Partida Rol por web

La limusina arrancó a gran velocidad. El rodaje de esta película estaba alargándose demasiado, cuando tienes que producir 50 al año, cada segundo es vital.

Bueno en cinco minutos llegamos al pueblo. Parece que hemos estado parados una eternidad junto al puente, pero ahora que estamos en marcha, podemos llegar en un periquete. Cuéntenme algo de ustedes. Queda súper bien poder decir tal fulano taxista o tal menganita limpiadora me dijo que lo que importa a los ciudadanos es tal cosa…Aiinnn el populismo que sería de nosotros si él (El Sr alcalde asiente).  Por cierto... no les he presentado a mi hija adoptiva. La saque de un país de Sudamérica, la pobre no tenía ni pa chuches…  

[Jaws Soundtrack]

LA CAMARA...

...GIRA LENTAMENTE...

...HASTA EL ASIENTO...

...QUE SEÑALA EL PRESIDENTE

-Hola- Dice a regañadientes, más interesada en mandar SMSs a sus amigos que en los recien llegados.

La científica Cachonda había vuelto a por él. Lo sabía. Se sentó a su lado, y aunque fuera el único sitio libre en toda la limusina, Robert sabía que se lo había elegido para estar junto  él. Sin embargo, Rob no dijo nada, y tan solo miró su escote y su entrepierna para hacerse el duro. Surtió efecto, pues la científica trató de ponerle celoso diciendo que iba a exhibir su cuerpo en un desfile de bragas en el pueblo. ¿Sería verdad? Si era un desfile de bragas... ¿Desfilaría en topless? Robert tenía ganas de descubrirlo, pero entonces la voz poderosa del presidente negro le sacó se sus ensoñaciones y tras limpiarse la baba que le recorría la barbilla miró a la niña del jefe de estado.

- ¡Por dios santo! - Gritó aterrado el granjero al ver a la pobre niña del presidente negro. - ¿Qué diablos?

Robert se quitó el sombrero por primera vez en toda la película y se estiró hacia adelante de los tirantes de su peto sucio y maloliente de granjero. Le pasó por la cabeza lanzar a la niña-barbuda por la ventana de la limusina, pero la cordura regresó por un momento a su mente decidiendo no hacerlo. Posiblemente libraría al presidente de esa abominable cosa sudamericana, pero podría no agradecérselo como tocaría. Incluso podría hasta enfadarse. 

- ¡No Robert! Contrólate... - Se dijo a si mismo. - Muy... enigmática la chiquilla. - Alcanzó a decir el porquero.

El extraño surtido de seres de inframundo que poblaba aquella limusina erizó el vello de la nuca a Steph
Oh sí, su hij@ és muy guap@, tiene unos ricitos en la barba muy...monos Intentó no mirar aquel engendro directamente Seguro que muerde y se centró en lo que ocurría allí. Como siempre se deshechaba la opción más sencilla, convertir Tranquilitytown en un enorme crater, para intentar alguna estupidez que seguro que salía mal y condenaba a toda la especie humana. Ella había escrito Terror tentacular, así que podria convencer a aquellos seres que estaba de su parte, que había escrito aquel libro para que los humanos se confiasen ante su llegada y fuesen menos eficientes.
Mientras Steph se preparaba para encajar en el nuevo orden mundial y, no solo salvar el mundo, sinó proclamarse portavoz de Humanos, iba enterándose del plan que se iba tejiendo para acabar con esas medusas: ninguno.
Que el se va a encargar? miró al presidente entrecerrando sus ya de por sí entrecerrados ojos ¿Se las va a comer en un megabocata de sepia con psicola? Luego pensó que había llegado a ser presidente de los EJU así que, bajo aquellas capas y más capas de grasa, en algún lugar, debía de haber un verdadero presidente pugnando por salir.
Y, bueno, ¿cual es el plan?

La limusina paro en el paseo marítimo. Con la playa al frente y la avenida de tiendas atrás.

-El plan es disfrutar de un hermoso día de mercadillo. Miren a su alrededor, ¿Ven como no hay medusas de Marte?- El presidente abre los brazos y gira en círculo. -Sin recesión económica, sin paro, sin violencia en las calles, sin lactosa. Este es los Estados juntitos que nuestros primos fundadores soñaron. Este es el país por el que nuestros padres murieron como ratas en viet-ñam. Este es el país que el “Partido Conservador del Cambio Radical” ha traído a tranquility. Y si soy reelegido para una segunda legislatura, prometo un giro radical de 360 grados que nos lleve a un futuro Radialmente mejor donde todo sea como siempre ha sido y siempre fue.  

