Partida Rol por web

Una vez atravesada la puerta respire aliviado mientras mi corazón empezaba a volver a un ritmo normal. Sin embargo había poco que celebrar aun estábamos dentro y parecía que teníamos que recorrer un largo pasillo, que por suerte estaba iluminado a lo largo del mismo.

Me fije mejor en el pasillo y a mi sorpresa parecía que estábamos enjaulados. Todo el tramo estaba rodeado por unas rejas de gruesos barrotes de hierro, una extraña decoración o eso pensé.

Sin mediar una palabra, me propuse a continuar la marcha y estaba seguro que Laura me seguiría. Comencé un paso rápido impulsado sin duda por mis ganas de abandonar aquel lugar.

Pronto me halle en el medio y las luces a mi espalda empezaron a apagarse lentamente una a una, mientras el sonido de un motor comenzó a inundar el pasillo a nuestras espaldas.

Aquel pasillo no me dio buena espina. La decoración era extraña y estaba demasiado iluminado. Solo habíamos dado un par de pasos rápidos y las luces comenzaron a apagarse detrás de nosotros una a una mientras un motor resonaba en la oscuridad. Me giré temerosa pero a la vez curiosa a tiempo para ver como se generaban chispas en la oscuridad. Parecía como si alguien estuviera cortando metal con una motosierra -...moto...sierra...- tartamudeé por lo bajo mientras mis ojos se abrían como platos. Empecé a correr lo más rápido que pude incluso antes que Michael pero él no tardó en adelantarme. Nunca había corrido demasiado rápido y en momentos como aquel se notaba. De vez en cuando miraba hacia atrás por miedo pero solo podía ver como alguien corría detrás de nosotros mientras rozaba los barrotes con aquel arma. Sentí mucho miedo. Una de las veces que miré hacia atrás mi torpeza natural me traicionó haciendo que me tropezara con mi propio pie e irremediablemente caí al suelo de bruces. Intenté levantarme pero no pude, aquello estaba cada vez más cerca de mí y solo pude gritar el nombre de Michael...

No quería mirar atrás pero cuando las palabras salieron de los labios de Laura mi curiosidad me pudo. Y nada más girarme pude notar como Laura pasaba veloz a mi lado, mientras saltaban chispas unidas al ruido de la motosierra, el fondo cubierto en sombras se aproximaba… no me quede el tiempo suficiente para comprobar quien se acercaba.

Salí corriendo y sin problemas pude igualar a Laura e incluso pasarla, podría haber continuado hasta la puerta pero ella me llamo. Y antes siquiera de volver la mirada atrás, en mi mente ya se había dibujado la escena de película, con ella en el suelo muerta de miedo siquiera alzando su mano en dirección mía.

Aunque una pequeña parte de mi quería que la dejase atrás e incluso le parecía gracioso, sacudí de mi mente tales ideas y volví atrás.

Le tendí mi mano para ayudarla a levantarse, luego juntos volvimos a emprender la carrera hasta la puerta con aquella cosa casi pisándonos los talones.

Michael me tendió la mano poco tiempo después de haberme caído y me ayudó el resto del camino. La puerta de salida estaba iluminada con un pequeño cartel. Al leerlo se me iluminó la mirada y aumenté la velocidad para llegar antes. Llegamos a la puerta a la vez y salimos al unísono quedando cegados por la luz del día.
La puerta se cerró sola detrás de nosotros. Estábamos por detrás de la atracción no muy lejos de donde nos habíamos escondido para hablar. La tranquilidad que recorrió mi cuerpo al sentirme a salvo provocó que cayera de rodillas al suelo resoplado del cansancio.
-No... no volveré... a entrar... en una cosa de estas.... en mi vida...- dije cuando recuperé un poco el aliento mirando al suelo.

Al fin fuera… Fue un alivio emerger de nuevo a la civilización. Sin duda tardaría mucho tiempo en entrar en otra casa del terror.

-Estoy… de acuerdo- recuperé el aliento al igual que Laura y entonces le dije- No creía que iba a ser así de… normalmente son mucho mas cutre y dan mas risa que otra cosa- Me intente excusar, por algún motivo me sentía culpable y era cierto no tenia ni idea.

