera levanté la mirada, carallo! Más bien le daba vueltas en la testa a las cosas que había dicho el grandullón ¡sangrías! ¿a qué se referiría? ¿a la matanza del cerdo? Porque en las gestas y leyendas que yo había leído, matanzas del lado de los buenos, las menos. Y los de la guardia éramos los buenos ¿no?

Me apreté un poco más el cinto de la espada y sin apenas abrir la boca señalé con el dedo donde estaba mi nombre:

- Eu-eu-eu soy Pedriño. 

Y volví al lugar dónde estaba antes.

 

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05/03/2014, 00:20
Martí Carbonell

Después de esperar durante largo rato a que aquel médico revisara a todas las personas que se encontraban bajo el sofocante sol que caía en el patio, al fin me toco el turno, tras inspeccionar mi estado el tipo me miro y asintió levemente con la cabeza, "eso es bueno" pensé mientras se alejaba de mi, eso parecía, ya que lo siguiente que me encontré fue a otro hombre haciendo entrega de las capas de la guardia.

Tras escoger la capa que mejor se me ajustaba me dirigí hacia la mesa donde el capitán nos había mandado para registrarnos.

-Mi nombre es Martí, Señor, nacido en tierras catalanas, soy diestro en combate, he servido la mayor parte de mi vida defiendo el nombre de la corona de Aragón, y que ahora mi experiencia me sirva para servir a la ciudad de Córdoba-

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05/03/2014, 00:46
Rodrigo de Baena

Fue cogido por sorpresa por aquel llamado médico y, tal y como pedía y sin más opción que facelo, abrió la boca y dejose mirar. Suspiró aliviado y ensanchó una sonrisa al saber que no había ningún problema con él, ¿por qué había de haberlo? Esperó, alternando el peso del cuerpo primero en un pie y luego en el otro, mientras el viejo recorría a todos los presentes, echando a unos de la fila y dejando a otros. Cuando todo acabó y le dieron la capa, la miró con cierto repelús antes de colocársela. Asintió ante las palabras de Gracián, del cual ya había comprobado lo ducho que estaba en el tema de guardias y demás, y dispusose a dar su nombre y cuatro cosas más al que se sentaba tras la mesa.

- Rodrigo es mi nombre, de Baena. Ni espada ni escudo he manejado nunca pero con el hacha a dos manos... bueno, no se me da del todo mal. Y algo de equipo traigo, espero no necesitar más.

Y dicho tal cosa apartose un paso para dejar pasar al siguiente.

 

Notas de juego

Perdón por la tardanza, me he despistado por completo :/

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05/03/2014, 18:27
Ishaq ben Abner

En tanto que vi al resto presentarse, que tenía ya yo la capa bien ataviada (aunque decir que "bien" quiero referirme a bien probada, aunque quedábase colgando en desigual forma en mi espalda), y cuando acabaron aquellos cristianos, que ninguno de ellos abrazaba la Toráh tanto como yo y aquel viejo médico del pupilo, acerquéme al capitán con cautela.

No he podido recordar aún cuántas veces tragué saliva antes de pararme tras la mesa, ni cuántas veces diéronme ganas de huir tal que de allí, por patas, y perderme entre la multitud de la ciudad de Córdoba, pues... ¿qué hacía un judío allí? Sin duda que aquella pregunta atormentábame y atormentaba a cualesquiera de los presentes, pues hasta al mas fuerte y negro esclavo hubiera estado más en concordancia vistiendo alguacil que un judío.

Mi nombre es Ishaq, para servirle -dije al capitán mirando todos los folios, sin levantar la mirada en absoluto, y con una leve vibración en la voz fruto del miedo y la cautela-. Conozco bien la ciudad, y sobre todo, la aljama, señor.

Por supuesto, era raro el hecho de que un judío conociera más allá de las puertas y muros de la judería sino fuera porque, ¿era un ladrón? ¿Qué harían los infieles hebreos más allá de sus compuertas sino para el latrocinio o la usura nocturna? Mas el decir que dedicábme yo a lo que dedicábame ni era menester ni lógico, ni prudente ni sensato, y más cuando habría de dar ejemplo con capa y espada (si dábase el caso) a los ciudadanos de ahora en adelante...