Partida Rol por web

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-Ya sabía yo que incluso la caballería ligera Eridani necesita hacerle la pelota a quien le suministra la comida.- Dijo en voz alta para que le oyera el oficial. -Y si, porsupuesto que no tengo un mech de mi propiedad.- Dando media vuelta se dirigió a otro sitio que no estuviera tan concurrido. Tal vez servir en la guardia Lirana no estuviera tan mal. Por lo menos te trataban con respeto aunque no fueras nadie.

El oficial de intendencia, al constatar que eres un "desposeído" y no serle de su interés, se marcha.

Parece que la mayoría de las unidades mercenarias, cuanto más pequeñas, más buscan pilotos con máquina propia, y las grandes, cuanto más grandes, más tienen ya el personal seleccionado y todo arreglado. La verdad es que no te extraña, ya que aquí, sobre todo, se han aprendido cosas sobre la marcha y el terreno. LLegaste para finalizar el último año, y ya hacía meses que estaban "en guerra" o "en campaña". Habían practicado todas las tácticas habidas y por haber, triquiñuelas, engaños, subterfuguios y demás "calandraquerías". La guerra para ellos era hacer trampa. Engañar al enemigo, y bajo la "tomadura de pelo" darle donde más les duela. Habían creado personal de "operaciones especiales". Incluso, una táctica tan arriesgada como la "Entrada en Caliente", ya te parecía ... tan común, como subirte al mech. Lo habías hecho en este último mes 17 veces. Incluso un día lo llegaste ha hacer 6 veces. Con vosotros también hizo el mismo ejercicio infantería "aeroespacial", que portaban a la espalda como unas pequeñas alitas y eran mucho más capaces que vosotros de maniobrar en el descenso, y siendo más discretos.

Pero ahora, ya lejos de esos ejercicios que habían finalizado solo 48 horas atrás, el objetivo era otra cosa. Encontrar un trabajo atractivo y que paguen bien, o resignarse a entrar a las Fuerzas Regulares de una Gran Casa Sucesora.

Austin caminó despacio por el pasillo mientras pensaba. Su falta de mech era claramente un impedimento para entrar en una unidad mercenaria y aunque sus notas fueran altas, el tonelaje del mech del que fuese propietario valía el doble.

Tampoco estaba tan mal entrar en la Manfed. Un mech, una paga y sin preocupaciones de raparación. También entraría con rango, mientras que en los mercenarios sería el pringao de turno hasta llevar unos años y hacerse hueco. Además, a menos que entrarses en una buena unidad mercenaria, olvídate de una buena paga hasta que demuestres lo que vales.

Casi decidido a ingresar en las fuerzas regulares, Austin se encaminó hacia los tableros donde se listaban las unidades de la manfed que necesitaban gente. Buscaba una donde el comandante no fuera un capullo, hubiera acción y estuviera lo más cerca de casa posible, en ese orden de preferencia.

Rigil Kentarus tiene estacionado el 18 de Guardias Liranos. Es el sistema lirano más cercano a la Federación de Soles.

-El decimoctavo de guardias Liranos esta asentado en Rigil desde hace mucho tiempo. Es una buena unidad.- Austin pensaba los pros y los contras mientras miraba los tablones. -El planeta está cerca de la tierra por lo que las pedantes costumbres liranas estarán atenuadas. También está cerca de Davion, adyacente a la liga de mundos libres y en conjunto a cualquier otro de los estados sucesores, lo que significa más probabilidades de entrar en combate aunque esté de patrulla.- Austin tomó nota mental de preguntar quién dirigía esa unidad a fin de saber si sería adecuada a sus propósitos. Además, cuando la boda de Hans Davion y Melissa Steiner tuviera efecto, estaba seguro que el zorro no dejaría sin regalo de bodas a su princesa.
 

Habiendo consultado y leído todo lo referente a esa unidad que pudo encontrar, y convencido de que servía a sus propósitos, Austin rellenó la solicitud para unirse al decimoctavo de guardias liranos en Rigil Kentarus.

La princesa se mueve por la zona, y tras acerse a ti te propone:

- ¿Puedo hablar con usted? Su control del inglés era perfecto, aunque tenía un tono y acento que solo alguien educado en la nobleza, para la nobleza y dentro de la nobleza podría tener.

