Partida Rol por web

Seguís jugando, bebiendo, escuchado música y fumando hasta altas horas de la noche. Poco a poco vais cayendo, pues Morfeo no perdona y va reclamado uno a uno su atención. Aunque no todos los que se van a su camarote van a dormir toda la noche.

No obstante ya es muy tarde cuando el último de vosotros abandona la cubierta. Por ese entonces la luna y las estrellas coronan el firmamento oscuro de la noche. Oliver os ha prometido llevaros a un sitio alucinante al día siguiente, por lo que os vais a descansar con gran ilusión y en algún caso con gran excitación también.

El tiempo se desliza lánguidamente, con risas, sonrisas, buen rollo, bromas traviesas, miradas atrevidas, promesas en la boca y ojos de Lian, besos y relajadas caricias. La oscuridad les envuelve, Stacey se siente flotar, sumida en su guitarra, en su música, y en la mirada de su nueva amante. No sabe si quiere compartirla, esta noche la quiere para ella sola, pero no se opondrá si la chica desea más compañía. También se siente muy ahora, arropada con sus amigos, en esta intimidad misteriosa propia de la noche. Siente un poco de frío, se cubre con una chaquetilla y se recuesta de espaldas en el regazo de Lian.

-Esta es para ti. Bueno, para todos vosotros, mis mejores amigos. Os quiero montonazo. Pero sobre todo para ti, bella, salvaje y adorable Lian.  

Me emociono tía - se me han puesto los ojos llorosos y hasta te hago los coros de la canción, cuando acaba te doy un abrazo supergrandote y romántico y te beso - hoy dormimos juntas tú y yo; lo siento chicos pero... el amor es así, además está Lucie que seguro que no le gusta dormir sola (guiño, guiño) - estaba super relajada con Stacey al lado, no sé, era como un sueño echo realidad, además había aparecido en el mejor momento, para nada me acordaba ya de Jason y sólo tenía ojos para ella, incluso podría deciros que había tocado su fibra sensible, no sé cómo, pero sentía por ella algo especial, era distinto a otras ocasiones, era especial. Así que, cuando paró de cantar no pude más que abrazarla y llorar de la emoción. - Diosss, me ha dado la llorera. Sois especiales todos tú Lucie, Hugo, Oliver, John y sobretodo tú Stacey... Os quiero!!!! - Eran mis mejores amigos, no podía pasar sin que lo oyeran y que lo escuchara el mundo entero.

Mañana, voy a madrugar - igual no, pero bueno quién sabe - y a cabalgar esas putas olas!!!! 

Y hoy voy a cabalgar otro océano mmmmm

Ya en el camarote, acurrucadas y abrazadas - la verdad, Stacey es que no esperaba unas vacaciones así, a ver, me había imaginado una semana de fiesta total pero tal y como ha comenzado me encanta - juega con tu pelo, lo peina con los dedos, se lo pone de bigote, lo vuelve a acariciar - me gustas, mucho. No sé, siento algo que no había sentido nunca antes - tampoco la quiero asfixiar, que sé que a veces soy un poco intensa e igual no está buscando nada - ya sé, ya sé, hay que vivir el momento... - no sé qué fama tengo, igual cree que mañana me lío con otro y la olvido o que sólo ha sido fruto de los porros y el alcohol, pero no sé cómo decirle que la quiero en mi vida, a pesar de que hayan pasado tan sólo unas horas - pero que aún así, este momento, juntas... me encanta, Stacey.

Me he emocionado cuando me has dedicado la canción - me volví super sensible.

Stacey no le da vueltas al hecho del porqué su amor por Lian ha eclosionado igual que un polluelo delicado en este maravilloso día. No es de la personas que se comen la olla. Es amor o solo sexo de una noche de verano. ¿A quién le importa? Ella vive el momento en conjunción con el universo y hoy algún tipo de alineamiento planetario se debe dar en el infinito para que ahora mismo las dos se estén comiendo la boca de camino al mutuo camarote como si no hubiese un mañana. 

-Espera, cariño -te dice antes de entrar. La pelirroja enciende varias velas aromáticas con perfume de jazmín. A oscuras, es la única iluminación de la pequeña estancia. Después te desnuda con lentitud salpicada de tenues y tibios besos aquí y allá en tu atlético cuerpo. Os acurrucáis y te escucha sin interrumpirte.