-Mirar a vuestro alrededor y decirme que veis.

Steph bajó de la limusina y observó atónita el paseo marítimo: ¿desde cuando había mar en Tranquility town?
El sol que lucía era increiblemente cálido, luminoso y tan redondo, tan perfecto. Su luz iluminaba todo el lugar, en un lateral había una pista de beisbol en que el equipo de los "Jimmys semiabandonados" miraba incrédulo como un autobús de Policías Semicorruptos y Alcohólicos Anónimos llenaba la pequeña grada del campo con sus padres que, por fín, ¡¡verían uno de sus partidos!! Como no aquel regalo era como premio a que todos ellos se jubilarían mañana y lo celebrarían en casa con sus mujeres que, al fín, les habían dado una segunda oportunidad.
Al lado de la limusina había aparcado un camión de los helados, el vendedro intentaba cambiar la batería que se había quemado por el buen tiempo, como el congelador no funcionaba había dicho a los niños que podían comer todo el helado que quisiesen.
Una sonrisa se le dibujó en la cara cuando vió que en una cafetería cercana su tío estaba sentado con una despanpanante morena ¡¡había encontrado novia!! Ambos se unieron en un sonoro beso que precedió la llegada de la cuba municipal. El vehículo iba mojando la calle con una brizna de agua, prácticamente una nuve, que hacía que el suelo, las farolas, la calle y absolutamente todo el paseo marítimo brillase como si lo hubiesen surcado todo de pequeños diamantes. Cuando la nuve de agua alcanzó a Steph mojó su vestido y sus pezones se marcaron a través del blanco del mismo, su piel relucía aún más que la calle. Justo en ese momento un avión dejó caer cientos de decenas de paracaidistas cuyos paracaidas parecían medusas gigantes tentaculares, cuando llegaron al suelo se pudo apreciar que todos ellos llevaban camisetas con la cara de Steph ¡¡era su club de fans que le quería dar una buena sorpresa porque...hoy era su cumpleaños!!!
Steph casi no podía respirar por la emoción. También porque el vestido empezaba a encoger al estar mojado. ¡¡Se habían acordado de ella!! Vaya señor presidente, quizás...quizás tenga razon!! dijo sonriendo y abrazó al presidente, los pechos de la asiática chocaron con las tetazas del presidente, mojándoselas, al separarse también los pezones del presidente se marcaban, acusativos, señalando hacia el frente, hacia ese futuro prometedor lleno de banderas americanas que se alzaba junto a ellos.

Las abejas zumbaban polenizando las flores multicolor que coloreaban aquel colorido prado junto a aquel luminoso lago. Los niños correteaban alrededor de los manteles cuadriculares sobre los que reposaban cestas de mimbres con emparedados de crema de cacahuete y mermelada. Los padres de esos niños sonreían ante la felicidad de sus vástagos mientras admiraban el horizonte azul celeste iluminado por un radiante sol. Los árboles estaban repletos de frutas rojas del todo apetecibles. Una mujer de raza afroamericana sonreía colocando las manos una sobre la otra mientras un pajarito azulado se posaba en ellas con la única razón de hacerla feliz. A lo lejos se veían las montañas nevadas más allá del cristalino y tranquilo lago, donde pos supuesto nunca se había ahogado ni un solo niño. No muy lejos de allí, una familia multiétnica se encontraba tumbada junto a un león. Todos le acariciaban sin que el felino diera un solo signo de fiereza, y es más, aquel gran cazador estaba lamiendo a un tierno corderito, mientras su confiada madre le había dejado a cargo del rey de la selva para ir a pastar. Una niña de unos ocho años, con el pelo rubio como el trigo y recogido en una trenza entregaba una flor morada que acababa de recoger del suelo, a una maestra vestida con una flada azul marino hasta los pies una recatada blusa blanca. Un hombre de raza indígena mostraba a dos niños caucásicos el lomo de un precioso cervatillo que se dejaba acariciar y que no huía ante la presencia humana. Por último, Robert, al alzar un poco más la vista observó como en un llano, un grupo de humanos de todas las razas y colores se agolpaban cogiéndose de la mano y formando un círcuclo de concordía. Todos empezaban a bailar de forma dulce mientras sonreían y entonaban al unísono una adorable canción a cerca de la felicidad y la multiculturalidad que casi hizo al granjero olvidar sus perjuicios y sonreía junto al resto, más por imitación que por verdadera felicidad, pero fuera como fuera, Rob tenía cosas pendientes con los extraterrestres y aquel paraíso, digno de los libros sagrados de los testigos de Jehová, no era todavía para él. No al menos hasta no haber rendido cuentas con loa seres de allí afuera que en el 87 le sondaron por detrás.

