Partida Rol por web

—Menuda brrrroma — se ajustó la corbata y le dió un par de golpecitos en el casco al soldado, de esos que aparentaban ser amistosos, pero que eran terriblemente molestos.  No había notado mucho cambio al deszombificarse, él ya era prácticamente un monstruo, un vampiro que se alimentaba de las vidas y los sueños del proletariado —. Se ve venir una demanda por daños y perjuicios, una de las gordas. No se imagina la de millones de dólares que habré perdido —dejado de ganar — durante éste mes.

Eso sería el primer paso, luego llegaría a un acuerdo para quedarse con la formula-z que habían usado.  ¡Parques temáticos! ¡Residencias de ancianos zombificados!¡Negociaría con Elon para venderle astronautas zombie! ¡Y podría vender sus memorias, que titularía 31 días después!

—Quiero hablar con quien esté al mando.  Y, soldado, no se separe de nosotros, que estos zombies son insaciables, huelen los br.. cerebros a cincuenta metros y, no solo eso, sino que son más astutos de los que imagina y se comunican entre ellos mediante gruñidos y pseudopalabras 

Miró a su alrededor y comenzó a dirigirse hacia la salida más cercana.

—Vamos, estoy perdiendo tiempo y dinero aquí parado.  Larguémonos y acaben pronto con los que no hayan revertido a su forma humana.   Estos malditos zombis son odiosos

Poco a poco iba recordando mi vida prezombi: una vida llena de drogas, conciertos, pivas cachondas y lujo. Me eché mano al bolsillo de la camisa angustiado... pero allí quedaba un cigarrito. Al ver los zombis alrededor nuestra, no pude pensar más que en coger mi pipa, que siempre llevaba metida en... en... Me toqueteé por todos los lados para encontrarla. Nunca me separaba de ella, ni cuando estaba follando. Ahí, ahí estaba la cabrona... No, eso era otra cosa. Pues no, no la llevaba encima. ¡Maldición!

-"Dadme un arma, no quiero que me muerdan de nuevo estos cabrones." Les dije a los soldados. "Por allí parece que hay una salida, hay una ventana abierta."

Desde el pasillo veía al fondo la ventana y entre medias a otros soldados y más humazombis. Al parecer no era el único que estaba volviendo de la no muerte.

Una ventana abierta, la libertad, tan cerca y a la vez tan lejos. Para pasar tenía que atravesar una mole de músculos zombificados, y parecía tener hambre. Quería escapar, ¿pero y si su novia seguía allí? No podía acordarse, no de todo a la vez, así que todavía había esperanza, aunque no para la Vero, que parecía que no le habían dado las medicinas correctas, pero, igual, con el tiempo, se las daban, y su novio se había muerto y entonces le tenía que querer a él por eliminación. Ná, de momento lo mejor era pasar, sobre todo teniendo un zombinagger hawaiano delante que se estaba relamiendo. Sabía que era un lentorro, sabía que los depredadores saltaban sobre las presas que huían, que lo había visto en el Nat Geo Wild, así que, aprovechando el olor de sus ropas, su lentitud y lo poco que se acordaba de la jerga zombil intentó engañar a Jake. El hawaiano venteó el aire con sus fosas nasales y lo miró confundido, volvió a bramar y echó a correr en dirección a Nomacuerdo. El choque parecía que se iba a producir en cualquier momento entre ellos, pero el zombie pasó a una velocidad endiablada pasillo para abajo sin mirar hacia al lado, donde un par de soldados y Snoop Dogg negociaban sobre quien debía llevar los pantalones, que diga, las armas.

Snoop Dogg había perdido su magnum 45, la Black&Dekker por los agujeros que hacía. Creía haberla dejado en el bolsillo, pero no, en su no-vida zombie debió dejarla en cualquier lado al notarla en el bolsillo. Mierda, necesitaba una pipa, necesitaba un canuto, necesitaba una rubia que... bueno, que la necesitaba, que pensándolo, llevaba un mes sin follar y eso quería decir que tenía al menos 30 polvos que recuperar, a poder ser 60. Pidió un arma y el soldado que llevaba la lanza se llevó una mano a la pernera y sacó un arma pequeña, un arma de chica, o de niño.

