Partida Rol por web

- Os lo agradezco y espero que encontréis a los asesinos de esta muchacha. Nadie debería matar a una mujer tan bella- dice con regisnación, después te hace un gesto para que la sigas fuera.

Mientras Roderigo y Samuel terminan de cavar, Don Antón y la bruja salen al exterior de la choza, el muchacho corto de entendederas permanece en el interior, parece que ya ha tenido bastante por hoy.

Me volví hacia mi señor cuando le vi salir de la choza con la bruja. A simple vista parecía entero, supuse que la bruja no se había atrevido a hacerle nada aunque todavía quedaba la posibilidad de que hubiera intentado hechizarlo o algo así con sus artes oscuras. Por si acaso, no le iba a quitar ojo a la señora aquella.

Le di un codazo a Roderigo y después señalé hacia donde estaba mi señor.

- Ya vienen - le dije en un susurro.

¿Habéis visto ya la cara de la muchacha?-les preguntó Antón dirigiéndose hacia ellos. El batacazo del caballo aun le dolía, aunque mas el orgullo que el trasero- En cuanto le hayamos visto la cara nos volvemos al castillo. Me parece que alguien está tratando de hacer algo en el lugar de la señora de Medrano. Si no nos damos prisa quizás ocurra una tragedia-les dijo sin desvelarles nada mas. No sabía muy bien que pensar de todo aquello. Quizás debería hablarlo con el caballero para que le dijese que pensaba.

Al oir a Samuel, Roderigo tragó saliva con cierto asco, pues aún no habían visto la cara del susodicho, y el noble ya llegaba.

Pues... en breve*, don Antón... -respondí-, en breves "sale", se lo aseguro; eso sí: no se amedrante del asco si usted si ve gusanos y otros trémulos insectos rondando entre las cuencas.

En realidad el asco le podía más al truhán que al señor.

Roderigo y Samuel cavan por turnos unos minutos más, hasta que por fin oléis el pestilente olor de la muerte, poco después, una muchacha rubia queda al descubierto, lleva alrededor de la cabeza y el cuerpo una mortaja blanca - ahora marrón a causa de la tierra húmeda- nadie reconoce a la muchacha, nunca la habíais visto. En su faz se ve la tranquilidad y el sosiego más absoluto.

Joder... -pensó el zagal-, nunca me acostumbraré a esto... siempre es mejor ver un degüello que un fiambre ya en el cielo...

Roderigo se levantó, sacudiéndose las manos y la ropa del trabajo bien hecho.

Helo aquí, don Antón. ¿Le place así o cavo más? Creo que lo mejor es como bien dice marchar en breves.

Don Antón suspiro con alivio. Al menos no tenía que ver la brujería en ello.

La observó unos instantes y después se dirigió a Roderigo y a Samuel.

-Muy bien, habéis trabajado bien. Me ocupare de que esta noche os den de cenar como si fuerais cuatro-dijo sonrriente- tapadla de nuevo pues la señora le había dado una buena tumba, digna de cristiana. Aunque si mis temores son ciertos, merece una tumba mucho mas distinguida. Será mejor que nos pongamos en marcha cuanto antes.

Por desgracia todo aquello de cavar tumbas me había traído tristes recuerdos, aunque al menos había conseguido reprimirlos y no ya no eran más que una pequeña punzada en el estómago. Enseguida el hedor de la tumba me distrajo lo suficiente como para que se me olvidara.

- Argh! - dije tapándome la boca y la nariz con la mano.

Y al final tanto trabajo para volver a enterrarla allí donde estaba.

- Como digáis, mi señor - dije cogiendo de nuevo la pala con fuerza, cuanto antes terminásemos mejor.

Desafortunadamente para Hernán, ningún ruido extraño había sido escuchado en el interior de la choza. Cuando salió Don Antón, el barbero se sintió un poco decepcionado, pero en cuanto escuchó que habían desenterrado el cadáver corrió y se abrió paso entre sus compañeros apresuradamente apartándolos hacia los lados. Respiró hondo y sonrió.

-Al fin una imagen digna -Se dijo, pero se dió cuenta de la escena que acababa de montar-. Espero no haber llamado demasiado la atención.

Permaneció callada con los brazos en jarra frente a la entrada de la choza el ratito que tardaron Samuel y Roderigo en cubrir de nuevo el cuerpo de la pobre muchacha.

Una vez terminaron, la bruja os espetó

- ¡Tened cuidado a la vuelta! deberíais andar vigilantes de no encontraros con la partida de la que os hablé y por las trampas no os precupéis pues ya habéis visto cuantas habían...

Gracias don Antón -dijo. Al fin iba a haber algo bueno en todo este embrollo. Con suma prisa, movido por tales ánimos y casi babeando mentalmente, el "sacaintestinos" comenzó a dejar reposar de nuevo a aquella joven cuyo eterno descanso había sido quebrantado.

¡Será perra la tia...! -pensaba para sí Roderigo mientras echaba los últimos gramos de tierra junto con Samuel al oír lo de las trampas de la bruja. Una vez acabado, se dispuso de pie para comenzar la vuelta.

Si bien el tratar de descubrir el contenido de aquel sepulcro no había contentado a nadie si abría nuevas posibilidades de cara a descubrir qué había de turbio en la aparentemente pacífica villa de Castrojeriz. El Cabellero rezó un humilde responso por la joven que allí había encontrado morada eterna y se santiguó en silencio para dejar a los operarios de la pala hacer su trabajo. Habiendo finalizado la oración sólo le restó alejarse unos pasos y esperar al de Muel en la vereda del camino.

