Partida Rol por web

Después de dejar a Brack en el suelo y ponerse a hablar, Natasha se despidió del hombre con  un fuerte apretón de manos. A pesar de todo, le caía bien aquel tipo. Ni siquiera se había molestado por la forma en la que le había trasladado. En muchas ocasiones, la guardaespaldas no se daba cuenta de que no era amabilidad, sino precaución. 

Una vez en la nave, la guerrera se sentó a descansar. Había gastado parte de sus fuerzas en aquel divertido combate, y ahora quería descansar un rato. Ni siquiera se inmutó porque su amiga no pudiese curarla. Eran cosas que pasaban.

–No te preocupes. Solo son unas quemaduras...– Naomi le quitó importancia con un gesto. Lo último que quería era preocupar a Natasha, especialmente cuando sus capacidades de combate no estaban mermadas por aquellas terribles marcas. Ya tendría tiempo de quejarse cuando todo terminase– El dolor y el picor desaparecerán en... bueno. En unas semanas, o un par de meses como mucho. Solo tengo que refrescarlas de vez en cuando.

Natasha empezó a hablar entonces de lo que debían pedir cuando llegasen al Faro, si es que superaban todas aquellas pruebas. Naomi no tenía miedo a las pruebas, podía romper la calavera a un fantasma o estrangular a un espíritu con su propia cadena. Pero había algo que no le gustaba.

–¿De verdad?– Por primera vez en su vida, Naomi dudaba de su señora. Entendía que para ella, encontrar a su amor fuese lo más importante del mundo, pero aquello se le antojaba muy egoista. Incluso para una niña acostumbrada a grandes lujos. ¿Acaso aquella aventura no le había enseñado nada?– No me parece bien Nate. Cuando te reúnas con Uriah tu vida será perfecta y estarás a salvo...pero ¿y ellos?

Naomi señaló con la mano al resto de la tripulación.

–Su cabeza tiene precio y no habrá lugar en el Salvaje Azul donde no intenten cazarlos. Si...si me admiten me gustaría acompañarlos, y podré protegerlos una vez no necesites de mis servicios, pero no será suficiente. En lugar de eso... ¿Por qué no pedir la desaparición del Imperio? Eso te llevará hasta tu amor, porque podremos ir al Puertoumbrío o donde queramos. Liberará al mundo y garantizará la seguridad de todos los que estamos aquí. 

Snargle escuchó con el gesto torcido a Brack plantear el viaje al Último Faro y, después, y con la boca muy abierta, a todos los demás apoyar su moción. ¿Qué diablos estaba pasando? ¿Es que se habían vuelto majaretas? ¿Habían estado esnifando purpurina en la taberna, o qué? ¡Había dicho fantasmas! ¡FANTASMAS! El pequeño goblin luchaba por mantener la compostura, pero le estaba costando tanto que disimuló el tembleque que le había entrado con su acostumbrada hiperactividad, todo mientras Kale le echaba la bronca. Ni siquiera el burdo intento de Naomi de hacerse un hueco en la tripulación para así poder el resto de sus días con él bastó para distraerle, y cuando la rubia terminó de hablar, él carraspeó con sonoridad, buscando que nadie se le adelantara. 

—Disculpe, capitán, pero no crrrreo que viajar al Último Farrrrrro sea una buena idea —y se llevó el sombrero al pecho, con una solemnidad que no le pegaba ni con cola—. No tengo ningún prrrrroblema con enfrrentarrrrme a merrrcenarios, frrragatas  imperriales, o calamarrres gigantes, perrro... fantasmas no, no señorr. Así que vamos a Puerrrtoumbrrrío. 

Dicho lo cual, empezó a forcejear con él por el control de los mandos. 

Kale cuando vió al Goblin  forcejear con el capitan  dijo mientras halaba al Goblin -¿Pero qué haces?, ¿quieres que nos maten pedazo de tonto?,!Calmate!, ¿porqué te comportas así?, Habla  y da razones en vez de comportarte como un idiota.

–¡Oh, venga Snarg! Dicen que el Farero es un espíritu majo. Además, ¿que daño puede hacerte un fantasma? Si les puedes atizar, no hay problema. Y si no les puedes atizar ellos tampoco pueden atizarte a ti.

Snargle soltó los mandos por un instante. 

