Partida Rol por web

Aquellos tipos se miraron entre sí tras tanta palabrería. Debían ser muy toscos los tipejos, y ello no hizo sino animarlos más a querer despellejaros vivos. Elassil renunció a su propuesta y Karel bramió, no sin antes hacer que el elfo disparara a uno de los sujetos como advertencia. Por su parte, Hilthear se encongió un poco: un monje no estaba hecho para la vida hostil fuera de los muros de su convento.

¡¡Ugggh!! -el tipo que os advirtió se llevó las manos al costado, donde se le había clavado la flecha*-. A... ¡acabad con esos GUSANOS! -gritó como pudo, y el resto de secuaces y él mismo se lanzaron contra vosotros a los pies de las ruinas-.

Aquellos tipos les iban a atacar, así que se alegro cuando una de sus flechas dio a uno de ellos. Al jefe, y se preparó para tratar de aguantar el ataque de los ladrones, aunque aquello no era lo suyo. 

Al parecer los tipos querían camorra y eso tendrían. Miré al muchacho y le hice un gesto con la cabeza.

-"Busca un sitio apartado y escóndete. Nosotros nos encargamos de esto rufianes." Le dije.

Agarré con fuerza el hacha y el escudo y esperé el ataque del primer bandido. Primero defendería los ataques y les devolvería hierro por hierro. No contaba con que tres de ellos vinieran a por mi a la vez, lo que dificultó mi ataque. Estos tipos se movían rápido, la verdad.

Turno 1:

Elassil disparó una flecha antes que nadie, a modo de advertencia al que parecía el lider de aquellos bandidos:

Daño (a B5): 2 puntos daño.

Acto seguido, movidos por la voz de su líder, los tres primero se echaron encima del enano. Uno de ellos levantó el cuchillo y golpeó contra el escudo; otro hizo lo propio pero Karel se agachó en el momento preciso; y otro de los tales logró hacer un corte en el brazo al enano, rasgándole la muñeca un poco.

Daño (Karel): 1 punto.

Acto seguido, aquellos tunantes restantes trataron de acuchillar a Elassil, y estaban ahora a su lado. Debió ser que estaban distraídos, pues ambos erraron y acuchillaron al aire. Finalmente Karel trató de blandir el hacha y el escudo junto a ella, pero no logró acertar a su objetivo, tal vez fruto del desconcierto o del corte recién ocasionado.

Por su pare Hilthear se encogía sobre sí, estando unos pasos detras de vosotros, mirando anonadado el transcurso del combate. Asintió a Karel y fue a esconderse tras una pequeña base de muralla a pocos metros de la lucha.

La sangre empezó a concentrarse en mis mejillas debido al corte que me habían hecho en la muñeca. La ira me invadió del todo. Con un grito furioso, descargué el hacha sobre el que había osado herirme. No logro imprimir al final la fuerza que quiero y el tiparraco es ágil, por lo que solo le hago un rasguño. La próxima no se escapa.

Las cosas podrían haberles ido mucho peor, ellos no les hicieron mucho daño a los ladrones, pero estos tampoco habían tenido mucho éxito en su primer ataque. Elassil se separó un paso y disparo a bocajarro al que parecía el líder de los ladrones. Al jefe le pegó un flechazo en todo el pecho, que unido al anterior disparo, espero que fuese suficiente para que se pensase un par de veces lo que quería hacer. Pero al otro bandido que le estaba atacando le metió un flechazo en un ojo, atravesando la flecha el cráneo del pobre desgraciado, que cayo muerto al suelo.-Vamos Karel, a ver si aprendes como se hace.-

Turno 2:

sin dejar de rendiros, Elassil fue el siguiente en actuar. Cargó otras dos flechas y acto seguido disparó a dos de los bandidos. El primero fue impactado en el pecho del líder del grupo, quedando la flecha bien encajada en él (que, junto con la otra, acabaron por terminar allí mismo con su vida)

Daño (a B5): 6 puntos de daño (muerto)

Y antes de que el peso del cuerpo del líder se desplomara sobre el suelo de las ruinas, el elfo efectuó un segundo disparo impactó de pleno en la frente de otro de ellos. El virote se incrustó con precisión y mortalidad, matándolo al instante...