Si lo hubiese sabido sin duda esa habría sido mi primera elección nada mas entrar en el parque, quizás era irónico pero a pesar del miedo sufrido me había gustado. Sin embargo como dicen vista una vista todas.

-Dado que siempre que escojo parece que será algo mortal ¿Qué te parece si eliges tu ahora? Aceptare cualquiera elección que hagas…- sonreí al decir aquello y espere a alguna respuesta de Laura, que todavía parecía conmocionada por el viaje al mundo de la demencia.

Miré de reojo a Michael cuando me pidió que eligiera la siguiente atracción y sonreí. Le tendí la mano para que me ayudara a levantar y empecé a caminar en busca de un mapa del parque de atracciones. Me detuve delante de un cartel de información y me crucé de brazos pensativa mientras examinaba la lista de atracciones que tenía el parque.
-Bueeeeno... al parecer las atracciones tranquilas no son el fuerte de este parque...- dije mirando de reojo a Michael -tal vez deberíamos hacer un descanso para almorzar- dije sonriendo mientras me  giraba para verle de frente -¿Te apetece comer algo en especial?- dije enlazando mis manos detrás de la espalda.

-Bueno la verdad es que no creo que haya mucho entre lo que escoger…- me quede pensativo mirando hacia el cielo durante unos largos segundos, entre los cuales la imagen de distintas comidas paso por mi mente. Abriendo sin duda alguna mi apetito, haciendo que mis tripas rugiesen por comida.

Puse mi mano sobre mi estomago para ahogar aquel ruido.

-Ahora mismo creo que comería cualquier cosa…-

Reí sonoramente al escuchar como las tripas de Michael rugían. -Pues si no tienes ningún inconveniente me gustaría comer pizza... adoro la pizza...- entorné los ojos para expresar cuanto me gustaba aquel manjar y sonreí -pero no creo que tengan pizza en el parque... tal vez hamburguesas o perritos...- Me había ilusionado yo sola con la pizza y la idea de comer otra cosa no me animaba mucho y eso se notó en mis últimas palabras. No estaba segura si la entrada que nos habían dado nos permitía salir del parque y luego volver a entrar con la misma entrada así que me resigné. -¿Vamos a comprobarlo?- dije señalando en el mapa uno de los restaurantes del parque que no estaba muy lejos de allí.

Al oír hablar de la pizza me entro aun mas hambre, pero para mi desilusión como había pensado y encima me confirmaba Laura, sería raro que sirviesen aquel manjar aquí… aunque quien sabe.

-Laura, ¿Qué te parece si ampliamos nuestra cita por Madrid en busca de alguna pizzería?- Deje caer aquella propuesta, no pensaba que fuera posible que accediera pero por intentarlo. -O podemos conformarnos con hamburguesas o perritos-

Le sonreí y señale hacia la salida.

- ¿Qué me dices?-

La propuesta de Michael me pilló algo desprevenida pero me pareció buena idea, al fin y al cabo era lo que estaba pensando desde un principio. Le miré mientras me señalaba a la salida y sonreí. Me había caído bastante bien aquel chico y eso en mí era bastante raro. -Me parece bien, aunque no se si podremos volver a entrar en el parque...- dije adelantándome un par de pasos hacia la salida -puedo llevarte a mi pizzería favorita, no está muy lejos de aquí...-me acerqué un poco a él -hacen unas pizza riquísimas- dije como si fuera un secreto haciendo hincapié en la última palabra.

Me sorprendí de que aceptara mi propuesta, sin embargo a pesar de ello no transmití ningún gesto que me delatara. Y entonces a sus últimas palabras…

-Suena perfecto- Añadí con cierto toque de una exaltada efusividad- me encantara acompañarte. Pero antes de marcharnos quisiera confesarte algo…- me adelante hacia ella y aferre su mano entre las mías… mi cara volvió a adquirir un porte serio- a partir de ahora estoy en tus manos… es mi primera vez…- deje sin terminar la frase un gesto dramático que me encantaba hacer e incluso tartamudeé los últimos vocablos, pero al final como siempre acabe la frase despojándola de cualquier otro significado-…en Madrid-

Dejé que una corta risa saliera de mis labios y al final mientras tiraba de ella hacia la salida del parque la inste con unas últimas palabras.

