Partida Rol por web

-¡No, no! ¡Rectifico, no abras, ni se te ocurra abrir Boff! -tu mente te traiciona.

El gnoll comienza a gritas de auténtico terror y sigue aporreando la puerta.

-Abrid la puerta por favor, ¡se acerca! ¡No lo veo, pero se acerca! -aporrea la puerta pero ésta no cede.

Boff estaba confuso por la actitud cambiante de suncompañero Hardem. Primero había dicho de salir a ayudar e incluso propuso salir forzando la puerta y al momento cambió de opinión. Intuyó que aquello podía deberse a la presencia maligna que recorría aquel pasillo exterior y trató de zarandear lo un par de veces para devolverle la cordura e infundirle valor.

- Hardem, sea como sea hay que tratar de ayudarles. Pronto serán parte de mi personal de servicio y debo esforzarme por cambiar esto desde el inicio ganándole la confianza...no puedo dejarles tirado. Ayúdame con Cecilia, amigo mío.

El mediano no se lo pensó en absoluto y manipuló la cerradura para tratar de abrirla. Eso sí, con sumo cuidado de no estar delante para no llevarse un buen golpe si en una de las embestidas el Gnoll rompía la puerta.

- Estamos tratando de abrir la puerta, tranquilízate. ¿Tienes la llave para pasarnos la por debajo de la puerta? Deja de embestir...voy a tratar de abrirla por este lado... comentó a través de la ranura para que el Gnoll le escuchará y se tranquilizarse un poco.

Al fin parecía que lo iba a lograr por lo que una vez escuchó el click se apartó antes de que el Gnoll volviese a embestir.

El gnoll entra despavorido, chocando con Cecil y yéndose hasta la pared del fondo, donde se encontraba Hardem.

-Ya está aquí, ya viene.

Todos notais una presencia, algo que causa miedo tanto al mago como al gnoll pero cuando ellos están gritando desesperados tu no ves nada, pero sí notas el olor. Sea lo que sea lo que hay en el pasadizo es invisible.

- No no Boff, ¡no abrás la puerta! dijo con autentico terror, quería huir ir más allá de la pared en la que se encontraba pegado y cuando vio al Gnoll entrar pegándose a él se apartó hacia otra esquina huyendo de él. - No te acerques a mi la bestia va a por tí. Déjame en paz. Boff Cecil apartaros, huid, no os quedéis en medio, ya está aquí. soltó temblando de miedo.

Nunca había visto a Hardem tan atemorizado y tampoco sabía que hacer para que recuperase su temple. Boff no era un temerario y realmente no era capaz de ver a qué se enfrentaban, solo podía detectar es hedor que se acercaba lentamente por lo que cerró la puerta rápidamente y se alejó colocándose detrás de Cecil. El Gnoll y Hardem seguían totalmente paralizados al fondo de la estancia.

- Hardem, necesito que te calmes y que me digas a qué nos enfrentamos exactamente. Yo no veo absolutamente nada, solo percibo un desagradable olor a azufre que se acerca. ¿Cómo deberíamos actuar? Nunca me he enfrentado a nada similar...

Boff trató de recordar a que se correspondía aquello pero las ideas se le amontonaban y no era capaz de sacar nada en claro.

- No no, no te acerques. No lo toques, huye, busca ayuda, está aquí. No puedo, no puedo. lloriqueaba Hardem muerto de miedo.

Sea lo que sea que hay en el pasadizo pasa de largo de vosotros. Hardem y el gnoll se tranquilizan. Es hora de salir corriendo o de intentar frenar a esa cosa.

- No... no podemos hacer nada contra eso. dijo ya más tranquilo y dejándose caer al suelo. - Boff, esa cosa esa horrible cosa. No puedo acercarme a ella. No puedo, es superior a mis fuerzas. Ha entrado en mí y no creo que sea capaz de luchar contra ella. Algo superior a nosotros se pasea por aquí.

Boff no comprendía las palabras de su compañero y mirándolo fijamente trataba de tranquilizarlo.

- Hardem, mírame. Estás aquí, conmigo. Nada ha entrado dentro de ti, son solo imaginaciones tuyas...ese ser ha usado magia o algo similar en tí infundiéndote miedo y terror. Estoy contigo, ¿Vale? Te protegería con mi vida y Cecil también, lo sabes. 

Hardem parecía empezar a sentirse algo mejor pero no estaba seguro. Lo que si era evidente que aquella cosa se alejaba de ellos puesto que cada vez olía menos a azufre y la sensación de opresión se diluía.

- Vale, se que no te gustará la idea, pero esa cosa puede estar acercándose a nuestros amigos y no pienso dejarles tirado. Voy a seguir el hedor y ver hacia donde se dirige...¿Me acompañas? Te necesito, amigo. Todos nos necesitan...

