Partida Rol por web

Tras haber sido informados por Henna de que las series de números escondían, cifrado en Lingua Tecnis, el código de seguridad que controla el centro de procesamiento y distribución de alimentos, intestasteis sin éxito localizar a la Hermana Konig para informarla de vuestros progresos. Aunque nadie la vio salir del sanatorio, tampoco parece encontrarse allí. Por si esto fuera poco, varios de los pacientes del pabellón de enfermedades exóticas también han desaparecido, aunque nadie los vio abandonar las instalaciones.

Decididos a descubrir qué está ocurriendo, os habéis encaminado al centro de distribución de alimentos, el cual es un enorme edificio rodeado por una valla. Torretas de vigilancia, armadas con cañones automáticos, están colocadas en diferentes puntos del complejo y múltiples carteles, con el texto "Prohibido el paso excepto a miembros del Adeptus Mechanicus", os demuestran que no sois bienvenidos.

Al llegar a la puerta principal, os percatáis de que algo no va bien. Ésta se encuentra totalmente abierta y los cañones automáticos cercanos cuelgan inertes de los puntos que los sujetan a la pared. Fuertes sonidos de maquinaria llegan a vuestros oídos mientras que un fuerte olor a levadura asalta vuestro olfato.

Mis preocupaciones se materializaban... una forma muy eficaz de propagar la pestilencia, además de la vía aeróbica,  es a través de lo que los seres humanos ingerimos, bien sea líquido o sólido. Con la ventaja añadida de que esos productos infestados pueden ser enviados y perdurar en el tiempo, hasta dar con una víctima que lo ingiera, y sembrar la semilla del caos en otro sitio. Es un plan audaz, si se pretende llevar a ese extremo, e igualmente nefasto si se aplica a menor escala en una comunidad, como puede ser un Sanatorio.

Llevaba conmigo la serie cifrada, por si fuese preciso utilizarla para forzar el acceso al Centro de Distribución de Alimentos, pero parece que será innecesario... un olor que no debería ser tan potente invade nuestras fosas nasales...

Como precaución inmediata, me aplico el respirador de mi traje de batalla, para aislarme en la medida de lo posible de efectos negativos del polvo en suspensión, y señalo lo que estoy haciendo al resto del equipo; a partir de ahora, visto lo visto, podemos esperar cualquier cosa....

Gael sabía oler los problemas, sabía reconocer su pestilente aroma y no le costó en absoluto verlo venir. La sargento llevaba el arma preparada todo el rato, pero el hecho de no haber encontrado a la Hermana Konig hizo que sus sentidos se activaran al momento. Descolgó el arma y la empuñó conforme se acercaban al banco de alimentos.

Conforme acortaban distancias, Harden ya se mostró lista para el combate. Culata al hombro, tomó la primera linea del grupo y fue avanzando apuntando con su arma allá a donde miraba. Armas desactivadas, puertas abiertas... no podía permitirse un fallo y la profesionalidad dominó a Gael buscando enemigos que abatir.

A la interrogadora le parecía realmente extraño que los enfermos estuviesen recitando esos números. Es casi como si quisiesen que vinieramos pensó. Las intrincadas formas de actuar del Archienemigo eran muchas veces incognoscibles para los humanos, por mucha experiencia que tuviese investigando estos casos. 

Todo era demasiado fácil

Una vez allí todo empezó a apestar aún más, cuando comprobó como alguien había inhabilitado unas instalaciones de los Mechanicus. -Sea quienes sean, deben de tener recursos para atravesar una defensa así de los hijos de Marte...- les comentó a sus compañeros tras comprobar el lugar. Preparó su pistola láser, lista para luchar si hacía falta. Pero no era idiota, sabía que de allí, no era la más preparada para el combate, así que dejó que los más duchos en el combate se encargasen de cubrir el perímetro mientras intentaba, desde su posición, encontrar alguna pista que pudiese decirle que estaba ocurriendo allí.

     Algo no iba bien, de manera intuitiva ante la caída de las defensas, el astartes dio un paso al frente y liberó su yelmo del agarre magnético para acceder a los sentidos aumentados de su servoarmadura. En principió no logró detectar nada más que lo que ya había detectado en un principio pero no dejó que eso lo frenara. Inmediatamente después preparó el bolter apuntando con el cañón al frente. Los infectados no habían demostrado una inteligencia particularmente elevada por lo que si las defensas habían sido saboteadas lo más seguro era que alguien los hubiera usado como distracción para poder acceder al interior del santuario sin ser visto. Qué o quien andaba tras aquella trama, era algo que Shalak'ir confiaba en poder resolver pronto.

Tras examinar detenidamente el lugar en el que os encontráis, advertís un leve rastro de bilis que se interna en el edificio, rastro de bilis que os recuerda al dejado por los Poxwalkers en la sala común del sanatorio cuando os enfrentasteis a ellos.

Observando el rastro de bilis recién encontrado, te percatas de que, aunque es parecido al dejado por los Poxwalkers en la sala común del sanatorio, éste posee una densidad mayor y un color más intenso. Tu experiencia te dice que eso es así porque estos enemigos son más fuertes que aquellos a los que os enfrentasteis.

Observando el rastro de bilis recién encontrado, te percatas de que, aunque es parecido al dejado por los Poxwalkers en la sala común del sanatorio, éste posee una densidad mayor y un color más intenso. Tu experiencia te dice que eso es así porque estos enemigos son más fuertes que aquellos a los que os enfrentasteis.