-Chiss. Eh, tranki. Tranki. Deja que fluya. El amor nos rodea, en todos y todas las cosas. Los átomos del mundo están hechos de amor. Seguro que cuando descubran el núcleo del núcleo, encontrarán amor. Tranki, preciosa. Sigue a tu corazón. Tu alma. No pienses más allá. 

Se pone a un lado en la estrecha litera, medio encima tuyo: empieza a besarte, alternando pasión con dulzura, en los brazos, en las palmas de las manos, frente, nariz, labios, mentón. La cabeza, las orejas, el cuello. Besa y deja rastros de su cálido aliento. Mima tus pechos,  se demora en ellos un segundo más, desciende su boca por tu vientre, cosquillea en el ombligo y su lengua apenas roza tu más deseado secreto, sus labios besan tus otros labios con infinito amor, para seguir besando y acariciando la cara interior de tus muslos, tus piernas, las rodillas, tus pies. 

Te das la vuelta, no deja huérfana de besos tu espalda, a lo largo de tu columna vertebral, electrificándola. La cintura, las nalgas, sus dedos aletean entre tus piernas, sus yemas un mínimo contacto en tus dos zonas más íntimas. 

De nuevo estás de cara a ella, Stacy sentada sobre ti, te besa, te mira con ojos brillantes y lúbricos- ¿Te ha gustado el masajito? Tienes un cuerpo precioso, Lian, unos labios dulces y un coño que sabe a miel. Y yo soy una golosa -se relame con la lengua- ¿Qué te gustaría que te haga? Pide por esa boquita que me voy a comer, amor mío. Sensiblera -y te sonríe maliciosa.
 

Entre la música de Stacey con la guitarra, el balanceo del yate, los petas y las copas, Lucie se había ido apalancando cada vez más. Había esperado estar toda la semana de juerga y, sobre todo, había creído que empezaría muy fuerte después de todas las ganas que tenía de pasárselo bien, pero en cambio, quizás por el cansancio acumulado o a saber el qué, se daba cuenta que esa noche poco iba a aguantar. Pero, a pesar de todo ese cansancio y la modorra del alcohol, sabía que por el momento iba a ser incapaz de dormir.

Empezaba a refrescar así que bajó a su camarote para ponerse un pantalón corto y una sudadera fina. Aún no sabía con quién iba a compartir camarote pero eso poco le importaba, así que aprovechó para ordenar un poco la maleta que aún seguía encima de la litera antes de volver a subir a cubierta.

Poco a poco vio como sus amigos se iban retirando a descansar incluida la nueva parejita feliz, unos más colocados que otros, pero ella prefirió coger una cerveza y otro cigarro y sentarse en una de las hamacas para contemplar las estrellas. Se estaba tan bien allí que no quería desaprovechar aquel momento.

—Buenas noches. Intentad descansar que mañana repetimos... —se fue despidiendo de sus amigos a medida que estos se iban retirando—. Y seguro que será mucho más intenso que hoy.

Al amanecer reemprendéis la marcha. Por extraño que parezca y aunque estaba siendo un verano caluroso, ha amanecido algo nublado y las temperaturas han descendido bastante. Es en ese momento cuando echáis de menos haber traído algo más de ropa. Por suerte, tras consultar en vuestros teléfonos móviles, parece que aquel extraño descenso de temperatura no va a durar demasiado, pues la información meteorológica, prevé temperaturas de treinta grados para arriba toda la semana y además, no amenaza lluvia. 

Oliver ha decidido hoy adentrarse un poco más en el mar. Dicen que por aquella zona en la que os encontráis, se avistan ballenas con gran facilidad. No quiere perderse aquel espectáculo, pues aunque le encanta la fiesta, en el fondo también es un aficionado de los misterios del océano y al fin y al cabo, unas cuantas millas mar adentro, pueden continuar la fiesta de todas formas.

Y en un momento dado, cuando la costa ya estaba muy lejana, fue cuando avistaron algo impresionante. Debajo de ellos y nadando alrededor del yate, pudieron ser testigos de como gran cantidad de delfines nadaban junto a ellos acomopañándoles en su travesía. Parecía que estaban contentos de estar a su lado y casi se podía decir que estuvieran saludándoles. No eran los únicos que estaban siendo testigos de aquello. Un pequeño barco de pesca con dos hombres abordo sonrieron al ver aquello y saludaron con sus manos.

