Partida Rol por web

Muralla Kaiu. Hora de Fu Leng.

El impacto destroza por dentro a tu oponente que cae al suelo, escupiendo una gran cantidad de corrupta sangre por su boca y tiñendo el suelo aún más, si cabe, de rojo.

La batalla no ha terminado y debes seguir. Levantas la cabeza y miras a tu alrededor. La marea de Criaturas es continua. Te reposicionas y comienzas a matar a más criaturas.

El duelo fue duro, pero la batalla aun esta lejos de terminar... Hay que seguir en la lucha... Más no puedo ignorar mi condicion, por lo que retrocedo un poco, alejandome del cadaver del oni a la par que dejando espacio a luchadores mas sanos en primera linea.

Ahora tratare de apoyar mejor desde atras, aplastando a los que hallan superado o esquivado a mis hermanos de armas. El tetsubo gotea sangre de oni en el suelo de piedra de la Muralla, mientras busco al siguiente oponente... Es cosa de todos los dias. Incluso, es extraño que esta muralla no sea roja, de tanta sangre que se ha vertido sobre la misma, por hombres y monstruos... Algo para reflexionar algun dia. 

La sangre emana de mi herida. La siento con calor, un calor que asciende hasta mi frente y que me hace recordar la situación en la que me encuentro y que este solo es el primer enemigo.

Preparo el golpe. Ambas manos sobre el mango de la No-Dachi, que gira con un movimiento rápido en dirección al enemigo, con tal velocidad que espero pueda volver los pasos tras de si y con un contra golpe acierte al soldado caído.

Muralla Kaiu. Hora de Fu Leng.

La batalla no ha terminado aún y los generales de ambos grupos gritan órdenes de nuevo. Hay algunas reorganizaciones, presiones y ataques más directos en las diferentes zonas de la Muralla.

Algunos sois mandados a posiciones más retrasadas, intentando aguantar la marea de enemigos que se os echa encima. La situación es tan confusa que a veces os cuesta decidir quién está ganando la batalla.

El olor a muerte reciente empieza a inundar vuestras fosas nasales. Es un olor dulzón, pero a la vez desagradable. El suelo a veces resulta resbaladizo por la cantidad de sangre derramada. Vuestros corazones laten a gran velocidad, como intentando salirse del cuerpo.

Por un momento, conseguís alzar la vista. Los enemigos de la luz parecen tener la ventaja.

Muralla Kaiu. Hora de Fu Leng.

Retrocedes algo entre la marabunta de gente y vuelves a reposicionarte. Estás herido pero nada que no hayas sufrido anteriormente.

La batalla la estáis perdiendo ahora mismo. Confías en revertir el curso de la misma. Un campeón manchado se posiciona frente a ti. Te señala con su arma y se pone en posición de combate. Confías en ti mismo, sabes que le vas a derrotar.

Muralla Kaiu. Hora de Fu Leng.

Tu oponente cae al suelo entre estertores de muerte. En segundos queda inerte. Levantas la cabeza, estáis perdiendo la batalla, tomas aire y te reposicionas. Debes acabar con tantos enemigos como puedas. Mientras te reposicionas ves caer a enemigos y a amigos, pero también acabas con criaturas malignas.

A lo lejos ves a Daichi que se ha retrasado en su posición. Ves sangre en su armadura, pero no sabes si es suya o de un oponente.

Hoy parece que los comandantes enemigos la tienen conmigo... Sera por haber estado junto a la Kuni? Tal vez su aroma femenino, y ademas de una cazadora, se quedo en mi armadura y eso les atrae... Tendre que contarle esa teoria a Sayuri si la encuentro,... más tarde, en todo caso. Ahora, como siempre, las cosas estan feas y hay que tratar de componerlas. O mas bien, considerando al oponente que tengo enfrente, descomponerlas . *En especial, arrancarte esa cabeza de los hombros+ pienso para mi, mientras acomodo la postura, plantando las piernas abiertas y el tetsubo al frente, para iniciar el duelo.

Muralla Kaiu. Hora de Fu Leng.

El samurái se prepara y se lanza a por ti. Sin embargo, sus movimientos son más lentos que los tuyos y consigues atacarle antes de que lo haga él. Tus piernas se mueven, preparadas para impactarle.

Por suerte, es lento. Tal vez el cansancio de ir por el campo, hiriendo y matando a mis compañeros, le ha echo mella. El estar animando a sus monstruos en el ataque, es otra posible razon. No voy a darle cuartel, sin importar cual sea la real. Pero luego del anterior combate, del que aun estoy algo resentido, conviene empezar cauteloso. El primer golpe es medido, pero tambien fuerte y rapido... Aprovecha su lentitud para colarse bajo esa guardia y enseñarle la fuerza de mis brazos a sus corrompidos huesos... Recordandole, por que los Cangrejo nos hemos mantenido firmes en la Muralla, tantos siglos.

Muralla Kaiu. Hora de Fu Leng.

El impacto realmente hiere al samurái corrupto. Un horrible sonido al vomitar sangre sale de su garganta. Se seca con la manga y te mira, sonriente. Prepara su arma para atacarte.

Ves como el samurái corrupto susurra unas palabras y un pequeño halo de negra maldad le cubre.

Cuando se lanza, su ataque falla de forma amplia, dándote tiempo a prepararte para un nuevo intento.

Su espada corta el aire cerca, un golpe poderoso, pero errado por la gracia de las Fortunas. Trato de no desaprovechar el fallo como no lo hice con su lento iniciar, golpeando nuevamente su pecho por debajo del arco que trazan sus brazos...
El sudor (y la sangre) vuelven el tetsubo algo resbaladizo, pero para compensarlo agarro mas fuerte su empuñadura, dandole asi todo mi empuje...

