Partida Rol por web

Sigo a Randy, insistiendo cansinamente una leve disculpa por haberle ignorado. - Ya sabes que a veces se me va y me lio pensando en mis cosas. No te enfades. - Pero al llegar junto las Reinas Negras, aunque me mantengo callada y mas discreta, permanezco junto al arreglador, limitándome a dejar caer un saludo casi ingenuo e infantil en cuando veo que algunos de sus miradas curiosas se posan momentáneamente en mi. - Hola guapos.

Vatrice se quedó un paso atrás y cuando observaba a los Reinas Negras, se vio a si misma reflejada en el cristal de la tienducha esa de ropa gótica. Plantada de pie y con los brazos cruzados. Como si estuviera planificando cuales iba a ser sus movimientos en caso de que empezara una pelea. Sí. Tenía buena pinta. Parecía una mercenaria. Una guardaespaldas de esas que una estrella de rock que no necesitan explicar con palabras que si las cosas se ponían feas, empezarían a llover hostias por todos lados. Así funcionaban las cosas en Night City. No solo había que hacer las cosas. Había que hacerlas con estilo. 

Randy sabia que tenia una jornada de duro trabajo por delante, así que había escogido una indumentaria cómoda y funcional, aunque por supuesto no descuidaba la estética, que en las calles podía significar la diferencia entre ser pisoteada como un insecto o admirada como una mariposa.

Pantalones de piel sintética negra ceñida a unas piernas largas y torneadas, botas de tacón bajo, una camisa blanca inspirada en la de un traje de chaqueta aunque adecuada a las formas femeninas y una corta chaqueta de color bermellón, recorrida ocasionalmente por pulsos de neón rojo brillante. Aquella mezcla de colores y estilos unidos a sus cabellos rosa chicle difícilmente habrían quedado bien, pero de alguna manera le daba un toque de sofisticación.

- Buenos días Queens, disculpad que os interrumpamos, pero hace un rato que venimos preguntándonos si seria posible hacer algún tipo de donación a las actividades culturales que promovéis habitualmente. Estoy convencida de que si podemos mantener una conversación amigable e intercambiar cotilleos y chascarrillos, nosotros podremos marcharnos de aquí sabiendo mas y vosotros con mas capital. ¿Puedo sentarme?

El truco de negociar con pandilleros era no mostrar miedo en ningún momento, peor al mismo tiempo dejar que piensen que los respetas lo suficiente. Si se sabia estar en el punto intermedio el tiempo suficiente, casi siempre lograbas salir de una reunión sin que te patearan las costillas.

El hombre se pone bien su gorra y con tono afeminado suelta una medio burla hacia sus compañeros.

-Oh, mirad que educados son, ¿como podemos decir que no?- Su voz tenia un timbre suave y agudo.

Uno de ellos le lanza una lata de Smash a Randy.

-Yo soy Arisco, vosotros sois los nuevos eh- Sonríe. -Estáis en ese garaje del 34B1 con esa extraña maquina de chocolatinas que no funciona. Dando vuestro primer paseillo, ¿Verdad?-

Randy coge la lata al vuelo y sonríe mientras se sienta frente al tipo que le ha hablado, abriendo la lata con cuidado de no salpicar a nadie con el meneo que había recibido.

- Exacto ¿no os parece genial esa maquina? Creo que le da mucha personalidad a nuestro espacio. Sabia que si había alguien bien informado en esta colmena erais vosotros. Por cierto, me encantan esas botas, tienes que decirme donde las has conseguido. Pero luego, ahora hablemos de cosas importantes. Hace poco un grupo de Slaughters entraron en el piso de una artista que vive en este bloque. Me extrañaría mucho que un movimiento como ese tuviera lugar sin que estuvierais al tanto y nos gustaría saber si podríais compartir con nosotros lo que sepas de ese asalto. Motivos, donde la han llevado, este tipo de cosas.

Sin perder la sonrisa le dio un trago a la bebida y miró con cordialidad a su interlocutor, mostrandole en todo momento lo a gusto que estaba en su compañía.

Arisco tenia la cabeza ladeada para encenderse un ladeado, luego apoyó su codo en su brazo en jarra para mantener el cigarillo cerca de su cara mientras escuchaba con atención a tus palabras.

Soltó una nube de humo.

-Me suena ...-

Con cierta molestia movió su mano hacia su bolsillo del pantalón mientras sostenía el mentolado en sus labios. De el saca un teléfono y empieza a tocar en la pantalla. El hombre se queda quieto un momento, como si hubiera visto a un fantasma.