No deseaba por nada del mundo estar de nuevo cerca de aquella odiosa y blasfema mujer. Con su actitud desafiante y altanera, el santiaguista debía hacer verdaderos esfuerzos por no desenvainar la espada y atravesarla de parte a parte por el mero hecho de respirar el mismo aire que él. Asquerosa, amante de satanás... perra. Desde el momento que ésta había sugerido que podría mantener relaciones con Aleixo la repugnancia se tornó tan grande que golpeaba la mente del noble d'Ocampo como un martillo de herrero en su fragua.

Y sólo enviando a tan blasfema criatura al infierno podría acallar su voz.

- Marchemos entonces... - se limitó a comentar al ver a Don Antón salir ileso de la choza de aquella criatura del maligno.

Terminamos de enterrar de nuevo a aquella pobre chica y parecía que no había más que hacer en aquel lugar. Don Antón tenía prisa por marcharse, y no me extrañaba, aquella bruja siniestra y su bastardo más siniestro aún le ponían a uno la piel de gallina.

- Marchemos, mi señor - contesté para que supiera que ya estaba listo.

Sin embargo, el último cruce de palabras entre mi señor y la bruja no lo había entendido muy bien, tenía la sensación de haberme perdido algo. En fin, allí estábamos para servir, así que obedecí sin rechistar, ya habría tiempo para explicaciones después.

La bruja os observó mientras emprendísteis el camino de vuelta a Castrojeriz, atravesábais el bosque en silencio, Don Antón no había dicho apenas nada y era un misterio para el resto lo que se había hablado en el interior de la choza. Lo cierto es que el noble estaba muy misterioso ¿le habría contado algo la bruja?

El sol era descendente ya, lo cual quería decir que no quedaban muchas horas de luz, esperábais estar de vuelta antes de que oscureciese, pues hoy tocaba banquete , mañana se celebrarían los esponsales y por fin podríais continuar vuestro camino a Santiago.

Llevábais caminando bastante a través del bosque , cuando hicísteis un alto. No podíais esperar más que Don Antón desembuchara.

Por Dios que no aguantaba ya tanto silencio ¡ni que fuera aquello un velatorio! y encima estaba yo intrigado por saber lo que mi señor había tratado con aquella señora y el imbécil de su hijo.

- Mi señor - dije llamando su atención.- Ehh... bueeeno... ¿Vais a contarnos que os dijo la bruja?

Miró a Samuel y meditó sus palabras. De poco serviría dar su opinión acerca de aquella mujer.

-No tiene sentido mantener el misterio respecto a esto-dijo con resignación al grupo mientras cabalgaba- creo que doña Luisa de Medrano no es quien dice ser. Es mas, creo que la mujer que estaba bajo tierra, en paz descanse-dijo santiguándose- es la verdadera Luisa y no se quien es la mujer que se hace pasar por ella. Un grupo de soldados sin libreas ni estandartes la persiguieron y la mataron, y probablemente esa misma gente sea quienes han suplantado a la mujer, sabe dios con que intenciones. Es mas, lo que contó Samuel, me hace sospechar del Marqués pues no hay mucha gente capaz de pagar a un grupo de soldados como aquel-se mantuvo en silencio unos momentos- es más, amigos míos creo que debemos andar con cuidado pues no se en que nos estamos metiendo...

Aquello se ponía cada vez más interesante para Hernán, si bien un poco inquietante.

-Parece que al final la bruja va a ser la doncella en apuros... -Se dice Hernán riéndose ante tal idea-. Creo que la confrontación está asegurada...

-Don Antón, creo que debemos andarnos con precaución -Dijo el barbero-. Si no recuerdo mal, en unas horas tenemos un banquete con el Marqués y su prometida. Como la mujer, o lo que diablos sea -"Nunca mejor dicho", pensó- parece tener algo demasiado extraño, creo que deberíamos intentar sacarle algún tipo de información a Íñigo. Quizá después del banquete dos o tres de nosotros podamos escabullirnos y tener una "amigable" -Pronunció esta palabra con sorna- con él. Si las cosas se ponen feas, no creo que tenga muy difícil remedio...

Hernán ya se veía degollando a aquel desgraciado y se relamía del gusto.

Debemos tener cuidado pues no estoy seguro de que todo esto sea cierto. Todo este asunto es muy retorcido y si tenemos "una amigable charla" con el marqués como pretendes, es mas que probable que acabemos en un calabozo si no algo peor-dijo suspirando- andémonos con mil ojos y las orejas bien abiertas y ya veremos que ocurre. Sobretodo vigilad a la mujer.

Aquello le hacía sentir inseguro, no sabía que estaba ocurriendo pero no le gustaba. Aquellas acusaciones eran muy graves por lo que no podían decir nada a menos que pudiesen corroborarlo. Y el marqués... ¿no conocía a Luisa antes de la boda? ¿No la visitó? Quizás pudieran sacar algo en claro con una charla con el Marqués durante la cena.

-No digáis nada de lo que hemos visto a nadie, quien esté metido en..."esto" no debe saber lo que hemos descubierto.

Aquel asunto aburría a Aleixo soberanamente. Una vez más las pasiones y los instintos más bajos de las personas se confabulaban para el mal de éstas. Si les pillaba el demonio con sus cuernos igual aprendían a no jugar con lo que no se debe. No obstante el camino era agradable y la charla amena... por lo que se permitió el lujo de intervenir.

- Quizá valdría más la pena abordar a una de las damas de compañía de la falsa Luisa de Medrano. Con un poco de coacción seguro que acaba desembuchando. Claro que... eso no es propio de nobles vicondes ni de Caballeros Cruzados. Allá cada cual...

Aleixo había dejado caer el dato y quien quisiese que lo recogiese. Siendo una persona tan poco habladora, bastante había hecho.