Partida Rol por web

Sabine se decepcionó al notar que Don pensaba quedarse ahí con ellos. Arrugó la naricilla y empezó a mirar alrededor, intentando averiguar por dónde podían escaquearse para librarse del adulto. ¡Pero es que encima los mayores se multiplicaban! Y de repente ya tenían ahí a tres. 

Miró a Mike y trató de hacerle una seña para ver si le parecía bien irse de ahí cuando no les estuvieran mirando, pero al ver que MJ estaba haciendo los primeros movimientos, Sabine terminó de decidirse y trató de escaparse a escondidas también.  

Un oso, claro... A Mike empezaban a darle unas ganas tremedas de que apareciese otra vez aquella cosa infernal, a ver si Don era tan valiente una vez que la hubiese visto con sus propios ojos. Pero afortunadamente no ocurrió, y todo continuó en calma. Demasiado en calma, puesto que estaba claro que Don no tenía intención de ir a ninguna parte. Mike suspiró, resignado, y continuó mirando entre los árboles por si aparecía Em. Pero nada...

Entonces llegó la mitad del pueblo, y Mike supo que el plan de escabullirse se acababa de ir al garete. Era imposible que todos lograsen escapar de aquél lugar con tanto adulto mirando. Y cómo no, se sucedieron los comentarios preguntando qué hacía allí la pandilla. A los adultos sólo les faltó sugerir que se fueran a la cama. El chico resopló, empezaba a estar muy mosqueado con toda la situación.

—Tranquila, MJ... —murmuró al comprobar que la más temperamental del grupo empezaba a acercarse al punto de ebullición. Pero no le salió una voz muy convincente, pues él mismo estaba bastante cabreado.

Entonces descubrió que Hannah había desaparecido. ¿Cómo demonios lo hacía esa chica? ¡Estaba allí sólo un segundo antes! Mike se giró un par de veces, pero no había ni rastro de ella. Y al volverse, descubrió que MJ y Sabine también estaban ya moviéndose para largarse de allí. Aquello no le gustaba nada. Desde luego, no pensaba delatarlas pero le preocupaba que volviesen al bosque. Miró a Alex y Elodie.

—¿Y ahora qué? —masculló, sin saber si intentar escaparse él también. Le iban a pillar, seguro.

Gladys era de los adultos más interesantes que había conocido, pero no dejaba de ser un adulto. Y como adulto... era opresora. Seguramente ni ella misma la creería si dijera lo que ha visto. Ninguno de aquellos adultos los iba a entender y los entregarían a sus padres, dejando a Em a su merced.

- Sólo habíamos venido a ayudar - dijo a la bibliotecaria con un hilo de voz, viendo como después los adultos se enzarzaban en una conversación de preguntas y otros interrogantes. 

Se percató de la fuga de Hannah y MJ y de que el resto parecía querer actuar de la misma forma. Estaba más nerviosa por volver a toparse con aquel ser que por el castigo de unos adultos. Pero el coraje de sus amigos la envalentonó y trato de hacer también lo propio.

El lugar no aparecía en los libros y Elodie estaba tan preocupada como Alex. Aquello no estaba bien, ¡Sabine tampoco sabía donde estábamos!

Pero Alex no podía aparentar preocupación ante los adultos. Y menos ante sus amigos. 

—Claro, hacemos todas esas preguntas y más. Somos niños. Ellos nos ignoran. Son padres. 

Ahí estaba la filosofía juvenil. Y un poco de conato de rebelión. Esperaron un tiempo y aparecieron más adultos. Ante sus palabras, el conato pasó a rebelión completa. 

—Hemos salido a ayudar. Nos preocupan los otros niños. Hemos encontrado ya a estos dos. 

Menudos petardos, por otro lado Hanna no podía callarse, así que Alex se quedó callado a ver que pasaba. Callado ante ellos, podía mascullar con MJ. 

—No encontrarían su culo ni con las dos manos, un mapa y un cartel luminoso. 

Escabullirse le traería problemas, así que se acercó a los adultos a ver de qué hablaban. 

Hannah, MJ, Elodie y Sabine se escurrieron entre los arbustos, tras recular ligeramente con disimulo y marcharse de allí. Hannah lo hizo tan rápido que desapareció de la vista de sus amigos en solo un pestañeo. MJ, Elodie y Sabine hicieron algo de ruido, pisaron alguna rama rota y unas hojas secas, pero los adultos estaban demasiado ocupados en cosas de adultos como para darse cuenta.