Se quita el cigarro de la boca con dedos algo temblorosos, si bien intenta disimular el hecho.

-Esa es la zona de Zorro.- Los otros Black Queens se lo quedan mirando con expresión de tristeza.

Dio una fuerte calada al mentolado y lo lanzó al aire. Su voz sonó mucho mas grave y seria.

-Esto va a ser un poco mas difícil. Zorro está muy afectado por una reciente perdida y es difícil hablar con el ... os puedo llevar a el por 200 créditos, pero no puedo garantizar que saquéis nada en claro.-

Las expresiones de los pandilleros no le gustaron ni un pelo a Randy, pero mantuvo su pose tranquila y relajada mientras Arisco le hacia una propuesta.

- Te agradezco el ofrecimiento y lo aceptaremos encantados, pero... veras, cuando lleguemos hasta el Zorro si todo va bien, también tendremos que compensarle por la información que pueda darnos, así que ¿porque no lo dejamos en 100 créditos? Tampoco va a suponer demasiado para ti, mas aun con lo bien que te caemos.

A la vez que le hacia aquella contra oferta, mostrandole dos billetes de plástico de 50 créditos cada uno, intentó hacer memoria, a ver si en algún momento había oído algo de ese tal Zorro y su desgracia reciente.

con esa extraña maquina de chocolatinas que no funciona.

_{Pero funcionará} - Murmuro para mi misma, un poco mas alto de lo deseado. Esa máquina era un antojo personal y me había enamorado de ella solo con verla. Lástima que solo era una vieja caja rota y prácticamente saqueada hasta dejarla seca. Pero desde hacia unos días ya había instalado algunas luces y en cuando me pudiera agenciar un Vocodex, yo misma le grabaría las frases de publicidad. Seguro que van a flipar en cuando acabe con ella.

Acto seguido sigo prestando atención a la conversación, mirando siempre directamente y con cierto descaro a los ojos del interlocutor, como si se tratase de un partido de tenis. Como si fuese un fantasma al que no pueden ver y por lo cual no debo preocuparme mucho por mis formas.

Solo algo me llama firmemente la atención, cuando el que se hace llamar Arisco saca un terminal. De forma casi instintiva lo analizo y taso lo califico mentalmente en una escala del 0 al 10.

-No- Dice Arisco con un tono melancólico. -Zorro no está en estado de cobrarte nada de mas.-

Los demás empiezan a ponerse sus chaquetas de cuero y terminar sus latas de Smash viendo que la negociación llega a su fin.

-Dejemoslo por 150 eddies*-

¿¡150!? Por llevarnos a ver el tal Zorro. - Mi expresión de asombro y incredulidad no oculta con demasiado éxito mis pensamientos con respecto al precio. - Maldita sea. Ni que se fuesen a cansar mucho por el trabajito.

Su mente había estado algo distraída durante gran parte del interrogatorio, como si los efectos nocivos del café de esa mañana se hubieran diluido y solo quedara la resaca dura tamborileando su cabeza. En momentos como ese era cuando más solía brillar, pero solo atinó a mirar a los presentes con los ojos vidriosos y cara de muerto. Se frotó los ojos un par de veces, reprimiendo las ganas de darse un par de cachetadas, no era la primera vez que trabajaba luego de un largo día de “trabajo” pero esta vez la mezcla de drogas y excesos había sido incluso demasiado para él. Centrando su mente, captó lo esencial de la conversación. Incluso se las arregló para captar el aire preocupado de esa banda por el tal Zorro.

-¿150 y posiblemente nos mande a volar? – su expresión no cambió mucho, solo enarcó una ceja-. Al menos cuéntanos que nos encontraremos. No quiero llegar y toparme con un tipo totalmente drogado o peor, sin capacidad de razonar- negó con la cabeza un par de veces, lanzando un suspiro, relajando su expresión-. Entiendo que perder a alguien es… difícil, lo sé bien- dejó medio segundo esas palabras en el aire, como si recordara algo-. No me gustaría llegar a otro callejón sin salida.

Era cierto que muchos conocidos habían muerto, pero jamás se había sentido apegado a nadie en particular. Todo era parte de una simple actuación para parecer empático y que soltaran algún dato más sobre ese tal Zorro.

Parecía que las palabras de Artemis daban en la diana y afectaban la compostura de Arisco visiblemente.

-Se que aún puede volver, pero necesita tiempo.- Sus palabras no sonaban muy convincentes.

Miró a sus compañeros y torció su rostro en un mal gesto.

