Partida Rol por web

Decido no darle mi sangre creyendo que de nada servirá, al menos de momento.

Sigo necesitando respuestas. Aunque probablemente no sea aquí donde deba plantear las preguntas. En fín, por probar que no quede...

Intento abrir mi visión y buscar el espíritu de algún animal al que preguntarle que puede haber ocurrido.

Hace poco mi hermana y yo recibimos el ataque de muchos espíritus animales. De millares. ¿Sabes qué puede haber ocurrido?

 Los espíritus animales que hay por la zona además de no despuntar precisamente por su inteligencia no tienen mucha idea de lo que pasó. Después de intentarlo varias veces, una serpiente, algo cautelosa al principio te dice que sí, que ayer hubo un movimiento extraño en aquella zona, algo apareció y empezo a engatusar a muchos. A ella (la serpiente) no le gustó y se fue. Te da la sensación de que tampoco le agradas tú. Sin más se despide de tí y se va.

Definitivamente alguien está detrás de esto. Lo que menos me gusta, es que para alterar así a los espíritus animales debería de poseerse un poder similar al nuestro. No me quito de la cabeza la idea de que pueda ser obra de una hermana trastornada...

No me gusta ese hilo de pensamiento. Voy a darme una ducha para quitarmelo de encima.

Me aseguro de que el pestillo está echado, me desvisto y comienzo a ducharme probando el gel de baño que hubiera en el lugar.

 Pues hay un gel de baño de melocotón

 La puerta del cuarto donde están Cynthia y María sigue cerrada, podeis escuchar como la ducha se abre. 

 Ahora mismo se están duchando Saul y María, Cynthia sigue tan tranquila en su letargo y Samuel se está despertando.

Me levanto y espero a que algunod e lo dos acabe. Antes de ducahrme o hacer cualquier cosa me gustaría hablar con ellos para ver que pretenden hacer esta noche.

Cierro el agua de la ducha y estiro el brazo sacándolo al exterior de la mampara/cortina. Alcanzo con él alguna toalla ancha con la que cubrirme el cuerpo y una segunda toalla independientemente del tamaño (aunque sea la de las manos).

Salgo al exterior con la toalla grande en torno al cuerpo mientras me seco la cabeza frotándomela con la toalla pequeña sin rodearme el pelo con ella. Nunca me gustó ese tipo de mujer que sale de la ducha con un turbante-caracola de un metro de altura sobre la cabeza.

Nunca hay que desaprovechar un buen momento para ganarse la lealtad de un hombre.

Pienso. Así pues decido abrir la puerta del baño con una toalla por única vestimenta y con el pelo suelto y a medio secar cayéndome por los hombros.

El grifo de la ducha del baño de mujeres se cierra. No pasa mucho tiempo antes de que la puerta se abra y aparezca María en el umbral cubierta tan solo por una toalla y secándose el pelo con una segunda toalla.

La toalla entallada remarca aún más sus curvas y el pelo suelto a medio secar le cae por encima de los hombros. Juntos le dan a la chica un aspecto realmente provocativo. La sola silueta de María hubiera hecho zarpar a la Armada Invencible española, directamente contra la costa de un bastión pirata fortificado, a través de un mar plagado de riscos y arrecifes, sin ninguna carta marítima.

Bueno chicos, ¿cuál de vosotros es tan amable de bajar al coche a buscar mi equipaje para que no tenga que ponerme otra vez la misma ropa de ayer?

Salgo cepillandome los dientes del cuarto de baño, con la toalla a la cintura. Me encuentro agradablemente sorprendido ante la visión de una hermosa femina, y sigo en dirección a la habitación en la cual dormí para vestirme. desde la habitacion hablo con voz de tener un cepillo de dientes en la boca:

-Debrleriamoff bfuscar a ablguien que nos ayudfe con Cfynthcia- Decido esperar a lavarme los dientes para terminar la frase, para lo cual me dirijo hacia el baño otra vez, esta vez con un pantalon vaquero. Escupo y me enjuago la boca- Querria hablar con ella cuanto antes, no vaya a ser que la cosa esa nos siga y por si ella sabe algo.

Al volver, en mi torso no demasiado musculoso, como de alguien que lo mas pesado que ha cargado ha sido una maquina de escribir, se ven algunas cicatrices. Me tapo rapidamente con una camisa un poco arrugada de estar en la maleta, y me dirijo a observar a Cynthia.

Eh, eh, eh. - Le digo a Saul interponiendo un brazo entre él y el baño en cuya puerta me encuentro y en cuyo interior está Cynthia.

No querrás entrar en un cuarto en el que hay una chica vistiéndose, ¿verdad? ¡Qué tontería!. ¡Claro que quieres! - Su voz cambia de juguetona a seria - Pero no lo harás. - Vuelve a convertirse en algo más dulce. - ¿Has subido mi mochila además de tu maleta? Si es así me visto en un santiamén y así puedes ver a Cynthia con tranquilidad. Además, aún tenemos mucho de lo que hablar.

Creo que debería buscarme una habitación de hotel...