El grupo se separaba así en dos, por una razón que pensaban era buena: buscar a Em. Em había quedado atrás junto con el monstruo y a saber qué había podido pasar.

Los chicos quedaron ahí escuchando una conversación entre adultos de la que poco entendían. Sin duda los amigos del senderismo se traían algo entre manos, porque las cosas que decían al señor Holliday eran muy muy raras.

 -Don, ya habíamos hablado de esto, no debes traer niños y menos niños del pueblo. ¿Qué crees que pasará cuando sus padres los echen en falta?- negó la no tan inocente Gladys, sin echar un segundo vistazo a los dos niños que quedaban y no solo a los niños pequeños cuyos padres seguían perdidos. -¿Cómo te las has arreglado para perder una familia entera? No es lo que se acordó...

 -¿Qué insinúas, Gladys? Yo no perdí a nadie, insistieron en hacer el sendero ellos solos y desaparecieron. Yo nunca pondría en peligro a unos niños...- replicó el señor Holliday, mosqueado por las acusaciones de la bibliotecaria. -Vosotros lo tenéis siempre muy fácil pero quien se juega el cuello soy yo.

 -Lo que está claro es que no están contentos- levantó la voz Tony. -Sino no hubieran cogido una familia entera. Hay que darles algo para calmarles y yo digo que les demos a los niños- y conforme dijo eso agarró del brazo a Mike y Alex. -¿Dónde están los demás? Bah, con estos dos y los pequeños tendrá que servir, seguro que así los calmamos.

Tirada de músculo dif. 12 para evadir el agarre de Tony. Es un adulto y tiene mucha fuerza.

Las chicas se escabulleron, como pudieron, los adultos al menos no parecieron darse cuenta. Tuvieron que aparcarse un poco para mezclarse con la espesura y la vegetación que rodeaba aquella escalera en ruinas. El sitio en sí era un misterio, que Don conocía bien, y los otros adultos, pues les había guiado hasta ese lugar.

Siguieron caminando por el bosque, tratando de desandar los pasos que habían ya dado con Don y buscar así a Em. Sabine no conocía aquella parte del lugar, eran sitios donde los scouts no se aventuraban mucho. Las acampadas que hacían varias veces al año en primavera, quedaban mucho más cerca del pueblo, no solían acercarse mucho.

Oyeron pasos y se dieron cuenta que había otro de esos monstruos suelto, diferente del primero. Este tenía cuerpo de mujer, al menos sus formas hacían pensar en una mujer humana, pero no tenía nada de humano. Ese ser se paseaba, tranquilamente como lo había hecho el otro, buscando algo. Al menos este no tenía manos (si es que se le podía llamar así) y esa boca llenas de sangre.

• Tirada de evasión dif. 10 para que no os oiga, en caso de querer esconderos. Si tomáis otra acción, tirar la habilidad que creáis consecuente.

Mike observó cómo las chicas se alejaban. Por suerte, los adultos estaban ocupados hablando y no se dieron cuen... ¿Cómo? El chico se quedó clavado en el sitio, sin atreverse a darse la vuelta, cuando escuchó lo que la bibliotecaria decía. ¿"No debes traer niños"? ¿Pero qué demonios...?

La conversación siguió, casi como si Alex y Mike no estuviesen allí. De repente, todo cobró sentido. Las desapariciones en el bosque, la extraña actitud de Don cuando les había encontrado... El estómago empezó a darle vueltas a Mike al darse cuenta de todo lo que aquello implicaba, y el peligro en el que se encontraban su fortachón amigo y él mismo. 

Cruzó una mirada con Alex. Si lo que estaban escuchando era cierto, iban a tener que ser muy rápidos y no podían andarse con miramientos. El tío de la gorra fue hacia ellos y trató de cogerles del brazo. Pero Mike estaba preparado y logró zafarse echándose hacia atrás y retorciéndose para que la muñeca de Tony no pudiera sujetarle con fuerza.

—¡Corre, Alex! —gritó a su amigo.

Le repugnaba tener que dejar a los dos niños en manos de aquellos depravados, pero no tenían alternativa. Eran dos chavales contra tres adultos, no podrían con ellos si se enfrentaban a pecho descubierto. Tenían que escapar para reunirse con las chicas y alertarlas, ya pensarían algo juntos para que esos tres no se salieran con la suya. Ojalá cuando volvieran a encontrarse Em estuviera ya con ellos, así podría abrasarles bien el culo.

