Partida Rol por web

Costas de la Mantis. Hora de Hida.

A pesar del tamaño del poblado, la tarea de interrogar es larga y tediosa y pasan las horas hasta que por fin el grupo se reune al completo en la taberna. Al menos dos ollas de sopa han sido consumidas en exclusiva por vosotros. La sopa de la cantina, realizada con los productos que los propios marineros con los que os sentáis probablemente hayan pescado, es deliciosa.

El ambiente resulta más calmado y las malas miradas han, sino desaparecido, sí amainado. La hostilidad del ambiente ha desaparecido, pero no ha sido sustituida por simpatía, ni mucho menos. El trato ha resultado más educado y atento.

Una vez con los estómagos calientes os disponéis a interrogar a vuestros hombres.

Bato había estado meditando durante media tarde, observando la lluvia caer y relajandose con el chapoteo de las gotas, ahora tenía las ideas algo más organizadas, con el estomago lleno y sus compañeros algo más tranquilos, comenzó preguntarles en voz baja, intentando que la conversación no fuera tan pública...

Comenzó por un par chavales que le habían parecido bastante despiertos, los había visto rezar a sus ancestros casí de continuo, así que los interrogaría los primeros y les permitiría que se marcharan a orar.

Oyuki, Hiroshi... que habeis averiguado?? algún muerto en el pillaje??? alguien ha visto a los asaltantes??? que se llevaron???

Despues de sus respuestas los despachó para que pudieran honrar a sus familiares... Así preguntó a las tres parejas restantes, a los cuatro siguientes samurais les encargó marchar con Yojiro cuando el lo decidiera, tenían que revisar el barco y adecentarlo para partir a la mañana siguiente.

Yojiro esperó ansioso la respuesta de los samurais...

Costas de la Mantis. Hora de Hida.

Ambos dos presidiendo la mesa, hicistéis venir en parejas a cada grupo de samuráis bajo vuestras órdenes. Poco a poco fuistéis siguiendo el mismo proceso. El saludo, la introducción para hacer sentir a vuestros hombres confortables, la ronda de preguntas y la felicitación con la despedida por último.

Cada grupo había estado desperdigado por toda la aldea, el cementerio, la taberna, el templo... todos intentando ayudaros en vuestra tarea de dilucidar qué demonios había pasado.

Los resultados fueron interesantes.

Los ataques parecían reales. Al menos dos grupos informaron de confirmaciones de muertes en la aldea, incluso una de las parejas fue llevada al cementerio donde estaban las urnas con las cenizas de los muertos. Por las observaciones de vuestros hombres, todo parecía bastante reciente, lo cual parecía confirmar que las muertes eran recientes. Por el cómputo de muertos, en los tres ataques que se habían producido en la aldea, 7 personas habían muerto.

Los piratas eran desconocidos, o al menos eso creían las personas entrevistadas. Al parecer muchos de ellos iban con la cara tapada con alguna especie de máscara.

Uno de los testigos dijo que mientras estaba escondido esperando al final del ataque, desde su casa cercana al puerto, pudo ver la cara del que parecía el jefe. La luna estaba llena esa noche y pese a la lluvia le permitió ver algo. El jefe alto, tenía la cara oscurecida por las sombras, pero una cicatriz bien visible le cruzaba la cara.E

El ataque fue realizado por un grupo de unos veinte hombres, todos fuertemente armados y un buen entrenamiento. La mayoría de la gente se defendió como pudo. Aunque maldecís porque no diesen su vida para cumplir con sus obligaciones para con el Imperio, no podéis tampoco culpar a unos aldeanos de morir gratuitamente.

Una vez hubo terminado de hablar la última pareja de samuráis, Yojiro quedó totalmente en silencio durante un largo rato, meditabundo; muchas eran las conclusiones que se podían sacar de aquellas variadas informaciones y no quería errar en estas.
 

... alrededor de 20 enmascarados fuertemente pertrechados y entrenados ... -. No era hombre "el Sankas" de muchos devaneos mentales, era más hombre de acción, la fama que se había canjeado en su isla era por esto último no por sus elaboradas estratagemas.
 

- ¿Escorpiones?-. Fue lo primero que salió de sus labios.- lo único que está claro es que aquí se está derramando la sangre de inocentes y usurpando los bienes del clan, aunque la señora de las tierras este mas o menos involucrada, los que sufren son inocentes. ¿Qué podemos hacer?
 

Maldecía para sus adentros, era una pena que no hubieran dado muerte al menos a uno de los piratas, tambien había estado meditabundo al respecto, fue Yojiro quien le sacó de su mundo interior.

Si bien parecía que empezaba a cobrar forma, seguía considerando un asalto desde dentro...

Nani?? tu crees Yojiro??? Escorpiones??? no creo que llevaran sus máscaras... Y yo también pienso que la señora de la isla no habla del todo claro. Pero hemos de averiguar algo, creo que puede haber un filón al respecto, acompañame...

Entonces se levantó y se dirigió hacia el samurai que había sido el portador de la descripción, del supuesto cabecilla de los piratas, señaló a otros dos y salió de la posada.

Hiroshi, kudasai, llevame ante quienes te describieron al hombre de la cicatriz...

Costas de la Mantis. Hora de Hida.

Tras el Hai! esperado, el samurái os lleva raudos hasta la casa del pescador que ante la asistencia de más samuráis se comienza a poner nervioso.

Intentáis calmarle, haciéndole entender que sólo serán unas pocas preguntas más y parece que lo conseguís.

La presencia de cuatro samurais entendía que pudieran intimidar a aquellos campesinos...

