Partida Rol por web

Aricia lanza un zarpazo y agarra del pelo al hombro del cuchillo que ruge tratando de resistirse. Es entonces como una antorcha cruza el aire impactando por la espalda a la chica y lanzando una nube de ascuas y humo con el golpe.

La lasombra siente un intenso dolor y como su carne arde ennegrecida y algunas de las llamas hacen prender sus ropas que se consumen creando amplios agujeros y destrozos. La mano con la que tenía entonces agarrado al otro hombre se suelta y como si un bofetón la hubiera sacado del profundo sueño, de repente vuelve a sentir como recupera el control de su ser*

En tu mano tienes un mechón de pelo y hueles el humo y la carne quemada. A tu alrededor hay varios cadáveres y dos hombres se enfrentan a ti mientras las llamas de las piras a tu derecha empiezan a extinguirse mostrando las siluetas calcinadas de las dos brujas. Sientes la cara adolorida, pero lo peor es en la espalda donde notas graves heridas abiertas y burbujeantes.

User sigue absorbiendo el preciado líquido empoderador de su rival hasta que no deja ni una gota más en sus venas. El cuerpo de la víctima, pálido como el mármol y con la cara plagada de las líneas azules por donde había fluido la sangre, cae al suelo de rodillas y se desploma sin vida. Su corazón había dejado de latir, pero la rabia asesina del egipcio seguía pidiendo venganza.**

Los otros dos hombres a quien se enfrentaba habían aprovechado que éste estaba sumido en el fervor del beso para iniciar su huida. Los que más cerca estaban eran dos hombres y una mujer que peleaban cerca de las piras (Aricia & co.) El sacerdote también había dejado de berrear y yacía tendido sobre la tierra empañada de sangre.

Dentro de la tienda, Giani intenta hacerse con el aldeano escuálido que temblaba en el suelo. Cuando tus manos entran en contacto con su cuerpo, este abre los ojos como platos y te mira. Su cara entonces empieza a temblar descontroladamente y el chico empieza dar tirones hasta que se suelta de nuevo y se pega a la pared sin dejar de mirarte fijamente.

El hambre sigue ahi y cerca puedo sentir que  hay mas sangre .Asi que me  lanzo a la carrera a por mi próxima victima con los ojos completamente enrojecidos  y la lengua buscando ya un cuello indefenso .

Sonrío para mis adentros al ver el espectáculo dantesco que esta pandilla de inútiles está dando.

- Como salga alguien vivo de este pueblo estos dos no podrán salvarse. - pienso para mis adentros mientras me apoyo en la tienda para ver el "espectáculo". Yo desde luego no pienso participar en la masacre.

El intenso dolor de mi espalda me saca de mi trance. El olor a quemado, el dolor puro, el miedo,...

Tardo una fracción de segundo en ver donde me encuentro. Dos hombres me rodean, con cara de pocos amigos. Miro sus manos, buscando el posible arma con que me han atacado. Voy a morir, a manos de mortales. Esto es indignante.

Me doy fuerza con la sangre. Sabia que corría peligro, que volvería a entrar en frenesí pronto, pero no puedo evitarlo, es esto o morir. Pero la sangre no me cura, y sin embargo si me deja seca. Estoy en peligro. Tengo sed y tengo miedo. Pienso matarlos a todos.

Descargo dos potentes puñetazos en uno de los combatientes, procurando dejarlo lo más destrozado posible, para después abalanzarme al otro a beber de nuevo, con toda la prisa que pueda. Vuelvo a tener sed.

"adios a una comida fácil", no me apetece nada forcejear con el aldeano aterrorizado, así que hago como el pálido muchacho a un lado de la tienda. Me pongo de rodillas y empiezo a rezar en latin, cuando llevo un rato vuelvo a dirigirme al aldeano aterrorizado

-unete a mi hermano, solo dios puede calmar ahora el horror que anida en tu pecho- y sigo rezando

Estaba empezando a hartarse de la situación. Le dio un manotazo al candelabro, sin preocuparse por el daño que pudiera hacerle a la mujer si decidía seguir.

-¡¡¡CÁLMATE!!!

Rugió. Tacha "estaba empezando" por "sentía irse de sus casillas". La presión en el cuello de la Bestia le pedía atajar todos aquellos chillidos, y nunca había sido alguien que se negase mucho en ese aspecto; su espíritu era el de actuar como un animal astuto, pero hasta la astucia tenía sus límites... y él también.

