Partida Rol por web

El hombre a quien Orionus había tendido el brazo de Isolda lo examinó, aunque con una mueca que parecía más de hastío que de desagrado.

- Para los milagros necesitas a un clérigo, compadre. Si esto fuera un corte limpio y esa zorra no estuviera a punto de estirar la pata podríamos jugárnosla, y a ver que pasa. - Le puso a Orionus de nuevo la extremidad en sus manos - Pero no es ni lo uno ni lo otro, que se conforme con seguir con vida, y tal vez un día de estos alguien que no la considere un adefesio le haga un hijo. -

Por último se giró hacia Hieronymus - Tu mismo, para nosotros es otra cama libre. Pero como se os ocurra matarla por el camino te pienso buscar y dar un puñetazo por hacernos perder el tiempo con ella, viejo. Agur. - y se dirigió hacia otras camas donde había más heridos por atender

El arbites no era de los que se amedrentan con facilidad, ni de los que dejan pasar una ofensa como aquella. Aquel médico no había hecho más que tener la mala suerte de cabrear al viejo agente en el peor momento. Quizás en otra ocasión se hubiera contentado con haber apretado los dientes, pero ahora estaba preocupado por Isolda y por el supervisor al que tenían que volver a buscar y pronto.

- ¡No! - gritó el arbites a la cara del sanitario al que tenía sujeto por la pechera - si tenemos que volver, nos atenderás con una educación intachable y una profesionalidad digna de la más lata condecoración imperial - el arbites desenfundó la porra antiditurbios aunque se limitó a empuñarla en lugar de estrellarla contra la cabeza del desgraciado - y jamás, jamás, volverás a llamar viejo a alguien como yo - soltó al pobre hombrecillo - ¿queda claro? - y dicho esto se volvió hacia el resto del equipo de acólitos y les indicó que salieran, dirigiendo sólo una vez la vista a atrás para mirar al médico con fiereza.

Una vez los acólitos estaban en un lugar apartado y lejos de oídos ajenos o dispositivos de escucha. El arbites comenzó a explicarles lo que habían encontrado.

En el almacén del muelle donde se descargaban las armas del Mechanicus desaparecía material cada noche e incluso los trabajadores eran conscientes de ello aunque no parecían formar parte de la trama, como tampoco parecía hacerlos el tecnoadepto de bajo nivel encargado del inventario. Aquella misma noche, habían visto como un "supervisor" entraba en el almacén, del que los guardias eran retirados previamente vigilando éstos sólo la periferia. El supervisor iba acompañado de numerosos servidores tanto de combate como industriales de carga. En ese momento el viejo agente aprovechó para extraer de la enorme bolsa negra las cabezas de tres servidores y las colocó delante de Arcturus. Les mostró como los servidores tenían tatuado en la cara un símbolo que ahora había desaparecido como corroido por ácido. No obstante el viejo agente les hizo un dibujo pues había memorizado el símbolo tras ver cómo éstos tendían a deshacerse. Esperaba que Arcturus o Urtzi supieran identificarlo.

Hecho esto continuó con el relato. El supervisor se había encargado de dejar una caja nueva en el lugar de la que había sustraído, llena esta nueva caja de armas defectuosas. Extrajo en ese momento la pistola láser inútil que había cogido. Si tenía un número de serie quizás fuera posible rastrearla. Colocó ante el grupo los tres cargadores de rifle láser que había cogido y que estaban en buen estado y llenos, por si alguno de ellos los necesitaba.

El grupo de combate había seguido al supervisor hasta una especie de ascensor, por donde había desaparecido sin apenas escolta. Los acólitos habían destruido media docena de servidores industriales y tres potentes servidores de combate, pero el precio había sido muy alto, en especial para Isolda, a la que el arbites volvió a agradecer su valentía y sacrificio. El resto del equipo parecía haber salido más o menos indemne. Hieronymus pidió en ese momento a Isolda a su amigo Heinrich que explicaran todo lo posible sobre el ascensor por donde había desaparecido el supervisor y aquellas partes del relato que el propio arbites no había presenciado.

Mientras esperaba que ambos hablaran, fue dando al tecnoadepto los dos brazos artillados que habían cortado a los servidores de combate y de los que Orionus tenía otros tres. Esperaba que Arcturus pudiera prepararlos o adegurarse si no era necesaria tal preparación, de que pudieran emplearlos los acólitos como armas de fuego convencionales.