-¡Venga una deliciosa pizza nos espera!-

Una vez más me tomaba el pelo. Michael se había puesto muy serio y mientras cogía mi mano me hizo mal entender sus palabras lo que hizo que mi cara enrojeciera en exceso. Cuando acabó la frase me dieron ganas de darle una colleja por tomarme el pelo pero en cambio me reí y le dí un pequeño golpe en el brazo. De inmediato volvió a coger mi mano y a arrastrarme fuera del parque. Yo le seguí sin rechistar hasta que salimos de allí -¿Osea que nunca has estado por Madrid? vivías en Tenerife ¿verdad? ¿Cómo es ese lugar? ¿te gusta viajar? ¿has viajado a otros lugares?- las preguntas que se planteaban en mi mente salían por mi boca casi inconscientemente pero cuando me dí cuenta carraspeé -lo siento... hago muchas preguntas- mi curiosidad me había traicionado y me avergoncé por ello. Él seguía aferrando mi mano y pensé que las personas de la calle debía vernos como a una pareja. Me avergoncé aún más. Mi cara volvió a adquirir un tono rojo que intenté ocultar agachando la cabeza.

Mi primera intensión fue contestar a su primera pregunta, pero cuando apenas fui a abrir la boca otra pregunta me impidió hacerlo y así un par de veces más. Ciertamente llego a agobiarme un poco, pero a pesar de todo me hizo gracia.

-Pregúntame todo lo que quieras…- mi intensión era buena, pero realmente las palabras no abarcaban una intención cien por cien real. Que le iba a hacer me gustaba guardarme cosas para mí, aunque al final acababa cediendo.- Bueno por donde empezar… mmm...-

Me detuve al darme cuenta de algo.

-Me parece que deberías guiar tu…- había estado prácticamente liderando el paseo desde que salimos del parque de atracciones, y aun parados en medio de la acera con gente pasando a nuestro rededor, me quede pensativo algo que sin duda exprese en mi cara- bueno… no, no he estado por Madrid, al menos no por la ciudad. He viajado mucho así que alguna vez hice escala aquí, pero siempre fueron a otros destinos- volví a estar pensativo un segundo más recordando las preguntas y formulando mi respuesta en mi mente antes de darla-… y si vivía y sigo viviendo en Tenerife pero me seria muy difícil explicarte como es a pesar de ser pequeña, sería mejor mostrártela –Si sonaba como una invitación, no fue mi completa intención, aunque no estaba seguro...

Parecía que por momentos me sentía más a gusto con Laura y me estaba gustando sobretodo cuando enrojecía a tales extremos, las ganas de hacer que volviera a tales tonos era algo casi irresistible.

-La verdad no se si me gusta viajar, mayormente solo lo he hecho por competiciones o por casi los mismos motivos pero sin competir…- y nuevamente volví a parar otro segundo más como si buscara en mi memoria algo- ¿y que me dices de ti? Mismas preguntas -

Cuando me dijo que yo debería de guiarle me adelanté unos pasos y seguí caminando a su altura mirando por donde debíamos ir. Escuché atentamente lo que me estaba diciendo Michael mientras intentaba recordar el camino hasta la pizzería. Aún me cogía de la mano pero ya no me importaba, estaba tibia y era agradable. Al decir que sería mejor mostrarme la isla sonreí y pensé que no era una mala idea pues había viajado muy poco.
-¡Oh! ¿competiciones? ¿en qué compites?- pregunté sin responder a las preguntas que me devolvió. Carraspeé -perdona... más peguntas...- sonreí y saqué la lengua en un gesto divertido mientras pensaba en las respuestas a mis propias preguntas -La verdad es que a mi no me gusta mucho viajar... me han perdido tantas veces las maletas... como mis padres están divorciados tengo que viajar para verles a ambos- me encogí de hombros -solo he estado en Londres para ver a mi padre y aquí, donde vivo con mi madre- sonreí mientras le miraba de reojo -pero estaría bien ver otros lugares, si no me perdieran el equipaje...-me reí con una carcajada y me quedé callada mientras me paraba para esperar que el semáforo se pusiera verde para los peatones.

Tras varias manzanas ni siquiera me había dado cuenta de que aun cogía su mano… llegados hasta ese punto ya no sabía si debía soltarla o no y puestos a dudar preferí arriesgar a continuar igual.

