Partida Rol por web

Estudió la mascara durante un breve espacio de tiempo, mientras los demás discutían sobre que podrían hacer a continuación y cual era el mensaje que les intentaban transmitir con todo lo que había pasado. Se ajustó las gafas un momento para luego quitarselas y comenzar a limpiarlas con un pequeño pañuelo.

-Es como si fuera una invitación directa a participar en el carnaval pero... si fuera así ¿No valdría con cualquier mascara? Esta tiene muy buena calidad ¿Que sentido tieneentonces que haya una mascara en el maletín junto a las fotos? Quizás es algo más de lo que pensamos. Lo más seguro es que esté relacionada con Arlequín, puede que hasta sea una mascara que haya usado o algo por el estilo- comentó Hans. Una vez acabó de limpiarse las gafas cogió la mascara y le dio un par de vueltas. Una vez hubo acabado, la dejó en su lugar y se giró de nuevo a sus compañeros.

Se apoyó contra la pared y se mesó la barbilla, aún pensativo. Las fotos no parecían nada del otro mundo, como habían dicho sus compañeros posiblemente fuera una amante o quizás un familiar ¿Y el dinero? ¿Por que había tanto dinero ahí dentro?

-Todo esto es algo extraño... un billete a otra ciudad, una máscara, dinero... y esas fotos. Supongo que era parte de su misión ¿Alguien sabe que sitio puede ser este? Hemos visto gran parte de la ciudad, puede que sea algún sitio cercano y podamos echar un vistazo, como bien ha dicho la señorita Archer.

Cuando Rick, con su habitual impaciencia y sin pensar en que alguien puediera estar viéndolos, por fin abrió el maletín, su contenido quedó expuesto a vista de todos. Dinero, o por lo menos lo que parecía ser mucho dinero; un billete a ¿Berlín?, bueno eso tampoco le extrañó demasiado a Anne pensando en que sir Walter seguramente pretendía utilizar el dinero para seguir alguna otra pista de Zimmer. También había una máscara veneciana que a la guardaespaldas no le decía nada a no ser que parecía muy apropiada para usar en los carnavales que ya se celebraban en la ciudad de los canales y, lo que le pareció más interesante de todo, unas fotografías donde aparecía alguien más relacionado con Zimmer, una mujer que mostraba una actitud bastante cariñosa con el hombre aunque, y esa era la parte que no tenía tan clara, no sabría decir si ese cariño era más apropiado de una amante o de un familiar como una hija...

—Parece mucho dinero lo que hay ahí y si es así y la intención de sir Walter era viajar a Berlín con tal cantidad de billetes ¿qué pretendía hacer con él? Me resulta extraño y muy arriesgado hacer un viaje en tren con tal suma encima —dijo Anne desviando la mirada de los paquetes que parecían contener los billetes a la máscara sin dejar de pensar en el nombre que había leído en el diario hacía tan solo unos minutos antes—. ¿Qué pintará el tal Arlequín en todo esto? Aunque... por cierto ¿Arlequín no es un personaje de comedia o algo así que va cubierto con una máscara? —Se giró hacia Hans ya que, al fin y al cabo, él era el estudioso—. Usted lo sabrá mejor que yo y podrá decir si estoy equivocada.

Cuando todos dejaron de mirar las fotografías fue el momento en que Anne aprovechó para cogerlas y echarles un vistazo. ¿Quién sería esa mujer? Desde luego encontrarla sería un gran logro para ellos.

La apertura del maletín os deja nadando en un mar de dudas en la sala de lectura de aquel humilde hotel. El recepcionista, bastante ocioso por lo que parece, se acerca a un aparato de radio y lo enciende. Oís la voz de un locutor está dando las noticias en italiano, por supuesto, pero sois capaces de discernir una palabra suelta "Arlequín". El recepcionista escucha la noticia con atención hasta que pierde el interés y niega con la cabeza como si no estuviera de acuerdo con lo que oye.

Hans desvió ligeramente la mirada hacia Anne cuando comenzó a hablar del arlequín. Se colocó bien las gafas y se irguió un poco, acercandose un poco hacia el fajo de billetes y asintiendo un par de veces con la cabeza.

-Para nada señorita Hinault, está usted bastante acertada. El arlequín era uno de los personajes más famosos de la Commedia dell'Arte. Era un personaje que utilizaba una máscara y lucía un traje colorido con rombos. Su personalidad suele resultar camaleónica, ya sabéis: astuto y necio a la misma vez, sensual , pero también grosero, básicamente como describe su propio atuendo, con mil remiendo y mil parcheados. Aún así, presupongo que este tipo es alguna especie de ladrón de guante blanco, por su distintivo personaje. Si me permitis...