Daño (a B4): crítico... muerto.

Los tres tipos restantes apenas se pudieron dar cuenta, de momento, de la gravedad del asunto (Elassil había matado a dos de los suyos), por lo que atacaron a Karel con sendos cuchillos...

¡Clink! ¡Clank! Dos de las puñaladas chocaron contra el escudo del enano, pero el tercero de ellos logró avanzar hasta el cuerpo de éste y acariciar su pecho, rozando de nuevo su carne en una efectica cuchillada.

Daño (a Karel): 1 punto.

Acto seguido, el enano contraatacó, logrando herir con su hacha levemente a uno de ellos, el primero que tenía encima, concretamente.

Daño (a B1): 2 punto.

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¡Malditos! -gritó uno-, ¡ha matado al jefe y "al Bravo"! -refiriéndose a los certeros flechazos de Elassil a los dos malogrados-.

¡Mierda, estos dos no saben lo que es bueno! -masculló el otro-, ¡Vengad al jefe! ¡A por ellos! -entre ellos se animaban, decidiendo hacer un tercer ataque contra vosotros dos...-. Sin embargo, uno de ellos dio unos pasos atrás (B3) tratando de huir... ¡Comenzó a correr hacia el lugar por donde habían aparecido, tras las ruinas!
 

Parecía que uno de los bandidos se lo había pensado mejor y había emprendido la retirada. Eso nos dejaba con los dos que estaban atacando a Karel. Así que Elassil ataco con su arco, disparo primero contra el bandido 1 pero fallo. No era fácil ya que estaba cerca de Karel y no era cuestión de herir al enano. Y esa flecha le paso muy cerca. Tuvo más suerte con el otro bandido, al que acertó en una de las piernas. Sin embargo no le hizo demasiado daño, así que continuaría atacando.-Venga Karel, a ver si haces algo. Menuda imagen estas dándole a Hilthear.-A ver si azuzándole un poco el enano sacaba un poco más de energía, para acabar con el combate antes de que resultasen heridos.

Estando yo ocupado lidiando con tres rufianes, no dejaba de oír un zumbido a mi alrededor, como una mosca cojonera, que no dejaba de imprecarme. El zumbido iba in crescendo, cosa que me ponía algo malhumorado. ¡Estos elfos no paraban de hablar ni debajo de la ducha! Así bien fuerte el mango de mi hacha y lancé un tajo horizontal que abriría las tripas de los ladrones que osaran interponerse en mi camino. Primero uno y luego el otro que quedaba, se llevaron las manos al estómago para parar la sangría y que sus intestinos no cayeran al suelo. Se pusieron de rodillas y después al verde prado, muertos. Me giré despacio para mirar a Elassil.

-"¿Qué decías? Anda, mira a ver si puedes darle a ese que se va corriendo, que no me apetece perseguirle." Le dije al elfo.

Turno 3:

Elassil disparó dos flechas, tratando de acertar a cada uno de los atacantes que aún había en pie, contra vosotros. Hilthear miraba la escena aún apartado unos metros. El elfo sólo logró impactar en el tipo que le hostigaba a él:

Daño (a B2): 2

Mientras uno de los bandidos trataba de apuñalar a Elassil sin éxito, él otro le profirió a Karel un corte en una pierna. Más bien fue una especie de puñalada, que pudo ser hasta peor.

Daño (a Karel): 3 puntos.

Por último, mientras el tercero de ellos huía, el enano respondió con su hacha. Pareció que su rostro cambiaba de color, y se enrojecía casi más que su larga cabellera y barbas rojizas... Enarboló su hacha, y la envió directamente al cuello de su agresor... La cabeza de éste rodó al instante por la hierba donde descansaban las ruinas, como una pelota de cuero...

Daño (a B1): bueno... descabezado.

Y acto seguido, como estando fuera de sí, Karel le propició con la inercia de aquella furia otro tajazo al tipo que trataba de apuñalar a Elassil...