- No disparé a no ser que le dé la orden, muchos de estos zombies han sido tratados con vacunas distintas. No podemos matarlos a no ser que nuestra vida corra peligro... ¿Entendido?

Si lo entendía o no era algo que el tiempo diría. Tenía conciertos y pibas, y drogas que tomar, así que un disparito más un disparito menos... Siempre podía decir que se le había escapado, además, allí habían otros supervivientes y soldados, carnaza para zombies si hacía falta.

La familia se reunía. Finalmente Zaspa y Mo parecía que eran familia, padre e hijo, una familia más feliz en la vida que en la muerte. Había pasado un mes y eso quería decir que la Jenny lo mataba, y que la excusa de estar muerto no iba a servir. Era una segunda oportunidad que casi le había robado Nathan de un mordisco, pero no, nadie se lo iba a volver a arrebatar, sería mejor padre, le dedicaría tiempo, iría a sus funciones de teatro y a los cumples en el parque!!!, pediría teletrabajo!!!. Moses avisó a su padre de que Nathan se había acercado con el sigilo de un inspector de hacienda y estaba intentando comerse a uno de los soldados que luchaba con él en el suelo. Había que huir, El zombie reseco que se parecía al señor Burns iría por ellos cuando acabara con el soldado. Pa, le llamó Pa, hacía tiempo que no le llamaban así, aunque claro, si hubiera estado en casa igual se lo habría llamado más veces. El padre cogió a su niño y estiró de él hacia la puerta, tomando el camino más recto.

Nathan luchaba por morder al soldado pero su ropa impedía que le clavara el diente. Se notaba más humano, pero aun así quería morderle, aunque aquello sería una pérdida de tiempo, mejor una demanda millonaria que un mordisco. El soldado le dio un empujón para quitárselo de encima y ni le contestó, puso los ojos en blanco como si aquello fuera lo último que se esperara y le soltó un irrespetuoso

- Cierra el pico carcamal. Hablarás con Mickey Mouse si salimos de aquí, pero ahora a callar y déjeme hacer mi trabajo o le juro por mi madre que le tiro a los zombies. - por la mirada que le dirigió no parecía creer que fueran astutos, ni se comunicaran, ni nada. Los necios no hacían nunca caso a la gente inteligente, y por eso él era rico y los demás pobres. Tenía olfato, olfato para los negocios y no solo por eso, para los zombies también. Los estaban cercando, les estaban acorralando, y parecían estar yendo directos a una trampa.

Ahora que ya sabía lo que había hecho mal, casi todo, quería una segunda oportunidad. No sería cosa fácil, eso lo tenía muy claro, tras un mes desaparecido con Moses, la situación sería terrible. Jenny estaría rabiosa, y ni le escucharía, pero si aguantaba el tipo, tal vez, y esto también lo tenía muy claro, solo tal vez, pudiese tener una segunda oportunidad.

Pero ahora tenían que salir de allí y no ser mordidos en el intento, si le zombificaban al niño, todo estaría perdido. Y Nathan parecía que también estaba entrando en razón. 

-¡Vamos Moses! Tenemos que salir de aquí antes de que nos muerdan.- Y trató de darse prisa para encontrar la salida, atento a cualquier zombi que pudiese aprovechar la oportunidad para hincarles el diente. Pendiente de posibles emboscadas, y de bultos aparentemente inertes que se accionarían al acercarse a ellos. Con cuidado, y atento, se dirigió a la salida más cercana, con Moses.

El plan funciona. Aunque no tengo idea muy porqué. El fuertote me ha visto pero ha salido como un miura corriendo por el pasillo. Yo, mientras, me escondo entre las cunas, la ropita de bebé y el mostrador.

A mí me da que ha olido a la Vero, ese perfume irresistible para cualquier podrido, Eau de Mofeta. Eso, o le tiene alguna guardada de vidas anteriores. A saber. Que se apañen, los que se pelean se desean. Como sea, tengo el camino libre.

