Partida Rol por web

"Esto..." no soy especialmente creyente ni devoto, pero ¡LA VIRGEN! (Literalmente)

"Toma, pero... ¿Estas seguro? Que piensa en quien está AQUI DENTRO" digo pasándole las cerillas y uno trozos de papel, y los libros de KamaSutra y el Mëin Kampf dedicado.
Pero a la vez pensando que ningún sacerdote católico, apostólico, romano, protestante o anglicano vería con buenos ojos quemar una casa con la Virgen dentro, peleando a puño desnudo contra un demonio.

“Bueno, nosotros sí que tenemos que correr. Y no sé en cuanto a tu Oso, pero la Virgen se salvará ella misma de las llamas, y mil veces.” John no tiene la más mínima duda sobre este punto.

— Hay que hacerlo ya, no hay opción. — termina por decir Joshua cuando al coger la cerilla, raspa su cabeza sobre la parte áspera para que enseguida surja la llama del fósforo. Y tras contemplarla por un breve instante, la lanza a una distancia prudencial de donde están ellos para que una de las paredes comience a arder. 

"¡Nala! ¡Tita Naña"
"¡Vamonos de aqui AHORA! ¡En cuanto la pared prenda, que se queme el Slender!"

Poco me importa la condición, poco me importa que sea un espiritu, un espectro, un fantasma, o una mujer que se conserva de escándalo ¡La tita Nala es nuestra amiga, y los amigos no se abandonan!

Una luz brillante se encendió al raspar la punta del fósforo. Un chasquido y luego una luz y, en el rostro de Slenderman aparecieron ojos que se fueron agrandando. Eran como huecos negros que se ampliaran y ampliaran en un gesto de genuino horror…

Nala arrojó la lámpara de aceite que había llevado y luego uno de los chicos lanzó el fósforo. Una llamarada cubrió a una de las paredes de carne y sangre de esta casa de pesadilla.

-¡Miren!

Exclamó Valery señalando al Hombre Esbelto.

Él intentaba salir pero la Virgen detenía su escape parándose delante de la puerta y brillando con una luz dorada. Cuando intentaba salir por el otro lado se encontraba con el muro de Joshua y luego el oso de Jay le iba arrancando, uno a uno, los tentáculos. Por si eso fuera poco su piel comenzaba a arder, humo que salía de adentro de él así como salía en el mismo momento de los interiores de la casa.

Saco una moneda, un dólar de plata de los que le pedí a Nala. Uno entregado con la devoción, entrega y atención que traspasan generaciones y traspasan eras.

Luego le pido a Josh que le de un besito a la moneda. Que deje ahi una pizca del amor que comparten el y Valery.
A continuación le pido a Joshua que suelte sobre él un poco de agua bendita de la que se ha traido

Y entonces cargo la moneda en  mi tirachinas

"PedoBear es el amigo de los niños ¡Y siempre admiró la ciencia!"
"Esto es PLATA PURA. ¡Argentum! ¡Numero atómico 47! ¡Masa atómica 107! ¡Enlace metálico! ¡Conductor de la electricidad!"
 

"Ahora estás frente a la poderosa fé, te enfrentas al loco amor, y estas a la merced de la ciencia. Ahora yo se lo que eres, Slenderman"
"¡Tu NO ERES NADA frente a nosotros! ¡Y a la nada has de volver!"

John mira espeluznado el ataque del estupendo Jay y piensa en qué más podría hacer, antes de echar a correr y dejar al Slenderman a merced de los seres sobrenaturales, y lo último que le ocurre es arrancarse la cruz del cuello, inundarlo con agua bendita y lanzarlo a la boca gran abierta de gritos mudos del Slenderman, para que se tragara lo que lo quemaría desde el interior: El infierno celestial de puras llamas de pureza desatado en su cuerpo del infierno infernal.

Todos reaccionan, incluso Josh se encuentra sorprendido por el escudo que sigue protegiendo a él y a la rubia, estaba claro que ambos sentían ese amor de la niñez y era recíproco. Ahora mismo transformado en un arma para luchar contra el Slenderman, más adelante quien sabe. 