Hans se acercó al tipo que había puesto la radio, quizás supiera algo más del arlequín que ellos no sabían. Él solo había podido ver un pequeño titulo en un periodico sobre el arlequín, y quizás buscar ese mismo periodico (que estaría en un idioma que no comprendería), no le valdría de mucho.

-Perdone... he oído hablar sobre ese arlequín en nuestro turisteo por la ciudad y ahora de nuevo en la radio ¿Es algo de lo que mis amigos y yo debieramos preocuparnos? Habíamos escuchado que esta era una ciudad segura- le comentó, esperando que aquél tipo también conociera su idioma, intentando indagar un poco en quien podría ser "Arlequín" y si aquél recepcionista tenía alguna información.

-Lo es y de los mejores-confirmó David-Contemplo dos posibilidades; que quiera lo que nosotros tenemos. Es decir; esta máscara o que no quisiera que nuestro contacto nos informara de algo. En cualquier caso, no me cabe duda de que nuestros intereses son opuestos, por lo que me temo que nos volveremos a encontrar en el camino. No quiero hacer el trabajo sucio a la policía otra vez, pero no es algo que podamos ni debamos ignorar. 

David hablaba mientras seguía mirando por la ventana, tratando de inferir al menos la zona desde la cual podían haber sido sacadas las fotos. 

Algo molesto por no obtener más que nuevas preguntas y ninguna respuesta, se puso en pie encendiendo un nuevo cigarro observando como Hans se acercaba a hablar con el recepcionista, mientras la conversación entre los demás miembros del grupo continuaba.

-sinceramente no creo que esto valga una mierda – soltó el guardaespaldas alzando la mascara frente a su rostro y volviéndola a dejar en la maleta- más bien me recuerda al juegecito de las mascaras en la fiesta del puto Ravek en Nepal

Un escalofrió recorrió la espina dorsal al recordar aquellos echos, haciendo que en su rostro se dibujara una expresión de desagrado que no oculto. Volviendo la vista sobre la espalda del joven erudito se le ocurrió una disparatada idea, se acerco a la maleta y tomo la fotografía. Dibujando una sonrisa afable, en un intento por no intimidar al encargado de la recepción, se acerco al hombre dejando que terminara la conversación con Hans.

-Disculpe -reclamo su atención le tendió la foto - ¿reconoce este lugar? - pregunto con sencillez, tratando de dar con palabras precisas pues el recepcionista parecía hablar bien su idioma pero no quería hablar demasiado de prisa y confundirlo o peor, levantar sospechas – quiero dar una sorpresa a mi amiga – señalo a la mujer y luego a él al mencionar la amistad, quizá fuera demasiado básico o en su torpeza idiomática simplemente parecía idiota pero aún así prosiguió – pero no tengo la dirección, solo esta foto de su casa ¿sabría en que zona de Florencia fue tomada?

Había pensado que tal vez dispondrían de un listin telefónico pero no sabían si Zimmer usaba su nombre real o si había registros de su presencia allí, así que la foto y la mujer era su mejor pista. ¿lograría sacar algo del recepcionista? No tenía ni idea pero no perdía nada por intentarlo.

Aunque pueda parecer irónico, Madeleine se sentía emocionada con los nuevos acontecimientos. Parecían inmersos en una auténtica película, y por suerte, tenían bastantes pistas sobre las que investigar. Vale, si, había muerto el informador, lo cual era sin duda una contrariedad. Sin embargo, ese tipo de percances no perturbaban demasiado a la joven inglesa.

Se acercó discretamente mientras Hans preguntaba al recepcionista, intrigada de saber la respuesta. Sin duda, una noticia en la radio en esos momentos, hablando precisamente de Arlequín, les seria de mucha información.

- Vamos, no estamos tan mal – apuntó como réplica al gruñido de Lobo – solo tenemos que seguir el rastro – murmuró, interesándose por la nueva pregunta de Rick. Sin duda, sus compañeros estaban haciendo las indagaciones adecuadas. Solo le quedaba esperar lo más paciente posible las respuestas del recepcionista para seguir avanzando.

El recepcionista muestra de nuevo una sonrisa a Hans, un poco forzada pero es parte de su trabajo.