-Arggg, vruuuu, turururrr,

Voy disimulando, que por ahí veo a un soldado corredor y a un negrote altote coleguita de fumadas, pero vamos, que la prioridad es hacerse el invisible y largarse.

Oteo, observo, miro, me decido. Renqueante, gruñendo, cada vez me sale peor, de nuevo por el pasillo hacia la ventana. Que esto es un escape room bastante guapo y difícil, pero voy un time.

-Zeeereevroooo….zeereeevrooo, mii caaasaaa, mii zeerevroooss, mii nobiaaa

—Pa, están por todos laos. — Moses caminaba más tieso que un palo y apretaba la mano de su padre con fuerza. Estaba que se cagaba encima.

El pequeño recordaba su no vida entre ellos. El hambre que debían sentir y los trucos que usaban para llenarse el buche.

A Kareeenn por ejemplo, le gustaba tumbarse a esperar y agarrar a cualquier incautó que pensara que estaba muerta del todo. Cher prefería pillar a la gente cuando iba por comida al Mcdonalds. Incluso él empleaba su velocidad para pillar a los humanos por sorpresa. Ante todas aquellas posibilidades, el pequeño vio claro que no lo conseguirían.

De pronto se detuvo clavando los pies en el suelo. —¡Pa nos van a come! ¡Otra vez no! ¡Duele mucho morirse!— El niño negaba con la cabeza y lloraba ajeno al escándalo que provocaba.

—¡Soldado! Su obligación es sacarnos de aquí con vida.  Dispare a esos zombies ¡Está claro que la vacuna no ha funcionado con ellos! Nos están rodeando ¿No lo ve? — se masajeó las sienes. Todos los militares se creían al margen de las leyes que regían el país, hasta que un contratista armamentístico acudía a Washington con una maleta llena de Franklins.   —Dispare, hombre. O le juro que su proximo trabajo será limpiar contenedores higiénicos.  ¡Venga! Muévase y dispare.  Esos zombies son peores que Blackwater.  Lo sé, tengo acciones de esa compañía y le digo que los zombies son mucho peores. Créame —se iba encendiendo—, palurdo descerebrado. El 92 % de estos muertos es más listo que usted. 

Miré al soldado y después a la pistola de juguete que me daba. Volví a mirar al soldado y nuevamente a la pistolita.

-"¿Pero qué mierda es esto? Los niños de mi barrio tienen mejores armas, xD!" Le dije totalmente indignado.

Aún así, le cogí la pipa, la pipilla, y me di la vuelta para seguir avanzando hacia la ventana. El soldado me echó un discursito que me entró por una oreja y me salió por otra. Pasando de él, avancé por el pasillo con el brazo en alto, apuntando con el miniarma a cualquiera que se nos acercara, fuera zombi, humano o humazombi. Enfrente estaba el otro grupo y por los alrededores, la bestia parda zombi.

-"Vamos, quitaos del medio. Hay que salir cagando leches de aquí."

Tenía que salvar a su churumbel, y lo que le pasara a los demás pues cosa suya. Tonto el último. Salió corriendo hacia la salida mientras apremiaba a su hijo a que espabilara. Estaba prestando atención a tope, pero eso de la observación nunca había sido lo suyo, si hubiera sido observador se habría dado cuenta de que la Jeny era una pájara, y que igual eso de que el tercer niño se hace antes porque el horno ya está entrenado parecía ser un cuento chino, o taurino, según se mire. Su hijo le seguía cogido de su manita, estaban por todos lados, y no quería que se lo comieran, otra vez no, que los bocaos dolían más que los pellizcos de las monjas. Clavó los pies al suelo, tal vez fuera un instinto arácnido o que los héroes siempre triunfan, pero llego justo a tiempo, estaban apenás a dos metros de llegar al siguiente pasillo cuando dos zombies le salieron al paso. Babeaban, apestaban y comenzaron a caminar hacia ellos. No parecían rápidos pero podían ponerles en problemas.