Los chicos no se apuntaron a la fuga. Tanto alardear y se habían rajado en el último momento. A Hannah le pareció rara esa actitud en Mike y Alex. Sus amigos no eran unos cobardicas, para nada, ¿entonces? No querían quedarse castigados.

-Los chicos son raros. No los entiendo. Mi hermano mayor es muy tonto. Y Cinthya, que ya tiene 20 años, me explica cosas más raras, y que ya los comprenderé. Pero ellos a nosotras, nunca.

Un mar de dudas. También decían que las chicas eran más adultas que los chicos. Un rollo todo esto. 

En estas andaba la ninja cuando se encontraron con la "criatura". Pero no con Em. Se agachó y ocultó detrás del ramaje. Sentía curiosidad más que miedo. Que miedo también. Solo que su temor espoleaba sus ganas de saber más de ese monstruo. Casi le hubiese preguntado qué y quién era, pero no parecía muy buena idea.

-Quizá es la novia del otro. O su mamá, que lo está buscando, por eso el otro gritaba y lloraba. ¿Habéis visto a Emily? -susurró muy bajito.

Fue difícil, pero gracias a que los chicos se acercaron a los adultos pude colarme entre los arbustos detrás de la sombra de Hannah. No me sorprendió descubrir al poco que tanto Sabine como Elodie también nos seguían.

― Por eso siempre es mejor contar con las chicas -contesté a Hannah riendo-. ¡Chicas al poder!

Pero el cachondeo se terminó pronto cuando, al alejarnos de los adultos, los ruidos del bosque fueron interrumpidos por pasos ajenos. Me quedé helada al ver a la nueva criatura y sentí como toda la mala leche acumulada se me enfriaba en el estómago y se convertía en miedo. Seguí los pasos de Hannah que, aunque no parecía tan acostumbrada a los bosques como Sabine y yo, sin duda estaba acostumbrada a pasar desapercibida. Negué con la cabeza ante la pregunta sobre Em.

― Igual podríamos observarle, a ver si va a buscar al otro y así la encontramos a ella -comenté, no muy segura. Lo de hacer planes no era especialmente lo mío-. Si nos encuentra, salid pitando por donde hemos venido, yo lo entretengo.

Me crují los nudillos, preparada para lanzarme contra aquella cosa si era necesario.

A Sabine le habría gustado que Mike fuese con ellas, la verdad, pero el chico se había quedado fuera del grupito de escapistas. Pensó que seguro que lo había hecho así para darles ventaja y distraer a los adultos, no iba a pensar que él y Alex fuesen unos cobardicas, sabía que se atrevían a todo. 

—Esta parte del bosque es rarísima —iba diciendo mientras caminaban—. Con los scouts no he venido nunca por aquí. Me pregunto qué serán esas ruinas, las de las escaleras… en la próxima asamblea lo preguntaré. 

Tenía toda la intención de seguir parloteando cuando, de repente, vieron otra de esas criaturas infernales. Tan demoníaca como la primera, pero un poco distinta. Correteó detrás de Hannah para esconderse con ella, aunque no se le daba tan bien eso de volverse invisible como a la ninja de su amiga. 

—¿Pero qué son esas cosas? —murmuró en voz muy bajita—. Espero que Em esté bien.

Mike salió corriendo al ver que trataban de agarrarle, sintiéndose mal por el destino que esperaba a los pequeños, pero sin hacer nada al respecto. A Alex, pese a que debería estar preparado para ese tipo de cosas por su entrenamiento, no le dio el tiempo suficiente a reaccionar.

Así que enseguida se vio rodeado no solo por Tony para sujetarlo, sino por otro de los amigos del senderismo. Y eso es lo último que vio Mike de su amigo antes de perderse entre los árboles.

Mike corrió y se perdió entre los árboles. Sin el conocimiento de Sabine seguramente lo tendría difícil para volver. Pasó a caminar cuando sintió que estaba más seguro y lejos de los adultos, también porque le faltaba el aliento.