-Vale 100 eddies ...- Terminó aceptando mientras alargaba la mano para tomarlos y hacia un gesto circular con su mano en alto como avisando a gente de que se iban. 

Apenas unos segundos mas tarde el ruido de motos resonó por las calles y emergió entre la neblina del distrito industrial. Mientras los Queens se saludaban e intercambiaban posiciones en las motos dejando a otros en el área para vigilar, Arisco os mandaba una ubicación de contacto al móvil¹ con un gesto de dedo.

-Nos encontramos en esta ubicación.- Terminaba diciendo subiéndose a la grupa de uno de los moteros.

Con un nuevo sonido estruendoso las motos se ponen en marcha y os dejan atrás.

Randy le entregó los dos billetes con un gesto de agradecimiento por su comprensión, y tras despedirse de él, revisó el terminal móvil para comprobar el lugar exacto al que debían ir.

- Bueno chicos, salvo que alguno haya adquirido recientemente un vehículo, lo mejor sera que vayamos a este sitio en taxi y no hagamos esperar a nuestros nuevos mejores amigos. Si ese Zorro esta tan jodido como dicen sus amigos, sugiero que seamos cautelosos con las cosas que decimos delante suya. de momento es nuestra mejor apuesta para sacar nueva información en claro del asalto a Cate ¿Nos vamos?

Cuando los Queens ya no estaban a la vista, tiró la lata que le habían ofrecido al contenedor mas cercano y tomo nota en su terminal de los gastos desembolsados, apuntando el concepto y la persona que los había aportado, en este caso ella misma.

Al parecer conocían bien a la persona afectada, no solo a Zorro, también al que murió. No tenía nuevos datos sobre ello, pero le hicieron un descuento. Eso podría ponerse peligroso con facilidad, solo debían decir una frase mal o joderle el viaje a ese Zorro. Se ajustó el abrigo, aunque no sentía frio.

-Suelen llevarme a todos lados- dijo con una encantadora sonrisa y cierta pena en su voz-. Así que no, no tengo un vehículo*- observó hasta donde el humo y la niebla le permitía con gesto cansado-. Necesito un masaje o algo así para relajarme- miró de reojo a Mayuree-. Estoy seguro que esas habilites manos obrarían maravillas- Vatrice y Randy también, pero con la primera temía que le rompiera algún hueso y la segunda cobraría algo de seguro. Dependiendo del precio podría pagarlo…-. Apurémonos y acabemos con esto.

Había muchos agujeros en todo ese asunto y no se creía que el secuestro fuera solo para conseguir unos cuantos créditos. Había algo más oculto detrás de todo ello y eso le producía un ligero cosquilleo de excitación difícil de disimular.

No podría quitarme de encima la molesta sensación de que acababan de ocurrir un montón de cosas delante mis narices y no las había visto. Habladurías y extraños gestos que creía saber interpretar, pero no tenían sentido completo para mi. Por ello tan solo me limito a despedirme de las Reinas negras en el mismo tono con el que he saludado. - ¡Hasta pronto!

En cuando se alejan, no puedo repirmir la sensación de que 100$ me siguen pareciendo una suma elevada. Mentalmente hacía cálculos para ver como nosotros vamos a cobrar 500$ (aun sin descontar gastos) y a cambio de jugarnos el pellejo por una niñita que pinta cuadros.

De camino al punto de encuentro, desconecto por completo del grupo. Mi atención se centra en el terminal, donde me enzarzo en una acalorada discusión con un capullo que me recrimina un consejo que le dí la semana pasada. Pero es que el muy imbécil ha un usado par de carísimas memorias Gohiko RX-1024 en con una fuente de mas de 3200W. Su ordenador ardió en llamas en menos de dos segundos. Le dije claramente que las memorias Gohiko ya vienen sobrecalentadas de serie y no soportan bien el overclockeo extra. Pero no quiso escucharme y ahora pretende que le pague los daños. Puto subnormal. Ojala le hubiesen estallado los huevos y no su bonito ordenador.
Por suerte mis compañeros de la red se postulan claramente en mi defensa. Pero es que hay mucho niñato que se piensa que con gastarse 8000$ en un terminal y 4 programas, ya te convierten en netrunner.

No me fío de esta gente  cuando Vatrice pronunció esa ultima palabra, gente, giró la cabeza hacia un lado y escupió al suelo. Todavía los veía a lo lejos. Alejándose vestidos con sus cueros y látex subidos en aquellas motos como si hubieran escapado de alguna videonovela gótica de bajo presupuesto. No. No le gustaban aquellos maricas y menos si había tenido que soplarles 100 eddies por una mierda de nombre y una ubicación ¿Zorro? ¿Quien coño se hace llamar así en el 2020?  

