Partida Rol por web

Trevor tomó un trago de su copa mirando en la dirección que señalaba Belinda. Se rió por lo bajo, mascullando alguna palabra inentendible. Comenzó a levantarse de la silla, tambaleándose ligeramente pero aún con la capacidad de mantenerse en pie. -Iré a hablar con él, intenta pasar desapercibida y atenta a si pasa algo. Por mi reputación es menos sospechoso que se me vea a mi en un bar que a ti.- Tal vez la tapadera se había ido al carajo con los que trabajaban en ese lugar, pero quizás si pudiera colar con Frank.

Trevor se acercó hacia la zona de reservados. No pasó del punto de entrada, el cordón metálico forrado con tela negra, extendido de un extremo al otro, y los dos guardias delante. 

Uno de ellos adelantó la mandíbula, suficiente interrogación en ese gesto acerca de las intenciones de Trevor.

Mientras Trevor acude a los reservados a ver si hay suerte con Frank, aprovecho para ir al baño, quién sabe, igual coincidía con alguna de aquellas chicas chinas y diciendo los nombres de la fallecida y su amiga saltaba la liebre, aunque podría ocurrir que no pasase nada.

A la vuelta le preguntaría - ¿Qué tal te ha ido, has podido acercarte? - La sensación que me estaba dando aquel local era de complicidad con el departamento a través de aquel poli. Desde luego que era una hipótesis muy forzada pero, que matasen a Harry para dar carpetazo al crímen de la chica tenía muchos guisos de ser creíble - creo que podrías venir tú sólo y obtener mejor coartada que la que ahora mismo estamos teniendo - podría colar, seguramente lo hiciera - imagínate que quieres contactar con una de esas chicas, ¿cómo se hará? - quizás si pedíamos una chica, pudiéramos acercarnos a la zona vetada.

En el baño apenas hay chicas, un trío de stripers, una oriental y dos caucásicas, y otras dos más que probables "amigas" de los reservados, ambas chinas. Están a su rollo y pasan de Belinda, no quieren saber ni saben nada, desaparecen rápido. A excepción de una de las bailarinas que, mientras se da un toque de maquillaje, te comenta algo.

-Esa Amber...Trabajaba de striper a domicilio y fiestas privadas. Si es quien creo que es. Corre el rumor de una historia. -observa su reflejo en el espejo y el de la puerta del baño. 

-Acabo en dos horas. Espéreme fuera. O pida un pase privado conmigo. 150 dólares, media hora, más mi plus. Dese prisa, estoy muy solicitada.  

Había habido suerte, cuando menos te lo esperas... En el baño, de entre todas las chicas que allí había trabajando, al menos una parecía que sabía quién era Amber. No es que me diera muchos datos pero que la conociese ya era una pista y lo prometedor es que podía contarme más, aunque claro tendría que ser cuando acabase la jornada o contratando sus servicios. 

150 dólares era un plus que unido al gasto de la entrada me superaba y hacía daño a mi cartera, aunque quizás Trevor podría ayudarme a reducir costes. Se lo comentaría luego, cuando fuera de nuevo al sitio de la barra donde estábamos. Igual era bueno tener la información cuanto antes y así evitar riesgos a posteriori, que no siempre quien te quiere contar algo luego encuentra el momento oportuno. Pero claro, igual comentarlo dentro, aunque fuera en un reservado tampoco quería decir que si hubiera cámaras ocultas no pudiera ocurrir algo que no quisiésemos. 

- Te esperaremos entonces, cuando acabes, hablamos.

Trevor apenas prestó atención a que Belinda tomara otro rumbo, no porque no le importase lo que pasara con su compañera sino que la bebida que llevaba del día comenzaba a hacer efecto. De todos modos, al ver cómo el hombretón se dirigía en su dirección con la intención de frenarle el paso, levantó las manos a modo de disculpas.

-Hey, hey, todos amigos, ¿no?- Sonrió. -Tengo una cita con Frank, me dijo que lo viera aquí dentro.- No estaba teniendo la mejor suerte en cuanto a averiguaciones, pero quizás esta vez medio colara, o al menos le permitiría tener un vistazo del sitio.[*]

-No conozco a ningún Frank. ¿Eres la nueva putilla? ¿La mamas y pones el culo? A ver, date una vuelta y menea ese trasero.

La provocación pilla bebido a Trevor, la bebida amortigua su efecto y evita la respuesta contundente. ¿O no?  En eso que Belinda regresa con la nueva información, un cuchicheo al oído.

Ha quedado de acuerdo con esa striper en verla después, fuera, al finalizar su turno. Toca esperar, darse una vuelta, vigilar, hasta que os pidan amablemente que os larguéis. ¿O pedir una chica? ¿O soltarle una hostia al grandullón que ha llamado puta a Trevor? 

Como había que esperar y tampoco podíamos dar el cante, se me ocurrió que Trevor se quedase en el interior de aquel lugar, quizás él tenía más justificación y además como que su estado acompañaba a no levantar sospechas. La única duda que tenía era si aguantaría hasta que la chica acabase su turno.

Por contra, no tenía plan para mí pero suponía que quedarme sin más allí constituía una pérdida de tiempo. Aunque como había venido en su coche, tampoco había mucha más opción que quedarme por las cercanías y de hacerlo, mejor allí que para algo ya habíamos pagado la entrada.

- Oye, ¿Qué tienes pensado hacer? Hay que procurar no llamar más la atención de lo que lo hemos hecho, seguro que nos están observando, disimula.

