Partida Rol por web

Ante la descripción de tus funciones, la primitiva y anticuada nexus pareció no reaccionar. Simplemente escuchó con atención a que terminaras tu fría descripción.

-Comprendo. Eres la encargada de mantener el hogar de tu dueño en perfecto estado. Es un trabajo que exige mucha concentración y un esfuerzo considerable. Felicidades.

¿Y ahora qué?

Si has terminado, puedo enseñarte lo que deseo compartir -dijo Artemisa, poniéndose en pie con impaciencia.

No sé fiaba mucho de aquella nexus 3. Era insiste a la par que persuasiva. Pero ya había decidido acompañarla. Al fin y al cabo, necesitaba que sus pensamientos recurrentes se concentran en otra cosa.

- Si, he acabado. - Joy se puso en pie y se acercó a la barra. Tao estaba ocupado cortando un rollo de sushi, pero Joy ya sabía lo que costaban sus fideos y el agua. Tenía memorizados los precios de ese local. - Gracias Tao... - Dijo depositando lo adeudado y un diente por ciento más sobre la barra. - Nos vemos mañana. - Se despidió y entonces miró a Artemisa. - A ver qué tienes para mí. - Le dijo cuando se disponía a salir de local.

Richard se mostró implacable y se reafirmó en pagar él toda la comida. Louise se dio cuenta de que era su momento para demostrar su valía, así que no insistió.

-Está bien, tranquilo. La factura es toda tuya. Así que voy a intentar disfrutar todo lo que pueda.

A partir de ahí, la conversación se tornó relajada y personal. Era precisamente lo que Louise necesitaba. Ser más humana... y menos policía.

-Mira, siento mucho lo que te hice ayer y prometo cuidarte más...sabes que te quiero y no quiero perderte.

Louise chasqueó la lengua.

-Vale, sí. Todo eso está muy bien, Richard, pero no es suficiente y lo sabes. Necesito saber que te importo lo suficiente como para dejar de vez en cuando el trabajo por mí. Yo lo hago. Si no, ¿cómo vamos a conseguir tener algo de verdad?

Richard cogió su mano y ella dejó un momento de lado la comida.

Sé que a veces soy un capullo y que no te trato como te mereces, pero prometo portarme mejor, tenemos que hacer más citas como éstas, como hacen las parejas normales.

Sí, eres un capullo, Richard Willis -al decir aquello, Louise se dio cuenta de lo que acababa de hacer -. ¿Ves? Ya hablo como tu compañera. Esta es una mierda de trabajo, Richard. Me gusta eso de ayudar a la gente... pero no creo que vivamos mucho más si continuamos aquí. Todos los días cuando vuelvo a casa veo lo mismo. Gente durmiendo en la calle, hacinados, comiendo los restos que encuentran en la basura, mientras ejecutivos como ese ricachón al que han matado y cuyo caso estáis investigando, se llenan el estómago. Me dan ganas de vomitar.

Louise soltó los cubiertos de golpe.

Creo que se me está quitando el hambre, joder.

Entonces, volvió a acercar su rostro al tuyo.

Richard, vámonos de aquí ahora. Creo que lo que necesito ahora mismo no es comer... sino a ti.

Seguiste a la nexus por las encharcadas y sucias calles como si ella fuese una guía llevándote de turismo por la ciudad. La tal Artemisa iba dando pequeños saltitos, en lugar de caminar, como si se "sintiese" feliz de que la acompañaras. Finalmente, tras caminar un buen rato, se metió por un callejón y se detuvo en mitad del mismo.

Entonces se giró... con un arma en su mano, apuntándote directamente.

-Por favor, desciende -te dijo, sin perder la sonrisa, pero señalando hacia la tapa de la alcantarilla que estaba en el suelo -. No sufrirás daño a no ser que intentes hacérmelo a mí o escapar. Como dicen los humanos, "te lo prometo".