Austin fue sacado de sus pensamientos por una bella mujer, algo inusual en aquella academia y por qué no decirlo, que todos los chicos anhelaban que pasase.
-Por supuesto princesa, aunque no suelo tratar con gente tan distinguida y mis modales suelen ser los acostumbrados a un mechwarrior de baja categoría.-

Te sonríe, agita su abanico y lo pone ante los labios, pero sin cubrir la nariz. No sabes gran cosa de lo que significa eso, pero resulta seductor: - No me halague demasiado. Soy la Akumo Tozama Daimyo, no princesa. Tras eso aclaró. - Pero tengo más responsabilidades que un Daimio y que muchos Shogun.  Te sonó extraña la aclaración de "responsabilidades". - Tengo responsabilidades y deberes sobre mucha gente, que en estos momentos está siendo atacada. Se quitó el abanico, lo plegó y lo sujetó con una sola mano de manera firme y contundente. - Y se de sus competencias y de donde ha llegado. También se que quiere regresar a sus territorios. Entonces te encaró, bajó mucho la voz, y te propuso: - Si quiere una unidad propia, puedo conformarla, y durante los tres años que requiero que sean varias de mis propiedades protegidas, será tras el contrato dueño de toda ella, menos de las gentes que la ocuparán, que serán libres de hacer lo que quieran. Puedo disponer de 12 mech´s, dos cazas y una nave para realizar todas las funciones de transporte y apoyo. Una "Seeker" preparada, y con un par de vehículos y tropas de apoyo.

Se puso firme. No te habías dado cuenta que se había acercado a ti, y se había acercado mientras te susurraba. - Necesito alguien que lo lidere. Le otorgaré el rango específico en su nación, para que la lidere, la paga correcta y todo el personal que esta pueda transportar.

Te acercó una nota.

- Además, puedo conseguir una excedencia, durante el tiempo de contrato, y luego se podrá, o integrar en el ejército de la Federación de Soles, con la unidad bajo su mando, sin el personal, o crear su propia unidad mercenaria y hacer lo que estime oportuno. Seguro que le conseguirá el rango de Teniente Coronel, como mínimo, cuando se reintegre.

Miró a la chica que acababa de alejarse y preguntó: - ¿Qué me dice? Te estabas fijando en las caderas de aquella técnico. - Además, puedo conseguir que aquella mujer sea su técnico personal ... y el resto ... queda de su mano.

Austin no sabía si se trataba de un programa de cámara oculta o aquello le estaba pasando a él.

-Princesa...- dijo acompañado de una reverencia propia de la nación kuritense. Sin doblarse demasiado para que no creyera que era un pusilánime, ni demasiado erguido para no incurrir en la descortesía y el descaro. -...me halaga sobremanera y no es por la posibilidad de tener el mando de una compañía, como ocurriría con cualquier otro mechwarrior. Sabe de dónde vengo y a dónde voy. A entrado en mi historial antes de venir aquí y me ha buscado por que soy su candidato ideal. Se ha esforzado por que sus hombres, aquellos a quienes quiere poner bajo mi mando, no tengan a un loco impaciente por entrar en combate. Me halaga por eso, por que se ha esforzado, porque le importan sus hombres y usa la cabeza para algo más que para repeinarse el cabello.- Dijo haciendo alusión al intendente de la caballería ligera Eridani.

-Acepto por tres años, con todas y cada una de esas condiciones mas una; que la unidad a mi cargo sea considerada una unidad mercenaria vinculada a un contrato desde el principio. De ese modo les protejo a usted, o a quienes representa, y no podrán ser objeto de castigo o deshonor por las infracciones que la unidad cometa en la batalla. Y yo no tendré que llevar kimono.- Austin sonrió ante esa pequeña broma.

Te corrigió otra vez - ... Tozama Daimyo... En esta ocasión no le hizo gracia tener que hacerlo, pero ti intento de pleitesía le hizo gracia y borró su posible firmeza de un plumazo.

- No será un mercenario, ni una unidad regular. Será una unidad bajo mi servicio, con las órdenes que yo le entregue, o a quién designe para que se las de ... y a quién tendrá que rendir cuentas. Funcionará como una unidad regular de una Gran Casa, pero bajo mi servicio. Si quiere llamarlo mercenario, no lo veo adecuado, pero hará lo que estime oportuno. No estará ni bajo la autoridad Lirana ni bajo la del Condominio. Estará bajo la mía. Le nombraré capitán en este mismo momento. Tras los tres años, le nombraré Comandante, y si cubre, totalizando 13 años, le nombraré Teniente Coronel, que será cuando pueda exigir el rango en su nación de procedencia. Y si quiere ser considerado mercenario ... escupió las palabras ... e incumple los Derechos Humanos y la Convención de Ares, quedará desacreditado, expulsado, nuestro contrato anulado y será considerado proscrito.