Hecho esto, esperaba que Urtzi y Gianna les contaran a continuación que habían averiguado.

El arbites estaba más cómodo ahora, aquello no era distinto de una sesión en el arbites. Investigación, entrega de pruebas, briefing*... A pesar del coste hasta ahora no habían perdido el tiempo, tenían muchas pruebas, aunque aún más trabajo que hacer.

Heinrich se encoje de hombros, incomodo, no le gusta ser el centro de atencion.

-Llegue cuando el supervisor ya se habia escapado por un tunel, Isolda habia acabado con un servidor de combate y estaba ya...mutilada...quedaba un servidor de combate que ya estaba a punto de acabar con ella, por lo que hubo suerte en que llegara justo a tiempo. Acabe con el, pero entre que necesitabais ayuda y que Isolda se estaba desangrando no vi oportuno dejaros, a ninguno, sin ayuda para ir en busca del supervisor. Sin embargo controlamos su ruta de huida, quiza podamos volver por ella para ver si ha dejado alguna pista. 

El arbites asintió tras escuchar la historia de su amigo, agradecido. Volvió la vista hacia la sororitas que había abierto los ojos de nuevo.

- ¿Hermana Isolda? - viendo que ésta tardaba en contestar se volvió a su vez hacia el sabio y la soldado esperando que ellos pudieran contarles su periplo por la cúspide.

Con todo lo que habia explicado el Arbites y el guardia no habia mucho mas que añadir. Por lo que me quedé algo apartado jugueteando con mi Foco Psiquico, una esfera de cristal que hacia dar vueltas en mi mano mientras esperaba que los miembros del grupo diplomatico contasen sus averiguaciones. 

Orionus entrego el resto del material metálico, mecánico y eléctrico que había recogido de los servidores muertos, incluso las armas y munición que recogieron y se la entrego a Arcturus.

Luego se mantuvo a la espera, escuchando a sus dos compañeros Urtzi y Gianna a que les hablaran de lo que habían descubierto.

De repente me ví cargado con las extremidades de los siervos mecanicos contra los que nos habíamos enfrentado. Una tarea deliciosamente típica para mí, pero los dejé en el camastro al lado de la hermana Isolda por un segundo. La bravata del Arbitres había despertado mi curiosidad.

-Tranquilízate, arbitres Hyeronymus Homren. Cuando hayamos terminado con nuestra mision enviaremos un informe al inquisidor para que sancione al miembro del Medicae, o bien podemos acercarnos al botiquin belico y tomar lo que necesitemos para tratar a la hermana Isolda por nuestros propios medios.-Si fueran instalaciones del culto de Marte no pensaría en sugerirlo siquiera, pero siendo un suministro de medicamentos destinados a las legiones del emperador, y siendo como éramos la legion escondida del trono dorado, nos podriamos surtir como quisiéramos.- O también puedo colocar un detonador armado de pequeño tamaño en las cercanias y hacerlo detonar cuando nos vayamos.

Dicho lo cual, tomé en mis manos uno de los cráneos. No es que sintiera un especial afecto por la adepta, pero siendo como era el arbitres una reliquia del genero humano bien cargado de implantes protésicos, me sentia en la obligacion de ponerme de su parte. De la parte mecánica por supuesto. 

Comencé con el examen preliminar del servidor, introduciéndome en sus registros, bancos de memoria y autentificadores, buscando tanto el nombre de su dueño como las funciones a las que estaba obligado a ejecutar mediante mis implantes craneales y mi electroinjerto situado en la periferia de mi sistema nervioso.

-Interesante...

Las 3 cabezas se encontraban en bastante mal estado, pero hasta que no examinaste los diminutos cogitadores internos no te percatastes de por qué.

Como mecanismo de seguridad, al dejar percibir signos vitales una cápsula de ácido en el interior del cráneo se había abierto derramando su contenido y destruyendo cuantos datos pudiera. Había sido una suerte que el arbitrador trajera consigo las 3, puesto que necesitaste de todas las muestras posibles para reconstruir solo una parte de sus protocolos de conducta y registro de datos.