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Me incliné hacia delante mirando a Louise fijamente-Sé a lo que te refieres y tienes toda la razón, tengo que implicarme más en la relación y menos en mi trabajo, lo sé, pero si la jefa me reclama ¿Qué hago? Decirle que no, ya lo sé...- bajé la mirada apesadumbrado, ella había dado en el clavo-Pero no te preocupes, a partir de ahora si surge algún caso urgente le diré que busque otro Blade Runner, no soy el único que hay- refunfuñé pensando en cuántas veces había dejado colgada a Louise por el mismo tema.

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-Eh.. cariño, tranquila. Cuando yo entré en esto también quería ayudar a la gente, a diario veo la misma mierda que tú y cada vez se hace más insoportable, eso es cierto, retirar Replicantes no me atrae precisamente, de hecho está empezando a asquearme...-dije con disgusto, realmente también se me estaba quitando el apetito, así que entrelacé mis dedos con los suyos. No quería hablar más de trabajo, solo quería disfrutar de una noche con mi chica.

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Una tierna sonrisa apareció en mis labios-Me has leído la mente preciosa- contesté, llamé al camarero para pagar la cuenta y salimos del local cogidos de la mano. Nos acercamos al coche y como hice al llegar, le abrí la puerta pero antes de que entrase, la sujeté con firmeza de la cintura y la besé con intensidad-¿Tu casa o la mía?-fue lo único que pregunté con fuego creciente en los ojos.

La mía. Así sabré dónde está la cafetera por la mañana -te dijo Louise con una sonrisa, mientras se mordía el labio inferior y volvía a su asiento.

El camino hasta su casa fue bastante rápido. Quizás era que la sensación del transcurrir del tiempo no es igual para todos, ni tampoco en todos los casos. Bajasteis del vehículo y Louise se adelantó para abrir la puerta. Pero no estabais solos. Una figura apareció envuelta en la oscuridad.

-Agente Richard Willis -dijo la figura. Viendo que vuestra reacción fue rápida y desconfiada, completó su frase -. Solo he venido a advertirle, no tiene por qué temer nada.

Mientras Louise abría la puerta me mantuve a sus espaldas-Sabes que cuando te muerdes el labio de esa forma me pongo tonto..-le susurré meloso. Iba a ponerle una mano en el culo cuando alguien dijo mi nombre y giré en redondo llevando por instinto mi mano al cinturón en busca de mi arma, pero recordé que la había dejado en casa..

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Constaté que no conocía de nada a ese hombre, pero su rostro sombrío y frío no era el de una buena persona-¿Quién es usted y qué advertencia es esa?- pregunté estudiando su mirada listo para proteger a Louise en caso necesario.

- Entiendo... - Dijo la replicante. 

Su primera idea fue la de llevarse la mano al arma. Era demasiado arriesgado. Ella le tenía ganada la iniciativa y ya le estaba apuntando. Entre que sacaba su arma y disparaba podía estar frita. No podía hacerlo. Había caído en aquella trampa como si acabara de salir de su embalaje. Había sospechado desde el primer momento. Algo no le cuadraba y sin embargo al final logró convencerla para que la siguiera.

Esas eran las debilidades humanas. Aquella condenada nexus 3 y sus recurrentes palabras le habían trastornado. Todo venía de allí. El querer experimentar. Las ganas de acercamiento hacia Richard y también las ganas de quitarse de la cabeza todo aquello, le habían hecho aceptar aquella tan dudosa propuesta por parte de la tal Artemisa. Si salía de aquella tenía que dejar de pensar como una humana y volver a su sistemática y racional manera de pensar.

- Está bien. - Dijo mientras se agachaba para encarar las escaleras hacia las alcantarillas.

El individuo tenía una mirada extraña, con unos ojos negros como dos trozos de carbón. Caminó lentamente hacia ti, mirandod e reojo a Louise, pero sin detenerse.

-¿Quién soy no es importante? Lo importante es lo que tengo que decirle... respecto a su caso.

Su rostro no infundía precisamente confianza, pero desde luego, no se comportaba como si fuese a haceros algo. Habría podido dispararos desde las sombras y ni siquiera os habríais dado cuenta. No, no estaba allí para eso.