Se había puesto tan severa, que ni los instructores más duros daban tanto miedo. Era una tipa con un gran carisma. Con una presencia imponente y una belleza difícil de igualar, pero también era capaz de cambiar de estado de ánimos de inmediato, controlarlos y hacer que su presencia y voz controlasen incluso a un perro rabioso.

Austin también se puso serio al oir lo de incumplir la convención de Ares.

-No pretendo ser un animal, Tozama Daimyo, que sacrifica vidas y desde luego no romperé las reglas de la convención de Ares por nada del mundo. Mis intenciones no han sido tan claras como pretendía y me disculpo por no saber hacerlas entender.- Austin se inclinó en una nueva reverencia. -Acepto el mando bajo su servicio.

Austin recordó las palabras de su padre con un escalafrío: "Cuando alguien se te acerca directamente, o quiere venderte algo, o quiere matarte." 
¿Que demonios, cuantas veces podías dirigir una unidad al salir de la academia?

Asintió satisfecha. Estaba claro que no podías dejar pasar una oportunidad así, pero no te podías imaginar lo que vendría tras esto. Pues, visto lo visto, si tiene alguien cedía ante algo "tan bueno", es que le esperaba algo "tan malo".

Sentías que le habías vendido el alma al diablo y además, que habías metido tú solito la cabeza entre las fauces del lobo.

- Entonces, recoja sus cosas. Nos veremos en una hora ... allí. Y con un gesto de la mano, con la que sostenía el abanico, señaló una nave de descenso. Había varias en la explanada donde se empezaban los primero movimientos en mech de la academia. Un sito amplio, pero con algunos "obstáculos" para novatos. Luego plegó el abanico sobre su rostro y te "recomendó" tu primera misión, antes de partir: - Si tiene alguien de confianza ... puede invitarle a estar bajo su mando.

La verdad, es que amigos no había hecho allí, pero sabías de alumnos que sólo tenían el curso, pocas esperanzas de trabajo por sus mediocres resultados ... y poco más. Además, los pilotos de mech o de caza, casi todos tenían trabajo, menos los más negados, pero entre la infantería ... era otra cosa.

Tras eso se "diluyó" entre la multitud como si fuera agua que escurre entre las piedras. Sus pasos silenciosos te hicieron pensar en que había sido un sueño, pero las caderas de la técnico seguían muy presentes en tu mente.

-Vaya mujer...- Austin se quedó pensativo un rato hasta que decidió su siguiente paso. Iría a recoger sus cosas y por el camino le comentaría la oferta de unirse a aquellos capacitados que no hubiesen tenido suerte. Si al final acudía alguien a la pista de aterrizaje, sería un comienzo. Sino acudía nadie, Austin no dudaba de la princesa para reclutar a quienes necesitara.

La verdad nadie, de los que tenían algún tipo de aptitud, estaba si "sitio". Unos querían ser una cosa, otros otra ... y más o menos estaban en lo que querían.

De todas maneras, no eras capaz de encontrarlos a todos. Unos sabías que podrían ser que se hubieran marchado ... pero no todos. Era raro. O no. Igual entre tanta gente, unidades "pescando" regulares haciendo sus tratamientos y algún que otro... había demasiada gente.

De todas maneras, sabías que había un chaval. Un niño para tu gusto, que había destacado en volar, sobre todo en el espacio. Podría ser un buen piloto de caza aeroespacial o incluso un buen jefe de nave.

Cuando te acercas descubres, que no solo es un misterio, sino que además, ha estado guardando sus formas por algo en concreto. Ha estado disimulando ser un hombre, cuando en realidad es una mujer. - ¿Díme Havok? No es precisamente amable cuando te acercas a ella. Siempre ha sido "arisco". Pero ahora ya sabes que es porque quería mantener su género en secreto.

No se lo echas en cara. Un mundo de hombre, el hacerse un sitio como mujer, en ocasiones es complicado, pero cuando destacan, suelen ser por ser mejores que muchos.