La luz que se filtraba entre las ramas de los árboles era cada vez más tenue. Lo cual no era buena noticia, quedarse a oscuras en el bosque no traería nada bueno, aunque contaba con sus cosas en la mochila. Pero la falta de luz hizo que un brillo rojo llamara su atención. Algo que de día no hubiera notado y se encontraba disimulado entre varios arbustos.

Cuando el joven se acercó a esos arbustos y echó un ojo, pensando quizás que podría tratarse de un pequeño fuego, lo que encontró fue una especie de portal. Un agujero que emanaba un calor peor que el peor de los veranos en Romeo, trabajando al lado de una parrilla en un restaurante. De ahí venía el brillo rojo cuya luz se reflejaba en las hojas cercanas, aunque el agujero emanaba calor y parecía tener unas llamas brillantes al otro lado. El tamaño de esa especie de portal era pequeño, como si un perro grande cupiera por ahí.

La sombras del bosque comenzaban a reinar y alargarse. La mayoría de las chicas se las arreglaron para no ser vistas esta vez y quedaron muy bien escondidas. Al menos la mayor parte de ellas, porque Elodie fue algo más patosa. Al tratar de esconderse se tropezó y llamó toda la atención del monstruo. El monstruo se abalanzó sobre ella con gran velocidad.

Aprovechó que estaba derribada y, con aquella boca tan fea, mordió su hombro. La chica tuvo que gritar por el dolor y pronto sus ropas se vieron teñidas de sangre. Elodie sintió como si un animal salvaje tratara de devorarla y pasó mucho miedo, llegó a pensar que ahí se acababa todo.

Cuando el monstruo que estaba sobre ella de repente fue derribado. Cuando las chicas miraron dónde había caído lo vieron envuelto en llamas. Sus ojos fueron a la dirección contraria de donde el ser había sido despedido y vieron a Em de pie, fruncía levemente el ceño mientras miraba las heridas de Elodie.

Em se acercó con paso lento, mirando alrededor con cautela y acabó por acercarse a sus nuevas amigas.

-Os perdisteis, ¿por qué os perdisteis?- preguntó extrañada, pues todos habían decidido salir corriendo y ella no parecía haber tenido tiempo de reaccionar. Tampoco era una niña de muchas palabras, por lo que espero una respuesta antes de decirles algo más. 

Su nueva amiga había estado vagando sola por el bosque todo este tiempo. Según parecía aquellas pesadillas hechas realidad no eran problema para ella, allí yacía una tiesa y aún ardiendo para dar veracidad.

Los adultos eran muy raros y se las arreglaron para atar al jugador de fútbol y a los dos niños. Los pequeños temblaban y estaban muy asustados, no paraban de mirar con los ojos desorbitados alrededor de ellos. Pronto dispusieron a los tres infantes en el centro de un círculo de fuego, ahí al lado de aquellas ruinas tan extrañas.

En medio también se encontraba Gladys con un libro, decía unas palabras muy raras que Alex no entendía ahí. Del libro comenzaron a salir unas llamas y ¡PUF! en lo alto de las escaleras se abrió una especie de agujero a otro lado. El tamaño de esa especie de portal a otro mundo era grande, más grande que un adulto. Del otro lado se oían gruñidos y gritos muy raros, además el agujero despedía un calor y unas llamaradas que hicieron subir la temperatura ambiental varios grados.

Los planes eran improvisados, pero era necesario rescatar a Em del bosque y nunca conseguirían escapar todos, así que Alex se quedó cerca de los adultos fingiendo que sí, estaban allí, y contestando un poco y mal para distraer lo suficiente para que las niñas escaparan. 

De pronto, Tonny le agarró del brazo. El muchacho no entendía lo que pasaba. 

—¿Calmar a quién? —dijo Alex ante el extraño agarre dei señor del bar. 

De pronto le estaban atando con los niños pequeños, y le dejaron en un círculo de fuego. Pero aquellos tres adultos no entendían algo, Alex entrenaba todos los días, era bastante fuerte y a sus trece años tenía más fuerza que muchos adultos. Esas ataduras, sin duda pensadas para niños, no le iban a detener. 

Estiró las piernas para colocar las cuerdas sobre las llamas, buscando que prendieran, el cáñamo ardía antes que sus vaqueros, y rompió el nudo de sus ataduras para levantarse. 

Aquello estaba pasado de vueltas. 

—No sé que mierdas hacéis aquí... ¡Pero nosotros nos piramos! —dijo levantando a los chicos y esquivando adultos.