Partida Rol por web

No fue hasta que sus compañeros estuvieron bajo techo que Xiaorang pudo finalmente respirar algo más tranquilo. Aquella casa seguramente no aguantaría un asalto serio, pero ofrecía una cierta seguridad y, al menos, resguardo contra las inclemencias del tiempo; lo que esperaba calmase un poco a los estirados Ide.

 - Gracias, pero por mi parte declinare vuestra oferta - tres bocas mas que alimentar podia ser un duro golpe para cualquier campesino, y el joven preferió hechar mano de sus raciones de viaje - Mas tened por seguro que acabaré con cualquier muerto viviente que ose acercarse vuestro hogar - Por ciertas que fuesen aquellas palabras Xiaorang sintió una punzada de culpabilidad al pronunciarlas. Defenderia la casa de cualquier amenaza mientras los Ide se alojasen en ella, pero tras aquella noche no le cabía duda de que seguirian camino y abandonarian la aldea a su suerte.

 - Con vuestro permiso, Ide Gemmei-sama, saldre a ver como estan los caballos - Con zombis o sin ellos no podian dejar a los nobles brutos atados simplemente a la puerta de la casa durante toda la noche, y menos aun a Toki. Xiaorang se ocupo diligentemente de desenjaezarlos y alimentarlos, poniendo especial cuidado con aquel que le habían prestado, agradeciendole que le hubiese sacado de la emboscada horas antes.

Una vez termino procedio a inspeccionar la alforja de Toki, poniendo cuidado en no despertarle si seguia dormido y en que no se hechase a ladrar si se despertaba.

Durante todo aquel rato Xiaorang se mantuvo alerta, atento al mas mínimo ruido. Aquel había sido un dia largo, y puede que la noche fuese más larga aún, pero el voluntarioso joven se enfrentó a su cansancio con toda su innata cabezoneria. Mientras hubiese posibilidades de que la campesina dijese la verdad no podía permitirse el lujo de bajar la guardia.

Aldea tras las Montañas del Espinazo del Mundo. Hora de Shinjo.

Cuando sales a la calle, toda la aldea parece en silencio. Un silencio aterrador, pero eres un samurái y te sobrepones armándote de valor.

Te acercas a los caballos, que parecen tranquilos. Coges las riendas de los tres brutos y los diriges a la zona trasera de la casa. Allí encuentras algo parecido a un pajar, que crees que servirá de lugar para dejar a los caballos. Cierras la puerta, y con la poca luz que entra dentro, comienzas a cepillar a los caballos. Pasa un buen rato entre cada animal y el otro. No eres un mozo de cuadra, pero como todo Unicornio tienes tus conocimientos sobre los caballos. Además, de alguna manera has comenzado a sentir cierto cariño hacia tan nobles animales.

Estás concentrado en tus pensamientos, cuando oyes a Toki ladrar en la calle. Sales asustado. El perro te mira como intentando lograr tu atención y gira la esquina corriendo en dirección a la casa. Cierras la puerta del pajar y te dispones a seguirlo.

Absorto como estaba en su tarea el joven no reparo en la ausenciaa de su mascota hasta que no la oyo ladrar afuera. De inmediato Xiaorang abandono el cobertizo, asegurando la puerta lo mejor que pudo, y se apresuró tras el perrillo.

Tal vez fuese cosa del opresivo ambiente del pueblo, o tal vez simplemente de sus nervios, pero algo le decía que en aquella ocasión se trataba de algo más grave que el simple interes de correr tras un ciervo o un gato callejero y el joven unicornio corrió hacia la casa tan rápido como fue capaz, la katana ya desenvainada en su mano.

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Cuando llegas a la puerta por fin de la casa vez que esta está abierta. Te paras unas décimas de segundo a pensar. Yo la dejé cerrada, de eso estoy totalmente seguro y que las puertas del Jigoku se abran bajo mis pies ahora mismo si me equivoco. Toki no deja de ladrar.

Piensas en qué puede haber pasado.

Entras en la casa. Está a oscuras. Te acercas hasta lo que crees que es un candil. El suelo está pegajoso, pero consigues llegar hasta el mismo, no sin antes tropezar con algo. Enciendes la lampara como puedes y miras al bulto.

La mujer que te abrió la puerta está muerta. Te fijas más, tiene el pecho como mordido. Te preguntas que puede haber sido. ¡LOS IDE!