[Face Off - Syfy]

Un Jimmy semiabandonado bateó la bola con fuerza, con tanta fuerza que esta salió del campo. La cámara sigue la bola en su ascenso hacia los cielos. Jimmy corre como loco. ¡Va ha hacer toda la vuelta del jomerrun de una sola bateada! piensa feliz mientras corre hasta la primera base. La cámara muestra la bola, ahora cayendo hacia el mar. Jimmy corre hasta la segunda base. La primera medusa emerge del agua. Jimmy supera la tercera base. La bola golpea a la medusa, esta se vuelve y mira en la dirección desde la que le han atacado. Jimmy está a dos pasos de alcanzar la base final cuando le explota la cabeza por un ataque psionico. Su cuerpo cae sin vida a unos centímetros de la meta.

De inmediato todos los policías de las gradas sacaron la petaca y echaron un buen trago de licor, sintiendo de repente unas ganas locas de abandonar a su familia y hacer cosas de poli corrupto. Hubo una estampida en masa, padres por un lado, hijos y madres por otro. Corrían tan deprisa que la acera de mármol iraní, que el alcalde había encargado antes de unas elecciones, recién mojada por el camión de limpieza, resultó ser una trampa mortal: Hubo caídas, golpes contra farolas, aquí y allá se escuchaba el ruido de madres romperse el cuello y los gritos de sus hijos al verlo. Los brillos, como pequeños diamantes hicieron que el dolor de la tragedia fuera más patente. El gran chaco que era la calle se tiño de rojo.

Ante tantos gritos, el heladero se distrajo y asomo la cabeza. Al ver tanto tomate frito tanta sangre, se quedó paralizado y las pinzas que tenía en la mano para conectar su batería a la de algún otro coche se le cayeron al suelo. Por supuesto ya estaban conectadas a la del furgón de los helados. Así que cuando tocaron el agua los niños de los helados empezaron a convulsionarse ridículamente mientras cutrearcos eléctricos añadidos en post producción saltaban de uno a otro. En un ataque de creatividad escombresca al director le pareció buena idea que en ese momento se encendiese la música del furgón y sonara la canción de los helados. Como el productor judío estaba enfermo por comer mucho helado gratis, aprovechó para encargar la canción como remix a un amigo suyo.

[Ghetto ice cream man song]

Las medusas emergieron del agua. Aquí y allá la gente empezaba a sangrar por la nariz y moría o la cabeza explotaba (y moría también).  Los picnis no eran una excepción, las medusas (¿cómo habían llegado tan rápido allí?) empezaron a repartir picotazos de medusa mortales a lo loco. El típico extra que, como es feo, te puedes cebar con  él gritó –Soy alérgico a la picadora de medusa- y murió regurgitando un fluido viscoso por nariz, boca y orejas.

La maestra se interpuso entre el niño y una medusa. Hubo un zoom a los ojitos pestañosos de la medusa para que quedara claro que estaba usando sus poderes psionicos, y la maestra se giro en modo autómata y empezó a estrangular al niño.

Tanto estrés hizo que el cervatillo se volviera loco y se diese a la fuga matando a treinta niños, el indio, y dos ancianos.

En el circulo de armonía racial alguien dijo: -tenemos que subir a los botes salvavidas, ¡arios primero!- Se habia descubierto que el circulo multirracial habia recortado presupuesto y solo tenia botes para una raza, lo que origino una lucha encarnizada en la que solo quedo en píe un skin head y un negro con una camiseta pro panteras negras, uno con un cuchillo, el otro con unos nunchakus. Una medusa que pasaba por allí rodeo con cuatro patas el cuello de uno y con las otras cuatro el de otro y junto sus cabezas con tanta fuerza que  los cráneos sonaron como a romper el requemado de la crema catalana con una cuchara.