El chico de rulos no piensa demasiado y tras hacer lo que pide Jay, coge con sus manos el rostro de Valery y tras dar un beso en sus labios muy dulce, todo inocente, la coge de la mano para intentar escapar de allí. Era el final del aquel ser consumido en las llamas, las cosas estaban saliendo bien y con el golpe final de Jay, tenían que derrotarlo. 

La moneda salió disparada porel tirachinas con una rectitud impecable. Slenderman ya no parecía ese ser tan abominable, ahora aparentaba un estropajo blanco, delgado, con tentáculos que se le iban saliendo a medida que el oso los devoraba y con una expresión de mudo horror en su rostro opalino.

El impacto de la moneda fue conjunto con la cruz que cayó en su rostro, en aquel lugar donde una boca negra se iba abriendo en horror

Tssssssssssssssssssssssss!!!

El ruido era como cuando tiras agua al aceite hirviendo, el grito de dolor del ser llenaba toda la sala.

Justo cuando el beso pequeño entre Joshua y Valery se producía, la moneda rebotaba contra el Hombre Esbelto y la cruz entraba por su boca. Fue todo en el mismo instante, como magia.

Y entonces Slenderman empezó a arder y  ennegrecerse como un muñeco de carbón. Del dibujo que tenía Jay emergió un niño pequeño, de unos cuatro años. Era de cabellos castaños y ojos redondos y grises.

-Mamá… nos encerró en los dibujos…

Le hablaba a la figura de la Virgen que aun permanecía en la puerta.

-Los niños dibujados son almas de niños atrapados… ¡Vamos, aprisa, salgamos de aquí pero arranquemos los dibujos, deben descansar en paz!! Vamos niños!!

Urgió Nala presurosa.

"¿Lo ves, Josh? ¡Por esto SIEMPRE necesitamos un adulto! ¡Y por esto los adultos nos necesitan!"

Vamos a mandar a Slenderman de vuelta a de donde vino: Vamos a mandarlo a El Culo (¡Jijiji! ¡He pensado "Culo") Pero desde luego no vamos a dejar al resto de los niños.
Así que empiezo a arrancar dibujos y a cargarlos en brazos. Como si tengo que ser yo sólo. Tan sólo cuando todas las almas estén a salvo me encaminaré a la salida.

"¡Adelante P-Bear! ¡No tengas compasión! ¡Sigue pateando a lo que queda de Slender!" le digo desde el
"Por favor, señora" Le digo a ELLA, a la señora de Jerusalén "¿Puede sacar luego a P-Bear de aquí? A ver, que usted es... USTED"

Tanto como Jay me apresuré a tomar todos los dibujos de las paredes que encontré abriéndome camino a través de la casa para salir de ella.

Pero antes de dejar el dormitorio, mis ojos abiertos de par en par, ardientes con emociones diversas y terribles, se dirigieron a la Madre, la Única, la Rosa del Jardín y le suplico con voz quebrada: “Madre, sálvanos a todos, salva a los niños atrapados en los dibujos… y salva al oso de felpa.”

“Señora Nala, venga con nosotros, por favor”, le tiré del brazo tal como había tirado del brazo de la madre Agnes en el Ayuntamiento, pero con cuánto fervor esperaba que ahora surtiera más efecto!

Y veloz atravesé la casa arrancando dibujos y llevándolos conmigo junto con Jay.

Sin soltar a Valery, fue agrupando los niños que iban saliendo de los dibujos para sacarlos de allí, de alguna manera el instinto de Joshua era salvarlos de aquel inminente peligro. Curiosamente está más que agradecido por la proeza de sus amigos ya que gracias al trabajo en equipo, ninguno terminó en el papel. Por esa razón, ya preso de tantos sentimientos en su pecho mientras el amor hacia la rubia es lo que resplandece entre el fuego y la oscuridad, intenta abandonar aquel lugar junto a los que puede guiar. 

— Ayúdame con ellos Val, Jay y John están llevando los dibujos. Nosotros a los niños. — termina por decir, cuando al sujetarlo de la mano, intenta guiarlos por el camino hacia el exterior. 