-¡¡¡SOY EL JODIDO PELETERO, Y SI ALGO NO NECESITO ES MÁS MIERDA DESPUÉS DE ESTO!!! ¡ASÍ QUE CIERRA LA BOCA Y DEJA-QUE-ATRANQUE-LA-PUTA-PUERTA!

Dame una sola razón, ansiaba su sed, una sola razón. A aquellas alturas necesitaba la más mínima de las razones para achacar su sed, si bien su ira estaba ya dando rienda suelta... y cada vez le importaba menos sacar a pasear las dos. Dependía de la mujer.

La mujer se encoge cuando golpeas el candelabro y sin soltarlo lo aparta a un lado incapaz de mirarte a los ojos, claramente amedrentada.

 - E-está bien... de acuerdo.

Su expresión sumisa y los varios pasos hacia atrás que da junto a la otra mujer, te confirman lo impecable de tu actuación. Estás convencido de haber hablado con la autoridad precisa y tu excusa ha sido veraz y de lo más convincente, no te cabe duda. 

Sin embargo, mientras vas pensando esto al tiempo que mueves una de las cajoneras contra la puerta para atrancarla, las dos mujeres no solo se retiran a esconderse en una de las habitaciones; sino que oyes ruido en la cocina de la parte trasera de la casa y cuando te acercas, encuentras la ventana abierta y ni rastro alguno de las mujeres.

Han escapado asustadas.

El primer puñetazo coge de imprevisto al aldeano del garrote, sus ojos reflejan el dolor y la sorpresa mientras su cara se empieza a voltear por la inercia del primer golpe; una inercia que aprovecha el otro puño de la Lasombra para descargar toda su fuerza contra la cara de aquel desgraciado. Otra vez se escucha el sonido de huesos rompiéndose y la nariz del hombre se hunde en su cráneo, cayendo al suelo inconsciente al acto.

Los ojos de Aricia vuelven a estar sumidos en la oscuridad y la insaciable sed cuando salta al otro lado y agarra por las ropas al hombre de la antorcha. En este preciso instante, la lengua del Setita se dispara hacia su propia compañera, pero en un destello de lucidez corrige su dirección y en el último segundo cambia de dirección y se clava en el hombro del último combatiente que ya había agarrado la chica. La sangre salpica en la cara de la chica poseída por la bestia.

Entre tanto, el hombre al que asaltaba Giani dentro de la tienda, esta sufriendo terribles alucinaciones y entre temblores, con los ojos cerrados; escucha el sonido de la voz del clérigo y levanta una mano con la palma abierta hacia el cielo, queriendo rezar o dirigirla hacia dios. Pidiendo ayuda quizás. Su mano es bien recibida entre las del Malkavian.

Sosteniendo con delicadeza la mano del desdichado acabo mi oración, y una vez pronuncio el amen hundo mis colmillos en su muñeca, rasgando lo justo las delicadas venas y sumiendo al mortal en el éxtasis del beso mientras la calida esencia llena mi boca

El ansia me conduce hacia la sangre corro el grupo  y agarro a uno  de ellos .Masssss,.Es lo único que acierto a pronunciar mientras sigo sorbiendo la vida gota a gota .Me acerco al hombre que tengo enganchado  y le abrazo para asegurar la presa y para reclamarlo como mio ..

Lo de la autoridad y veracidad fueron excusas a posteriori mientras empujaba un arcón para seguir con la pantomima: en aquel momento había sido más fruto del momento, y se había montado en él porque es dejarse llevar y canalizar o soltar las puertas. Pero estaba bastante convencido de que todo iba bien.

Por eso cuando terminó en unos instantes de mover el arcón y se dio la vuelta, y vio las puertas abiertas, y la ventana...

-Me cago en diooossss...

Resopló. En fin, nada de llorar por la leche derramada. Miró por la ventana de la casa para ver si el clima en la calle se había calmado: siempre podía intentar atraer a alguien ahí dentro, y comérselo suponía. Cuando llueven vacas.

Tras caer de nuevo en la sed y abalanzarme contra el último en pie dispuesto a beberlo, veo a Usher dispuesto a luchar la presa.

La sed es grande, pero no la estupidez, y hay mil cuerpos de donde poder alimentarse cada uno, por lo que no lucho la presa y busco el cuerpo del aldeano con el craneo hundido por los puñetazos, para así poder beber tranquila.