Entre caladas, preguntas indiscretas y chupitos, las horas fueron pasando y el cuerpo ya lo fue notando. Cada vez eran menos y tocaba descansar. En su camino hacia el camarote, se cruzó con Lucie, que volvía sobre sus pasos. - Buenas noches, señorita Lucie - le dijo sonriendo, en tono de broma. 

Finalmente, Hugo acabó en el primer camarote libre que vio. Allí, enterrado entre almohadones en un cómodo e impoluto colchón, apenas le dio tiempo a pensar, pero le invadía una sensación de paz y tranquilidad reconfortante. Le gustaba la soledad en muchas situaciones, la agradecía y la disfrutaba, acostumbrado al exceso de ruido y al agotador ritmo de la ciudad.

La luz le despertó suavemente, mientras se desperazaba, estirando su cuerpo hasta medir unos cuantos centímetros más.

¿Por qué coño no me traje la sudadera? Si es que soy gilipollas... - pensó al salir a cubierta, mientras mordía una manzana.

A pesar del cielo nublado, le costaba abrir bien los párpados. Poco a poco sus ojos se fueron adaptando a la claridad y terminaron enfocando con nitidez el pequeño barco de pesca. Levantando una mano les saludó, para terminar levántandoles el pulgar, en un gesto de aprobación.

- ¡Ostia! ¡Mirad los delfines! - dijo a los presentes, sin saber si ya los habían visto ni cuanto tiempo llevaban acompañándoles en la travesía.

Con precaución, se acercó al borde del barco, para apreciarlos mejor, a la vez que sacaba su móvil y les hacía unas fotos.

Aprovechó para sacar unas cuantas fotos al interminable mar, incluyendo en algunas de sus instantáneas a aquel barco pesquero.

Tiritanto, emergió de las profundidades del barco... vaya nochecita... en resumen, se quedó dormido sentado en un rincón. Mientras intenta recordar por qué narices no se arrastró a un catre, cae en la cuenta de que lo mismo hubo "juerga" en otro camarote... tema tijeras... y, mierda... por quedarse sopa, no se enteró de una mierda... joder, si es que el alcohol no es bueno para nada.

Ya al aire, la brisa del mar le despierta, y el aviso de avistamiento de delfines, hace que gire en la dirección indicada, para ver a esas maravillosas criaturas... hasta que siente algo dentro de él, un rugido,... "no, es un borbotón... no, mierda... voy a potar..."

Tambaleándose y con los mofletes hinchados, se encaminó hacia popa, se agachó por la borda, y dió de comer al mar... con la esperanza de no potarle encima a un delfín, ballena, marsopa, o a Bob Esponja

-Joder... ahora necesito otra cerveza...

Despiertan y lo primero que ven sus ojos es a Lian. Durmiendo, recibe su suave respiración. Es preciosa. Le aparta un mechón de la cara, la besa, y entre besitos y mordisquitos Lian abre los ojos- Ey, hola, tía guapa -No puede esconder su deseo por ella. Se la come a besos, acaricia sus senos, conduce la mano de su nuevo amor a su entrepierna y la suya propia a la de Lian.

Se aman y se desayunan mutuamente. 
 

Stacey emerge a cubierta vistiendo una fina túnica de manga larga que llega hasta los límites de su pantalón corto. Lleva puestas las gafas negras y la gorra.

-¡¡¡Bon jour!!! -Saluda sonriente y besa a todos ellos. 

En una mano un trozo de bizcocho y en la otra un peta encendido. Se asoma a la borda, al lado de Hugo y de John, aunque este desaparece corriendo hacia popa- Joder, si que la pilló buena. ¡Pobre! ¡John, Para la resaca nada mejor que el alcohol!

No le da importancia alguna al tiempo regular. Se siente feliz, alegre, radiante. -¡Hostia! Qué pasada. Mira, mira, cuántos son, uno, dos, tres...cinco...siete, ocho...¡Ehhhh, delfines, hermanos de la Mar y de las Olas, buenos días!!!!
 

Qué sensación más agradable despertarse abrazada a Stacey, así que, estuve esperando a que se levantara ella, porque yo estaba muy a gusto y no me iba a mover. Luego lo típico, empieza a entrar luz por las claraboyas los pies sin tapar, luego estuvimos jugando al submarino un poco debajo del edredón.