Corres hasta la habitación donde se alojaban los emisarios. Dos figuras renqueantes se acercan a ellos. Recuerdas haber visto cosas así antes en el bosque.

El corazón de Xioarang comenzó a latir a cien por hora cuando vió la puerta abierta, y estuvo a punto de salirsele del pecho de un brinco cuando contempló el cadaver de la mujer. Un centenar de preguntas cruzaron la mente del Otaku mientras se apresuraba hacia la habitación de los hermanos.

 - "¡¿Como ha podido pasar esto?! ¿como no he oido antes algún ruido? ¿como es que la puerta esta abierta sin mas?" -

Maldijo su propia estupidez por haberse confiado tanto al llegar al pueblo, deberia haber prestado mas atención a las palabras de la campesina y vigilado mejor la casa. Sus temores se vieron confirmados cuando se encontró frente a frente con las criaturas del bosque, pero la verguenza y rabia que sentía apagaron por completo la repugnancia y rechazo que le producian tales criaturas, abalanzándose contra ellas sin dudarlo para apartarlas de sus protegidos. 

 - ¡¡Ide-sama, ¿os encontrais bien?!! -

Mientras se interponia entre los zombis y los unicornio Xiaorang propino un certero tajo al más cercano a Gemmei, sorprendiendose ante la resitencia que su katana encontraba para cortar la carne putrefacta del engendro, el cual ni se inmuto ante el golpe.

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Con tu grito, ambos hermanos se despiertan y ven, con horror, que dos engendros se abalanzan sobre ellos. Apenas les da tiempo a salirse del futón con la ropa interior, tan sólo siendo capaces de evitar los ataques del muerto viviente con el que no te has enzarzado. Sus armas quedan lejos de ellos, al otro lado del zombi que les persigue. Sus pasos, torpes por la somnolencia, la oscuridad de la habitación y lo repentino del ataque, hacen que les cueste horrores hacer algo más que evitar ser atacados.

Tu impacto, aunque fuerte, sólo consigue que el zombi con quien peleas pierda su pierna derecha, lo que hace que su andar sea más lamentable si cabe. Aún así, consigue seguir siendo un peligro. Ataca con furia, pero su ataque falla miserablemente. El otro está demasiado entretenido persiguiendo a los Ide como para prestarte atención.

Evitando sin problemas el trastabillante ataque del monstruo Xiaorang comenzaba ya a girarse instintivamente para contraatacarle y acabar de una vez con la miserable criatura, cuando los gritos de sus protegidos le recordaron lo que era realmente importante.

Ignorando al cojo y tambaleante engendro el Otaku se abalanzó hacía delante, girando sobe si mismo y propinando al otro zombi un golpe bajo destinado mas a hacerle caer que a causarle daño real.

Determinado a cumplir con su deber a toda costa el joven samurai trató de atraer sobre si mismo los ataques de las criaturas, pelando, tras el grito inicial, con el imperturbable silencio de la familia Otaku.

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Con tu ataque, consigues derribar al zombi que atacaba a tus compañeros. Estos, te miran sorprendidos durante unos segundos y, por primera vez, ves admiración y reconocimiento en sus ojos. Con un leve gesto, ambos Ide se incorporan correctamente y uno por cada lado de la habitación se lanzan a por sus armas.

Los zombis intentan alcanzar a sus víctimas de nuevo, aunque su paso es renqueante en el mejor de los casos. Uno de ellos, el tumbado, tarda un instante en levantarse para prepararse para atacar. El otro, se lanza contra ti, probando suerte nuevamente, pero vuelve a fallar.

Una vez atraida, esperaba, la atención de ambos muertos vivientes Xiaorang se encaró de nuevo con el primero de ellos. Aprovechando el impulso que la critura había puesto en su último e infructuoso ataque el joven samurai blandio su katana de abajo arriba en un poderoso tajo que cortó profundamente al engendro.

Acto seguido retrocedió, tratando de mantenerse entre los dos hermanos y los zombies. Xiaorang ignoraba cuales serian las destrezas marciales de los dos ide, pero no pensaba arriesgarse; los aataques de aquellos seres eran extremadamente fáciles de predecir, pero su resistencia antinatural los hacia dificiles de parar.