-¿Disculpe señor?- Pregunta automáticamente pero en seguida responde al darse cuenta de lo que Hans quiere. - El arlequín ese no le puedo decir quien es lo siento, se oye hablar a veces de él como si fuera una banda organizada o algo así. Pero lo que me choca de esta noticia es que los del Vaticano se apuraron mucho a decir que no les han robado nada, les gusta guardar las apariencias.

Acto seguido mira la foto que le muestra Rick, se acerca, la toma en sus manos y se concentra unos instantes estudiándola.

-Hum, esto tiene que se por aquí cerca... esto que se ve aquí es la piazza di Santa Maria Nuova, sin duda.- Murmura pensando en voz alta- No hay duda esto es un edificio que hace esquina... vaya no recuerdo el nombre de esa calle, lo tengo en la punta de la lengua.- Saca de un cajón un callejero de la ciudad, el cajón está lleno de callejeros. En seguida localiza un lugar - Portinari, eso es... Via Folco Portinari, ¡qué memoria...!-

-Creo que es justo ahí ¿ve?.- Dice amablemente a Rick -Ese edificio que hace esquina Portinari con Sant´Egidio, eso está a unos minutos de aquí.- Entonces justifica su respuesta- Esto que vemos en la foto me parece que es la piazza Sta María Nuova entonces debe ser ahí- Dice señalando una zona en la foto. En ese momento suena el teléfono.- Si me disculpan. ¿Aló?- Comienza una conversación en italiano con el interlocutor.

-muchísimas gracias, me ha sido usted de gran ayuda – la satisfacción en la sonrisa de Rick, mientras guardaba la foto en el bolsillo, era equiparable a la de su sorpresa ante el resultado de su pesquisa.

De regreso a la mesa junto con Hans, donde el resto esperaba expectante, tomando asiento con normalidad antes de extender el callejero de la ciudad.

- Piazza di Santa Maria, esquina Via Folco Portinari con Sant Egidio – repite la señas dadas por el recepcionista, dando rápidamente con el lugar y señalándolo con el dedo para luego realizar e recorrido hasta donde se encontraban ellos en el hostal – esta a unos minutos de aquí. Es una pista solida que nos permitiría dar una ojeada a la casa de Zimmer y quien sabe, quizá encontremos algo útil o incluso – continúo con un retintín en la voz al sacar la foto de nuevo y dejarla caer sobre el mapa – podríamos dar con ella...con la sugestión adecuada podría sernos útil

David permaneció expectante a la consulta de Lobo hasta que su compañero volvió a la mesa.  

-Desde luego que sí-dijo David en voz baja contestándole-Podemos pasarnos por allí. Si se encuentra esta mujer quizá podremos hablar con ella. O en caso de estar vacía y una vez confirmemos que se trata de la casa en cuestión podríamos intentar colarnos. Como decía, tenemos en el carnaval la excusa perfecta para ir disfrazados y entrar en la casa sin que nadie nos reconozca. Podemos hacerlo esta noche.  

Hans asintió un par de veces, mientras tanto él como el lobo volvían de nuevo a la mesa con el resto de sus compañeros. Una vez llegaron y Lobo hubo explicado su plan, Hans no pudo más que levantarse, pasar ambas manos por su abrigo para quitar alguna arruga y colocarse bien las gafas.

-Me parece buena idea. Quizás hasta podamos descubrir algo sobre el dinero y la careta en cuestión- luego miro a McReady y negó un par de veces con la cabeza-. No creo que el tipo guardase todo esto en el maletín y metiese algo que "no vale para nada", señor McReady. Realmente creo que cada pequeña pieza de lo aquí mostrado es importante y debemos tenerlas en cuenta. 

-No mal interprete mis palabras señor Von Wagner – dijo con serenidad dando una calada a su cigarro y mirando al alemán – ahora mismo eso – señaló al maletín y su contenido – es tan solo humo – enfatizó soltando el humo por la nariz – solo eso, humo en cambio...esto – sacando de nuevo la fotografía de Zimmer con la mujer – es algo real, algo que podemos investigar y como usted dice quizá esa pequeña pieza en forma de mascara y dinero nos lleve a alguna parte. Hasta entonces...no vale nada

Miró a unos y a otros, esperando alguna reacción más por parte de las damas o David antes de ponerse de nuevo en pie ajustándose el sombrero.