Algo más atrás el comando de soldados intentaba tomar posiciones para contener a los dos zetas que venían, eso y encargarse de un Nathan cargado de derechos y con la obligación de recordarle que era importante, quien era importante, él, solo él. Empleó el habitual tono que empleaba con los subordinados, que solo así parecían entenderle los pobres asalariados. El soldado que llevaba la lanza se adelantó para cubrir a padre e hijo mientras el que portaba la ametralladora le chilló

- Si no cierra el puto pico le dispararé a usted, que todavía tiene pinta de zombie e igual el cambio no es permanente. - Y parecía hablar en serio, debía formar parte de un comité de empresa o ser un antisistema, un perroflauta que seguro que tenía menos de 500 dólares en la cartera. Su compañero luchaba con uno de los zombies intentando clavarle su lanza cuando una de las estanterías a su izquierda se volcó cayéndole encima. Detrás de ella un grupo de zombies habían empujado la estantería. Habían hecho la vieja táctica de esconderse entre las telas para sorprender al soldado, que gritaba a su compañero que lo salvara. Entonces abrió fuego, y es que tarde o temprano todos obedecían a Nathan. Abatió a un podrido disparando una ráfaga en la frente y un bramido gutural se escuchó en la tienda. Jake se empezó a acercar hacia la zona pasando por el pasillo donde estaba Vero, que se acercaba al origen del ruido. Era posible coger la lanza, pero habían 2 zombies que subían y otro que había tirado la estantería, era arriesgado... y el soldado no corrió el riesgo.

Mientras Nomacuerdo estaba jugando a los bebés entre las cunas. Disimulaba, renqueando, emitiendo una cantinela que solo parecía entender él, pero que le funcionaba. Tal vez fuera porque los zombies no veían posibilidad de rascar Brain alguno, pero, con su técnica había conseguido llegar hasta la ventana por la que habían escapado el grupo de Jake. Se asomó y un brazo hecho garra intentó pillarle. Abajo, un zombie parecía estar esperando a que le cayera su aperitivo. Podía intentar hacer el mismo truco, pero ya le había intentado trincar una vez.

Las quejas de Snoop Dogg fue acogida con una mueca burlona por el soldado. Con evidente sorna le dijo

- Tampoco le daría un arma a un niño de tu barrio, no te puedes fiar de un negrata nunca. - Lo dijo con acento de Texas, arrastrado y suave. El sonido de la estantería al caer hizo que dieran un respingo y corrieron para proteger a su compañero al escuchar los disparos, dejando solo a Snoop Dogg, que pudo ver como un chico que parecía que le habían dado un susto miraba por una ventana dudando entre saltar y no hacerlo.

A mitad del pasillo, a la altura de la ropa de chica estaban los cadáveres de los soldados que había abatido Jake. Eso quería decir armas, munición, chocolate, pero, ¿Se levantarían? ¿Estarían muertos del todo?

Pues bien. Y mal. Que nosecómo he logrado alcanzar la ventana pero ahora los zombis, mis queridos colegas, me quieren morder.

El mundo está muy loko. Desaparece mi novia, me transformo en pellejudo, la Vero se quiere enrollar conmigo, qué coño es eso de una galletanga, luego me mira con deseos carnívoros, no sexuales, que ya me gustaría. Que a zombie regalado no le mires el dentado. Y follar con la Vero debe ser igual que tirarte a un ángel. O mejor. Qué suertudo este Maikel.

Bueno, al lío, que siempre me pierdo en tonterías filosóficas, eso no se me ha ido de mi naturaleza zombi. Y es que no se qué sucede, no me siento por dentro lo mismo que esta mañana, me estoy mutando. Oh, my god. Hombre, zombie, pro-zombi…X-zombi. 

Me miro las manos, ¡quizás tengo superpoderes! O rayos gamma en los ojos.

Entrecierro la mirada y me concentro con fuerza fijando la vista en el comezerevros de abajo, a ver si lo convierto en magma…, me falta práctica o mi poder es otro. 

Pos qué hago. 

