Partida Rol por web

El pandillero acaba de orinar y se da media vuelta mientras pega un buen trago a la botella. Despues tiene que apoyarse en el quicio de la puerta para no caerse, mientras murmura algo incomprensible. Entra con la cabeza gacha y tambaleandose, al momento siguiente se oye un ruido de cristal rompiendose y un sonoro -¡MIERDA!,¡Hala a tomar por culo la botella!

El exSEAL se lleva un dedo a los labios, para indicar que de ahora en adelante deben ser silenciosos como una tumba. Se baja el pasamontañas y sosteniendo la SigSauer con ambas manos, avanza hasta las escaleras agachado, apuntando con el arma hacia la puerta. Se vuelve hacia Dick, que está más próximo y le hace una seña para que se acerque.

Después comienza a subir la escalera, peldaño a peldaño, concienciándose a sí mismo de lo que va a hacer: Asesinar a sangre fría a un grupo de muchachos. Es una pena, pero no es asunto suyo decidir si está bien o mal. Es sólo trabajo, no es nada personal...

Miraba hacia el descanso de las escaleras con atención luego del grito proveniente del interior, como esperando que algún pandillero saliera despedido por la puerta o el jaleo de una pelea comenzar a oírse, pero nada llegó. La fiesta continuaba, y si tenían suerte, la mayor parte de sus prontas víctimas estarían en el estado de aquel que salió.

Dick asintió con gravedad al gesto de Carver, para luego secarse unas pequeñas gotas de sudor de la frente, que eran el comienzo de un gran caudal de transpiración. Dejó algo de distancia entre el exSEAL y él, y mantuvo la mira del arma apuntando hacia abajo mientras pisaba los escalones de la escalera con tanta cautela como sus nervios le permitían.

Joder, tranquilo. No puedes sudar como un cerdo en cada trabajo, ¡eres un puto profesional!

Una vez más asintió, pero esta vez con la firmeza del hombre que se traga el miedo. Concentrado, sus pasos se volvieron aún más silenciosos. No se preocupó por anticipar su mente a la carnicería que se encontraba a unos pasos de distancia, pues no le quitaba los ojos de encima a la puerta de las oficinas. Después de todo, no era la primera vez que disparaba un arma, y menos la primera que mataba a alguien.

Carver y Dick suben en silencio por la escalera metalica. Cada crujido parece sonar como un trueno, pero nada cambia en el umbral de la puerta.
Al llegar hasta el borde de la apertura Carver casi se tiende hasta acabar a rastras para echar un vistazo al interior. Una sala pequeña de no mas de 3 m2 llena de pintadas y graffitis de colores. Solo hay una salida abierta hacia un pasillo probremente iluminado justo enfrente. El pandillero esta de rodillas intentando apartar torpemente los cristales de la botella mientras murmura.-Joder...que putada...

Donovan se acerca a la posición de Carver y Dick, esperando poder ayudar a terminar el trabajo

El disparo sonó como un ruido sordo, camuflado por la estridente música. La bala entró por la parte baja de la cabeza y salpicó sangre contra el suelo mientras el objetivo se derrumbaba hacia adelante sin hacer apenas ruido.

Carver enfundó la SigSauer y preparó la MP5. Hizo un movimiento con la mano para que Dick y Donovan le siguieran y entró en las oficinas, empujando la puerta suavemente con el hombro y sin dejar de apuntar hacia el pasillo de delante.

Miro a mi alrededor, y veo como el resto empieza a aproximarse a la puerta... ¡No puedo dejar que todos ellos se lleven la diversión!.

Todo lo rápido que puedo, pero sin hacer ruido, me aproximo a la escalera, para comenzar a trepar... Las salidas están bloqueadas... Los tenemos acorralados. Esto será coser y cantar...

Echando un vistazo rapido desde el umbral de la puerta del pasillo, Carver no ve movimiento sospechoso. La musica sigue sonando y solo si se escucha con atencion se oyen los mudos ultimos estertores del pandillero.
Es joven, muy joven, debe tener 18 recien cumplidos y tiene los ojos abiertos de par en par, pero en blanco. Una espuma rojiza sale de su boca y su mano izquierda no deja de temblar.