Sintieron el retumbar de todo el edificio. Jay le ordenó a su oso que acabara con el Hombre Esbelto que ahora ya medía casi tan poco como los propios niños. Comenzaron a arrancar los dibujos de las paredes, y mientras Valery y Joshua sostenían las pequeñas manos que surgían en un grito de auxilio, Jhon tiraba de Nala y oraba a la Madre Reluciente por la salvación.

Sus rezos no fueron en vano, pues cuando un pedazo de cielo raso cayó encima de todos, un escudo luminiscente los cubrió, evitando mayores heridas.

Slenderman gritaba, aullaba y lloraba como un niño… era desgarrador y espantoso a la vez.

Todos corrieron entre los corredores de la estructura que ya temblaba hacia la ventana por la que habían ingresado.

-Vamos pequeños, afuera, afuera –urgía Nala.

Iba ayudándolos a salir pero como se trataba de almas en pena, no salían al exterior en realidad sino hacia una luz blanca que La Virgen había abierto para ellos.

El tiempo era apremiante para los pequeños héroes que sí debían escapar antes de que todo se viniera abajo.

John vio emocionado como las almas de las pequeñas que habían rescatado de los dibujos desaparecieron en el haz de luz que la Madre Eterna había abierto. “Van al cielo, van al cielo”, murmuró sobrecogido por el momento espléndido y espeluznante.

Pero sus movimientos se habían automatizado, lo que lo permitió continuar huyendo de la casa.

Al oír los gritos terribles del Slenderman, sin embargo, tuvo un breve sobresalto, porque tanto se aparentaban a los gritos de un niño…

Y si el Hombre Esbelto nunca hubiera sido un Hombre? Si, en realidad, había sido un niño maltratado atrapado en su sed de venganza?

John tuvo la piel de gallina al pensar esto, pero aún así, se forzó de concentrarse y saltar por la ventana hacia la libertad tras las almas de los pequeños escapándose...

Ante la idea de que sean niños, me distraigo un segundo

"¿Tenemos que salvar ahora a Slend..."

Y me cae un trozo de 'algo'

Un nudo en el estómago tiene Josh al ver cómo las almas de los niños se van con la Virgen, le da muchísima tristeza el no haber podido actuar antes, el no haberlos salvado en su momento. Pero al menos dentro de todo, aquello se estaba terminando y contaba con el amor de Valery, más no podía pedir. No obstante, preso de su propia valentía, esa misma que surge desde su pecho y se manifiesta en actos, coge con fuerza la mano de la rubia mientras comienza a correr por el estrecho pasillo siguiendo las indicaciones de Nala. 

— Es hora de irnos, vamos. — afirma Joshua al permitir que Valery salga primero y al ver que Jay tropieza, acorta las distancias con él para ayudarlo a salir de allí. Tiene que salvar a su amigo también, es parte de todo esto. 

La idea de que Slenderman hubiera sido alguna vez un niño horrorizó a John, pero no había tiempo para tales temores. Era hora de huir y saberse dignos de mérito de haber terminado con aquello con lo que los adultos no podían ni haber empezado. Saltó el niño hacia el exterior y sintió la frescura de la noche sobre su rostro.

Jay iba a hacer otro tanto, pero un escombro cayó sobre su pierna derecha, atrapándolo. El niño de rulos vio esto y, antes de saltar junto con Valery, tira con fuerza de la mano del otro niño y logra hacer que su cuerpo se deslice y su pierna se libere de la presa.

Saltan en este orden: Joshua, seguido de la niña y, apenas por milisegundos, acompañado de Jay.

Nala es la última en saltar, estaba retrasada puesto que temía que algo saliera mal… que el Hombre Esbelto se guardara algún as bajo la manga.

Pero eso no pasa… sus berreos se extinguen junto con el edificio entero que se cae a pedazos.

-Estamos a salvo, Jesús… mi Señor. Oh, Dios mío… estamos a salvo por fin.

La casa termina de caer y empieza a sumergirse dentro del bosque, como si la tierra fuese un mar que se la tragara junto con toda su maldad.

Valery se sumerge en los brazos de su caballero valiente mientras lágrimas de alegría brotan de sus ojos.

-¡Lo hicimos! –exclama feliz.

"Gracias!" le digo a Josh "¡Gracias, amigo mio!" cuando noto como me agarra y me saca de un tirón, antes de que sea demasiado tarde.