Cuando los paracaidistas tocaron tierra pudo verse quesus camisetas tenían la cara de Stephany, pero con la palabra “Copiota” debajo. En la espalda de la camiseta se publicitaba una url:

www.terrortentatucaresunplagiodetentaculosaterradores.com

Al mirarla en el móvil, Stephany vio que la web era un sitio dividido en dos columnas en una ponía “Tentaculos Aterradores, Ana Rosa Qunitana, 2002” y en la otra “Terror tentacular, Stephany King-Lee Cooper 2005” ambos textos estaban allí, cada párrafo en una fila distinta para que coincidieran. Era evidente que uno era un plagio del otro.

-Me cago en los primos fundadores, el poder judicial y la quinta enmienda- dijo el presidente Negro -Resulta que era verdad. ¡Rápido, correr! Tenemos que refugiarnos en algún lugar y hacer un plan de ataque.- El presidente echó a correr y la científica a su lado. El alcalde también corrió aunque a menor velocidad.

La hija del presidente estaba distraída mirando el móvil y no vio que una medusa estaba ya tras ella. La agarro con sus patas de muñecas y tobillos y tiro en direaccion a los cuatro puntos cardinales.

-Luisito, se fuerte- Escribió a un compañero del cole. Y luego, ante la inevitabilidad de la muerte, solo dijo: -Fin de la cita-

El granjero se llevó una hebra de paja de su sombrero a la boca y la empezó a mordisquear de gorma parsimoniosa sin dejar de mirar fijamente al presidente de los Estados Juntitos de América. Se apartó el trozo de paja de la boca con dos dedos y casi sin inmutarse abrió la boca para resaltar lo evidente diciendo.

- Ya se lo dije. - Y simplemente calló. 

Lo de pensar se lo dejaba al presiente, que aunque fuera gordo y negro le pagaban por pensar y decidir, él ya tenía suficiente con cuidar de sus cerdos que era lo que realmente sabía hacer y lo que le ayudaba a ganarse la vida. Robert no pensaba sacarle las castañas del fuego al Presidente. Eso si, esperaba ser evacuado junto a él lo antes posible para evitar que aquellas medusas de corcho le volaran la cabeza de un ataque psiónico.

- Deberíamos evacuar cuanto antes señor Black. - Observó el granjero gruñón.

Steph descolgó varias de las ametralladoras que llevaba a la espalda y disparó a aquellos malnacidos, mentirosos, ruínes y y...disparó y disparó: los casquillos caían pesadamente sobre el pavimento mientras la china gritaba y las balas fallaban estrepitosamente a los desgraciados de las camisas. Por suerte si alcanzaban sus paracaídas (unos blancos mucho más acequibles) que al agujerearse abocaban a aquellos friquis sobre las medusas que emergían del agua, y que les hacían estallar como globos rellenos de zumo fresa y embutido.
Eso nos creará una distracción!! dijo Steph, a sabiendas que cualquier cosa que pudiese ayudar mínimamente al presidente de los Estados Juntitos la convertiría en una heroína.
Lanzó las armas al suelo, ya sin munición (que había resultado tremendamente ineficaz contra las medusas psiónicas). Mientra corría tras el presidente vió a un pobre al que alguien le había dado un bocata, y que pretendían comerselo antes de morir. Steph se lo quitó de entre las manos y desenrolló el papel de plata del mismo, luego se lo comió ella misma (huir siempre consumía energía) mientras se envolvía la cabeza con la plata. Puedo que no sirviese de mucho, quizás sí, pero el bocata de chorizo estaba tremendo.

Los motoristas que escoltaban la limusina habían rodeado al presidente con las armas listas para disparar, incluso alguno logro vaciar su cargador. Pero eso a las medusas les importaba más bien poco, su telequinesis les permitía crear un campo de fuerza que las protegía de cualquier daño habido y por haber. Uno a uno sus bonitos cascos negros se lleno de explosiones de ““sangre”” y chóped triturado.

- Deberíamos evacuar cuanto antes señor Black. - Observó el granjero gruñón.

-Yo acabo de evacuarme en los pantalones- dijo el presidente negro que seguía apellidándose negro pero estaba más blanco que una margarita.

Nuestros héroes corrieron hasta el supermercado más cercano, donde comenzaron a apilar estantes delante de la puerta, pese a las enormes cristaleras que hacían de escaparate, que les permitían ver gente corriendo, gente estampándose contra el cristal y cayendo al suelo dejando una línea de sangre, … Escucharon las sirenas de policías, bomberos y servicio municipal de jardinería.