Dick observó con atención los movimientos de Carver. Su corazón se aceleró al notar como apuntaba su arma, sintiendo como la acción se les acercaba como una ola gigante y amenazante. El disparo fue casi como un soplido, pero creyó oír con claridad como la víctima caía al suelo con pesadez. Jamás esperó encontrarse con una escena tan macabra.

Habría apostado los dedos de una mano a que el niño tendido en el suelo no estaba muerto. Sus ojos parecían observarle con pena, en gesto de ruego, mientras la sangre que manaba de su herida en la cabeza se mezclaba con la que salía de su boca, conformando un charco inmenso a su alrededor. La mano temblaba ligeramente, y Dick no pudo mantener el silencio.

-Mierda Carver, ¿podrías terminarlo de una puta vez?- le espetó, concentrándose en el rostro enmascarado del exSEAL para no tener que ver al muchacho.

La puta madre, si hubiera sabido que íbamos a acribillar a unos putos niños...

Y lo sabía, en el fondo. Sólo que había decidido ignorarlo, pues era preciso comer de algo, y aquello era lo que él sabía hacer. Armándose de fuerzas para apartar la vista del moribundo, se dirigió hacia el pasillo, con el arma lista para abrir fuego sobre la primera figura que hiciera acto de presencia frente a él. Comprobó que estuviera vacío, y avanzó lenta y sigilosamente.

El pasillo esta iluminado solo por un tubo fluorescente en el techo. Solo hay un tres puertas a la derecha y enfrente de donde habeis entrado parece que bajan otras escaleras a la planta principal del almacen. La musica parece retumbar de la ultima puerta. Las tres son iguales, puertas baratas de madera, sin ninguna indicacion.
De pronto una voz femenina suena en la primera puerta:
-¿Juan, Juanito, ¿Ya has meado?, ven aqui, macho mio.
El picaporte comienza a girar...

Así como Dick asomó su cabeza por el pasillo, volvió a meterse dentro de la habitación con rapidez. Se pegó contra la pared, mirando Carver con el rostro transpirado. Señalo el pasillo con el pulgar y se pasó el índice por la garganta. Antes siquiera de oír la puerta abrirse, el ex-poli se escondió detrás de la puerta, agazapado y listo para abalanzarse sobre la mujer si es que se internaba en la habitación.

Vamos, ven a buscar a tu noviecito...

Don imita la acción de Dick, ocultandose de la que será la próxima víctima. Al ver el gesto de muerte de su compañero, esboza una nueva sonrisa. Nunca había visto tanta frialdad ante la muerte de unos entes ajenos a sí mismo

En apenas un segundo, Carver decide su curso de acción. Utilizar la MP5 eliminaría al objetivo, pero los disparos podrían alertar al resto. Usar el machete sería silencioso, pero no recomendable en un espacio tan reducido como el pasillo...
Por tanto, suelta el subfusil, que queda colgando de la correa de su hombro y desenfunda la pistola con silenciador, cubriéndose en la entrada del pasillo, pero con el brazo extendido a la altura de los ojos, hacia la puerta que se abre. Podría disparar a través de la madera, pero no existe la seguridad que silencie al objetivo de esa manera.

Los ojos de Carver son dos frías rendijas en las que no hay lugar para la compasión ni la piedad. Sólo la misión.
En cuanto el objetivo quede a la vista, disparará. Si esperan, podría ver el cadáver y dar la alarma.

La puerta se abre y una chica hispana con pantalones vaqueros ajustados y un top verde ocupa todo el umbral. Es joven, no mayor de 18 años. Su cara esta enmarcada por una melena negra lisa. Sus ojos negros se abren de par en par cuando ve el cadaver del pandillero....

Termino de subir la escalera. Cuando estoy arriba, veo como todo el mundo ha pasado, así que encogiendome de hombros, decido echar un ojo por la puerta.

Cuando me asomo, veo el dantesco espectáculo. El meón de antes, ahora está en el suelo, desangrado (y seguramente muerto), mientras que una furcia ha salido a buscarle. Hay que actuar rápido, antes de que pueda gritar y alertar a todo el mundo... Así, preparo mi arma, y me dispongo a disparla... Qué desperdicio de carne.