Daño (a B2): 8 puntos.

El hacha quedó clavado en el pecho del malogrado, y hasta le costó trabajo al enano sacarla de nuevo. Después su cuerpo sin vida cayó al suelo, desplomado. Hilthear se había llevado las manos a los oídos, pues parecía que el muchacho estaba sufriendo mucho

Nada más caer los dos últimos cuerpos, vísteis que el último de los bandidos estaba huyendo, y en pocos instantes dejaríais de verle tras los arbustos y las columnas de las ruinas...

¡FASSSHHH! ¡¡FIZZZZZ!!

Sin embargo, tanto vosotros como Hilthear observásteis cómo se clavaban en la espalda de aquel tipo, justo antes de que dejárais de verlo, un par de flechas. Elassil tenía aún el arco en la mano, pero no habían salido de él. Mirásteis por todas partes, e incluso el novicio elfo se levantó y corrió hasta vosotros. 

Entonces sonó una melodía.

Unos acordes lentos y precisos. Unas cuerdas rasgadas emitían bellas notas, y una figura apareció por detrás de unos arbustos, detrás de vosotros.

Era una mujer elfa, con prendas rojizas y verdes, con un medallón oxidado en su cuello. Tenía un sombrero rojo con una pluma, y un laud entre sus manos, que era el instrumento del que salían las notas, a través de sus dedos.

¡¡Dalfrid!! -gritó Hilthear, y enseguida marchó corriendo hacia la mujer-. Ésta dejó de tocar un instante. Ambos se abrazaron un instante.

¡Hilthear! ¿Qué haces tú por aquí? ¡Esos inútiles no son gente adecuada! -refiriéndose al bandido que la bardo acababa de abatir. Entonces Dalfrid levantó la vista entonces y vio a Karel-. El elfo y ella se acercaron a vosotros... ¡Karel! ¡Y yo que pensaba que aún seguías aguantando al sargento Berracus en Fuenterrubiales! ¿Y quien es este apuesto... -paró y miró a abajo arriba a Elassil-... caballero?

El combate fue un visto y no visto, en un momento tan solo quedaba el ladrón que huía, y que parecía que iba a lograrlo, hasta que dos flechas se clavaron en su espalda. Tras unos arbustos tras ellos, surgió una hermosa elfa, de nombre Dalfrid Cabellos Dorados que sacaba hermosos acordes de su laúd, ella había detenido al bandido que huía. Parecía que el joven monje y Karel ya la conocían. Elassil se acercó hasta la bella elfa y se presento:-Oportuna aparición bella Dalfrid, ese ya no será un problema. Mi nombre es Elassil y es un placer conocerte.-Y luego espero a ver que decía Karel y que planes o problemas habían traído a la elfa hasta aquel lugar del bosque.

Estaba herido, sí, algo humillado, también. La sangre se agolpaba en mi tez, haciendo de mi cabeza un todo pelirrojo. Que cinco pelagatos hubieran podido siquiera herirme... Vi como el último de ellos caía atravesado por dos flechas. No podía haber sido Elassil, era muy malo para acertar dos veces seguidas. Me giré raudo y observé en derredor. Una pluma en un gorro, unas notas sacadas de un laúd, unas orejas puntiagudas... era elfa, sí, pero me caía bien... una cara amiga del pasado.

-"Hola Dalfrid. ¡Cuanto tiempo sin verte! Pues ya ves, me cansé del gordo y pestilente sargento y decidí volver a patear caminos." Le dije, mientras veía como Elassil se ponía nervioso.

Me acerqué a ella y nos juntamos los cuatro, formando un pequeño círculo. Miré a Hilthear.

-"¿Estás bien muchacho?" Le dije. "Elassil es amigo mío desde hace tiempo también. Por cierto, Dalfrid, a ver si le enseñas a usar el arco, que es un poco incompetente con él." La dije guiñándola un ojo.

Después de limpiar el filo del hacha en la hierba, me dispuse a registrar a los bandidos.

-"Y dime... ¿Qué haces por aquí? No creo que sea casualidad, ¿verdad?" Le dije a la bardo.