Torrentes de sangre corren en la plaza central, algunas gotas bajan por vuestras mejillas y caen sobre el polvo. El crepitar de las brasas crea una corriente de aire caliente que eleva las cenizas humanas. Durante unos segundos no se oye ni un murmullo, no hay pájaros, ni perros ladrando, ni si quiera el viento. Un terrorífico silencio solo roto por vuestra propia garganta dando tragos de vitae hacia el interior.

Cuando vuestros enemigos se tornan carcasas vacías y sin vida, Aricia y User levantan la mirada. Los ojos de ambos están turbios y parecen los únicos que se mueven en todo el poblado. Sus bestias rugen deboradoras en su interior. No hay control, solo instinto.

El recipiente de Giani no llega a tornarse una carcasa vacía, sin embargo su piel ha palidecido y se encuentra como "ido." Cuando los colmillos del malkavian se desprenden de su muñeca, vuelven al acto los temblores. Ahí se queda el hombre, apoyado contra la pared y temblando con la mirada perdida.

La calle fuera estaba bastante tranquila, prácticamente todos ya se habían refugiado o huido por completo. Y entonces lo ves, asomado en una esquina en la oscuridad mirando a ambos lados, es un chico de unos 17 años.

Una señal por tu parte desde la ventana llama su atención cuando lo invitas a "refugiarse en tu casa," el chico entonces hace una señal detrás suyo y otra chica algo más joven, pelirroja y en camisón atraviesa la calle junto a él y entran donde les indicas.

- Salimos a ver qué ocurría y... entonces todos empezaron a correr...

Te explica el chico entre jadeos, hasa que la chica le corta de forma abrupta

- ¡No estábamos haciendo nada malo, solo que no esperábamos que su familia volviera tan pronto!

Una mirada de reprimenda por parte del chico te insinúa el encuentro romántico que realmente había estado ocurriendo aquella noche.

El cuerpo se seca rápidamente, y aunque estoy más saciada, la Bestia sigue allí, sedienda, iracunda.

Mi mirada se cruza con la de Usher, y por mi mente pasa la idea de atacar: es otro cazador u otra presa, es mi decisión. Su lengua larga y afilada intimida demasiado.

Y una pequeña parte dentro de mi consciencia comienza tomar fuerza.

Date la vuelta y huye, aléjate del estímulo.

Y asiendo acopio de todas mis fuerzas, eso mismo hago.

Al cruzar la mirada con Aricia la bestia se revuelve y por un momento estoy a punto de saltar sobre ella como en el pasado .A duras penas consigo retenerme pero cuando ella huye del lugar me concentro para retomar el control de mis actos .Yo no quería una masacre ...

En algún momento Milos dudó si era buena idea quedarse al margen. User y Aricia eran más que capaces de acabar con toda aquella turba y, si Giani no parecía demasiado interesado en dar rienda suelta a una orgía de sangre y muerte, Milos aún menos. La cosa se había ido de las manos y a Milos no le gustó un pelo. ¿Acarrearía consecuencias aquel escándalo? Demonios, había todo un pueblo muerto de miedo ante su llegada... la noticia correría más rápida que cien halcones y la posibilidad de que llegase a destino antes que ellos era casi segura.

El gitano meneó la cabeza y entró en la cabaña tras Giani. Aquel hombre temblaba a punto de entrar en colapso. ¿Sería piadoso matarlo...? ¿Sería útil...? Había docenas de aldeanos más que podrían dar testimonio de lo que allí acababa de suceder. Acabar con su vida no proporcionaría silencio. 

Pero la sangre es la sangre. Y el alimento es necesario... Milos agarró gentilmente la otra muñeca del hombre, le sonrió paternalmente e hincó sus colmillos en la carne blanquecina.

Sólo un poco...

Hago la señal de la cruz sobre el hombre caido según llega Milos y dejo que el haga lo suyo "espero que tenga mas control que esos dos de fuera" y me asomo a ver como están las cosas. Los descontrolados corren hacia el bosque, es de esperar que con la bestia controlada.

-Deberiamos irnos con las herramientas para arreglar la rueda del carro. Cuando salga el sol los aldeanos recobrarán el valor, y nos conviene estar muy lejos para entonces-

Dejo que Milos acabe su comida y con el saco de herramientas al hombro me apresuro fuera del pueblo, atento por si me cruzo con Jager o Sav