He mirado a través de la ventana y está el día cubierto de nubes y uhhh qué frío, nada más abrir la puerta ha entrado una brisa que corta; reviso la ropa que me he traído y como suponía, no traje nada de manga larga, salvo el neopreno hmmm, algo es algo (me lo pongo, y por debajo el bañador), porque no es plan salir cubierta con el edredón que sino...

He subido varias fotos a la red, comunicando mi nueva relación - ¿Qué tal habéis dormido? - por las caras parece que hay división de opiniones, John no parece que le haya sentado bien "el desayuno", Hugo está como una rosa, parece que hay espectáculo en el mar que están todos mirando para el agua - anda, delfines, qué guay - veo a lo lejos un pequeño barco, hago fotos de los delfines y del barco para ambientar mi nueva publicación en facebook.

Chicos, ¿qué hay para desayunar? - nada, están absortos con los delfines, en fin... voy a preparármelo y otro para Stacey, y otro más por si alguien aún no ha comido nada. - Uhmm bizcocho, me gusta.

Si queréis ver los delfines más de cerca, podemos usar el equipo de buceo, ¿os apetece? - aunque llevaba el traje de neopreno puesto por el frío, eso que me ahorraba si bajábamos al agua.

Eres preciosa, Stacey, he dormido genial... gracias a ti - Como si estuviera en el paraíso, o como si siguiera en él así ha sido la sensación. Me encuentro fenomenal, totalmente descansada y con una sonrisa nada más verla a ella, a mi lado, uhmmmmm qué sensaciones. Extiendo el edredón que quedamos por debajo de él - me gustas tía, ven aquí - noto cierto fresquito en los pies así que los encojo junto a los suyos.

Luego hago fotos del momento, controlando no mostrar más de lo necesario y las subo a la red (alguna). - ¿Qué tal has dormido? Me siento vaga para levantarme, con lo bien que estamos aquí, juntas - y con calorcito.

Y qué pasa debajo del edredón, pues de todo: volvemos a enrollarnos, a besarnos, acariciarnos... jugamos y luego finalmente nos desperezamos y toca levantarse.

Stacey le pasa el bizcocho a Lian y luego le da un beso y se come un trocito robándoselo de la boca, riendo- Ve tú, diviértete, yo te miro. A mí me gusta otra clase de buceo- dice, traviesa, y la besa de nuevo, intensa, pasional. Le pasa el canuto, admira a los delfines- Son una pasada, me encantan. Tienen una inteligencia brutal, divertidos, juguetones, son la caña.

Se había quedado adormecida en cubierta y no despertó hasta que no sintió el frío, momento que aprovechó para bajar al camarote que compartía con John al que no vio en su litera, seguramente se habría quedado arriba tan sopas como se había quedado ella.

Durmió como un lirón, pocas horas pero muy profundamente y cuando se despertó por la claridad del día, se sintió bastante animada para enfrentarse a una nueva jornada llena de diversión. Eso sí, se notaba sedienta y atracó una botella de agua con una ansiedad propia de un viajero perdido en un desierto. El día había amanecido bastante fresco así que se puso la misma sudadera de la noche anterior y subió a la cubierta donde ya estaban sus amigos.

—Buenos días... —Apenas pudo decir esas dos palabras debido al gran bostezo que lanzó—. ¿Qué estáis mirando? —Se colocoó junto a ellos para ver el mismo incríble espectáculo que estaban contemplando sus amigos—. ¡Joder, qué pasada!

Estuvo un buen rato mirando la gracilidad con la que se movían los delfines, antes de sentir cómo sus tripas rugían con fuerzas, sobre todo después de escuchar la palabra bizcocho.

—Necesito un café enorme y un trocito de bizcocho —se fue a la cocina del yate para ver si había café hecho o, en caso contrario, ponerse a hacerlo. No había nada como llenar un poco el estómago antes de enfrentarlo al desenfreno más que seguro de ese día—. Yo prefiero darme un baño después cuando haga algo más de calor —comentó ante la sugerencia de Lian de ir a bucear.

-¡Hola, Lucie! ¡Dormilona!¡Mi otra chica preferida! –le da un beso de buenos días en la mejilla -¿has visto? ¡Una auténtica pasada! ¿Te quedaste hasta muy tarde? ¿Con quién has dormido? ¡Jajajaja!