—¿Perrrro y qué sabes tú de fantasmas, querrrida? ¿Y qué sabe Brrrack? ¡Hoy ha sido la prrrrrimera vez que le veo fuera de la taberrrrna, y todo porrrque tú le llevabas en brrrrazos! —y tan pronto como empezó, se acabó la tregua, y el goblin comenzó a forcejear otra vez— ¡Me fiarrría más de un goblin!

Kale sintió eso de "y todo porrrque tú le llevabas en brrrrazos!" como un reclamo de celos a Naomi lo que le dió gracia. Kale comprendió que si el goblin se había ilusionado con la mujer, él no iba a interferir en nada.

- Pues si quieres Naomi tambien te puede llevar en brazos- se rió- pero explica porqué no quieres ir a los fantasmas, ¿te dan miedo?,  ¿crees que  a nosotros no?,  a ver,  explicate... en puerto umbrio nos matan, en el otro hay alguna posibilidad, aunque no estoy seguro...

–¡Ah! ¿Que quiere que lo lleve en brazos? Sí, si. Ya he visto que tiene costumbre de ir a caballito sobre vosotros– dijo Naomi asintiendo vigorosamente ¿Cómo había sido tan estúpida? Aquel goblin quería que lo pasease como había hecho Kale en El Ano del Pesar– No hay problema. Pesará una quinta parte de lo que pesaba Brack. 

Dicho esto, Naomi cogió a Snargle como un gatito y se lo subió a hombros. 

–¿Ves? No tengo problema. Puedo llevarte así por ese extraño lugar. Así no pisarás tierras encantadas y si te ve un fantasma pensará que eres un gigante y te dejará tranquilo

Snargle se revolvió cuando sintió aquellas poderosas manos arrancarle del suelo y de su pugna con el capitán por los mandos, pero se apaciguó cuando vio que eran las de Naomi, dejándose hacer. 

—Brrrrr... —ronroneó, con sus ojos saltones paseándose por el escote de la gladiadora, del que tenía ahora las mejores vistas posibles. Tratando de escapar de su embrujo, Snargle sacudió la cabeza y apartó la mirada, volviendo a posarla en Cyrus— ¡Capitán, escúcheme! ¡Fantasmas no! Y no porrrque tenga miedo, ¡que conste! Soy... ¡Soy alerrrgico! 

El capitán seguía intentando a duras penas sobreponerse a su pequeña batalla con el goblin, y el destino se puso y se quitó en varias ocasiones durante la refriega. Kale y Naomi se unieron, pero cuando aquel desgraciado pielverde se empeñaba en algo era realmente complicado pararle los pies.

—¡Que alérgico ni que niño muerto! ¡Con esa actitud nunca vas a llegar a nada en el amor! Mírame a mi, patán. — se hizo el silencio —...tampoco me como un rosco, pero al menos soy valiente!

—Nos vamos al Faro, ¡y si no te gusta... pues les diré a todos donde guardas aquellas revistas! ¡Ya está, ya lo he dicho!

—¡AJÁ! ¡Ves! ¡Ves cómo fuiste tú el que las cogió! ¡Mentirrrroso! —su dedo se estiró a la vez que lo decía, acusador, hacia el capitán, y el goblin, sin apearse de los hombros de Naomi, trató de calzarle un capón. 

El cansancio, sin embargo, estaba empezando a hacer mella en él y Snargle acabó clavando la barbilla en el sombrero de la gladiadora para descansar, sin dejar de perder la oportunidad para refunfuñar alguna queja cuando cualquiera le daba la oportunidad. 

-He revisado todo-dijo Kale  con un trapo sucio con el que acababa de limpiar algunas piezas- todo esta en orden, tenemos suficiente para el viaje, y combustible de sobra.

Y luego miró a la noble Lady Blackbird diciendo:

- Gracias por sanarme...Espero que este emocionada, vamos en camino a donde su prometido, solo espero que su relación valga la pena, hemos arriesgado mucho, y a este nivel, no sé que será de nosotros luego de que la entreguemos a salvo, pero cumpliremos la misión de llevarla donde su novio.

Suspiró

-Por mi ya podemos irnos.

Las palabras de Naomi la hicieron pensar un rato. Asintió a Kale por toda respuesta a su agradecimiento. Pensó largo y tendido por todo lo que habían pasado.

