Partida Rol por web

A pesar de las buenas intenciones de Ramona por disimular el origen del ataque sobre Inés, yo he escuchado claramente la explicación de la damnificada y no puedo evitar sentirme temeroso de la gitana.

No sería la primera vez que alguien se infecta por el contacto con un demonio. En el pueblo se contaban muchas cosas sobre…

La voz de Tobías me saca de mis pensamientos y se me mete en los oídos molestándome sobremanera, y esta vez su amo no endulza la situación con sus palabras.

La rabia comienza a aflorar en mi y pongo mi mano en la espada enfundada, pero consigo controlarme por el bien de la misión.

Que Dios te coja confesado, asqueroso perro lamebotas, porque tarde o temprano tendrás tu merecido.

Jornada 6 (Nájera-Santo Domingo de la Calzada)

Ayer anduvisteis más de la cuenta, debido principalmente a Inés que fue retrasando al grupo desde que salisteis del bosque.

Ramona consiguió taponar la herida y dejó de manar sangre a costa de un par de viejos trapos y tuvisteis que parar de nuevo a lavar la camisola de Inés que estaba rota y llena de sangre.

La propia Inés después de lavarla consiguió remendarla y hacer un apaño para al menos llegar a Nájera.

Cuando llegásteis era noche cerrada y la pequeña población dormía, gracias a Malaquías pudisteis dormir nuevamente en casa de otro judío de la villa, el cual os tenía preparada una cena que lamentablemente estaba ya fría.

La parte buena es que habéis vuelto a dormir en confortables jergones rellenos de pluma y Malaquías ha comprado provisiones para el camino por lo que hoy habéis parado a casi medio día a comer algo antes de proseguir hacia Santo Domingo.

Os encontráis sentados en una pradera a un lado del camino dando buena cuenta de dos frascas de vino y un trozo de chorizo que va partiendo Malaquías además de un pan blanco bastante rico.

Procuro desayunar rápido y salir a hacer unas compras en solitario. Mientras salgo me quito mi habitual cofia de cuero y me pongo el sombrero que robé. Recojo unos trocitos de carbón de algún fuego apagado y los meto en mi bolsa para convertirlos en oro. Después, con el sombrero tapando casi por completo mi cara, me acerco a una herrería para comprar un pequeño escudo de rodela que me sirva de protección. Pago por supuesto con las monedas del carbón y luego vuelvo hacia casa del judío. En el paseo de vuelta, procuro fijarme en algún tipo de mi altura y ropaje. Si lo encuentro, me acerco a él hablando del tiempo o cualquier otro tema para ganarme su confianza, aunque no le doy mi verdadero nombre ni motivos del viaje. Si hace una mención al sombrero, del que presumo con descaro, o al final de la conversación, se lo ofrezco como regalo, diciendo que ya me he cansado de él y que me he percatado del interés del sujeto en el sombrero, aunque sea completamente falso.

Antes de comenzar su descanso Alejandro se acercó a Ines sinceramente preocupado y sin gota de bebidas peculiares encima.

-¿ Como está eso Ines?. Nos tienes a todos preocupados, la verdad es que a mi me mordió una vez un perro salvaje pero no creo que se compare. Esa morderura no es algo parecido a lo que me paso a mi aquella vez. Yo si quieres podria "santearte" las heridas.-

Cada tanto Alejendro inventaba o aplicaba mal palabras. En este caso es obvio que Alejandro olvido las palabras curarte o tratarte. De mas está decir que nunca podría realizar del todo bien semejante tarea.

Lanzo una mirada de odio a Tobías que lo habría matado en el mismo momento en que se puso a pegar gritos a causa de mi llegada. Menuda desconsideración para con unas damas... ¡tiene menos modales que yo! pienso enfurecida mientras Ramona me trata con delicadeza como solo ella sabe hacer. Al ver que ni siquiera estando malherida el tal Malaquías se presta a ser caballeroso y sigue haciéndome andar junto al carromato, el enfado se hace mayor.