Las palabras volaron y mientras ella respondía a sus propias preguntas paramos esperando la señal que nos permitirá el paso… tras sus palabras acompañe su risa con una sonrisa y un asentimiento con la cabeza.

No supe que responder ante el tema del divorcio y tampoco quería tratar el tema en cuestión así que simplemente lo evite…

-Comparto el horror de pérdida de las maletas…- dije allí parados mientras llevaba una mano a mi pecho y ponía mala cara- pero una vez asumido la cosa se hace mas llevadera… en cuanto a las competiciones- Empecé a enumerar en mi mente los distintos deporte que había hecho pero soltarlos todos de golpe no me pareció buena idea y seguía pensando que se me perdía alguno- supongo que leíste mi ficha-no esperé respuesta era obvio que si yo lo había hecho y varias veces- pues todo lo relacionado con deportes de riesgo que te puedas imaginar. Por supuesto no pienses en grandes competiciones… no me considero tan bueno- luego de esos últimos vocablos me lleve una mano tras mi cabeza y liberé una carcajada.

Justo después el muñequito del semáforo se puso verde.

Sonreí cuando se quitó méritos pero estaba segura de que se estaba haciendo el modesto. -claro que leí tu ficha pero nunca imaginé que participarías en competiciones- empezamos a caminar para atravesar la calle, nos acompañaban varias personas pero apenas me daba cuenta de ello. Estábamos a muy pocas manzanas de la pizzería y mi estómago fue consciente de ello pues se quejó sonoramente. Me avergoncé un poco y me reí -ya estamos cerca...- dije acelerando el paso -yo no puedo decir que los deportes sean mi fuerte... soy bastante torpe aunque me encanta nadar...- volví a reírme de mi misma -¿cuál es tu deporte favorito? -

Empezaba a dudar si me acordaría de como volver, aun así seguí adelante junto con Laura.

-Así que te encanta nadar, aquí en Madrid lo tendrás difícil- Me reí de mi propio chiste. -En fin,… pues siendo sincero, me seria muy difícil elegir…- Realmente no me había parado a pensarlo demasiado, por norma me lanzaba y solo esperaba disfrutar del momento, sin embargo si había algo que disfrutaba mas que nada- volar…- dije en un susurro como si mi mente quisiera liberar la imagen que cruzaba por ella en aquel instante-… si tuviera que elegir algo escogería el paracaidismo-

Seguimos avanzado.

-Creo que tienes mucha ventaja sobre mi…-Le dije mientras la miraba, entonces comencé hacer memoria haciendo que mi mirada se perdiese- sé que te encanta leer algo que comparto, paseos durante el atardecer, cocinar…- pare un segundo para sonreír- mmm… eso es bueno pues a mi me encanta comer, aunque no lo parezca- dije mientras mi mano acariciaba mi estomago- aun así sigo sabiendo muy poco acerca de ti, dime Laura que hay mas allá de las palabras de aquella ficha… cuéntame algo sobre ti-

Estaba seguro que aquella petición le haría recordar el secreto que se gano de mi, ahora esperaba ver o mas bien escuchar su reacción.

-Si, bueno existen las piscinas aquí en Madrid...- dije en tono de burla -¿paracaidismo? ¡vaya! seguro que no le tienes miedo a las alturas como yo- sonreí mientras girábamos una esquina. Al fondo de la calle se podía ver el restaurante pero no le presté atención pues Michael me estaba enumerando casi con exactitud lo que estaba escrito en mi ficha. Me reí pues él quería saber más de mí y yo no sabía que contarle. -Si tienes suerte un día te haré algo de comer- le saqué la lengua como una niña pequeña y me reí nuevamente. Ignorando la última pregunta señalé con la mano hacia delante para indicarle que el restaurante que teníamos en frente era nuestro destino -te hablaré de mí mientras comemos...- le dije mientras me apresuraba a cruzar el último paso de peatones para llegar al lugar. 