-Hay mucho más debajo de un simple asesinato, agente, Willis. La muerte de ese hombre no solo no es casualidad, sino que no será la última. Tendrá que adentrarse más profundamente en sus investigaciones si desea conseguir algo. Pero deberá darse prisa. El tiempo está en su contra. Cuando el último haya muerto, ya no habrá nada que hacer.

Artemisa observó con satisfacción (la verdad es que aquella sonrisa no permitía saber cuándo no lo estaba) tu decisión de descender al alcantarillado. Cuando comprobó que estabas abajo, te apuntó para que te apartaras y bajó de un salto, sin utilizar las escaleras. Sus piernas artificiales eran lo suficientemente fuertes como hacer aquel salto sin usar las escaleras.

-Eres muy humana, nexus cuatro. Has usado las escaleras -comentó, antes de indicarte por dónde ir -. El camino es por ahí.

A lo largo del camino, vistes una gran cantidad de bidones tirados de cualquier manera. Era de dominio público que la enorme cantidad de basura y residuos industriales que se generaba en la ciudad, se debían almacenar en algún lugar, pero no se conocía exactamente su ubicación.

Ahora lo sabías.

-Dime, nexus cuatro. ¿Qué sientes cuando trabajas para los humanos? ¿Y cuando retiras a otros de los nuestros, agente Joy Blessing?

¿Qué coño sabía ese hombre de mi investigación? Fruncí el ceño, miré de reojo a Louise y luego volví a centrar mi atención en el sospechoso desconocido.

-¿Que el tiempo está en mi contra ya lo sé, mi jefa se ha encargado de repetírmelo, pero mis líneas de investigación se acaban y no nos facilitan la labor precisamente ¿y a qué se refiere con que cuando el último haya muerto? ¿El último qué? ¡Responda!- inquirí con urgencia.

Tiene muchas preguntas, agente Willis. Lo sé. Pero me temo que no puedo responderlas. Solo usted puede encontrarlas. Recuerde. Cuando muera el último, será ya demasiado tarde. No deje que nadie le obligue a abandonar y guárdese sus espaldas. Dudo que tarden en intentar algo. 

El hombre comenzó entonces a retroceder para ocultarse de nuevo entre las sombras...

Buena suerte.

... hasta que finalmente desapareció.

-Pues claro que tengo muchas preguntas ¿Qué esperaba? ¡Expliquese!- exigí, aunque el hombre paso olímpicamente de mí, así que me quedé mirando aquella figura hasta que desapareció en las sombras, estaba claro que no iba a decirme nada de utilidad-Manda huevos...- mascullé mirando a Louise.

-¿Has oído? ¿Van a atentar contra mí vida por una investigación en la que estoy estancado? Hay que joderse...-negué con la cabeza-Me niego a que ese fulano nos fastidie la cita, entremos dentro cariño-dije despreocupado aunque mis ojos comenzaron a mirar a ambos lados atento a cualquier movimiento sospechoso.

¿Tenía razón? ¿Era muy humana? Había pasado toda su existencia junto a Richard Willis y supuso entonces que había empezado a imitar su comportamiento humano. Aquel hombre era lo más parecido a un padre, un hermano o un amigo que tendría nunca y ahora empezaba a echarlo de menos.

Cuando llegaron al lugar donde Artemisa le hizo aquella extraña pregunta, Joy ya daba por perdida su existencia. No sabía el motivo de aquel asalto, pero veía a sus restos reposar durante lago tiempo hasta ser encontrados, junto a aquellos residuos tóxicos.

- Es mi deber y mi cometido. - Respondió ella. - Está dentro de mi programación y... Bueno me gusta complacerles. - Hizo una breve pausa. - Nunca he disfrutado retirando replicantes, pero lo hacía y lo hacía bien... - Se quedó unos momentos. - Sonará oportunista, pero hoy ha sucedido algo que me ha hecho replantearme muchas cosas. Una Nexus 3 que he retirado ha dicho algo que se me he marcado a fuego en la mente. Quería existir... Y yo... Bueno, le llevo dando vueltas desde entonces. - Había estado hablando con la cabeza gacha hasta entonces, pero en ese momento alzó la mirada y se clavó en la de Artemisa. - ¡Pero basta de cháchara, haz lo que tengas que hacer!