Isolda estaba más consciente y luchó por incorporarse mientras ese médico la llamaba zorra. No dijo nada, ella estaba por encima de las discusiones de insultos, pero ya sabía lo que iba a pasar cuando estuviera al 100%.

un miembro del Medicae iba a ser ejecutado, pues esos insultos a un miembro de la Inquisición y del Adepta Sororitas no iba a olvidarse.

Acompañó al grupo a duras penas, aún tenía la desagradable sensación de necesitar sujetarse un brazo que no tenía, y tardó en darse cuenta de que estaban hablándola a ella.

-Perdón, estoy algo aturdida aún. El supervisor llegó con la escolta y los servidores de carga y abrieron ese agujero en la pared por el que pasásteis. Luego llegó a ese agujero en el suelo y empezaron a bajar la carga mientras mandaba a un servidor para cubrir sus huellas. En ese momento, otro de los servidores me detectó y empezò el tiroteo. Me costó terminar con uno mientras el otro lanzaba al supervisor por el agujero, como si fuera una carga más. Luego me enfrenté al otro y fue cuando me impactó con una rafaga. Después de eso todo es borroso.

Isolda tenía un dolor de cabeza brutal y no era capaz de reconocer nada más.

Veo con disgusto como el viejo se pone a zarandear al medico, este no sabe como funciona esto. A veces te encuentras con tipos decentes que realmente se preocupan de que salgas con vida. Pero por lo general es gente asqueada y harta de su trabajo. Lo que haces es sobornarles para que atiendan bien a tus amigos, no amenazarles con una paliza. Es tentador por supuesto, pero mas te vale no caer herido en sus manos.
Entonces oigo al tecnosacerdote y me tienta llevarme la mano a la cara, aunque me guardo mucho de hacerlo. Cada vez tengo mas claro que la gente acostumbrada a posiciones de poder no sabe pensar o actuar como si no lo tuviese.
Se supone que no somos mas que mercenarios, y esta gente tambien lo es. Si nos ponemos a mangar suministros medicos, porque para ellos es lo que estariamos haciendo, el resto de la tropa nos lincha, o algo peor. Yo en su situacion es lo que haria al menos.- Los medicos suelen mangar suministros, pero a no ser que se pasen de la ralla nadie lo denuncia. No si no quieres que cuando necesites uno, sus compañeros te dejen tirado en una esquina para que te mueras. ¿Pero robar la tropa de a pie? A veces hay algun imbecil que lo intenta, pero lo que se tolera porque no quedan mas cojones a los medicos, no se le tolera a los compañeros. Ademas de que te atienda uno, tambien quieres que tenga con que remendarte.

Volviendo al tema... Vamos, que estaba todo petado de servidores y se ha liado buena.- Yo nunca he luchado contra cosas asi, ni ganas que tengo.- Es muy curioso eso que me estais contando, vaya que si. Tambien os resultara curioso saber que la residencia de Magnus no tiene un solo criado o guardia que no sea un servidor. Incluso querubines tenian. Mas curioso aun es el hecho de que Magnus sabe exactamente para quien trabajamos, por lo que yo asumiria que toda su familia lo sabe. Y hablando de su familia... Pero eso lo explicara mejor Urtzi- Le pego un codazo mal disimulado para que explique el tema, que lo hara mejor que yo.

Orionus observando que anda con dificultad su compañera Isolda. Se acerca a ella y le propone "¿Isolda si quieres puedes apoyarte en mi para moverte mejor?".

La Hermana de Batalla mostró algo que no había ocurrido antes, esbozó una ligera sonrisa amable en ese rostro que parecía imperturbable o que solo mostraba muecas y gestos de enfado o feroces- Gracias, señor Boulder -dijo mientras le pasaba el brazo bueno por encima de los hombros y mantenía el muñón pegado al cuerpo, como si lo llevara en un cabestrillo de tener el trozo que le faltaba.

El arbites puso la mano en el hombro sano de la sororitas, con suavidad - esperad. Puede que tengamos prisa, pero aún disponemos de unos minutos.

