Partida Rol por web

Angie no puede evitar girar un poco los ojos hacia el techo de la posada. Mas historias....le gustaba el silencio y la tranquilidad, y parece ser que habian topado con uno de esos compañeros que no se callaba ni bajo el agua....si se pensaba que no se podia echar de menos el bosque....se equivocaba, pronto la cosa podria empeorar.

Me encantará escuchar tus historias y aprender algo más sobre tus fascinantes armas y el origen de sus nombres. Bueno amigos míos será mejor que nos pongamos en marcha y aprovechemos al máximo la luz del dìa. - digo sonriendo animadamente.

Justo antes de la salida de la ciudad de Ardev, los heroes se encuentran en lo que parece ser una posada. Sobre la orilla de un río se asienta la posada de “El Descanso del Rey Boranel”, un lugar tranquilo donde las caravanas de la Casa Orien suelen hacer un alto en el camino. La posada está hecha de piedra y una enorme enredadera cubre parte de la fachada del edificio. Tiene tres chimeneas de las cuales sale humo. De fondo se oye el murmullo y las risas de la gente y alguien tocando una flauta travesera. El interior está construido de madera y la sala huele a pino. Hay mercaderes sentados riendo y bebiendo. Están sentados junto a humanos que portan el emblema del unicornio de la casa Orien.

También hay extravagantes soldados con sombreros de ala y plumas cuyas empuñaduras de sus espadas tienen el símbolo del oso y tienen grabadas la palabra “Breland” en el filo de la hoja. Algunos llevan anillos y broches azulados con largas capas verdes y espléndidas armaduras. Al fondo de la posada hay un grupo de mineros, algunos humanos, unos cuantos enanos y dos gnomos. Parecen estar planeando algo pues entre las jarras de cerveza tienen desplegado sobre la mesa un enorme mapa. Un barbudo posadero atiende a las mesas mientras que el atractivo más significativo de la posada es una especie de cuadro ilusorio donde se refleja un bello y enorme castillo a la vez que una especie de búho mecánico da saltitos cerca del panel y parece soltar una perrorata cada vez que alguien se acerca a el

Salir de la posada no fue lo más fácil. Pues después de todo, allí aun había todo lo que un hombre en su sano juicio podía desear. Cerveza, comida caliente, una cama de paja y la hija del posadero que, aunque había mozas mucho más llamativas, tampoco amargaba la vista. Bien no estaba interesado en ella, por supuesto, pero la buena vista no molestaba a nadie.

Así, habiendo marchado tras pagar, Marcus no pudo evitar el deshazón de estar haciendo algo incorrecto. Una parte le invitaba a quedarse allí, seguir una vida tranquila y olvidar el pasado. Pero cada vez que el pistolero se planteaba algo así, se veía arrastrado por una parte que le devolvía a las reunias de un lugar quemado y derrumbado. Las ruinas de algo que antaño debió ser hermoso e importante para el hombre pues cada vez que aquel recuerdo acudía, no podía evitar chasquear la lengua de una forma nvoluntaria y hacer una mueca de lo más extraña con los ojos.

Eso sin contar la imperiosa necesidad de dar un trago a la primera bebida alcoholica que tuviera cerca.

Todo eso quedó a un segundo plano cuando el bueno del genasí mostró sus magnificos corceles y una carreta que bien era un paraiso terrenal. - Sea el transporte más horrible, y aun así un paraiso sobre ruedas a mis ojos. Saben los presentes que andar es bueno, pero no agradable. No quisiera visitar el gremio de zapateros antes de acabar el año, pues siento como una parte de mi ser es arrancada cada vez que veo tales precios. - Se quejó, acercandose al carromato con inusitada rapidez. - Bien, pues acabo de abandonar una silla y ya pienso en volver a apoyar mis posaderas. Buen sol, buena compañía y solo necesario una buena cerveza para una gran historia. - Se fijó entonces en aquellos soldados, entrecerrando los ojos y estudiando sus armas y emblemas, su ropa y sus quehaceres.

- Pardiez, soldados los llamaría, pero su señor... esa es mi duda. Extraño, más que extraño pues dos veces extraño. - Miró al genasí. - Pedirte permiso para abordar tal transporte te pido. Tuyo es, derecho a decidir tienes... pero bien preferiría no llevar las riendas... más bien lo aconsejo, en extraños lugares acabaríamos si yo dirigiera el camino. - Le recomendó al genasí, esperando de esa pecular forma, que le permita subirse al carromato.

Los aventureros estaban a punto de partir. El genasí les acababa de mostrar su caruaje, del cual se sentia curiosamente orgulloso. El lugar se encontraba abarrotado con distintos grupos de humanos y otras razas ocupados en sus quehaceres. Tal vez el grupo podría obtener información adicional si interrogaran a los presentes... "lastima que no tenga don de gentes..." pensó Tarkhan mientras observaba a la confluencia.
Fué Marcus quien lo despertó de su embelesamiento.
- Claro, adelante subid, yo mismo llevaré las riendas... - realizo su habitual pausa - esperaré a que todos esten listos - añadió buscando al resto.

Bueno...pues ya que estamos todos podemos partir ya....aunque.... dice perdiendo el tiempo.