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Tu impacto es brutal, pero sólo consigues llevarte por delante una de las piernas del zombi. Ahora os enfrentáis a dos zombis sin una pierna. Si no fuera por la tensión del momento, sin duda te reirías por lo cómico de la situación.

Los Ide desenvainan sus armas y atacan a los zombis. Ambos impactos se dirigen hacia las cabezas de estos, que salen volando, dejando un reguero de sangre por toda la habitación.

La amenaza ha desaparecido.

Cubierto de sangre, miras a ambos emisarios que por primera vez te miran a los ojos con sonrisas en sus labios. Ambos se acercan a ti y con una breve genuflexión te agradecen el haberles salvado la vida. Palabras amables, por fin. Piensas, aunque te sientes realmente agradecido. Su actitud parece haber cambiado por fin hacia ti.

Recogéis vuestras cosas de la casa. Ambos Ide te preguntan cuál será el próximo paso que deberéis tomar.

De nuevo el feroz tajo del unicornio sego una de las piernas de su adversario, y de nuevo la criatura continuo luchando como si nada. Xiaorang comenzaba a temerse que tendría que descuartizar por completo a aquellos seres para librarse de ellos cuando ambos fueron abatidos por sendos golpes de los dos hermanos; pero la sorpresa que pudo sentir por el giro de acontecimientos no tuvo comparación con la que sintio al recibir los agradecimientos de la pareja.

 - No, Ide-samas, no teneis que agradecerme nada, tan solo cumplia con mi deber - la de tiempo que llevaba el joven queriendo poder decir eso - En verdad deberia disculparme por no haber llegado antes - respondió a sus inclinaciones con una mas pronunciada y formal, si bien la alegria que sentia por sus actos se reflejo claramente en su rostro.

Mientras los Ide se preparaban Xiaorang cubrió con una manta el cadaver de la pobre mujer, cerró de nuevo la puerta de la casa y registro la misma, comprobando que no quedase en ella ningun otro zombi. Igualmente presto atención por si encontraba a alguno de los hijos a los que se había referido anteriormente su difunta anfitriona, si bien le extrañaba no haberlos visto u oido hasta el momento.

Igualmente le extraño que los hermanos buscasen ahora su opinión, pero, tras un instante de ponderación, el joven Otaku se la dío encantado.

 - Este pueblo no es seguro, pero adentrarnos de noche en el bosque sería aún más peligroso - a saber cuantos de esos seres había en total - Los caballos estan en un pajar tras esta casa, podemos guarecernos allí y hacer turnos de guardia hasta que amanezca o dirigirnos a alguna de las otras casas del pueblo para obtener respuestas sobre lo que ocurre aquí. Lo que mis señores decidan -

Siendo sinceros, Xiaorang prefería la segunda opción, sobre todo con la excitación del combate aún corriendo por sus venas, pero sabía perfectamente que la última palabra al respecto no era la suya.

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Ide Gemmei se queda pensativa unos segundos, aunque ignora tu disculpa, y te pregunta:

-¿Es seguro el establo para los caballos? Estas criaturas no son capaces de abrir puertas, su mente está vacía y sólo piensan en devorar personas, por lo que si está bien cerrado, los caballos debieran de estar seguros. Lo que me preocupa es quién ha abierto esta puerta.

Está claro que tenemos tres opciones: Salir del pueblo y enfrentarnos a lo que nos salga enfrente. Cosa que no creo que sea inteligente. Encerrarnos en esta casa y confiar en que quien haya abierto la puerta no se presente de nuevo o buscar información en otras casas. ¿Qué sugieres Xiaorang?

 - Si, sama, esta bien cerrado - se había asegurado de ello antes de abandonarlo - pero si vamos a dejarlos allí un buen rato no estaria de más reforzar la puerta - no tenía ni idea de si los zombies atacaban a los animales o solo a las personas, pero mejor no correr riesgos. Hablando de lo cual hechó un rápido vistazo para asegurarse de que Toki seguía por allí.

 - Teneis razón, si la campesina la hubiese abierto su cadaver estaría al lado de la puerta - además de que no tenia motivos en absuloto para hacer tal cosa - y sin duda la tomaron por sorpresa - de lo contrario sus gritos os habrian alertado - Xiaorang se quedo pensativo un momento - La primera vez que entré me suplico que defendiese a sus hijos, pero aún no he visto indicio de los mismos, tal vez vivan en otra casa... - ¿Habrian sido ellos quienes abrieran la puerta? ¿porque harian semejante cosa? A pesar de no tener ninguna obligación para con ellos al joven samuraí le hervía la sangre al pensar en aquellas criaturas devorando niños indefensos.