Gael, que se había adelantado al grupo, alzó el puño indicando un "alto" y señaló con esa mano uno de los rastros de baba de los poxwalkers mientras el arma apuntaba al frente. Intentaba que prestaran atención al rastro, pero a los pocos segundos indicó al grupo que avanzaran en silencio, táctico y en seguida la sargento comenzó un avance silencioso hacía el frente; espalda semi agachada, perfil bajo y el arma al hombro apuntando hacia donde se dirigía...

Veo la señal de la Sargento Gael. Inmediatamente, paro, observo alrededor para asegurarme de que no hay nada más, y me fijo bien en lo que señala.... rastros de abominaciones del caos. Nurgle parece que intenta contaminar este lugar.

En cuanto veo que se mueve, la sigo a su ritmo, un poco por detrás, y un poco a su derecha, intentando formar una punta de avance que permita que ella se centre en lo que hay delante, mientras yo cubro flancos. Ahora es importante que nadie se quede rezagado, y podamos responder rápidamente en cualquier dirección, inclusive la vertical, de modo que también, según avanzo, apunto posibles lugares de proveniencia de peligro, como rejillas de ventilación, techos falsos...

La tensión sube

Decidida a llegar al fondo del asunto, Victoria desenfunda su pistola, atenta a las señales de Gael, y sigue con cautela a la Sargento adentrándose en el edificio. Al ver el repugnante rastro de bilis, arruga la nariz con un gesto de desdén.

Sabiendo que no puede igualar las aptitudes para el sigilo de algunos de sus compañeros, la comisaria se mantiene ligeramente en la retaguardia, sin dejar de avanzar pero tratando de no convertirse en una molestia. También permanece atenta en todo momento a sus alrededores, buscando signos de una posible emboscada. Si el enemigo cae sobre ellos, estará preparada para dar su vida por el Emperador, llevándose antes a todos los demonios posibles consigo.

Justo antes de emprender el camino, la interrogadora levanta una mano para pedir que la atiendan un momento. Con un susurro casi inaudible, dice: -El rastro, aunque sea similar a las atrocidades del sanatorio, es más denso. Parece que aquí encontraremos resistencia más poderosa, tenedlo presente.

Empuña su pistola láser, obviando la espada sierra hasta que pierdan la posibilidad de la infiltración. De nuevo, observa como la sargento los guía, confiando en su experiencia en este tipo de labores.

    Con el yelmo ajustado, Shalak'ir comenzó a avanzar con cautela siguiendo las instrucciones de Gael, no le suponía ningún problema el adaptarse a seguir el mando de la humana movido por su espíritu pragmático. El entrenamiento de los tácticos se centraba en ataques de asalto más que en la infiltración el subterfugio. No obstante, Shalak'ir, dio lo mejor de si para recordar su época como explorador de la séptima, un conocimiento que le había resultado muy útil durante la campaña de Cadia en un ataque combinado con sus hermanos, los Dragones Negros.

    Desde una posición que le permitiera aprovechar del mejor modo posible el poder lanzar una ráfaga con su bolter que barriera a sus posibles enemigo, el salamandra siguió, el padre de la pestilencia había causado estragos en aquel lugar, pues ya no le cabía duda de que aquello era obra del que los bibliotecarios y eruditos del tema conocían como Nurgle.

El rastro dejado por los poxwalkers os conduce hasta una enorme sala rectangular en la que hay varias cubetas de agua conectadas a gruesos tubos de distribución. El ensordecedor ruido provocado por las máquinas, el mismo ruido que os ha acompañado desde que entrasteis en las instalaciones, es aquí mucho más fuerte, amenazando con dejaros completamente sordos.

Y entonces la veis.

La Hermana Konig se encuentra subida a una plataforma metálica, intentando abrir una de las cubetas¹, ajena por completo a vuestra presencia. Debajo de ella, diez² poxwalkers gruñen y babean.

Guiados por la Sargento Harden, llegamos a la sala de las cubas, y por un momento, no se como interpretar lo que estoy viendo... La Hermana Konig ... intentando abrir una cubeta... ¿pero para qué? ¿qué significa esto??? Por la Gloria del Emperador, que es un sin sentido!...  Pero hay una cosa que no se puede obviar... hay unos seres inmundos delante nuestro que no deben existir...

Si hablamos entre nosotros para decidir qué hacer, o esperar órdenes, perderemos la ventaja... y prefiero dejar a la Inquisición el trabajo de averigüar qué pasa realmente con Konig... por mi parte, el peligro inmediato son los poxwalkers, y la amenaza de un vertido de algo al suministro de agua potable.

Levanto el arma hacia uno de los seres y disparo; lástima no estar más cerca....

-Elegid blanco! Ojo! si podéis cerrar la conducción principal de líquidos, hacedlo!

Gael, que iba preparada para combatir, no se sorprendió al ver a los impíos seres salidos de la disformidad, en cambio, que la Harmana Konig estuviera ahí la dejó algo intranquila, pero no dejó que aquello la dominara, en lugar de eso, se impuso a combatir como se esperaba de ella dejando de lado cualquier seña de sentimentalismo y activó su arma.

En cuanto sintió que la carga de energía fluía por los conductos, apretó el gatillo. Sus ojos ni pestañearon ante la descarga de haces incandescentes de energía...