Soy demasiado joven para saber lo que es que te salven la vida. Para saber lo que es deberle la vida a un amigo, o lo que significa de hecho 'un amigo para toda la vida'. Pero lo que ha pasado ahora, lo que tenemos John, John, Nala y yo (Y tambien Valery) es algo que cambia a la gente. Algo que nos hace, no mayores, pero si MEJORES. Mejor personas.

Y en eso estamos, mirando como la casa de Slenderman, como el santuario, el cuerpo, el vínculo de Slenderman con este mundo se convierte en humos, en ceniza. En... NADA.

Me quedo contemplandolo, como quien contempla una hoguera en la noche de todos los santos. Como quien mira su primera fogata de campamento. "Este es NUESTRO primer fuego". declaro. Como si desde hoy nos hayamos convertido en unos cazadores. Como si tras este, estemos destinados a estar siempre juntos, y luchar por la paz de los demás.

Y en eso, una suerte de coches negros aparecen. Nadie en el pueblo tiene un coche igual, y desde luego no es normal que circulen campo a través ¡Y mucho menos que estén tan limpitos! Pero aquí llegan. De ellos se bajan mi madre, junto con otros adultos del pueblo. Todos ellos con la mirada un poco perdida.

Los vehículos eran conducidos por unos señores muy pulcramente vestidos, muy educados, y con un extraño porte mezcla de entre lo inquebrantable, y lo simplemente impasible. Son unos señores vestidos de negro, y con gafas de sol aun siendo de noche.

Me bajo del coche.

Me quito mis gafas de sol, y contemplo el escenario. Menudo trabajo ¡Vaya una obra de arte que han hecho!

Le dedico una mirada cómplice a mis compañeros, todos impolutamente vestidos de negro, como yo. Y saco mi teléfono celular. Es un modelo metálico, que no se parece nada a los que hay en el mercado, a los que hubo y seguramente a los que habrá en los próximos cincuenta años.

"Zeta. Aquí agente D. Acabamos de llegar a por el Miconiciano fugitivo. No vas a creertelo. Ha sido exterminado"
"No. No hemos sido nosotros. Han sido... unos niños" entonces aprieto los ojos. Los gritos enfurecidos de mi jefe se pueden notar por todo el bosque "Jefe, yo tampoco lo creia posible, pero aquí esta..."

"¡LA VIRGEN! Jefe, que con ellos está la virgen! ¡Y una negra!"

Durante un rato, mi jefe empieza a farfullar. Me duele el oido. Una de mis compañeros, una mujer que parece una Valkyria -pero con pulcro traje negro, como todos nosotros- tiene una expresión divertida, sabiendo la bronca, y las discusiones que me están cayendo.

"Chicos, las normas son normas" le digo al resto "Los adultos serán neuralizados. Se creerán lo que les digamos, pero nuestras leyes son claras. NO podemos neuralizar a unos niños"

En parte, los contemplo. Estos niños... Siempre se dice que son el futuro, pero puede que ellos sean más importantes que cualquier otro en el futuro del mundo.

“Sí, lo hicimos porque el Cielo estaba de nuestro lado… y el Oso”, reaccionó John a la exclamación de Valery.

Dio una palmada en las espaldas de Jay. “Tengo que decirte que eres un tipo muy fuerte, pero muy fuerte. En mí, desde hoy, tienes a un admirador incondicional.” Una bonita frase que había leído en alguien libro, pero de verdad sentía lo que estaba diciendo.

Pero de sopetón una nube de preocupación pasó por su rostro. Había dejado a la madre Agnes en la biblioteca en casa de Valery y naturalmente, una vez el peligro inminente pasado, sus pensamientos volvieron a ella. Sobre todo porque habiendo visto a la Madre Celestial le hizo recordar poderosamente lo que de madre tenía en la Tierra aquí abajo.

Ojalá que sea sana y salva… ojalá que el Slenderman no la haya atacado…, rogó al Cielo que había descendido a Tierra.

“Quiero volver a tu casa, Valery. Necesito ver a la madre Agnes”, dijo con cierta obstinación.

Mi corazón no puede ser libre antes de no estar con ella, antes de no saber que esté bien...