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[Discord partida (23/3)] Desde el Infierno

Sesión del día 14-10-2023

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14/10/2023, 20:33
Narrador

Boston, 14 de octubre de 1926.

Se encontraba Charles en su despacho, junto a su esoterista amiga, la señorita Dorothy Murray y la fantasma de su mujer Elisabeth, cuando llegó un telgrama express, de su viejo colega el señor Reginald Preston.

Pese a ser un gran amigo y haber trabajado para él en enero de ese mismo año, ni Charles, ni Elisabeth le recordaban. Haciendi memoria, Charles recordó que el pobré Reginald era aquel tarado en silla de ruedas que les encargó algo en vete tú a saber que libería, vete tú saber donde, relacionado con un monstruo sobrenatural. Elisabeh en cambio, por mucho que Charles insisitó, no pudo recordar nada.

¿Y qué hacía Dorothy allí? Se trataba de una vieja amiga que tocaba el saxofón en la banda de Elisabeth y que había acudido al despacho de Charles, para indagar en lo profundo del alma de Elisabeth (las malas lenguas sugieren que Elisabeth murió no una sino dos o incluso tres veces) y dado el mensajito del telegrama, algo relacionado con un estudiante y un vampiro... decidió acompañar a Charles en sus investigaciones.

Así pues, los tres intrépidos investigadores de lo paranormal, partieron hacia la calle Charles 224, en busca de un vampiro, o como lo llamo el estúpido Reginald: un "brucolaco".

Allí se entrevistaron con el joven en cuestión, un tal Daniel Mays. Resultó que mostraba unas heridas en el cuello, que notó tras despertarse tras un sueño alborotado, por el que nadie se interesó demasiado. Podían corresponder con la mordedura de un vampiro. Elisabeth lo supo... Dorothy en cambio, vio en sus cartas un aura muy fea en el joven Mays, lo cual le hizo dudar de si entrar o no a su apartamento.

Tras interrogar un poco a Mays, éste les contó que una joven que cursaba estudios con él en la universidad, le había regalado un gramófono. Ésta se llamaba Irina (nombre muy sospechoso al ser de procedencia rumana). Charles exminó el gramófono, pero no encontró nada extraño en éste. 

¡No necesitaban más! Se marcharon del domicilio camino de la universidad, no sin antes llevarse el gramófono y tratar de desturirlo a martillazos, con fuego y precipitándolo desde el séptimo en no pocas ocasiones. Siempre regresar intacto a su lugar de origen.

Pasaron el resto de la tarde en la universidad, buscando a la tal Irina, de la cual sabían únicamete su nombre y que su piel era pálida y su cabello oscuro. Sin éxito, tuvieron que regresar a casa de Mays y preguntarle sobre más datos. Les contó que cursaba la prestigiosa carrera de "Ingeniría Avícola" y que conocía a la dicha joven de haberla visto dos o tres veces en su clase de "Técnicas de Partos Aviarios".

Regresron al campus y se entrevistaron con el rector de la facultad, quien muy amablemente y a tenor de que las estúpidas leyes sobre protección de datos no existían en 1926, les facilitó el listado de clase. No figuraba el nombre de Irina y tampoco conocía a dicha mujer. Resulta que el buen rector impartía dicha asignatura y no la recordaba de nada.

Suficiente... Irina era el brucolaco. Regresaron a casa de Mays y siendo ya muy tarde le sacaron de su casa y le condujeron a casa de Reginald para resguardar su integridad, regresando a su apartamento poco después. Regiland se puso muy contento de que Mays acudiera en pijama a su casa. Se casaron y fueron muy felices, pero esa es otra historia que no será contada aquí.

Ya en casa de Mays, echaron la puerta abajo, al no tener llave. Rebuscaron por la casa, no sin antes lanzar por la ventana el gramófono y éste regresar de nuevo a su punto de partida. Encontraron entonces un historial médico del joven Daniel. Al parecer tuvo alguno problemas oníricos durante su infancia. Charles enseguida lo supo: Daniel era un "viajero onírico".

No obstante, cuando estaban dándole vueltas a aquello, escucharon a alguien desde la puerta. Se trataba de la vecina, la señora Margarette O'Hara, la vecina cotilla que había escuchar ruidos extraños. Le convencieron las explicaciones de aquellos tres individuos. Debieron ser tan absurdas que no podían ser falsas. Charles le regaló el gramófono y le mandó a hacer croquetas. Por desgracia el gramófono, apareció de nuevo en su sitio original.

Fue poco después de ls 3.00 horas, cuando Charles y Elisabeth percibieron una extraña sombra accediendo al apartamento. Dorothy, la mediúm, estaba demasiado interesada en el interior del armario examinando los sombreros y no de percató de nada. Elisabeth y Charles decidieron perseguir a la sombra, la cual... pese a traspasar paredes, descendió por las escaleras... al ser una sombre de mujer, quizás quisiera bajar de peso...

Charles le perdió la pista en el rellano del primer piso, pero no Elisabeth, que siguió a la sombra al exterior del edificio y allí si le perdió la pista.

Charles se reunió con Margarette en el sótano... ya tenía lista las croquetas. El bueno del detective había descubierto una puerta secreta que daba a la guardia del brucolaco. Allí tenía un divan, un montón de fotografías de gente durmiendo, una cámara de fotos y una fotografía de ella misma en un marco, que daba repelús, la foto... y el marco también.

Dorothy se reunió con Elisabeth en el rellano y ambas descendieron al sótano reuniéndose con los demás. Decidieron tenderle una emboscada al brucolaco, al cual Maragrette reconoció tras recoger sus gafas de su domicilio, como la antigua inquilina del séptimo. 

Aguardaron escondidos al regreso de la criatura. Quizás el sigilo no era la mejor habilidad de Dorothy, la cual se plantó en medio de la estancia con una mampara de lámpara en la cabeza y cuando regresó el brucolaco, fue la única que no percibió su presencia... (la esoterista...).

El brucolaco se lanzó contra atravesando con sus garras la piel de Dorothy y acto seguido hincando sus colmillos en su cuello. Dorothy quedó al borde de la muerte... pero sorprendida por Charles, Elisabeth y la vecina cotilla, el brucolaco fue apresado por Charles, que le hubiera conducido hasta la cladera a morir como la bruja que era, de no ser porque quedó hipnotizado por esta y le soltó.

Acto seguido todos empujaron a la bestia hacia la cladera, todos no... Dorothy no ayudó en esta parte. Cuando estaba a punto de caer al fuego, Elisabeth recibió una herida con las garras del brucolcaco, pero finalmente acabó en las llamas, para segundos después aparecer chamuscada al hacerse gaseaosa. 

Por suerte, Margarette pudo taponar las heridas de Dorothy introduciendo croquetas para tamponar la hemorragia y así salvarle la vida. Ese año recibió el premio nobel de medicina. 

Charles le disparó hiriendole gravemente, (al brucolaco, no a Elisabeth) y Elisabeth erró su disparo, aunque por una vez, no mató a ningún colega. Entre todos y pese a que Charles volvió a quedar dominado momentaneamente por la criatura, la pusieron junto a la puerta de la caldera y de una patada dle propio Charles, acabó en las llamas destruida para siempre...

Y no quemaron el edificio... cosa que a priori hubiera sido lo normal.

- FIN -