Muralla Kaiu. Hora de Fu Leng.

El samurái corrupto se une a su señor en el Jigoku. El impacto ha sido tan fuerte que incluso has arrancado parte de sus protecciones y del pecho con tu poderoso tetsubo. Éste combate ha sido algo más sencillo. Espero que mejoremos nuestra posición ahora.

El ritmo de la batalla inunda totalmente tu cuerpo. Tu mente y tus manos se mueven de forma instintiva, el Vacío está totalmente dentro de tí. Todos los elementos unidos. Tu cuerpo se mueve como el agua, tu cuerpo soporta el dolor como la tierra, tu corazón palpita con el ardor del fuego, tus brazos atacan veloces como el viento y, en definitiva, tu mente no piensa ya, sólo actúa.

Muralla Kaiu. Hora de Fu Leng.

Tu oponente ha caído ya y buscas nuevas víctimas para tu no-dachi. Encuentras a un grupo de trasgos hacia el que te diriges, pero un grito te para en seco.

-Sayuri, aquí a mi lado.

Es Hida Kanbu que desde su posición de general Cangrejo maneja a las tropas de tu Clan. Te diriges veloz hacía él. Te ordena quedarte a su lado y ayudar a tus compañeros a defender esa posición.

Había terminado con el samurai caído. La sangre de él bañaba mi querida arma, así que con un rápido movimiento desprendí la sangre de ella y me preparé para lanzarme contra un grupo de trasgos que intentaban traspasar las defensas. Puede que no fuesen gran cosa, pero podrían causar estragos, en caso de pasar inadvertidos.

La voz del general me detuvo en ese momento, y como buena samurai, la atendí y cumplí con su voluntad, volviendo junto a él rápidamente, pateando y apartando cuerpos de criaturas muertas de mi camino.

Me yergo sobre el cuerpo del samurai manchado. El cae, yo persisto. Es el espiritu Cangrejo. Miro a mi alrededor, comprobando como va la situacion antes de lanzarme a por los siguientes enemigos. Tal vez tenga suerte y pueda dar con Sayuri... Ojala la Kuni siga con vida, aunque en batallas como esta la muerte es lo más normal, aun para los mejores guerreros. La voluntad de las Fortunas y los Kami, cuentan tanto como la habilidad.

El combate sin duda esta en su apogeo. Ya muchos esbirros del Kami Oscuro han caido bajo mi tetsubo, incluso dos algo especiales, y las armas de mis compañeros tambien estan llenas de sangre. Aunque algo herido, tengo mi fuerza plena todavia. Pero, que sera lo que el siguiente embate nos traera?

Muralla Kaiu. Hora de Fu Leng.

La batalla ha comenzado igualada, pero las Criaturas de Fu Leng se han ido haciendo fuertes, haciendo retroceder al grupo. Por suerte, esta vez Hida Kanbu ha dado nuevo vigor a las tropas con su aliento y esta vez parece que empezáis a ganar.

Así mismo, ambos dos os encontráis. Sayuri, al lado de Kanbu aguanta el envite de las tropas del Innombrable y Daichi se une a ellos. Un poco más.

Ambos dos comenzáis a luchar, codo con codo, a veces de forma literal. La sangre de uno salpica al otro, pero así son los combates en la Muralla. Acabáis con enemigos, pero otros vienen. Finalmente un grupo de 2 samuráis manchados y dos trasgos os atacan.

Cuando me encuentro a Kanbu-sama y la Kuni, solo sonrrío ampliamente saludandoles con un gesto de reconocimiento en medio del caos. Es bueno verlos vivos... Asi que por ahora, decido seguir luchando a su lado para que esto continue.
Me pongo de medio lado, con el gunso a mi diestra y la cazadora a la siniestra. El ensangrentado tetsubo que blando frente a mi, se balancea de un lado a otro, mientras voy repartiendo golpes al por mayor entre las criaturas innombrables del hermano oscuro.
Al cabo de poco, veo un pequeño escuadron que viene directo hacia nosotros. Parandome firme,espero que esten cerca para darles su parte...

Unos rebeldes pelos de mi cabello cae frente a mis ojos, con la mano izquierda lo echo hacia atrás mientras sostengo la No-Dachi en la mano derecha. Desde que Kanbu me pidió que me mantuviese cerca de él no me he apartado y he podido ver el avance de la lucha con mejor vista.

Las hordas se adentraban sobre la muralla y conseguían hacernos replegarnos, pero aun estábamos en pie, eramos Cangrejo, y hasta que el último cayese, estaríamos luchando allí. Con nuestro aliento de vida seguíamos luchando por el Imperio.

Al ver a Daichi llegar, me sentí feliz al verle con vida. Había conseguido mantenerse con vida tras lanzarse a la vanguardia sin dudarlo. Miré con atención sus heridas, tratando de calibrar el grado en el que había sido herido, esperando que fuese poca la sangre suya y más la del enemigo. Nos reunimos y seguimos luchando, seguimos batiendo enemigos que venían por todos lados. El enorme tetsubo de Daichi mandaba a las criaturas desorientadas y mi No-Dachi los cortaba en dos. Minazuki seguía conmigo demostrando su valía.
Pronto un grupo de samurai y trasgo se dirigió a nosotros, y debíamos proteger a nuestro oficial, por lo que preparé a Minazuki alzandola paralela al suelo con la hoja apuntando a uno de los dos samurai corrupto a la par que me inclinaba con la pierna derecha paralela a la No-Dachi.