Podría haber parecido que lo dicho por aquel gorila había caído en saco roto, mientras Trevor se dejaba llevar arrastrado sin dar réplica a la puya. Pero el detective seguía mirando hacia ese punto mientras Belinda le hablaba.

-¿Yo? Ya te diré que voy a hacer.- Miró a su compañera, dejando ver una sonrisa lupina. -Voy a darte pase gratis a donde está Frank.- Alzó la mano y pidió otro trago en la barra, que bebió de un golpe. -Date una vuelta, y aprovecha la confusión.-

Sin darle tiempo a Belinda de frenarlo, Cole se fue de nuevo hacia los tipos. -¡Harry! No, espera, Harry es tu puta, ¿no? No creo ser tu tipo, amigo. Tengo más pelo aquí.- Se señaló la cabeza. -Y aquí.- Dijo, agarrándose la entrepierna.

Trevor estaba loco, pero incluso un loco hace cosas buenas y ciertamente, aunque traté de deternerlo vi que iba lanzado a liarla con los de seguridad de la zona vip. Aproveché el momento, porque ciertamente, aquel suceso iba a llamar la atención y provocar que cierta gente se moviera de los lugares donde se encontraban, quizás fuera el momento de investigar quiénes había allí y porqué tanto control.

Trevor quiso provocar a aquellos dos gorilas enormes, pero necesitaría más para que esta gente cayese en la trampa. –Esfúmate, bofia –le responde uno de ellos- No quieres llegar a casa sin dientes, ni pelo, ni pelotas.

Claro que Trevor tiene su propio plan. Suelta de pronto una hostia al mismo tipo que le hablaba así. Le alcanza de lleno en la mandíbula y pronto su compañero reacciona abalanzándose contra el policía. A pesar del alcohol en vena, Cole se maneja bien en las distancias cortas, evita la primera hostia con facilidad y la devuelve de manera contundente.

El primero se recupera y revuelve, y el segundo reacciona también. Allá que cargan contra el detective de homicidios. Lo último que ve Belinda mientras se cuela en los reservados es como Trevor despacha a ambos y los tumba tras una corta refriega. Es mucha la rabia que acumula Cole.

No tarda en formarse un alboroto, con clientela mirando, otros ya sacando el móvil para grabar, aunque solo en ese punto, el resto sigue a su rollo, bebiendo, admirando los bailes sensuales de las chicas y lanzando dólares como si no hubiese un mañana.

Te das cuenta que Belinda se adentra y desaparece en los pasillos de los reservados. Los dos gorilas están despatarrados en el suelo. Tienes unos segundos para decidir qué haces. Giras la cabeza aquí y allá y compruebas que alguno que otro de los seguratas ya corren hacia tu posición.

Gracias al lío que ha montado tu compañero, corres deprisa hacia la zona en penumbras con la débil luz rojiza. A saber dónde se ha metido Frank. Te fijas en que también hay cámaras situadas en las esquinas de las paredes. No vas a tener mucho tiempo si están pendientes de las imágenes.

Abres una puerta a la derecha, husmeas, dos tipos y una stripper, nada. La de la izquierda, otra bailarina y un hombre que no es Frank. Otra a la derecha en silencio. La de su izquierda más baile. Llegas a un cruce, recto, derecha, izquierda. Te da por seguir recto, donde las puertas están más espaciadas. Aquí lo que encuentras ya es otro nivel. Sexo. Tíos disfrutando de las jóvenes prostitutas. Sin rastro de Frank.

Abres una puerta a la izquierda. ¿cómo vas de tiempo? De momento no escuchas carreras ni persecuciones detrás de ti. Ahí está tu objetivo. Sentado en la cama, desnudo, una chica negra con la cabeza entre sus piernas, y otras dos muy jovencitas se dedican a besarse entre ellas o con él, a tocarse y acariciarse.

Trevor sonrió al ver que Belinda lograba colarse aprovechando el caos. Habría querido seguir otro rato usando a aquel par como saco de boxeo, pero prefirió poner las manos en alto al ver que no tardarían en intentar reducirlo. -¿A esto llamáis seguridad? Venga, no me han hecho ni sudar.- Sonrió socarrón. Mantuvo las manos arriba, mirando de reojo a los que se acercaban. -Paz. Paz, tíos. Yo sólo quería saber por qué tanto alboroto al otro lado. ¿Es que allí guardan a las chicas guapas? Sin ofender, preciosa.- Agregó, lanzando un beso a una de las damas que bailaban cerca.

El primer tipo de seguridad que llegó intentó neutralizar la amenaza que representaba el polizonte, sin escuchar ni atender razones. Trevor esquivó y le soltó una buena hostia. Luego las cosas se le empezaron a complicar a Cole, otro guardia le arreó bien, una, dos veces, a la vez que evitaba los golpes del poli. Al tercero que se le echó encima lo paró, pero el guardia evitó la patada de Trevor.  

Al poco quedas inmovilizado entre varios gorilas que aprovechan para soltarte alguna hostia en la cara y puñetazo en el estómago. 

Tiran de ti hacia las escaleras -Te salvas que eres un puto poli, cabrón.  

-Y una mierda. A este le vamos a dar pero bien, que se acuerde de no volver a pisar por aquí. 

Aparece de no se sabe dónde Mr. Zhöu, con cara de mala leche y sus dos armarios empotrados uno a cada lado. -¿Esta es la clase de diversión que le gusta? También se la podemos ofrecer.- mira aquí y allá- ¿Y la otra poli? ¿Dónde coño se ha metido?

Es una pregunta tanto para ti como para los matones que te sujetan.