 - Sinceramente, Ide Gemmei-sama, en mi humilde opinión considero más prudente dirigirnos a otra casa y averiguar cuanto antes a que nos enfrentamos. Confieso que es la primera vez que lucho contra seres semejantes e ignoro de lo que son capaces - por un momento se le pasó por la cabeza que la cortesana casí parecía saber mas que él sobre los zombies, pero rapidamente desecho aquel absurdo pensamiento - Pero, con vuestro permiso, antes voy a revisar de nuevo la casa, solo por si acaso - Ya lo había hecho antes, pero muy por encima.

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Investigas por la casa, buscando algún otro ser horripilante más, así como a los niños, pero no encuentras nada. Tu búsqueda, aunque exhaustiva, resulta inútil y no revela ninguna información.

Ambos hermanos te dicen confiar en tus cualidades, a la vista de los acontecimientos y asienten al proponer que busquéis más información que os pueda resultar útil.

Cuando vuelves de investigar por la casa, comprobando incluso posibles tablones sueltos en el suelo, te preguntan sobre cuáles son tus intenciones, por dónde debéis empezar.

Todos mantenéis las espadas en vuestras manos y estáis vigilantes ante cualquier sorpresa que os pueda aparecer. Los nervios se palpan en el ambiente. La noche, oscura, no ayuda; pero lo peor es el silencio que reina en el ambiente, un silencio impenetrable, donde ni siquiera el sonido de las aves nocturnas o de los insectos parece poder penetrar.

Tras el infructoso registro de la casa Xiaorang dió por terminada la busqueda, los niños no eran su única preocupación en aquel momento, y condujo a los Ide fuera de la casa. Primeramente comprobó junto con ellos que la puerta del improvisado establo estuviese bien cerrada y los caballos a salvo, si bien los dejaron ensillados por si tenían que montarlos a toda prisa.

 - Antes has estado muy bien, Toki. Muy Bien - susurró el joven a su perrillo, mientras abandonaban el cobertizo - Pero ahora neceesito que no te separes de mí, ¿entiendes? ¡Junta! - espero a que Toki hiciese lo indicado para acariciarle y darle una tira de carne seca como premio - Asi es, muy bien, chico -

Despues de aquello Xiaorang guió cautelosamente a los hermanos hasta otra de las casas iluminadas, o que lo habían estado antes, y llamó con insistencia a la puerta; nervioso por encontarse ahora decidiendo por sus compañeros y consciente de lo expuestos y vulnerables que resultaban todos ellos esperando en medio de la calle desierta.

 - ¡Abrid! Somos samurais del clan unicornio buscando cobijo ¡No me habeis oido! ¡¡Abrid!! -

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Las caricias con las que premias al perro parecen efectivas y éste se mantiene a tu lado, vigilante. Mientras atravesáis el poblado, buscando casas que parecen habitadas, comienzas a ver sombras tambaleantes que van andando por el pueblo. Más muertos. Si bien, no son muy inteligentes y conseguís esquivarlos fácilmente.

Por fin llegáis a una casa que parece habitada. Sin embargo, por mucho que insistes no parecen dispuestos a abrir. Sin duda están aterrorizados. Ni siquiera tus amenazas y las continuas menciones del Clan del Unicornio parecen surtir efecto.

 - Maldita sea... ¿es que no entienden que estaran mucho más seguros con nostros allí dentro? ¡¡Podríamos ajusticiarles tan solo por negarnos la entrada!! -

 - Sera mejor que lo intenteis vos, Ide Gemmei-sama - dijo al fin el joven, apartándose de la puerta - Si esto sigue así - añadió en voz lo suficientemente alta para que le oyesen en el interior - tendré que acabar hechando la puerta abajo, y triste refugio sera entonces esta casa -

En el peor de los casos tal vez tuviese incluso que enfrentarse a alguno de los habitantes, cosa que lejos de atemorizarle, le asqueaba bastante. Xiaorang no tenía ningún interes en matar a pobres campesinos, y confiaba en que los Ide poseyesen la lábia suficiente para convencerles de que abrieran... y en que ellos no fuesen tan estupidos e inconscientes como para ignorarla tambien a ella.