Os movéis por las calles hasta que finalmente llegáis a zonas mas oscuras y de aspecto sombrio. La gente que se pasea por aquí parece estar en el eslabón mas bajo. Ropas sucias, ojeras, marcas de drogas, implantes estropeados.

Entre las callejuelas ya podéis ver las motos de los Queens y uno de los chicos que os espera sonriente.

Os hace un gesto con la mano, donde tiene un inhalador. Mientras espera que llegáis a el, le da una fuerte aspiración entre una nube de color azul. Cuando estáis a su altura simplemente os hace un gesto para que sigáis calle adentro.

Bajo las capas y capas de ciudad y la estrechez de los edificios, la única luz que tenéis es la de los símbolos de neon y alguna que otra bombilla que parece que dejó atrás su energía. La callejuela está húmeda, pero no estáis seguros que tipo de agua estáis pisando mientras vuestros pasos resuenan con un eco lánguido.

Un neon anunciando un bar llamado "Fortuna", unas escaleras se sumergen en la pared y os pasan al subsuelo, sus barandillas brillando con un cegador color verde. Música de rock resuena de fondo. De las escaleras sale Arisco que os saluda amigablemente.

-Veo que ya habéis llegado, por aquí ... os llevaré a Zorro.-

El hombre os guía por las escaleras, pero en lugar de ir hacia lo que seria el local, se adentra por puertas laterales y termina subiendo (y esperándoos) en un montacargas que os lleva hacia arriba. Varias puertas, mierda, desperdicios y peste a moho y humedad mas tarde llegáis a vuestro destino.

El lugar apesta a sudor, alcohol y drogas. El ambiente es sofocante y os produce una cierta nausea. Delante de vosotros está la persona a la que habéis venido a buscar, pero parece poco mas que una momia enchufada a una maquina de Danza Cerebral¹.

No muy lejos de el, en la mesa, hay varias fotos de los Queens a los que Arisco se acerca y mira con nostalgia. 

-Todos muertos.- Comenta mientras podéis ver varios screamsheets² rotos por el suelo con imágenes de cuerpos mutilados, periodismo del barato buscando titulares fáciles. 

Arisco hace el ademan de salir.

-Tendréis que conectaros a la maquina de Danza Cerebral si queréis alguna oportunidad, si lo sacáis de allí dentro no os va a servir de nada. Esta de mierda hasta las orejas.-

La expresión de mi cara va cambiando gradualmente a medida que el entorno se estropea y al final no tardo en fijar mi mascarilla cubriéndome parcialmente el rostro. Agradecida de no tener que seguir oliendo a meados y otros fluidos corporales menos salubrles. - ¡Puaaarg! ... Por dios, como apesta ... - Protesto con mi voz alterada y agravada por los filtros de la mascarilla. Al mismo tiempo que procuro mantenerme cerca de Veatrice. Me inspira seguridad con su presencia y hasta hoy se las ha apañado bien cuando las cosas se ponen feas.

El piso de el Zorro no me resulta del todo estaño ni desconocido, aunque no lo he pisado en mi vida, me invade una extraña sensación de Dejà vú. - Se esta convirtiendo en un zombie, si es que no lo es ya. - A mas de uno y de veinte he visto caer en la realidad virtual. Es un dulce caramelito donde el mundo puede ser como quieres que sea. Lejos de la cruda realidad y la mierda que lo ensucia todo. Lo cual no deja de ser paradójico porque precisamente estas personas acaban envueltas en sus propios excrementos, hasta que el cuerpo no no aguanta mas. Mueren hediendo a úlceras gangrenosas y sepsis. Por un momento casi siento empatía y pena por Arisco. No es fácil ver a un amigo acabar así.

Me acerco al tal Zorro con cierta familiaridad y lo miro de cerca.

Observo la máquina y con la mirada sigo algunos de los cables que serpentean por el suelo. Un par de ellos se pierden bajo mis pies. ¡Puarg! Busco la diadema mas limpia o como mínimo los menos sucia. Me agacho para agarrarla con las puntas de un par de dedos y le dedico un cuidadoso chequeo antes de plantearme ponerme eso sobre la cabeza.

Tras frotar algunos electrodos con la pernera de los pantalones, busco asiento en algún lugar donde los cables me permitan llegar, prestando mas atención a la higiene que a la comodidad - Pues allá vamos ... - Me coloco la diadema con la agilidad de quien ya ha hecho esto cientos de veces.