No dio tiempo a que Lucie respondiera antes de que los delfines desaparecieran. Sin embargo, decidieron mantenerse un rato en la zona, pues lo cierto era que había sido una experiencia impresionante y podía ser que aquellos mamíferos marinos regresaran. Nadar con ellos sin duda era una experiencia que no podían perderse. Parecían amistosos, así que si volvían a tener la oportunidad, se lanzarían al agua sin dudarlo. Al fin y al cabo eran jóvenes y tenían que vivir la vida. Estaba allí para vivir experiencias.

Mientras esperaban a que aquellos cetáceos decidieran regresar o no, la fiesta continuó abordo. Sonaba música a todo volumen. Allí no molestaban a nadie salvo quizás a los peces. El alcohol, el tabaco, la maría y los juegos eróticos no paraban de sucederse uno detrás de otro. Estaban siendo unas vacaciones de lo más sonado. Nunca olvidarían aquello. De eso estaban todos bien seguros. 

Fue en un momento dado, tras una canción de Rita Ora titulada Let You Love Me, que todos conocían a la perfección, cuando sintieron un golpe fuerte en el casco del yate. La embarcación se movió de lado a lado y cayeron varios vasos que se sostenían sobre una de las mesas de la terraza superior. Stacey, que se encontraba de pie junto a la proa, casi pierde el equilibrio y Hugo, quien estaba caminando a hurtadillas para darle un susto a Lian, acabó resbalando y él si que besó la tarima del barco.

Oliver rápidamente se acercó a la zona donde se había producido el golpe, pero no vio nada. No parecía que nada estuviera roto, aunque por el meneó que fuera lo que fuera había pegado a la embarcación, podría haber abierto una brecha en el casco. Por suerte, no parecía el caso. Y entonces de nuevo se sintió un golpe en la parte inferior de la nave. Algo serio estaba pasando, algo peligroso y lo mejor iba a ser alejarse de allí cuanto antes.

Sorpresa, miedo, nervios, incertidumbre... Todo en uno con el golpe y el ruido. Ni te cuento la segunda vez - ¡¡Ostia, qué ha sido eso?? - Miro en los camarotes a ver si hay agua o alguna fuga o algo así (si la hubiera, supongo que cogería lo más importante: el móvil, la cartera,¿la cuerda?... Todo lo que recuerde que he traído y que pueda ser de utilidad en una emergencia mar adentro).

¿Qué ha sido eso, Oliver? Una roca, ¿hemos chocado contra algo? - Seguramente no hay cobertura en el móvil pero de todas maneras intento llamar a salvamento, a urgencias o poner una alerta en Facebook. Si veo que no hay red ni línea pues apago el móvil tampoco es cuestión de gastar la batería.

Si desde aquí no se ve nada, igual debería de zambullirme - llevo puesto el traje de neopreno por el frío y porque iba a bucear para saber qué ha ocurrido o al menos tener una idea- tampoco es que me lance al agua sin más, sino que lo planteo.

Le costó, pero recuperó la compostura... un cacho de pizza de desayuno, un café, unos analgésicos para la cabeza, unos tripis para mantener el estómago en su sitio, y más o menos parecía un tipo normal y consciente... Eso sí, lamentándose de haberse pillado el pedal de la noche previa, pues,.... para una vez que le toca compartir camarote con un pibón... mejor no pensarlo... de todos modos, era consiente de que no habría sido capaz de nada, salvo de roncar.

En pleno momento de relax, sentado en el jakuzzi, sobrevino el primer golpe, y luego, el segundo...

-¡Hostias!! ¿Arrecifes????

... se preguntó alarmado, pero ... a ver, si un pesquero ha estado por aquí hace un rato,... no debería haber cosas de esas, o les joderían las redes o lo que sea que usen... y ... además.. ¿dos impactos?  Acompañó a Lian para echar un ojo por los camarotes... nada; aparte de ropa interior y algún juguete sexual por ahí tirado, nada de charcos... También buscó la trampilla de la sentina, lo que son las tripas del barco, lo más profundo, y tampoco vio, ni oyó, entrada de agua, al menos, de momento.

-Oliver, ¿y si pruebas a mover el barco despacito?, para salir de esta zona... el barco se bambolea, así que no está atrapado. Me voy a cubierta para ver si a través del agua se ve algo delante, para no darnos de morros

... ¿ y por qué se han ido lo jodidos delfines??