—La verdad es que no me esperaba que pasase todo esto-dijo finalmente, mirando a cada uno de sus compañeros por turno-. Lo único que se me ocurre es que, una vez que estemos con Uriah, permanezcamos todos juntos. De hecho, no me importaría que siguieramos todos juntos, trabajando para él. Volver al Imperio sería vuestra sentencia de muerte y, de verdad, que no deseo mal a ninguno de vosotros. Y no quisiera alejarme de ti, Naomi.

Se acercó a su amiga y la abrazó con gran sentimiento.

El Gran Azul se regía por el viejo dicho: 'donde hay capitán no manda tripulante'. Y allí había un capitán con una resolución clara en su cabeza: viajarían a los Restos para encontrar el faro. Y a partir de allí demostrarían su valía incluso en el inframundo si era necesario.

Pasaron dos días a través de rutas de contrabandistas, intentando mantenerse lejos de cualquier nave que detectara el sonar, hasta que llegaron al borde de los Restos. La visión desde la periferia era simplemente impresionante: un huracán que abarcaba hasta donde alcanzaba la vista en la que fragmentos de mundos destrozados giraban alrededor de un vórtice a una velocidad que hacía casi imposible su navegación. Sólo los pilotos más experimentados podían moverse a través de aquel caos, y sólo alguien tan sorprendente como el capitán Uriah Flint podría pensar en poner su base en el interior de aquel tornado especial. ¿Y el farero? Bueno, el farero era un espectro. ¿Qué mejor lugar para los fantasmas que en medio de los Restos de mundos muertos?

Snargle refunfuñó una última vez antes de meterse en aquella locura espacial.

Sería difícil determinar el tiempo exacto que les llevó encontrar la 'isla' en la que reposaba aquel faro imposible. Durante todo el periplo todos habían estado en tensión, mirando por las escotillas, contemplando como trozos enormes de roca que podrían barrer el Búho para siempre pasaban a escasos metros de su estructura. Aguantaban la respiración mientras Snargle, con gesto profesional, no se permitía ni un suspiro. Sólo las gotas de sudor que perlaban la frente del goblin mostraban la tensión a la que estaba sometido.

El faro se alzaba encima de un trozo de planeta del tamaño de una pequeña ciudad, casi completamente plano. Giraba como todos los demás alrededor del vórtice, pero siempre parecía mantener al faro en tal posición que mantuviera su verticalidad. Era un faro enorme, de altura imposible, formado por piedra totalmente blanca, que parecía tallado a partir del trozo de planeta que lo soportaba. Su luz en ese momento enfocó al Búho y fue cuando Snargle se dio cuenta de que la nave ya no obedecía sus órdenes. Se dirigían hacia la superficie de ese planeta como si un poderoso rayo tractor los hubiera capturado.

Cuando la nave aterrizó, por su propia cuenta, a la vera del mismo se dieron cuenta de la grandiosidad de aquel faro. Era más alto que cualquier edificio de Ilysium y el radio de su base podría bien servir de zona de aterrizaje para un Destructor Imperial. Y sin embargo no había más entrada que una diminuta puerta, del tamaño de una persona, de madera tostada por el sol, con un picaporte tallado en metal en el medio.

Todo esto lo contemplaba la sorprendida tripulación todavía desde la cubierta del Búho, a través de las escotillas, mientras pensaba si debían bajar o no de la nave.

Kale miró todo con mucha sorpresa, parecía extraño un lugar así. No pudo  evitar sentir algo de miedo. Podía ver a todos igual de sorprendidos.

- Bueno , quedarnos con la boca abierta no ayuda  mucho, el  tiempo es oro, a ver que dice el fantasma..

Kale no sabía como sería el mismo, o que tipo de prueba les pondría.

Fue entonces que tras salir de la nave se aventuró abrir la puerta de madera, no sin antes preguntarse donde viven los muertos luego de que salen de sus cuerpos, y si todas esas personas que murieron en la mano del pesar estarian aguardandolos para vengarse.

- Vámos, ¿qué esperan?

Naomi arrugó la frente ante la puerta. No le gustaba. Tenía toda la pinta de ser una trampa impidiéndoles ayudarse al ir en fila. Aún así, ya lo habían hecho antes. La guardaespaldas tomó de la mano a Naomi. Ahora, sin goblin encima, que cayese sobre su pecho al ser abrazada, le sería más fácil hablar. Y es que Snargle podía ser muy torpe

-Ven justo detrás de mí.Iremos agarrados y Así no nos separaremos.