Esperaba que el tecnoadepto les dijera que había extraído de las tres cabezas y a que preparara las armas recuperadas para poder distribuirlas en el grupo de acólitos. Mientras Arcturs se conectaba a las cabezas, el arbites contemplaba al sabio Urtzi con impaciencia, parece que este estaba sumido en sus propias reflexiones. El viejo agente esperaba que terminara su cábalas y les expusiera lo que significaban los tatuajes borrados que Hieronymus había representado en un dibujo. Además esperaba que el sabio les exposiera su viaje a la cúspide con algo más de detalle que la soldado Gianna, que parecía haberse centrado tan sólo en las amenazas como militar que era y había pasado por alto u omitido en su descripción otros detalles de gran importancia.

- ¿Qué habeís querido decir con que Magnus sabe quién es nuestro patrón? ¿Lo sabe ahora o ya lo sabía? - preguntó preocupado - adelante, decidnos.

Como el sabio dudaba sobre como empezar. Hieronymus aprovechó el lapso - Por otro lado, podríamos buscar un almacén aqui cerca, para tener más intimidad y un lugar donde protegernos. Eso sí, deberíamos ser rápidos, pues aunque encontrar al supervisor se base en meternos por el agujero que éste empleó, no debemos darle demasiado tiempo para prepararse o huir, no me extrañaría que aprovechara cada minuto que le demos en hacernos la vida más difícil.

- Es complicado - dijo Urtzi por primera vez desde que se reunieran, parecía que encontrarse a la Sororitas en ese estado había impresionado excesivamente al adepto y había sido incapaz de pronunciar palabra hasta entonces - Pero no se lo contamos nosotros, si es eso en lo que está pensando. Intentaré exponrelo en orden... -

- Llegamos a la mansión de los Wolfe, no se la puede llamar de otra manera, y nos encontramos con un individuo muy singular de habla entrecortada y un poco ridícula, aunque amenazante, no se si me explico. Más tarde nos enteramos de que era Igance Wolfe el hijo de Maguns Wolfe, que creemos debe sufrir algún tipo de enfermedad. Intentó expulsarnos sin miramientos, pero cuando nos anunciaron que Magnus nos recibiría se largó. -

- Resumiendo, entramos a la mansión, Magnus nos recibió y dejó muy claro que ya sabía para quien trabajamos y para qué hemos venido. Nos ofreció bastante ayuda. Para mañana podremos recoger unos permisos, nos concederán la autoridad de un alguacil* de los Arbites aún bajo nuestra coartada, y un pase para subir a la cúspide cuando sea necesario. -

- Me pareció que el señor Magnus fue bastante generoso y no tenía segundas intenciones, pero antes de irnos le preguntamos por quién más podría conocer nuestra identidad, y su forma de contestar nos hizo pensar que cualquier miembro de su familia podría saberlo. Eso nos deja, que nosotros sepamos, con el señor Magnus y su hijo Ignace. -

El hijo de magnus- digo recordando nuestro brevisimo encuentro-, Ignatius creo recordar que se llamaba, no me da muy buena espina. Su propio padre murmuro al respecto algo como "el imbecil de mi hijo". Si sabiendo quienes somos trato de echarnos... -niego con la cabeza- seguro que es por algo. Y repito que la residencia de los Wolfe estaba a rebosar de servidores, aunque no pretendo decir tampoco que sean los unicos que tienen acceso a ellos claro.

En cualquier caso, terminando nuestra historia, decidimos que no seria buena idea comunicarnos aun con vosotros para informar. Estabais en una mision de vigilancia- Miro a Isolda de reojo, quizas habria sido mas util con ellos- y no queriamos delatar vuestra posicion con una inoportuna llamada de radio. Asi que decidimos venir a hablar con el suertudo para ver que nos podia decir de magnus y su familia. Nos encontramos con todo esto, y estaba examinando con mi teleobjetivo el equipamiento de las bandas cuando aparecisteis... Y esa es toda la historia. No nos dejamos nada ¿No Urtzi? 

Urzti asintió acompañando su gesto con una sonrisa ante la concisa explicación de la soldado. -Yo no lo hubiese explicado mejor, Gianna.- Se giró hacia el arbitres y el resto del grupo. ​-Aunque me gustaría añadir que aunque el hijo del señor Magnus no supiese nuestra verdadera identidad, seguiría siendo extraño que rehusase la posibilidad de aumentar las fuerzas de seguridad ante la situación de la colmena. Es evidente que existe alguna clase de desencuentro entre padre e hijo.- Explicó para dar a entender el motivo por la desconfianza.