Tranquilizaros, nuestra misión es la de ayudar no la de fustigar mas estas tierras, como piensan algunos de aquí... así que nada debéis temer.

Yojiro no acababa de entender las razones de Bato-san para dirijirnos en busca de estos campesinos, pero la seguridad que había visto reflejada en sus ojos le servía...hacía tiempo que él no tenia esa determinación, y si su compañero la había tenido lo mínimo era averiguar hasta donde los podía llevar. 

Bato afirmaba confiadamente cuando su compañero intentaba calmar al pescador, querían que estuviera tranquilo tenía algunas preguntas bastante importantes y no quería que se sintiera amenazado...

Buen hombre, hace algunas horas uno de mis compañeros vino preguntando si vió algo durante el ataque, me gustaría que me lo volviera a relatar, describiento tan profundamente como pueda, al hombre que usted vió y creyó que era el cabecilla...

Se sentó tranquilamente y escuchó el relato, intentando absorver cada detalle, entonces paró al interlocutor y le preguntó directamente, si pudiera ser que la cicatriz cruzara un ojo, siendo tuerto ese guerrero que describía... tambien dió una descripción de un posible asaltador...

Tras el relato, no molestó más al aldeano y se marcharon despues de agradecer la colaboración...

Una vez en la posada explicó a todos los samurais que al alba partirían, así que todos aquellos que tuvieran que rezar lo harían a bordo o antes de embarcar, pero en ningún caso retrasarían la partida... despues designo a cuatro hombre que harían guardias de dos horas cada uno para vigilar durante la noche...

Costas de la Mantis. Hora de Hida.

Tal y como Bato esperaba, la respuesta del aldeano fue positiva. El hombre era tal y como lo había descrito. Así que algo no pintaba bien en esas tierras. Sin embargo, el aldeano no sabía quién era dicho pirata.

Volvistéis sobre vuestros pasos hacia la seguridad de vuestra habitación. La noche caía sobre las Islas de las Especias.

Costas de la Mantis. Hora de Fu Leng.

El sueño os había acogido en su seno cuando las alarmas comenzaron a sonar. Los gritos de las personas se juntaban con los de los pocos animales que quedaban. El humo de lo que posiblemente era un incendio os llegó a vuestras fosas nasales.

Prestos, os preparastéis y os armastéis. Bajando las escaleras, algunos aldeanos casi os atropellan, pensando que el piso superior de la taberna podría ofrecerles cierto refugio.

Yojiro se arregostó en su futón intentando conciliar el sueño recordando los detalles que le había dado el bueno de Bato-san en la cena sobre aquel tipo del rostro cortado. Sin duda, el compañero era bastante más perspicaz que él para ese tipo de menesteres. Poco a poco fue conciliando el sueño con la siempre presente imagen de su bien amada... Olvídate de ella de una vez por todas, Yojiro, no sois el uno para el otro.- con esa disputa interna le venció el cansancio y con él, la dulce tranquilidad del sueño.
 

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Gritos en la lejanía...Sobresaltado dio un bote del suelo y se aferró a su Daisho, era bastante más diestro con sus kamas a la hora de la lucha, pero su Katana estaba ligada a su espíritu y en los momentos carentes de lógica ese vínculo resurgía con gran voracidad.
Sin duda algo había pasado, cogió su equipo con presteza y se abalanzó escalera abajo donde fue reuniéndose con el resto de desaliñados samuráis. Los aldeanos corrían despavoridos por doquier y su instinto le hacía pensar que una nueva oleada de terror atenazaba la isla. Dio un paso al frente y serenó su animo... ahora era su momento, aquí si que no tenía rival...

Bato se levanto con verdadero mal humor: los gritos, la alarma, el incendio, todo se lo esperaba al acostarse, pero lo que no podía entender era donde se habían metido los dos mentecatos que debían estar de guardia y porque no habían sido ellos los que los despertaran, en vez del caos de la noche.

Mientras vestía su armadura tan rápido como podía, echaba una ojeada a su alrededor contando a sus hombres, a los mellizos Anko y Kitaro los mandó a las ventanas con sus arcos, quería un reporte de la situación, y si veían a algún indicio de violencia dispararan a discreción, a los que estaban de guardia los mandó tras Yojiro, otro recien levantado en la entrada de la habitación, el resto habían de vestir sus armaduras de inmediato...

En cuanto estubo a punto con su armadura, llamó a los mellizos y les obligó a vestir su armadura mientras daban el reporte, acto seguido seleccionaba a otros dos de los armados y bajaba en busca del problema, el resto habían de bajar juntos en cuanto estuvieran armados...

Costas de la Mantis. Hora de Fu Leng.

Bato comienza a gritar algunas órdenes y os ponéis en posición. Algunos de los hombres bajo vuestro mando comienzan a hacer barricadas dentro del establecimiento, que aunque consiguen evitar una penetración mayor, no impiden que varios piratas entren en el edificio. Comienza el combate...

Bato estaba todavía algo confuso, no sabía exactamente a que se estaban enfrentando, hasta que vio a los piratas, aunque su mente fue directamente a pensar en la señora de los territorios... como sino podían presentarse tan rápidamente...

Escuchó a Yojiro dando ordenes y a el mismo haciendo lo igual, parecía que al final le hacían algo más de caso a él, después de todo era el capitán... buscó con los ojos al enorme guerrero, era al último hombre al que quería perder... Vamos Yojiro, estoy seguro que con ese tamaño eres capaz de meterles algo de miedo en el cuerpo...

Katana en mano esperaba al primer pirata que se le cruzara...