Partida Rol por web

Húren asestó el poder de la magia contra la araña, y Alalonna tan sólo la rozó, quedándola con 1 sólo punto de vida. La araña abría y cerraba sus numerosos ojos, y sus patas, ahora ensangrentadas y sobre todo negruzcas y quemadas, lo único que hizo fue encogerse en el suelo. Se agarrotó e hizo una especie de bola.

Se quedó alli, rendida al destino que los aventureros en la torre quisieran darle (incluso no mostraría resistencia). De repente, el anciano susurro rápidamente:

¡Vámonos de aquí, jóvenes! No podemos dejar escapar a esa rata de VistaNegra.

Acto seguido, di unos pasos hacia atrás, mirando aún hacia la casi inerte araña. Guardé mi espada bajo mi capa, y procedía a tomar la puerta por la que habíamos entrado.

¡Aprisa!

Observo a la criatura que momentos antes amenazaba nuestra vida y decido seguir a Bernard, no es un acto de piedad lo que me motiva, sino el sentido practico, la bestia se veia derrotada y sumamente lastimada, al momento de regresar ya no nos molestaria porque aun estaria restañandose sus heridas y suponia que si nos volvia a ver, recoradaria esta batalla y procuraria mantenerse alejada de nosotros.

- Bien, volvamos - empiezo a retroceder sin darle la espalda a la criatura y manteniendo una actitud desafiante, para que la criatura "sintiera" que no tenia temor hacia ella.

Tras volver sobre vuestros pasos, comprobásteis que la araña yacía sobre las piedras de ese jardín, junto al agua. Al volver al interior de la torre, contemplásteis el mismo escenario:

Al llegar nuevamente a la estancia por donde habían comenzado el recorrido Alallona inmediatamente se dirigió a la puerta que había estado explorando con anterioridad.

-Bien, ¿que tal si ahora probamos esta? 

Como veas, Alalonna... tan sólo espero no encontrarme con más entes y despropósitos... ¿Dónde estará VistaNegra? ¿Señor Húren, por dónde...?

- Por mi parte estoy de acuerdo, despues de haber probado la puerta anterior, la cual escogi yo, no veo porque no hemos de ir por donde digas Alalonna, de hecho, espero que nos vaya mejor - digo tratando de mostrar una sonrisa en mis serio y adolorido semblante...

Bien. Vamos pues... -dije con cierto ánimo tras derrocar a la araña.

Acto seguido, entrásteis de nuevo en el complejo de piedra de la torre. Volvisteis a ver el cadáver ensangrentado de aquel hombre, entendiendo que sus marcas de dolor habían sido causadas por el ente con patas... Cruzasteis el hall de entrada en segundos, hasta que os detuvísteis en la puerta. Era un portón bastante grande, más que el de salida al jardín de donde volvíais. Os dísteis cuenta que salia muchísima luz por debajo de la puerta y los laterales, la cual recaía ahora en vuestros cuerpos y os iluminaba un poco. Al otro lado había algún tipo de foco de luz o quizás la propia luz solar.

Al ver la luz que emana de las orillas del porton, me preocupo de lo que podamos encontrar al apenas traspasarlo.

- No me gusta esa luz, es claro que hay algo ocurriendo justo detras de ese porton, podriamos caer directamente en una trampa... yo ire adelante y ustedes dos esperen a que les haga una señal para avanzar - El reciente uso de mis poderes magicos y la tension de la ultima batalla habia reavivado nuevamente los dolores de mis articulaciones, dolores que habian casi desaparecido durante la estancia en los bosques duelficos, asi que nuevamente estaba de muy mal humor, lo que mostraba en mi semblante, un semblante que dejaba claro que no estaba de animos para discutir con mis actuales compañeros mi ultima decision de avanzar solo hacia el peligro...

- Alejense del porton mientras lo abro y paso adentro - indico a Alalonna y a Bernard... Una vez veo que ambos han aceptado mi decision y han tomado una distancia prudente, me acerco hacia el acceso cuyas orillas estan iluminadas, e intento abrirlo y pasar al interior de esa nueva estancia...