-Ya se que mi trabajo es simplemente hacer de guardaspaldas. -Digo sin levantarme del sofa en el que estoy sentado.- Pero opino que deberíamos llamar al Señor Abisai y pedirle instrucciones despue de lo que ha pasado.

Me aparto sonriendo- No era esa mi intención, aunque ahora que lo dices...- Me separo- Bueno, traere tu ropa.

Me dirijo a la puerta mientras cojo las llaves

- A proposito, Abisai solo esta interesado en la antiguedad, no en ella. Yo tratare de ayudarla como pueda, pero no creo que tengamos mucha ayuda de parte de él.

Salgo por la puerta direccion el coche pera recoger la mochila de la dama.

María espera a que Vernius se marche antes de hablar.

Cuando Vernius sale por la puerta con intención de ir a buscar sus pertenencias la pose de María se relaja. Se hace obvio que estaba manteniendo una pose algo juguetona hacia Saul, fingiendo que le cae mejor de lo que en realidad le cae. Al marcharse él, ella estira la rodilla que tenía ligeramente flexionada y aparta el brazo desnudo del marco de la puerta. Avanza hasta el sofá aún vestida únicamente con una toalla y con la que utilizó para secarse el pelo alrededor de los hombros, se deja caer sobre él junto a Samuel y enciende la televisión.

No trabajo para Abisai, ni quiero tratos con él. Tampoco quiero que Cynthia se relacione más de lo estrictamente necesario con él. Dicho de otra forma, el señor Abisai no tiene nada que decir aquí. A no ser, claro está, que decidamos ir a ver el zoológico de la ciudad y tengan un terrario maravilloso. En ese caso, el señor Abisai podría darnos unas maravillosas clases sobre reptiles, saurios, ofidios y el resto de su familia, con la que captará totalmente mi atención. Sobre todo si nos explica cual es la mejor forma de matarles. - Hace una pausa relativamente corta y después añade dando por concluida toda conversación que va a mantener sobre Abisai. - ¿Sabes? Una de las cosas que más hecho de menos es el sabor de una buena cerveza.

!No, no, no¡ ... olvidate de cambiar de tema así como así. No seras tu quien diga la última palabra.

-Eso podía deducirlo yo solo teniendo en cuenta tu comportamiento del otro día y tu observación acerca de los Setitas.- Digo susurrándo pero en un tono que deja bien claro que no estoy bromeando ni para putas bromas- Escuchame bien María, te estimo... no me caes mal, y precisamente por eso voy a decirte esto:

Estoy de tu parte, podrás contar conmigo para ayudarte y para cubrirte las espaldas. Pero sobre la mesa hay algo que valoro mucho y es mi reputación. Así que ten en cuenta esto, y te lo pido por favor, no me pongas en ... una situación comprometida...

Si puedes hacerme ese favor podrás contar conmigo, quiero poder estar de tu parte.

Saco un cigarro

Joder... en serio que ni cuando aún respiraba fumaba tanto....

-Soy irlandés... puedo comprender que eches de menos la cerveza. 

Hasta donde sé, tu reputación está en juego porque debes proteger a Vernius, no porque debas lealtad a Abisai. Aún así, no te confundas, no te daré problemas. No acostumbro a ser violenta. - La última frase la dice con un tono que no llegas a diferenciar si se trata de ironía. Por lo demás, parece sincera Notas en su forma de hablar que no está agusto hablando del tema. Está claro que por ella la conversación debía haberse terminado. - Tú eliges tus amistades, deja que yo elija las mías. Y con un poco de suerte dentro de poco podremos dejar que Cynthia elija a las suyas.

Una pausa en la que cambia varias veces de canal.

Joder, a estas horas sólo hay porno.

Acaba apagando la televisión.

¿Cómo te metiste en esto?

Me levanto del sofa y busco un cenicero por el piso

joder no me digas que no hay ceniceros...

-Tal como están las cosas en Nueva York... - Digo mientras abro un armario rebuscando, cada vez con mas prisa, al ver que la colilla está a punto de caerse-  No solo hace falta saber defenderse. También hace falta tener información, y más importante aún, gente dispuesta a dártela... gente que te deba favores.

Miro a María para ver su reacción. - Un Setita es tan bueno como cualquier otro... nada más. 

María parece mostrar algo de preocupación sincera

No deberías jugar a ese juego con un setita. Siempre se las arreglan para que al final tu seas el que le debas algo a ellos. Yo acabé en NY por algo muy, muy parecido, también a través de ese clan. Empecé con ellos debiéndome una. Poco a poco el trato de favores fue saldándose en una dirección y en la otra.

Siempre intentas estar un paso por delante y que sean ellos los que te debieran una a ti. Pero al final, casi no sabes ni como, eres tú el que les debes algo. Aunque en realidad sí sabes como...  - Dice pensativa.

Escucha, Samuel. Te estudian, cada favor que les haces, les das información sobre ti. De repente un día, llegará el momento en que necesites algo excesivamente importante y ellos se asegurarán de tenerlo. O sencillamente te ofrecen algo que no puedes rechazar y pasas a ser tú el que depende de ellos. Son peligrosos. De verdad. Y el trato de favores es su terreno. Acuérdate de lo que digo.