Partida Rol por web

Se había dejado acariciar por la pequeña entre ronroneos, aunque casi iba a partirla... en cuanto escucha a la mujer y ve al chico dirigirse a ella... intenta huir, pero el chico ya la ha levantado.

Cuando le da la patada, Leandra no puede evitar soltar un maullido de puro dolor, aunque consigue aterrizar de pie... mira al humano y le bufa, erizando toda la cola.

Maldito criajo humano... ojalá se te coman los boggins y hagan contigo las cosas más perversas que hayas podido imaginarte jamás

Acto seguido, se gira y echa a correr hacia dónde están los demás, subiendo al coche dónde se encuentra Iron. Se lamotea el lugar del golpe, mientras sigue mirando entre la penumbra al muchacho, que entra a la casa.

Cuando ve a Leandra volver donde están todos, se detiene y mira seria la casa. Ama a los humanos, pero hay conductas indefendibles... - ¿Te encuentras bien? ¿Has visto algo raro?

La risa no tarda en aparecer al ver como patean a Kana
-Ves, se los dije... me encanta tener razón
Para luego acercarse a ella y con tono chulesco...
-Quieres que te ayude a lamerte?

-Ah bueno, ya sabemos como son los humanos, a veces se comportan como animales. Es bueno saber que hay que mantenerse lejos del chico además del perro... digo sin parar de avanzar.

-Vamos Iron, no seas maleducado con la señorita... le digo a Iron, y después giro mi cabeza hacia Águila.- ¿Has visto algún boggin merodeando a alguno de los dos? ¿O los tienen los padres?

No, no me ha dado tiempo - responde, a la pregunta de si ha visto algo o algun boggin reemprendiendo la marcha e ignorando a Iron, cómo hacía siempre que se ponía chulo.

Pero si es el crío que tiene el boggin no contéis con mi ayuda a sacárselo... - añade resentida e indignada.

Entonces qué... nos acercamos a ver? - pregunta mientras se mueve cual león enjaulado observando la casa

-Si, será lo mejor.- respondo a Sol. Y sin seguir de caminar hacia adelante le digo a Águila.- Y aunque el boggin lo tenga el criajo habrá que acabar con él. No quiero una epidemia de boggins en mi vecindario.

Atravieso el seto que separa la casa anterior de la de los nuevos vecinos y piso el seco cesped.
-Sin duda este jardín necesita alguien que lo riegue de vez en cuando...

Observo la casa que lleva tanto tiempo cerrada, ahora las luces van encendiéndose aquí y allí.

-Deberíamos separarnos para mirar todas las ventanas. Dos pueden mirar por debajo y los otros encargarse de las ventanas del primer piso.

La casa es muy parecida a las del resto del vecindario, grande y con garaje. Tiene mucho espacio alrededor, sobretodo el patio de atrás, y está rodeada por un muro de ladrillo de metro y medio de altura.

Las ventanas están a apenas un salto, y no tienen macetas en el alfeizar.
Las luces de abajo se han ido apagando una a una, excepto la de la cocina.

Camina a la par de Earl, moviendo la cola de un lado para otro,
-Yo quiero las ventanas de arriba... me acompañas Águila?
Mientras se sienta y comienza a rascarse la barbilla, para luego pararse de nuevo y ponerse en posicion de salto, mientras mide las distancias con los ojos

-Entonces Sol y yo nos encargamos de las de abajo. Tu eres la más silenciosa, mejor te encargas de la cocina, y yo iré a ver el resto.

Comienzo a caminar hacia las ventanas inferiores que tienen la luz apagada, separandome del grupo para que no se nos vea tan fácilmente.

Camino junto a Earl hasta que llegamos cerca de la cocina, donde me desvío.

Sigilosamente me acerco todo lo que puedo tratando de mantenerme en las sombras. Busco si hay algún arbusto cercano donde esconderme para así poder ver qué ocurre en el interior

Mientras Águila y Iron buscan el mejor sitio para saltar al tejado del garaje, os aproximáis lentamente a las ventanas. Earl se dirige a dar la vuelta mientras Sol se acerca a la cocina entre las sombras.

Mientras Earl y Sol dan la vuelta a la casa, buscáis el mejor sitio para subir al tejado. Desde el muro se puede saltar al garaje casi sin problemas, y de ahí al resto de ventanas es pan comido.

Desde el muro podéis ver al perro de los nuevos vecinos, amarrado en el patio de atrás, dando vueltas y más vueltas a su caseta de plástico.

¿Era esta casa la que tenía un agujero en el tejado que permitía entrar en la buhardilla o era otra de la calle?

No estás muy seguro...

Las ventanas de abajo se abren a los salones y lugares comunes. Puedes ver las cosas que han sacado del coche esparcidas por el salón, vacío de muebles y demás objetos. Todo parece tranquilo, y han dejado una de las ventanas que da al patio de atrás entreabierta.

Desde las sombras, puedes ver al perro, atado, en el patio de atrás. Se dedica a dar vueltas y vueltas alrededor de su caseta de plástico, inquieto.

El mejor lugar para observar la cocina es desde el muro que separa la casa de la del vecino. No hay mucho donde esconderse en lo alto del muro...

Dentro, la mujer acuna al bebé mientras le da de comer con un biberón. Ves los cajones de los muebles vacíos y, a través de la puerta abierta, el salón, con las cosas que han bajado del coche repartidas por el suelo.

Una ves que e calculado la distancia correcta, pego el salto, alcanzando el techo del garaje con poca sertesa
Mientras espera a que salte Kana, trata de recordar algo...
-Águila ya vengo, si mal no recuerdo, hay un hueco en el techo de la casa me voy a fijar
Mientras pega otro salto a algún borde de una ventana, para luego dar otro salto al techo de la casa

Dos rápidos saltos y te encaramas al tejado. Desde allí la vista del barrio es bastante buena: Las calles con sus hileras de farolas, el Centro Cultural, el resplandor anaranjado de la Ciudad al sur, la línea oscura del riachuelo...

El calor del día aún se nota en las tejas oscuras. Te acercas tranquilamente hasta la ventana de la buhardilla, y ahí está: Una teja rota justo bajo la ventana, el hueco para pasar adentro, si no te importa llenarte el pelo de fibra aislante rosa, que pica como el demonio.