Investigo alrededor, buscando algo que tirarle al bicho, alguien, amigos o enemigos, que me ayuden o de los que esconderme. 

Joder, aquello estaba muy peligroso, demasiado. Ahora que había tomado de quien eran el y el pequeño, no le apetecía que le volviesen a morder. Y allí había mucho zombi hijoputa, como no tuviesen mucho cuidado, de allí no salían.

-¡Moses vigila que no se nos echen encima!- Justo allí había varios de los que hasta hacía poco habían sido sus compañeros, a uno de los guardias le habían tirado una estantería, y ahora estaban cerca. -Tenemos que darnos mucha prisa y salir de aquí, antes de que nos muerdan.- Pero con cuidado, seguro que habría alguno escondido, a la espera de que pasasen cerca para saltarles encima. 

Con prisa se alejaron de aquellos zombis, y atento a lo que allí había, trato de acercarse a la todavía lejana salida. 

Se lio, vaya, si se lio. Esas estanterías podrían haber caído sobre Moses y su Padre, pero se habían librado. Mejor el soldado que ellos. Su Padre le pedía que estuviese atento, pero su mirada se fue hacia ese palo que el soldado había dejado caer.  Sin previo aviso soltó la mano de su padre. Estaba decidido, quería que su padre estuviera orgulloso.

Mientras se aleja de él, parecía decirle con los ojos. Pa mírame, mira a tu hijo.

Reptaba con rapidez para pillar el palo y volver de nuevo con su padre antes de ser masticado o alcanzado por una bala. No las tenía todas consigo, pero como los grandes héroes a los que admiraba, que enfrentaban peligros terribles, no dudo. Aunque su cara reflejaba que iba con más miedo que cuando cagaba sin pestillo.

—¿Ve?¿Ve? Le di-je que dis-pa-ra-se antes. Tsk — chasqueó la lengua con tanto desprecio que al soldado se quedó sin cejas.  Un problema menor cuando estabas a punto de palmarla, como era el caso.    

—¡Cuidado, a su espalda! —avisó al mismo soldado y salió pitando de allí.  —Tú — Zaspa — y tú — moom —por allá. Por esa puerta, tras ella hay un tanque, uno militar — puntualizó, nunca estaba de más desconfiar de los hijos de la educación pública _  Solo se trata de exig.. pedirles entrar y quedarnos dentro..  No hay nada en éste Walmart que pueda con un tanque.  

Me guardé la canija en el bolsillo del pantalón y fui velozmente hacia donde yacían dos soldados muertos. Les cogería las armas, la lanza, los pelucos, las carteras y el dinero suelto. Y dependiendo de si me molaban las botas, pues también. A caballo regalado no le dejes ni los dientes. Armado como Terminator, me sería más fácil salir de allí.

Miré hacia la ventana, pero había mucho jaleo en el pasillo, demasiado. Por allí sería jodido salir, había cola de espera. ¿Y qué tal por la entrada principal? Los soldados habían entrado por ahí, así que debían de tener los vehículos cerca. Esa sería mi salida. ¡Claro que sí, guapi! Arreando, que es gerundio, este culo negro saldrá del Walmart sin un rasguño.

-"Salgamos por la entrada del Walmart." Grité en alto para todos.

En el barrio, si la vida te da limones, haces limonada, y si no te da limones te dedicas a las drogas que dan más dinero. Snoop era de su barrio, pero muy de su barrio, hasta el tuétano, así que corrió a coger la lanza y a rebuscar en los bolsillos por si había limones. Los bolsillos no tenían nada de interés pero con una ametralladora, una pistola y una lanza que no sabía de que servía pero algo debía servir se sentía el king de los madafacka, se sentía peligroso, y lo bueno es que podía disparar todo lo que quisiera, que más muertos no iban a estar.

La entrada parecía la mejor de sus opciones y así lo gritó a pleno pulmón, con su voz de barítono de la ghetto, llenando hasta el último rincón del walmart con su poderosa voz, ¡muérete de la puta rabia Mc Hammer!