-Bien, vamos pues -dijo invitando a que los demás los siguieran

Salís hacia la Piazza di Santa María a la cual llegáis después de un agradable paseo. La ciudad de Florencia es una obra de arte en si misma y caminar por sus calles hace que sintáis cierta emoción, no en vano llaman también Síndrome de Florencia al conocido síndrome de Stendhal.

Las fachadas en tonos amarillos y arena le dan gran luminosidad a las calles que, aunque estrechas, gozan de gran tránsito de gente. Pronto llegáis al lugar indicado por el recepcionista del hotel. La plaza está encabezada por la fachada de un hospital con el mismo nombre y hay cierto movimiento. La casa de Helmut se encuentra en un edificio que hace esquina, consta de varias plantas aunque todo indica que la vivienda del alemán está en la planta superior, la única con acceso a la azotea.

Por lo que parece no hay vigilancia y la puerta no parece demasiado difícil de manipular. Lo que si que hay es gente por los alrededores que podría advertir que se está cometiendo un allanamiento.

Ahora debéis decidir como entrar. 

- No vamos a descartar ninguna pista – intervino ante el comentario de Hans -  pero coincido con Rick en que encontrar a esta mujer lo más rápido posible debería convertirse en nuestra prioridad…  si es que sigue en la ciudad – apuntilló, dudando de la buena suerte que estaban teniendo últimamente.

Siguió a sus compañeros fuera de la casa, intentando sin éxito evitar las aglomeraciones de turistas y transeúntes escandalosos que golpeaban con sus bolsas de viaje, empujaban, y hablaban a gritos. Sin embargo todo aquello tenía una gran ventaja; cualquier acción quedaría encubierta por la muchedumbre y el ambiente festivo.

Madeleine se dirigió hacia la fachada de la supuesta casa de Helmut, dando un rápido vistazo a sus alrededores. – ¿Alguna sugerencia sobre cómo entrar sin llamar la atención? – preguntó en primer lugar. No tenía sentido que un grupo de cinco personas entraran como locos dentro de una vivienda ajena. – Supongo que no estará conectada la azotea de la casa con otra azotea… -masculló elevando la mirada al cielo dubitativa -  tampoco creo que debamos entrar todos, tenemos que intentar pasar desapercibidos. Deberían vigilar algunos mientras otros subimos arriba -  propuso en  tono despreocupado, incluyéndose en la aventura de manera sutil. – Quizás lo más sencillo sea simplemente llamar, fingiendo tener algún motivo para hacerlo - .

David se mantuvo en segundo plano mientras avanzaban hacia la casa. Lo cierto es que en cuanto a allanar viviendas, no sabría ni por donde empezar y así lo hizo saber. 

-Me temo que allanar casas ajenas no se encuentra entre mis habilidades-reconoció David-Y la verdad, no se me ocurre qué podemos decirle a quien nos abra la puerta, que probablemente ni siquiera hable inglés, para que deje pasar a unos perfectos desconocidos a su casa. Pero si se le ocurre alguna idea al respecto, se puede intentar. También podemos mantener la casa bajo vigilancia. Quien sea que viva dentro, tendrá que salir o entrar y ya veremos si se trata de esa mujer o de quién. 

Esquivar el gentío de las clases de Florencia no había sido un problema para él. La presencia de Rick en si no era amenazadora pero digamos que cuando un hombre de su envergadura y apariencia, con su inseparable cigarro en la boca, mira directamente a los ojos de alguien con ese ceño fruncido tienden a apartarse de su camino.

Tardaron unos pocos minutos más de lo esperado en llegar, debido a esa marea de turistas y gentes del lugar. Una vez allí y a una distancia prudencial se detuvieron a observar el edificio. Rick se cruzó de brazos por delante del pecho, haciendo así que sus músculos se marcaran un poco más debajo de su cazadora de cuero. La sonrisa socarrona que lo caracterizaba bailaban en sus labios, escuchando las palabras de la joven aristócrata y su prometido. Con una ceja levemente alzada, observo el edificio, la terraza de la supuesta vivienda de Zimmer. En busca de posible movimiento en el interior de esta. Y por ultimo descendió hasta la puerta de entrada.

