Partida Rol por web

Me quedé observando a Gasram primero y después a Beohal.

-"Me temo que yo no tengo aún ese poder y creo que Dasig tampoco. Ya que no ha resultado el plan de recolectar lombrices, habrá que raptar algunas de las apresadas por los kobolds y usarlas de cebo con los sapos. Esta caverna no parece tener ninguna salida, así que habrá que volver y hacer frente a los anfibios gigantes." Dije meditabundo.

- Los dioses no me han proporcionado un favor de tal naturaleza. Dado que no hay lombrices, digo que probemos sencillamente a darles algunas de nuestras raciones. Ningún sapo hace ascos a carne seca y pan mojado.

- Bien pues probemos con las raciones. Si no da resultado intentaremos robar una de aquellas lombrices.

Tomada la decisión de cruzar el paso de los sapos, falta hallar el modo de burlar a la partida kobold, con la que os vais a cruzar indudablemente si partís de inmediato.

—Intentemos el truco de las raciones entonces, me parece buena idea —digo—, pero es seguro que antes de cruzar el charco de los sapos nos tendremos que enfrentar a los kobolds que de seguro andan por allí. Pero no perdamos más tiempo pues hemos dado ya suficientes vueltas para terminar nuestra misión.

Yo también estoy deacuerdo... Que hay que hacer?

Avanzamos de vuelta al río subterráneo para cruzarlo, pero entre medias nos encontraríamos con los kobolds guerreros que habían venido por aquí. Después de deshacernos de ellos, tocaba lidiar con los sapos gigantes. A ver si con alguna ración nos dejaban tranquilos.

-"Me temo que a estos tendremos que hacerlos frente. No saben que vamos por la retaguardia, sorprendámoslos."

Os dirigís sin más dilación hacia la zona de los sapos, sabiendo a ciencia cierta que os encontraréis con los kobolds y que tendréis que luchar con ellos. Cuando llegáis a la altura del río os los encontráis discutiendo justo a la orilla. Las opiniones están divididas respecto a si los «intrusos» pueden haber cruzado o no el paso. Unos dicen que de no ser así os habrían encontrado, otros que quizá los sapos hayan dado cuenta de vosotros y alguno apostilla que mientras riñen podéis estar alejándoos más allá del paso. Sea como fuere, evitan cruzar el río.

La forma de actuar de los kobolds indica que Lord Kroakus no tiene por qué controlarlos mentalmente por completo todo el tiempo.

- Parece que hemos sembrado las dudas entre ellos. Esperemos a que se separen para buscarnos, en grupos pequeños serán más débiles.

Si hay algo unánime entre los indecisos kobolds es que no tienen ninguna intención de cruzar el río si no es preciso. No confían en que los sapos muestren indulgencia. Acuerdan que si hubierais pasado el río, Lord Kroakus habría dado cuenta de vosotros. Dan media vuelta.

—¡Eh, qué es eso! —grita uno. Os han descubierto.

Nuevamente llegaba el momento de tomar las armas, ya no había tiempo para seguir ocultándose los kobolds venían por nosotros. Desenfundo mi daga y busco la cobertura de alguno de mis compañeros más altos para que me ayude a atacar con ventaja.

Nos habían descubierto. Y tocaba pelear. Otra vez... Eran seis pero eran criaturas pequeñas y tal vez, si nos organizábamos bien, tendríamos una oportunidad.

-¡Mierda nos han visto! Preparaos para repartir tortas. 

Dicho esto me coloqué en vanguardia con mi lanza dispuesta a ensartar al primer monigote que se pusiera demasiado cerca.

Estaba claro que al final tendríamos que enfrentarnos al grupo de kobolds que vigilaban el único camino que nos llevaba hasta Lord Kroakus. Pasar el río era un punto estratégico y por eso el grupo de vigilantes se había dirigido hasta allí. Ahora que nos habían visto, solo tocaba luchar y vencer para poder seguir con nuestra misión. Calcé la honda y disparé a una de aquellas criaturas, pero erré el disparo.

-"¡Maldición!" Dije mascullando entre dientes.

Dasig sale de su escondite y se lanza contra un kobold, con intención de darle un mazazo que lo derribe al río.

Voy detrás de Dasron que me sirve como cobertura, soy un mediano así que hasta un enano me funciona, mientras él va dando cuento de cualquier kobold que se le plante enfrente yo voy intentando causar daño con mi daga. 

Aquel golpe que di me hizo sentir por momentos el guerrero más poderoso. Manejaba la lanza como si fuese una extensión de mi brazo en una hermosa danza bélica.

-Jajaja ¿habéis visto qué porrazo le he acascado? ¡Los bardos cantarán canciones sobre mí!

Me sentía invencible. Podría derrotar a aquellos kobolds yo solo con una mano. ¡Qué tiemble Lord Kroakus! Aproveché el subidón de adrenalina para atacar a otro kobold. Intenté adornarme con una floritura pero fue tentar a la suerte y fallé el golpe.

-Brrr... Ya decía yo. Demasiado bonito para ser verdad.