Cogió el pasillo en dirección a la salida y cuando pasó el primer pasillo una hermosa zombie le saltó encima. Era la amiguita de nomacuerdo, que a falta de poder hincarle el diente a su amigo haría el esfuerzo con carne de rapero. Ajeno a este drama nomacuerdo trataba de conectar con sus poderes interiores, pero estaban apagados y fuera de cobertura, digamos que hasta que las ranas se hagan rastas. Nada, ni magma, ni napalm, ni siquiera una chispilla de nada, aunque igual es que se había equivocado de poder, le quedaban por probar un montón: rayos por el culo, telekinesis, entender al sexo opuesto a la primera, encontrar a Wally, él se sentía distinto, así que era cuestión de práctica y fe, toneladas de fe.

El problema de la ventana parecía fácilmente resoluble. Solo había un pellejudo, pero claro, con su velocidad uno podían ser demasiados así que, igual se le podía tirar algo mortal o algún entretenimiento. El negrata que estaba con el soldado decía que fueran a la entrada y al ir hacia abajo la opción de tirarlo de cebo se esfumaba. No tenía zetas a la vista, pero si que podía tirar alguno de los soldados abatidos por Jake, aunque tal vez a los muertos le gustará más la carne viva, aunque aun estaba calentito, no había que ser tan delicido. Era una opción si quería salir por esa ventana, igual mejor que entrar en la sección de congelados y tratar de abrirle la cabeza con una pescadilal congelada.

En la parte alta del centro comercial Nathan, Moses y el zombie anteriormente conocido como Zaspa luchaban para librarse de la trampa que habían tendido sus antiguos amigos. La estantería cayó sobre el soldado mientras Zaspa ponía pies en polvorosa arrastrando a su hijo, que forcejeó con él para librarse de su mano y corrió hacia la estantería. Uno de los zombies lo vio, su disfraz azul no ayudaba para hacerlo invisible, y se abalanzó como si fuera un restaurante chino de cinta con la intención de disfrutar del rollito de primavera en forma de héroe. Moses tironeó de la lanza, un tirón, dos, parecía que iban a atraparle pero consiguió dar un tirón final y arrancar el varil para llevárselo a su padre, como si fuera un perdiguero bien entrenado. Su padre ya lo mataría después, que aquello que había hecho era como meterse en la piscina sin las dos horas de digestión, pero primero había que salir y aquel camino parecía estar tapiado de carne muerta.

El soldado que quedaba con ellos hubiera disparado a Nathan. Su compañero estaba aplastado por una estantería, pero no gritaba, aquello era una mala señal, más cuando uno de los zombies olisqueaba intentando llegar a él para clavarle el diente. El soldado disparó para evitar que el podrido se comiera a su compañero y entonces se encaró a Nathan

- ¡Largo de aquí si no quieres que te dispare hijo de puta!

Nathan hizo un pitch, su especialidad cuando estaba vivo, para convencer a su mano de obra que lo siguieran. Huyendo de los zombies llegaron al centro fotográfico y veían una posible salida, una ventana, e igual había solo un zombie o dos. Se oían disparos cerca, el soldado disparaba a algo que bramaba de rabia, y entonces los disparos cesaron y comenzaron los gritos mientras escuchaban un gruñido de satisfacción. Cerca, muy cerca.

¿A la entrada? Qué dice ese loco. Tardaré un día en llegar hasta allí. Y por medio está el mastodonte de HawaiBombay y la locaza buenorra de mi ex que me quiere comer. Que casi me dejaría, la tentación es grande, el hambre más. 

No, no, no, quita, quita, no puedo ir para allá. Far, far away.

Hay que armarse. Veamos. O lanzarle a uno de los muertos. ¿Y si se despiertan y me comen? ¿Por qué se iban a comer a ujn hermano? Pero es que ya tampoco soy hermano, a lo sumo hermanastro.  Miro al tipo de abajo, le lanzo rayos con las manos, pero como que no me sale nada. Y con la mente no muevo objetos, me falta práctica.