Mientras esperaba el joven Otaku vigiló la calle en la que se encontraban, atento a cualquier sombra, tambaleante o no.

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Atento ante cualquier eventualidad, te plantas, arma en mano y de espaldas a la casa, al lado de los dos emisarios. Aunque puedes distinguir vagamente, gracias a la luz de la luna, algunas sombras tambaleantes en la distancia, por el momento al menos, no parecen acercarse.

Oyes algunos gritos en la lejanía, sin duda algún pobre desgraciado. Este pueblo no te gusta un pelo. Desde que comenzasteis el ascenso a las montañas no has disfrutado casi nada del viaje, atento en todo momento a la posible aparición de los engendros.

Ide Gemmei se acerca a la puerta, por lo que puedes oir. Golpea con energía pero a la vez educación la puerta. Una voz contesta en el interior. Gemmei hace algo que no consigues ver y la puerta se abre. Gemmei al abrir la puerta dice a la aldeana del interior.

-Mi nombre es Ide Gemmei, emisaria del Clan del Unicornio en misión oficial, solicitamos alojamiento, a cambio la defenderos de los atacantes.

La mujer, muerta de miedo os pide que entréis raudos a la casa. Así lo hacéis. La escena en cierto modo te resulta algo familiar. Esperemos que no termine de igual manera.

Cuando entráis en la casa, puedes ver a dos niños, chico y chica. Siendo la chica algo mayor y posicionada justamente tras el niño, al cual sujeta por los hombros, como en un gesto protector.

La cara de miedo en los niños es evidente. Como campesinos, puedes ver que la casa es pobre, incluso en cierto modo algo sucia para tus estándares, aunque comprendes que esta gente hace lo que puede.

-Xiaorang, tu turno. ¿Qué hacemos?

Al no ver peligro inminente en la casa el joven se permitió relajarse un poco sus músculos y envainar su espada, si bien su mirada siguió igual de inquisitiva, estudiando cada puerta, ventana y ocupante de la vivienda.

 - Muchas gracias, Gemmei-sama - tanto por conseguir que les abriesen como por volver a confiar y delegar en él - Lo primero es comprobar que la casa es segura. Decidnos, señora ¿vive alguíen más en la morada aparte de los presentes? ¿es esta la única puerta? -

Xiaorang no esperó a la respuesta de la mujer para adentarse en la vivienda y comprobarlo por sí mismo, agradeciendo el no verse obligado a guardar las formas con aquella gente. Solo una vez se quedo satisfecho a tal respecto se encaró de nuevo con la campesina.

 - Buena mujer - su tono era calmado pero firme - No os deseamos ningún mal, y no nos place haber irrumpido en vuestro hogar de esta manera, pero necesitamos respuestas. ¿Que ocurre en este pueblo? ¿De donde salen esas inmundas criaturas? Y, en el nombre de los kami, ¿como es que no se ha dado aviso a los magistrados? -

También se preguntó donde estaría el padre de los niños y si les habría ocurrido algo a los hombres del pueblo, pues aún no había visto ninguno desde su llegada.

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La mujer, tal y como estaba la otra, está aterrorizada, pero intenta contestar a todas tus preguntas según las vas haciendo. La voz le sale débil, incluso a veces se te hace complicado llegar a oírla, pero consigues la información que deseas.

Te contesta que todos los moradores de la casa están en ella, a excepción de su marido y de que no hay más puertas. Aún cuando te quedas más tranquilo con las respuestas, no puedes evitar comprobar la casa. La mujer no miente.

Los niños te miran con curiosidad, sin duda no ven samuráis a menudo.

Tras tu registro, la mujer comienza con su relato. Al parecer el pueblo es periódicamente atacado por estas criaturas, y cada vez menos habitantes quedan en la aldea. Bien porque algunos se arriesgan a irse, aún temiendo la ira de los dueños de la tierra, o bien porque son víctimas de los muertos vivientes.

Los ataques se vienen produciendo desde hace unos meses, sin fecha concreta, pero al ser una aldea pequeña y relativamente aislada, nadie ha sido capaz de saberlo. Dos veces se han mandado a gente a los pueblos cercanos para dar aviso, pero al parecer ninguno ha llegado.

Sin duda la situación no pinta bien. El Clan del Unicornio no se puede permitir tener nigromantes en sus tierras.