Partida Rol por web

Algo de esperanza asomó durante un breve instante a los ojos abatidos de Jin.-Tal vez tengamos esperanza...-Dijo cansado de hablar.-Nobunaga...id a darle el encuentro vos a Ryuken-dono..yo tengo que volver cuanto antes.-Dijo abatido y derrotado el samurai...su fé había muerto y con ella la vida de sus ojos, había algo que no expresaba algo que lo aterraba en lo mas hondo de su corazón...algo que nunca nadie sabría.

-Buscare al tejon, os esperaremos en la taberna, con las damas y alli decidiremos cual es el siguiente paso. Daos prisa. Además, me gustaria que me hablarais de la señora Taka.

Nobunaga se dirige a interceptar al tejon en su camino de vuelta a la casa de te, para ponerlo en antecedentes de la nueva situacion y preguntarle como le ha ido a el.

Ryuken, con cara de hastío, entró en la posada donde se encontraban los samurai.

- Prefiero lidiar contra un oni usando mis manos desnudas que volver a pelear contra la burocracia - Su resolución reflejaba todo el cansancio que le habían proporcionado las horas de búsqueda. - Aquí tenéis los papeles de viaje, Dama Noriko, es sólo durante una luna, pero es lo único que he podido conseguir.

Tras esto, inconscientemente buscó a la hija de Taka, disimulando. Sonrió y se retiró a segundo plano. Quizá había pasado muchas lunas en solitario.

-Entonces, ahora que ya estamos todos. Descansemos una ultima noche comodamente y mañana a primera hora del dia, aprovisionemonos y partamos. Ryuken dono, estos 5 guerreros que ves aqui conmigo, acaban de entrar a mi servicio, junto con el buen amigo de mi padre, Mitsurugi, mis fuerzas ascienden a 7 hombres de armas y honor. El siete es un numero de la suerte, igual que el doce, que es el numero total de combatientes que componen nuestro grupo. Estamos casi listos para la batalla.

Jin asintió a las palabras de los presentes y tras realizar una corta reverencia en la que apenas se disimulaba su mal humor se levantó y abandonó la sala.-hasta mañana.-Masculló entre dientes.

Otosan Uchi. Hora del Sol.

Un nuevo día amanerció en Otosan Uchi, la capital imperial. Los desayunos estaban esperándoos cuando bajastéis de vuestras habitaciones. La noche ha sido dura para los hombres, ya que han tenido que compartir una minúscula habitación y eran demasiados. La llegada mañana ha sido una bendición para todos.

Estabáis aseados y con el estómago lleno. Sólo os quedaba hablar del plan de ataque.

-No creo que sea buena idea que un grupo de 15 personas, 12 de ellas combatientes, nos acerquemos al enemigo juntos y por el mismo camino. Creo que podria sernos de utilidad, desplazarnos juntos hasta un par de dias de distancia del enemigo. Entonces, establecer un punto de reunion en el mapa y dividirnos.

Por ejemplo, Yukio, Mistsurugi y yo, que somos leones iremos juntos, no llamaremos la antencion, tambien me llevare a Munetoki, que se encargara de hacer de avanzadilla y enterarse de lo que pueda por los pueblos y aldeas. Y localizara un campamento decente, en el que establecernos.

Desde alli podremos espiar al enemigo y decidir como hincarle el diente.

Tsurugi y Ryuken, podeis ejercer de guardias de corps de las damas, dos tejones como guardianes de un grulla y su señora, quizas no desentonen demasiado, con suerte. Buntaro, quizas podria ir con vosotros tambien.

Guren y Sigueru, cerraran la marcha a un dia de distancia del segundo grupo, asegurandose de que nadie nos este siguiendo.

¿Que opinais del plan de acercamiento?

Hmm...sabéis que una de mis pocas bazas es la exigencia a un feudo de sangre, verdad?.-Dijo el ronin con un humor pésimo¨Malditos escorpiones y sus malditas esperanzas vacías...se las pueden meter...¨.-Ese hombre dispone de un ejercito, capacitado y perfectamente armado, sin lastres ni remordimientos.-Apuntó a los presentes.-Puede que muramos en este sinsentido, en una lucha a desgaste donde nos superan en muchos a pocos, donde disponen de muchas ventajas...así que no quiero lagrimas mas tarde.-Avisó en cierta forma paciente, pero en su interior bullía una enorme ira que no sabía como ni contra quién descargar.-Debemos de conseguir un apoyo en la corte...hermanarnos con alguien esta causa que tenga un gran peso en la corte...por que mis columnas se están cayendo.-Admitió de mala gana y una mirada lo suficientemente envenenada como para retar a cualquiera a reírse de sus palabras.

-Pasemos  por el mercado, compremos arroz para el viaje, algunos elementos para curar heridas y lo que nos haga falta.

Les pegunto a mis samurai, que cosas necesitan de forma imprescindible para la marcha y el combate.

- Quizá no tendriamos que ir a por el león... - Ryuken se puso pálido - si es un hombre ocupado saldrá de su casa para viajar a hacer negocios. Con suerte llevará poco destacamento con él. ¿Habría alguna oportunidad de enviarle un mensaje para tratar de contactar con él para que vea una mercancía?

Antes de que su idea pareciese deshonorable, tragó saliva y acabó.

- No me refiero a emboscarle por la espalda, me refiero a llevarle a un terreno neutral con las fuerzas igualadas. 

Se dejó caer sobre su asiento. Estaba cansado. Había dormido poco y se encontraba exhausto. Aunque hacer su petate no había costado esfuerzo ni tiempo si había resultado un problema borrar una cara de su mente. Le costó horas dejar de pensar en la joven, y pasó a través de todo tipo de ilusiones crueles donde conseguía enamorarla... antes de morir a manos de su madre.

- De todas maneras seguiré cualquier plan establecido, no soy un líder.