Se aclaró la garganta para continuar hablando. -Sea como sea, creo que nos hemos procurado un poderoso aliado con Magnus Wolfe. No nos servirá de nada preocuparnos ahora de la posibilidad de que se haya filtrado nuestra verdadera identidad. Además, después de vuestra actuación de vigilancia, es evidente que ya estarán al tanto de que alguien está investigando...- El adepto se quedó pensativo mientras memorizaba todos los datos aportados y los obtenidos por él mismo y la señorita Gianna. Desde luego se encontraban con una clara trama de contrabando, pero cabía la posibilidad de que hubiese algo más. -¿Qué opináis vosotros de todo esto?- Preguntó al fin para añadir la perspectiva de sus compañeros acólitos a sus pesquisas.

El arbites escuchó con atención el relato de Gianna y Urtzi, sin apenas verse distraido porque a su lado el tecnoadepto se afanara en el equipo recuperado cuchicheando para sí en su incomprensible lenguaje-máquina. El viejo asintió en los puntos clave del relato. Pero como tenía por costumbre hacer tantas veces esperó al final para negar con la cabeza como para sí, varias veces y decir:

- No.

- No me gusta - Añadió unos segundos más tarde.

Esperó un instante antes de continuar, como si estuviera poniendo sus pensamientos en órden o quizás para hacer que todos los presentes le prestaran una mayor atención.

- No me gusta que sepa de dónde venimos - dijo, realmente era extraño que supiera que eran acólitos inquisitoriales, pues sus jefes eran muy celosos de sus secretos y de contar con tan importante activo era raro que éste no les fuera señalado como punto de partida junto con el Afortunado. No me gusta - siguió el arbites, del que ya todos conocían que le gustan pocas cosas y que se fiaba de aún menos - que sospecheís de su hijo, que seguramente tenga tanta influencia como su padre y más aún en su propia casa, donde sólo los servidores les acompañan y que a buen seguro pudieran dar buena cuenta de nosotros en caso de que así lo desearan padre o hijo.

- ¿Qué mejor manera de eliminar a todos los miembros de un equipo que haciendo que algunos de sus miembros atraigan a todos los demás a un mismo lugar? - dejó que sus palabras calaran en el resto del equipo. De hecho pudo ver como alguno de ellos sentía un escalofrío al escuchar el razonamiento del arbites. Quizás fuera un paranoico, quizás todos los agentes del arbites acabaran siéndolo, pero eso lo había mantenido vivo hasta ahora.

- Veamos que tenemos... un supervisor al servicio de Magnus roba armas de los almacenes y no sólo eso, sino que las sustituye por material no funcionante de origen desconocido. Este supervisor dispone de acceso a un grupo muy numeroso de servidores y no sólo de tipo industrial sino también militar. Me apuesto lo que sea a que dispone de acceso a sustitutos para cada uno de los que hemos tenido que destruir.

- Sigamos - el arbites estaba en su elemento y sin pretenderlo lo demostraba - este supervisor dispone de poder suficiente como para reorganizar las patrullas de vigilancia con el fin de que éstas le dejen libre paso y no se inmiscuyan en sus asuntos.

- Más aún, los servidores están programados para borrar sus tatuajes identificativos al morir y que sus cuerpos no puedan ser directamente relacionados con sus propietarios - mostró el dibujo que había hecho de los tatuajes ahora borrados - ¿Urtzi, Gianna es este el símbolo de la casa Magnus o el que portan sus servidores?

- Como he dicho, no me gusta, ni ese Magnus, ni su hijo Ignatus.

- Creo que debemos volver a salir en busca del supervisor y deberíamos hacerlo pronto, antes de que se enfríe su rastro. Quizás así sepamos más sin arriesgarnos a caer en una emboscada - y por respeto a Isolda no añadió lo que pensaba - todos sabemos ahora de qué son capaces estos servidores.

Había que admitir que el Arbites no se distinguía por sus habilidades artísticas. Para Gianna aquél era un garabato sin sentido, sin embargo Urtzi, ayudado por aquél aparato parecido a un monóculo sí que llegó a reconocer haber visto un símbolo con una forma similar en su investigación por la mansión de los Wolfe.

Sin embargo ¿donde lo vio exactamente? Se parecía, pero no era exactamente el símbolo de la familia, bien visible en la puerta.