Trataba de recomponerse con las palabras de Boff pero le resultaba dificil, nunca había sentido un terror como aquel y sobreponerse a él no le sería tarea fácil.

- Boff, no entiendo como, ni porqué pero ese ser entró en mi, sin estar siquiera cerca. Su aura, despide puro terror. Tenemos que tener cuidado. No sé si podré acercarme lo suficiente o si acabaré en la locura si vuelvo a sentir lo mismo. Pero yo tampoco voy a dejar de lado a nuestros compañeros. Titubeante e indeciso se colgó la ballesta a la espalda y con el bastón apoyandolo en el suelo comenzó a andar pesadamente y con miedo detrás de Boff y enviando a Cecil al frente de este para protegerle.

Un sonido fortísimo, como si algo hubiese roto el gran portón de la entrada, os pilla desprevenidos. Boff, sin miedo, se asoma a la ventana y ve como una de las libélulas gigantes sale volando hacia el oscuro cielo. En su lomo conseguís ver a Spencer Berwick.

A los pocos segundos escucháis la fuerte voz de Dasshade:

-¡Mediano, sal de la casa! ¡Ya!

Encontráis al enorme pegatauro cabalgando por el pasillo. 

-¡Guardia, al pasillo, ya! Boff Berwick, tu sangre está maldita. Algo invisible está persiguiendo a los tuyos y ahora vendrá a por ti. Sin magia yo no puedo frenarle. 

Con su enorme espada rompe la ventana del pasadizo.

-Boff, no hay tiempo de ir al cobertizo a por una libélula. Subid a mi lomo. Os llevaré a un lugar seguro.

Boff tuvo un extraño atisbo de lucidez y tuvo claro lo que debía responder y hacer en ese momento. Cómo heredero que iba a ser, no iba a ser tan cobarde como su tío. El joven mediano esperaba que Dashade entendiese que Boff no era como su tío, alguien que no respetaba y esclavizaba a sus sirvientes, que no se preocupaba por sus hombres y que vendería su alma al mismísimo diablo con tal de enriquecerse y sobrevivir. Haciendo acopio de toda la valentía que tenía, miró fijamente al pegatauro y respondió.

- No voy a dejar a mis amigos, ni a nadie del personal de esta mansión a merced de esa criatura. Yo no soy como mi tío, no huiré. Permaneceré en esta mansión para validar lo que por herencia me pertenece, expulsaré de la forma que sea esa cosa y protegeré a todos los que me importan aunque me cueste la vida. Y eso te incluye, Dashade...se que eres un poderoso guerrero y me gustaría contar con tu ayuda...

Si el mago que me acompaña es capaz de intervenir y hacerle vulnerable con su magia... ¿serías capaz de ayudarnos a luchar, codo con codo? 

Ya lo había dicho y su decisión era firme. No huiría, no dejaría girados a sus amigos, no dejaría tirados a todos los sirvientes de la casa...iba a ocupar en ese mismo momento el cargo de señor. Su tío era un cobarde, no lo merecía.

- Teníais problemas en la mansión antes de que llegaramos. No le eches la culpa a voz. Defendió Hardem a su mediano compañero. Dejó que su compañero contestará a las palabras de Dashade, si en algún momento aquella bestia atemorizó a Hardem el miedo había desaparecido. Estaba enfadado ante la aparición de aquel ser culpandoles y si algo le había recordado aquel intento de huida es que ellos nunca se rendían.

- No se lo que seremos capaces de hacer pero si podemos intentaremos retrasar lo que quiera que ese ser va a hacer hasta que tenga que volver a su plano de existencia. Porque si algo intuyó, es que ese ser no es de este plano.

El pegatauro, ser de pocas palabras, respondió lacónicamente.

-Suerte pues.

Y salió volando. Os quedábais solos. Por todo el edificio veíais a criados correr junto con los guardias gnolls, todos abandonaban la mansión y corrían hacia la plantación.

- Bueno compañero, parece que quedamos tú y yo... Todos huyen y no tiene pinta de que quieran apoyarnos a hacerle frente a esa cosa...

Boff no imaginaba que la situación se complicaría de tal forma pero había tomado una decisión y la llevaría a cabo hasta el final. Acompañado de Hardem fue siguiendo el rastro de hedor nauseabundo que había dejado atrás aquella criatura, sabía que no podían estar muy lejos ya.

Al ver a un grupo de gnolls correr trató de hablarles por si obtenía alguna información útil.

- ¡Aguardad! ¿Que es lo que ocurre exactamente? ¿Habéis llegado a ver aquello que atemoriza a todos los de la mansión? Vamos a hacerle frente, ¿Qué podéis decirme al respecto?

Todos corren despavoridos. A lo lejos, veis como los esclavos xvarts comienzan a salir de sus chozas. Hay humo y fuego extendiéndose. Ha comenzado la revolución.