Húren se internó en el portón. No había trampas algunas y mecanismos para cerrar esa puerta. Eran dos maderos bien dispuestos y labrados. Al abrir la puerta, el foco de luz ilumino a Bernard y Alalonna también, al igual que el recibidor de la torre. Acto seguido, Rharlendigr se internó en la luz que flotaba en el ambiente, hasta casi desaparecer. Sin embargo, su silueta no desapareció del todo, sino que fue un fenómeno normal: cuando una luz potente se incrusta de frente en los ojos, éstos no son capaces de soportar tal carga, tal estado no acostumbrado. En pocos segundos, Bernard y Alalonna vieron a su amigo allí, delante de ellos, en una nueva estancia.

La luz era provocada por cuatro grandes vidrieras, dispuestas en una especie de sala circular, junto a la pared de la torre. La luz era blanca, y parecía potenciar lo que en esa sala ocurriera (de hecho no encontrásteis velas algunas). Dichas vidrieras enormes apuntaban justo al centro del lugar.

Allí no había muebles, plantas u objetos algunos. Tan sólo en el centro había una especie de pedestal de piedra circular, de unos 30 centímetros de longitud de altura respecto al resto del suelo (muy bajito(. En un tramo del perímetro de dicho pedestal se alzaba ya más altura, en torno a 2 metros (lo que daba la sensación de pared.

Bien, en dicho "trozo de pared" del pedestal había una persona, encadenada por sus brazos, y completamente magullado, casi inconsciente, y cubierto en parte de restos de su propia sangre. En la sala, además, había varios entes:

• -Por un lado había dos esqueletos andantes, ¡parecían vivos! ¡Aberración!, y portaban armas, como si cualquier hombre lo hiciera. Su carne no existía, sino que eran pensamientos organizados en huesos... ¡sin más! Realmente abominable. Estos dos esqueletos parecían estar torturando al hombre prisionero.
  
• -Y por otro lado, junto a ellos, había una especie de hombre forzudo, muy alto, y con una envergadura sin parangón. Sus músculos parecían tener estrías, al igual que su cara... y sus piernas. Enseguida notásteis que su carne parecía piedra pura.
  

Empiezo a retroceder lentamente, trato de asegurarme de mantener la mayor distancia entre los espantos de esqueletos y mi persona, para asi poder hacer uso de mis habilidades magicas.

No tengo que pensarlo mucho, esta es una nueva batalla que esta por comenzar, asi que voy diciendo mis hechizos para invocar al viejo hombre-sauce...

Alalonna aguardó a que el anciano abriera la puerta y entrara antes de hacer algún movimiento. Sabía que la entrada estaba libre de trampas pero no lo que podía esperar ahí adentro y le pareció sabia y prudente la actitud de Huren.

Una vez el encandilamiento hubo cedido, la mujer se quedó pasmada por lo que veía. Un hombre (al menos es lo que le pareció a ella) estaba siendo torturado por dos no muertos y una especie de golem. No sabía de quién se trataba y estaba segura de que no era parte de su misión, pero ella no podía dar la espalada a la escena y volver sobre sus pasos para seguir buscando al gobernador como si nada. Tal vez hubiera sido mejor no abrir nunca esa puerta, pero ahora, estando allí, no había vuelta atrás.

Dejó lugar para que Huren pudiera invocar su magia al tiempo que desenvainaba su espada.

-Voy por la izquierda Bernat- dijo en un susurro y se preparó para combatir.

Húren invocó inmediatamente al hombre sauce. Justo allí delante, como otras veces había ocurrido, un árbol con hojas casi grises y una gran envergadura apareció entre ellos. Mientras tanto, Alalonna, flanqueaba el centro de la sala. Por su parte, Bernard, permanecía al lado de Húren, de una forma pruedente. Acto seguido, uno de los cadáveres huesudos se percató del sonido de la puerta, la irrupción de los presentes en la sala y la invocación del Sauce. Con un gesto casi efímero, le hizo una señal al vigoroso hombre de piedra, que, sin pestañear, comenzó a moverse con dificultad. Los cadáveres seguían torturando al hombre allí encadenado.

El "gólem" giró su cuerpo hacia los nuevos invitados, y comenzó a dirigirse hacia allí. En pocos minutos se encontraba frente a ellos, y en especial miraba al hombre sauce.

TIPO DE ENEMIGO:

Tirad iniciativa.

Iniciativas:

• 47: Húren
• 40: Alalonna y Sauce (da igual el órden)
• 15: Hombre de piedra

Turno de Húren.