Bueno, va, que no tengo poderes, lo reconozco. Al menos por ahora. Si acaso, el poder de regresar a la vida, que tiene pinta de eso, no está mal. ¿Y si soy inmortal? Puedo probar tirándome contra la cosa que me mira como si yo fuese un chuletón. Si caigo bien sobre él...

Arriesgado. ¿Efectivo? No se. No tiene pinta.

Voy tirando para la izquierda. Puedo bombardearlo con cajas de leche y yogures caducados. 

A ver, que pillo en los congelados. Todavía funcionan, qué cosas, con lo cara que está la luz. A ver...Mira, bolsas de hielo. Esto si te da, te hace pupa. Lo mismo le hago un chichón. Voy sacando bolas para arrojárselas a mi ex compi. Se siente. 

-BNruuuuu...zeeereevroooo...Agua va...brffff...Veerooo...

El susto que le dio Moses cuando se fue a por la lanza y casi se lo comen, con ropa y todo, a punto estuvo de parar, su corazón, que tras un mes de reposo, entro en taquicardia.

-¡Moses cuidado! ¿Qué haces insensato?- Se preparó para sacar a su hijo de entre aquellos zombis, pero el pequeño fue rápido, y ya estaba de regreso con aquel aparato parecido a una lanza.

El otro soldado se puso a disparar, y Nathan parecía que también estaba volviendo a la normalidad, al menos de momento, no trataba de morder a nadie, y ya comenzaba a hablar como una persona.

Había mucho ruido, demasiado y pronto cesaron los disparos del soldado, les estaban rodeando, y estaban muy cerca los cabrones de sus ex compañeros. Allí había una ventana, que era la posible salida, más cercana y con menos zombis. 

-¡Vamos por aquella ventana, tan sol hay un par de ellos!- Le dijo también a Nathan, que pensaba se estaba normalizando, aunque no terminaba de verlo del todo claro. Esto de ser responsable de un hijo, le hacía más cuidadoso con sus actos, y más desconfiado del resto, a Moses no podía pasarle nada malo.

-¡Vamos hijo! A ver si esa lanza nos sirve para apartar a esos dos que están cerca de la ventana.- Ala a tratar de escapar de la encerrona. 

Moses se encogió cuando su padre alzo la voz. Quizá pensando que le llegaba una colleja, pero no eso era más cosa de su madre. Su padre no era civilizado y más pasota. —Lo siento Pa, solo quería conseguí el palo. — Se lo tendió a su padre para que lo usara para sacarlos de allí.

El ruido de esa arma disparando era molesto para los oídos. El pequeño caminaba cerca de su padre con los oídos tapados.  Salieron del pasillo dejando al soldado dándolo todo en plan Rambo, pero para cuando dieron con una salida, una ventana, volvió el silencio en el pasillo que habían dejado atrás.

Moses retiro sus manos aliviado por el silencio, pero eso únicamente significaba que estaban comiéndose el primer plato y como no les gustaba rebañar, pronto vendrían en busca del segundo.

—Pa da prisa, da prisa. — Apremio a su padre para que se deshiciera de los malolientes que custodiaban la ventana.

Una zorra blancucha me saltó encima, pero mi metralleta era más rápida, más jodidamente mortal que sus piños amarillentos y podridos. Alcé el arma, apunté y apreté el gatillo.

-"RATATATATATATATATATATATATATATATATATATATATATATATATATATATATATATATATATATATATATA TATA TAAA." Resonó por todo el Walmart.

Una mansalva de balas atravesó a la zombi desde las puntas del pelo hasta las uñas de los pies. Una humareda salía del cañón de la ametralladora, y a mis pies un montón de casquillos rodaban de un lado a otro. ¡Era el puto Terminator!

-"¡Adiós, zorra!" Le dije al despojo que quedó.

Me sentía poderoso, fuerte, como si me hubiera metido medio gramo de coca. Como algún zombi más quisiera ponerse en mi camino, le dejaría como un queso de gruyere. Enfilé el pasillo enhiesto como un palo, pecho palomo pá'lante, que era todo un madafacka, un jodeculos blancuchos. Yo tenía la herramienta y ellos eran los pendejos que iban a ser penetrados.