Cuando terminara de registrar los cuerpos, iría a intentar bajar los cuerpos de las personas que estaban atrapadas en los capullos de araña, aunque no sabía muy bien cómo descolgarlos.

Dalfrid asintió ante la presentación de Elassil.

Lo mismo digo, Elassil -le respondió la elfa-. Luego miró a Karel, alegre por verle de nuevo. Dalfrid asentía ante la descripción del sargento, sonriendo un poco, y Hilthear también asintió ante la preocupación del enano, pues estaba bien.

Bueno, a él puedo enseñarle algo, sí... -comentó ella-, aunque también me gustaría ver alguna vez a un enano tocando el laúd. Y despues de estar en la Guardia de Fuenterrubiales cualquier cosa en este mundo es posible, ja ja-comentó animada entonces, mientras Karel registraba los cuerpos*-.

Bueno, conozco este bosque bastante bien, y estoy buscando a Ledicia, una anciana que vive por aquí. Ella... me ha enseñado algunas cosas en el pasado -comentó de pasadas la elfa-. Entonces vi a ese truhán corriendo, y a Hilthear, y a vosotros. El resto ya lo sabéis.

Los hermanos de Moralaevar han sido asesinados, al menos algunos, y otros han desaparecido -comentó Hilthear, mientras el enano trataba de pensar cómo bajar los cuerpos de los capullos de araña allí colgados-. Unas arañas asesinas asaltaron el monasterio..., y Elassil y Karel llegaron y me rescatarón. Ahora buscan a un amigo suyo en este bosque... Mira eso -señaló a los capullos-. Creo que el causante de esa aberración, y del asalto, es antiguo abad, Fray Fessus, quien está detrás de todo ello.

Al oir ese nombre, la mujer frunció el ceño.

¡Fessus! -al escucharlo Dalfrid se estremeció-. ¿Así se llamaba ese abad tuyo, Hilthear? -el muchacho asintió-. Resulta que... Ledicia se puso en contacto conmigo... a través de uno de sus animales... sus lobos. El animal sólo pudo advertirme con una palabra, en su lenguaje lobezno: Fessus. Y también un reclamo de ayuda por parte de Ledicia... Por eso estoy aquí -entonces la mujer miró los capullos de nuevo-. ¿Sería Ledicia, la mujer a la que buscaba, alguna de esas tres personas allí colgadas? ¿Cómo podemos bajarlas? -os preguntó, pensando también ella cómo hacerlo-.

Elassil estudió el lugar. ¿Era posible trepar hasta la zona en la que estaban los cuerpos? Porque el tenía cuerda y garfio, y si podía trepar hasta ese techo, podría atar un cuerpo, y haciendo polea pasar la cuerda a Karel. Así nua vez cortada la seda con su espada corta, el enano evitaría que caería con fuerza al suelo. Tras ver si esto era posible, se lo contaría al resto.

Parecía que el mismo tipejo nos había reunido de nuevo a Dalfrid y a mi, cosas del destino. Era bueno tener una amiga tan diestra en el grupo, viendo lo mal que disparaba Elassil. Lo mismo el elfo terminaba enamorándose de la intrépida bardo aullalobos. Miré los cuerpos colgantes y estudié cómo bajarlos. Estaba claro que se necesitaba una mente privilegiada para hacer un plan y al mirar en derredor, supe que era la mía.

-"Bueno, muy bien. Ya sé cómo bajar a esos de ahí. ¡Uhmmm!" Rezongué. "Ayudadme a traer alguna viga de madera que haya por aquí cerca. La apoyaremos en diagonal contra la pared de al lado y nuestro grácil elfo podrá ascender por ella y acercarse a los capullos. Desde esa posición, puede lanzar una cuerda con algo de peso atado en la punta y que rodee el cuerpo. Luego, con tirar de la cuerda, tiraremos del hilo de la araña, haciendo que se rompa y caiga el capullo. Los que estamos aquí, intentaremos cogerlo. Caerán como frutas maduras. ¿Qué me decís?" Dije ceñudo.