La fachada del restaurante estaba formada por ladrillos rojos y marrones bastante desgastados, con un discreto cartel de madera donde rezaba el nombre "Gian Carlo", las sombrillas blancas ondeaban por el viento que se había levantado pero las mesas de madera del exterior estaban todas ocupadas. Podría pensarse que aquel lugar tenía un aspecto demasiado rústico para el centro de Madrid la cantidad de gente que allí se agolpaba demostraban que, a pesar de su aspecto era un buen sitio para comer. Le hice señas a Michael para que me acompañara dentro del local y entré como si fuera mi casa.

EL local por dentro era bastante elegante pero sin perder aquel aire rústico. Las mesas de madera llenaban toda la sala con sus sillas a juego. En cada mesa había una vela roja encendida y el aire de la sala tenía un delicado olor a madera recién cortada. El local estaba a reventar, todas las mesas estaban llenas de gente comiendo pero ignorando aquel detalle me acerqué a la barra y saludé a la camarera con una sonrisa, había ido tantas veces que ya nos conocíamos.

La camarera era alta y rubia, extranjera posiblemente, llevaba un uniforme blanco como el resto de empleados del lugar. Echó un vistazo a Michael y se me acercó para hablarme al oído tras lo cual yo me sonrojé y ella se rió dejando constancia de que sí, era extranjera. Me pidió que esperara y se fue a la trastienda. Yo seguía colorada pero me apoyé en la barra de espaldas para darle la cara a Michael y sonreí. -toca esperar...- dije resignada pero no pasó ni tres minutos cuando escuché mi nombre desde el otro lado de la sala. La camarera me hizo señales, tenía una mesa para nosotros. 

-Entonces ese día mas me vale confesarme para partir en paz- use un tono de burla y al terminar le saqué la lengua también. Luego de ello continuamos hasta el dichoso lugar, que al parecer estaba mas lejos de lo que había pensado en un principio.

Aquel restaurante contrastaba bastante con el resto de edificios colindantes, casi parecía que se había abierto un pequeño hueco para un cachito de Italia. Al entrar la cantidad de gente era casi hasta exagerada, y tanta acumulación de gente me puso un poco nervioso. Laura parecía pertenecer a aquel lugar, se movía tan a gusto que podría decirse que estaba como en casa.

Avancé junto a Laura hasta donde estaba la camarera. Y allí pude notar como me echaba una mirada. Tras el susurro con conveniente enrojecimiento de la cara de Laura, solo pude levantar una ceja y mostrar una media sonrisa.

Me entro curiosidad, pero podía imaginarme que tipo de comentario podría haberle dicho.

-No hay problema…- Tras esas palabras seguí observando el local. Los clientes parecían bastante a gusto por todos lados habían risas y alguna que otra voz que se alzaba sobre algo mas que un murmullo de fondo. Y los pocos camareros parecían no dar a basto. Sin embargo el olor a pizza me abrió aun más el apetito y justo cuando había cerrado los ojos para degustar ese olor hoy como alguien llamaba a Laura.

La miré y seguí la dirección de su mirada. En aquel momento me toco enrojecer a mí. La camarera había elegido para nosotros la mesa más apartada del bullicio, casi como si quisiese que tuviéramos más intimidad. Decorada de la misma manera que las otras pero preparada para solo dos personas.

Trague, me intente calmar y me acerque al odio de Laura desde su espalda y le susurre.

-Un italiano, una comida a la luz de las velas…- no terminé la frase, puse mi mano sobre su cintura y marche junto a ella hasta la mesa donde nos esperaba la camarera.

Me sonrojé por las palabras de Michael pero aún más al notar como su mano se posaba en mi cintura. Avancé sin pronunciar palabra pero al llegar a la mesa me acerqué a la camarera, le susurré algo al oído y le dí un codazo pero ella se limitó a reír mientras me guiñaba un ojo para luego marcharse, dejándonos a ambos allí. Carraspeé nerviosa mientras me sentaba sin tardar. Esperé a que Michael se sentara para hacer algún comentario -Casi como una escena de película...- me reí avergonzada mientras sacaba el móvil del bolsillo trasero de mi vaquero y lo ponía sobre la mesa. Se creó un pequeño silencio incómodo hasta que la camarera volvió con las cartas y se marchó sonriente. -Un día de estos me reiré yo de ella...- dije justo antes de ocultarme tras la carta hasta no poder ver la cara de mi compañero. -Te recomiendo la pizza rústica, es la especialidad de la casa...- dije tras unos minutos.