No pudo evitar poner la oreja intentando escuchar lo que decian los de la otra mesa, *asi que fue hacia alli con la excusa de pasar hacia otra mesa o lugar*

Mientras camino hacia la salida trato de prestar atención disimuladamente tanto a la conversación de los soldados como a la de los mercaderes Orien para intentar captar algo que me resulte de utilidad.

- No hablesé más. - Sentenció el pistolero, cuando el genasí habló de ser él quien llevaral as riendas. Diantres, bien sabía él que si llevaba las riendas, mal acabarían. De un solo salto, se subió al carromato y se acomodó en la parte de atrás, tumbandose y apoyando la espalda contra una de las paredes.

Cogió su sombrero, colocandoselo sobre la cara para disfrutar del camino, que no le diera el sol y disfrutar del camino. - Jamasé visto semejante cantidad de ganapanes interesados por cuanto veis a vuestroa lrededor. ¿Soldados? ¡Común! Protegen y guardan. ¿Que interés despiertan por encima de lo normal? Disfrutad del camino, de las vistas y del paseo en carro. -

Ha esto que veis un armario de dos puertas , con tatuajes y la cabeza rapada al cero con pinta barbaro. Es una raza rara , un Goliath que es una mezcla de gigante con humano que se asoma por la puerta solo para no escurrirse al interior y os dice a todos

-He visto la caravana de caballos afuera, seguro que vais todos al castillo supongo he llegado a tiempo , les importa que les acompañe? yo tambien me dirijo alli

Por otro lado los PJ ya habian acabado desayuno y se dirigian hacia afuera cuando el enorme asomo la cabeza por la puerta, y tras las presentaciones e rigor al nuevo iban a dirigirse a sus caballos para partir , junto a algun soldado mas que iba para el castillo

-Angie escucha de los parroquianos:

El grupo de mineros (Torek, Tondor y Fiénix el gnomo Sirvín) afirman que cuando se han dirigido a buscar minas han observado extraños sucesos en los cielos: tormentas de rayos extrañas, congregaciones de nubes girando en espiral sobre la frontera con Droaam y, a veces, las nubes formaban extraños símbolos en el cielo. Todo esto se produjo en la frontera de Droaam.

-Marcus saca su Saber nobleza  sobre los soldados y los identifica

Hay extravagantes soldados con sombreros de ala y plumas cuyas empuñaduras de sus espadas tienen el símbolo del oso y tienen grabadas la palabra “Breland” en el filo de la hoja. Algunos llevan anillos y broches azulados con largas capas verdes y espléndidas armaduras y son miembros de La Ciudadela del Rey.

-Valinor saca de su escuchar sobre soldados

El Castillo en cuestión es el castillo Arakhain, el lugar de retiro del Rey Boranel durante los meses de verano. Ardev proporciona comida al castillo desde que se construyó y que sus gentes están muy orgullosas de que el propio rey veraneé cerca de Ardev. Las calles se llenan de miembros de la ciudadela del rey cuando el rey está en el castillo. Valinor escucha que los soldados tambien se dirigen a el castillo por la mañana

- Acercaos, acercaos ganapanes... - llamó a aquellos que le acompañaban, moviendo las manos en su propia dirección, invitandole a que se acercaran lo suficiente como para que MArcus pudiera susurrarles algo. Bien era cierto que el disimulo no era su punto fuerte, ya no por las extrañas ropas, las extrañas armas, la forma de hablar o todo en su conjunto... era por su falta de tacto en el momento escogido.

Problemas menores, por supuesto.

- Aquí los Matelos - Dijo en referencia a los soldados. - visten como los hombres de la Ciudadela del Rey. Mal asunto, teniendo en cuenta que si bien son duros compañeros, rara vez se les ve lejos de casa. Problemas, diría yo. Aquí, podría asegurar. Me da a mi que aquí hay trasgo encerrado. -

Raggard se acerco hacía Marcus con una sonrisa en su rostro.

El Goliath era inteligente entre los de su raza, y el tal Marcus le caía bien.

Bien Bien, exclamo el guerrero! Tu dime a quien hay que aplastar! Por cierto creo que tengo que comprar un escudo de torre, tu lección con las armas que portas me han echo pensar, que tengo que protegerme mejor, sonriendo socarronamente, al recordar los balazos.

Bueno, estudiemos ese mapa y partamos en busca de respuestas.

Angie se acerco sin dudarlo a sus dos compañeros.

Informacion interesante, aunque no se en que nos afecta a nosotros, nosotros no vamos a la frontera? Ademas ahi es donde pasan las cosas raras.

Por lo que he oído, los soldados se dirijen al castillo de Arakhain, lugar de veraneo del Rey Boranel, junto con buena parte de su corte aunque coincido con Angie, no hay mucho de interés en ese lugar ¿Qué has oído sobre la frontera?

tormentas de rayos extrañas, congregaciones de nubes girando en espiral sobre la frontera con Droaam y, a veces, las nubes formaban extraños símbolos en el cielo. Todo esto por lo que parece se a producido en Droaam.

O sea creeros la mitad, pero algo a pasado.