La noche en Nájera tras el duro día, especialmente para mi tras el percance en el bosque, me sienta de maravilla... o todo lo bien que puede sentarme el despertar inreíblemente bien descansada y con la tripa llena.

Una vez llegado el mediodía nos disponemos a comer en una pradera, muy tranquilamente, lo cual agradezco sobremanera para descansar un poco. Estoy bastante intranquila a pesar de estar rodeada por todos mis compañeros y los dos "mal caballeros", no me quito de la cabeza la imagen de la mujer endemoniada en cuanto oigo un ruido fuerte,seguramente causa de cualquier animal de los bosques.
Alejandro se acerca hacia mi con tintes de preocupación y no puedo evitar sentirme observada por todos, a los que tengo preocupadps, y no acostumbro a que la gente se preocupe en exceso por mi lo cual me resulta un tanto incómodo. Casi siempre he sido yo quien ha tenido que cuidar del resto, de mi hermano, de Padre, de mis hermanas...

- Estoy bien, Alejandro. Con unos días de tranquilidad supongo que irá a mejor... Gracias por la oferta pero Ramona es muy buena en lo que hace y no conviene hurgar en la herida más de lo necesario. Además... - digo esbozando una sonrisa y guiñándole un ojo.- la zona en la que está la herida no permito que sea vista por cualquier hombre.

El resto del viaje fue mejor. Con la herida de Inés ya cicatrizando, Ramona estaba más tranquila, aunque temía que pudieran surgir efectos secundarios más adelante... Durante uno de los descansos del viaje le retiró la venda a Inés y observó la herida. La limpió con agua limpia de río y volvió a aplicarle unas hierbas. Lavó la venda improvisada y una vez más cubrió la herida con ella.

Esto ya está mucho mejor, parece que está cicatrizando bien y no parece que haya infección. Has tenido suerte de que ese animal huyera después de atacarte -dijo con un esbozo de sonrisa en sus labios-.

Continuó caminando atenta para lo que pudiera pasar, siempre caminando cerca de Inés por si tenía algún problema.

En un momento, intentó retrasarse unos pasos del grupo junto a Inés para preguntarle sobre lo que había sucedido. Todo el mundo tenía sus prejuicios sobre los demonios, los ángeles, la magia y todo tipo de cosas extrañas... no quería que surgieran habladurías y menos poner en peligro la vida de esa mujer, pues los encuentros con demonios y similares solía acabar así.

Inés, cuéntame que pasó exactamente... ¿Sabes que apariencia tenía el demonio que te atacó? Todos estábamos perdidos en la niebla ¿por qué motivo te escogería a ti? No quiero que te preocupes, la herida sanará bien pero... lo que pasó en ese bosque me tiene desconcertada... 

Durante el trayecto matutino noté que Ramona no me quitaba ojo de encima. Estaba preocupada, como todos los demás, pero ella más pues había visto la mordedura y escuchado lo que conté al ser encontrada malherida tras el fatídico encuentro con aquel ser...
En un momento se quedó más atrás del resto conmigo y aprovechó para preguntarme sobre lo sucedido gracias al amparo del bosque y el bullicio que las ruedas del carromato hacían al andar.

- Era... fue horrible, Ramona. - empecé diciendo intentando que no me temblase la voz al recordar lo sucedido.- Me metí en el bosque siguiendo un cántico dulce y bonito y pronto la niebla llenó todo a mi alrededor dejándome solo a la vista un camino que me llevó hasta una mujer, de la que preocedía aquella voz. Parecía una mujer normal, estaba lavando ropa junto a un río y aproveché para preguntarle si podía indicarme el camino de vuelta. En ese momento fue cuando se abalanzó sobre mi con los ojos rojos y una dentadura amrillenta y salvaje. Conseguí zafarme en un primer momento pero después me mordió y desapareció.

Levanté la mirada del suelo para terminar confesando:
- Yo también estoy desconcertada... Y tengo miedo.