-o...como dice Madeleine – habló por fin tomando el cigarro entre sus dedos, sonriendo de medió lado – podemos llamar...tal vez nuestro erudito alemán pueda hacer uso de su encanto y apropiado acento para tal propósito – dedicó a Hans una mirada, antes de comprobar que ningún oído curioso estaba atentos a sus palabras, usando un tono neutro y más bajo de lo habitual para seguir con su propuesta- Como compatriota del buen Doctor podría llamar a la puerta con la escusa de portar noticias sobre su hijo, el cual cayó enfermo en Inglaterra. Madeleine podría acompañarlo para sostener su historia – se encogió de hombros con naturalidad dando una nueva calada – si la barrera del idioma es un problema, podrían hacer uso de la foto para indicar a quien buscan sin romper esa mascarada y ver que ocurre – en ese momento miró a Anne Sophie que había permanecido muy callada desde que habían dejado el hotel – y si la señorita Hinault da su consentimiento, yo mismo les acompañare, cumpliendo las funciones de mi empleo como guardaespaldas de la señorita Archer y brevemente del señor Von Wagner por lo que pudiera pasar. Aunque dudo que haya ningún peligro tratándose de su residencia privada y así mientras ustedes dos – continúo mirando a Hinault – podrían dar con un acceso alternativo por si no tuviéramos éxito

Las calles de florencia no fueron demasiado problema para el grupo. Con el señor McReady encabezando al grupo, les fue bastante fácil conseguir llegar hasta el lugar objetivo. En cierta manera, las vueltas anteriores que habían dado para conocer un poco la ciudad también fueron de bastante ayuda.

Como bien había recalcado Madeleine, olvidarse de pruebas era totalmente insostenible, tendrían que tener en cuenta hasta el más último detalle. Aunque quizás, Hans no había entendido el primer mensaje del "Lobo", al igual que él no había entendido el suyo. Estaba claro que la prioridad era la pista más fuerte que tenían hasta el momento, el lugar de la foto, y ese era su objetivo actualmente.

-No me parece mala idea del todo señor McReady. Podíamos usar el pretexto de la enfermedad y de algunos acontecimientos en inglaterra para quizás alargar un poco la conversación y sacar algo en claro- miró de nuevo al edificio y se re-colocó las gafas, con un solo dedo-. Pero como bien ha dicho la señorita Archer, quizás tener algo de vigilancia abajo no sería mala idea. No sabemos quien puede habernos seguido porque nos han visto coger el maletín o incluso si estan esperando que hagamos algún movimiento para emboscarnos.

Se mesó la barbilla y esperó de nuevo, con su maletín en la mano.

A Anne Sophie, que se había mantenido al margen durante la discusión, le pudo su impaciencia por lo que tomó la delantera y llamó a la puerta.

-Había que llamar en cualquer caso, ¿no?- Os habló con un gesto inescrutable. 

Sorprendidos por la repentina acción de vuestra compañera os quedáis en silencio a la espera de una respuesta que no llega. O no hay nadie en la vivienda o no quieren contestar.

Mientras decidís cual será vuestra siguiente acción la vida en la ciudad fluye totalmente ajena a vosotros. El tiempo pasa.

Parecía que su propuesta había sido aceptada y solo debían ponerse de acuerdo para actuar acorde al plan. Claro que la inesperada actuación de la señorita Hinault, algo precipitada y sin esperar a que se pusieran de acuerdo por completo, se gano una mirada de enojo y desaprobación por su comportamiento.

-Dita sea…-refunfuño entre dientes al tiempo que apuraba a Madeleine y Hans para que alcanzaran la puerta de la casa.

Alzó la mirada hacía las ventanas en busca de movimiento y afino el oído para tratar de escuchar algún sonido que indicara que alguien se aproximaba para abrir la puerta. No sucedió nada.

-Llamen otra vez para cerciorarnos que no hay nadie – sugirió de manera que solo pudiera escucharlo en corrillo que habían formado frente a la puerta

Sí llamar la atención no era su intención seguramente lo habían logrado aglutinándose de aquella manera. Sin desatender a cualquier señal que procediera del interior, barrio la calle a sus espaldas para cerciorarse que nadie tenía puesto los ojos de ellos salvo de pasada. Nadie podía garantizar que aquel lugar no estuviera vigilado  y no quería más sorpresa.

-Si no responde nadie deberemos optar por alejarnos disimuladamente – hizo una pausa antes de continuar, viendo de nuevo a sus espaldas con desconfianza – entonces vigilar por si la joven pasara por aquí o…bueno entrar de otra manera

No estaba nada claro que sucedería, haber encontrado a la chica en la casa sin mayor problema era demasiado pedir. Que todo saliera sin dificultades sería toda una novedad, que estaba claro no se iba a dar en aquella ocasión. Así que tocaría improvisar como siempre.