Asintió y agarró firmemente la mano de su amiga. Miró a lo que tenían delante y suspiró hondo. Sin duda, las pruebas serían muy distintas para cada uno de ellos. Se preparó mentalmente para cualquier cosa. 

—Vamos allá. Hay que estar preparados para cualquier cosa, no solamente enfrentamientos físicos. Probablemente, y si hacemos caso a lo que contó Brack, las pruebas pueden ser incluso cualquier tipo de acertijo, elecciones... Pero por si acaso, no vayáis desarmados-dijo mientras tomaba un arma de fuego y un cuchillo grande de la armería antes de salir.

–Muy bien, vamos allá entonces– Naomi giró el picaporte y abrió la puerta dispuesta a entrar, ya fuese por las buenas si esta se abría o reventándola de una patada.

Todo el tiempo que el capitán no había estado alimentándose, durmiendo o cubriendo alguna necesidad básica se había mantenido agarrado a la parte de atrás del asiento de Snargle, con los dedos clavados en el cuero y ayudando en todo lo posible para que el camino tuviese el menor número de complicaciones posibles. Sólo había estado dos veces más en los Restos y todavía era incapaz de asimilar la tremenda grandeza de todo aquello: era como otro mundo, un lugar tan mágico como aterrador capaz de arrancarle el hálito y sin embargo que siempre quería volver a experimentar.

Todavía más sorprendente fue aquel faro, como algo incapaz de ser perturbado nisiquiera por una fuerza tan tremenda como aquella. Cyrus casi gritó al sentir como la luz del faro tomaba el control del Búho y se lanzó a los mandos para tratar de remediarlo hasta que fue consciente de que era una misión imposible. Cuando tomaron tierra, eso sí, lanzó un suspiro de alivio mientras miraba a su alrededor.

—Recordad lo que Brack ha dicho... tenemos que tener claras cuáles son nuestras prioridades. —dijo antes de bajar junto al resto y llegar hasta la perturbadora puerta de aquel magnífico faro, entrando detrás de quien definitivamente la abriese del todo

Los días que siguieron a la discusión probaron ser una verdadera tortura para el goblin. El capitán pudo llevar los mandos de la nave sin problema hasta que el Búho empezó a acariciar la frontera de los Restos, pero una vez allí fue Snargle quien tuvo que tomar las riendas. Osease, que no contentos con obligarle a ir… ¡tenía que ser él quien los llevara! Pilotar a través de aquel montón de despojos planetarios probó ser una de las cosas más difíciles que había hecho nunca, y por ello, y pese a sus reticencias, el goblin no se permitió ninguna queja más allá de la que acostumbraba a hacer cuando volvía a ocupar su asiento después de que otra persona lo hubiera profanado. El peligro ahí no les acechaba, sino que les miraba cara a cara, de frente y sin vergüenza, y Snargle no tuvo más opción que aceptar el desafío y afrontarlo con la ayuda del capitán y el primer oficial de la nave.

Cuando alcanzaron el faro, el sudor le cubría entero a él y prácticamente también al asiento. Cyrus señaló una llanura en la que aterrizar, pero Snargle no pudo hacer nada: el Búho volaba ahora por sí solo, arrastrado en dirección al faro. El goblin exhaló un gemido lastimero cuando, liberado de la tensión de tener que pilotar, pudo ver la inmensidad de la guarida de los fantasmas, y solo abandonó la nave cuando, con todos fuera, empezó a entrarle el canguele por quedarse solo. Asustado, saltó a la chepa de Natasha, que era la única terra incognita que conocía en lo que a espaldas de la tripulación se refería.

—M-miseñorrrra —dijo—, Snarrrrgle le cubrrre las espaldas.

Aunque, más que eso, buscaba cubrirse las suyas. Sabía que la noble Naomi antepondría la seguridad de Natasha a la del goblin… así que lo mejor, pensó, sería ofrecerle un dos en uno. ¡Juá!

Naomi abrió la puerta sin dificultades.

Un aire frío les azotó, como si el interior del faro estuviese repleto de viento. Una densa niebla acompañó a aquel viento. Tan densa que en unos segundos se vieron totalmente sumidos en ella. Apenas podían verse a través de la misma pero de alguna manera sabían que habían sido trasladados. ¿A dónde? Se miraron confundidos. De alguna manera sabían que habían cruzado un umbral hacia un lugar desconocido. ¿Encontrarían el de vuelta?