Continuo el viaje en última posición como es costumbre, pero más silencioso si cabe de lo habitual. Voy rumiando en mi cabeza pensamientos desconfiados, de la gitana, de los judios, del Tobias y últimamente también de Malaquías.

Algo tramará este mercader. No me parece normal que conozca a tanto judio.

Cuando hacemos un descanso para almorzar cogo con mala cara algo de pan y de chorizo y me voy a rumiarlo en solitario apartado de los demás. Observo las vistas desde la pradera y la brisa me refresca la cara y me evade un poco de mis malos pensamientos. Después de acabar el bocadillo. Me tiro un poco en la hierva y me estiro disfrutando de los breves momentos de descanso al Sol.

Para desdicha de la hambrienta escolta, Malaquías no tarda en cesar de tajar ese delicioso embutido y prepararse para reemprender la marcha.

Un desagradable Tobías aprovecha llenándose la boca con pedazos de mendrugo y un largo trago de sangre de cristo que le cae a chorretones por la barbilla. El punto final al descanso lo pone un sonoro eructo del criado, que se limpia con la manga y comienza a montar en el carro tras guardar los bártulos.

El mercader, que ya se ha separado varios metros del grupo sobre su yegua blanquecina, da la orden que todos esperaban y nadie quería oír:

-En marcha, Santo Domingo aguarda.

Da la impresión de que a medida que aumenta el trayecto del viaje, su carácter se va agriando, y ya pocos rastros de amabilidad quedan en él.

¿Pudiste verle la cara o algún rastro característico? -le pregunta mientras continúan con discreción la conversación-.

Al ver la cara de preocupación de Inés, retoma la conversación por otros derroteros, para tranquilizar a la mujer...

No te preocupes, seguro que no volverá a molestarnos, puede que cruzáramos algún camino que no deberíamos o quizás estuviera sólo merodeando por el lugar, seguramente utilizó ese canto para atraernos a una trampa...

Hace una breve pausa para continuar.

De todas formas, ese incidente parece haber alterado a Malaquías... No me gusta demasiado su cambio de actitud. En fin... supongo que yo también estoy un poco alterada por todo... No quiero preocuparte más. Si tienes pesadillas por la noche, dímelo, puedo preparar una infusión para que te ayude a dormir mejor -dice con su tono gentil habitual, esbozando una pequeña sonrisa y mirando a Inés casi con la ternura de una madre-.

Consigo mostrarle una sonrisa agradecida a Ramona ante sus últimas palabras y no puedo sino asentir ante la propuesta para dormir mejor. Es una mujer increíble, mal nos habría ido en numerosas ocasiones de no haberla tenido cerca.:
- Es una espléndida idea, no me vendría mal descansar debidamente tras las caminatas que estamos haciendo...

Después miro hacia el carromato donde cómodamente va el señor Malaquías y suenan en mi cabeza las palabras de la mujer referentes a él:
- Sí, es cierto que parece más malhumorado desde mi percance en el bosque. Quiza esté intranquilo desde entonces. Eso sí, Tobías... de seguir así no sé si llegará muy sano y salvo a nuestro destino. Se está ganando enemigos a marchas forzadas... - dicho esto según voy bajando la voz miro con rabia y asco al susodicho.- Tampoco son tan importantes como para tratarnos así.

Ramona no puede evitar sonreír cuando ve la cara que pone Inés mientras habla de Tobías.

Es posible que el hombre no haya tenido una vida fácil, tiene suerte de haber encontrado a don Malaquías, parece que se ha ganado su respeto y le sirve con lealtad. Sin embargo, nuestra memoria es frágil y a veces olvidamos aquello que más nos ha marcado en la vida... Nosotros debemos ser pacientes, pronto llegaremos a nuestro destino, recibiremos nuestra paga y podremos reemprender mejor el futuro. Lo demás es secundario, ya recibirá escarmiento cuando tenga que ser, al final todos somos iguales ante los ojos de Dios.

Dicho esto, le coge del hombro con una cara ya más alegre y le dice:

¿Seguimos el camino? Alguien podría pensar que estamos tramando algo -y se pone a reír-.