Partida Rol por web

El puto ascensor resulta ser una delicia de lrincipios del siblo XX, post-modernista, de hecho, encajonada en un enrejado alrededor del cual va subiendo la maldita escalera de marmóleos escalones, 18 por planta, que los ha ido contando; el citado enrejado es, puede observar Eddie, de un elegante color dorado, con figuras, virutas, motivos vegetales, y su puta madre en vinagre (con perdón, que hay gente que odia el vinagre), con, afortunadamente, un pasamanos en, parece, nogal, que gracias a todos los dioses habidos y por haber, se tomaron la molestia de poner....

El caso es que se da la situación absurda de que tres de los vampiros van cómodamente subidos en el chisme elevador, y alrededor, al mismo ritmo, el pardillo de turno va subiendo escaleras; se le nota en la respiración que está más acostumbrado a las escaleras mecánicas del metro, que a subirlas a las bravas; sea como fuere, la tontuna es que encima, como la cabina es enrejada, no tiene paredes opacas, y mientras hablan los de dentro, el otro va orbitándoles como una "luna" particular, metiendo baza cuando consigue recuperar -esporádicamente, todo sea dicho- el resuello.

-Vale, pero no contéis conmigo para eso; me costará un rato respirar con normalidad, y así no encandilo a un mortal ni de coña....

Tratándose de un ser inmortal en realidad Eddie no debería acusar cansancio pero el propio vampiro se autogestionaba para respirar de forma cansina¹. Los otros tres salieron del ascensor con una sonrisa de suficiencia, pero pronto el grupo se recompuso para su tapadera: Karlos se mantuvo al frente mientras los otros tres se situaban tras él.

En la última planta sólo había una puerta para el piso del ático. Del otro lado llegaba música de jazz y voces. Parecía haber una fiesta aunque de tono tranquilo. Cuando Karlos apretó el timbre tuvieron que esperar unos segundos antes de que una chica embutida en un vestido negro que resaltaba todas sus cuervas abriera la puerta. La chica se quedó un momento mirando al grupito, como intentando reconocer alguna cara, y a su vez los vampiros vieron que detrás de ella había un amplio salón con un ventanal que daba al exterior. Dos mujeres y cuatro hombres conversaban dentro del mismo o en la terraza bajo una luz tenue. Todos vestían ropas caras, de marca, elegantes. Definitivamente aquel camello estaba a otro nivel.

—Rodrigo... creo que no es ella.— dijo la chica de la puerta sin saludar a los recién llegados.

Uno de los hombres de  la fiesta dejó la conversación que tenía con las dos mujeres y se aproximó a la puerta.

El individuo apartó a la mujer con suavidad.

—Vuelve a la fiesta Gloria, yo me encargo.

Sonrió a los recién llegados. Era una sonrisa amable, amplia, que transmitía seguridad. En realidad todo en aquel tipo aparentaba seguro: alto, fibroso, de movimientos suaves y una mirada firme pero sosegada, como si las cosas que pasasen a su alrededor carecieran de verdadera importancia.

—Perdonad pero me temo que no os conozco y tampoco sois del vecindario. ¿Estáis buscando a alguien?

Aquel nota desde luego era muy diferente de la idea de camello que tenía Karlos. Con ese piso y rodeado de gente fina casi ledaba corte. Pero tenían un papel que interpretar, así que le miró fijamente a aquellos ojos tan irritantemente tranquilos y empezó a emanar su influencia vampírica sobre lo que había detrás de ellos. 

-Si tú eres Rodrigo, a ti. Vengo de parte de Víctor, y ellos - se apoyó en el marco de la puerta y señaló sin mirar a sus acompañantes-vienen conmigo. Es MUY urgente, ¿podrías dejarnos pasar o salir tú un momento? Lo digo por tener un poco de privacidad.

Procuró sonar serio y cortante, como si tuvieran negocios que no admitían retraso, y todo el derecho del mundo a entrar en mitad de aquella fiesta a través de aquella puerta tan limpia y bien barnizada.

-Dice que ya te ha llamado tres veces y que necesitaba avisarte lo antes posible. 

Dolores permaneció en silencio a la espalda de Karlos. Desde su posición trató de visualizar todo lo que pudo del interior que estuviese a la vista, especialmente cuántos había dentro, por si las cosas se torcían y llegaba el turno de soltar los puños. Siempre había la posibilidad de que hubiese más gente en otras habitaciones, pero con lo que vio ya se hizo una idea aproximada.

Sea como fuere, confió en no tener que recurrir a la violencia. En su experiencia, los camellos eran tipos impredecibles, aunque admitió que Rodrigo no era un proveedor cualquiera, o al menos no lo aparentaba. Ojalá su buena disposición estuviese a la altura de sus lujos.

Impertérrito, al igual que el resto, Eddie intentaba parecer alguien serio, como un matón guardaespaldas de un intermediario o correo, de los que llevan paquetes de cierta entidad de un lado a otro... paquetes "sensibles", o recados de los que se tienen que dar en persona; el caso, era no hacerse notar, y que ninguno de sus movimientos estorbase la "negociación" que debería desarrollarse ante él.

No obstante... tenía bien controlados a los de la habitación; aparte de Rodrigo, 3 tíos y 2 tías; bien, eso son cinco, pensó; manejable, y de sobra. Sin buscarlos directamente con la mirada, intentó recopilar cuantos detalles fuesen precisos, pues si pintaban bastos, hostias habría de haber, así que mejor ir previendo que hacer... Ya por adelantado se iba anotando, antes de todo, por donde pululaba la moza del vestido embutido, que no dejaba apenas nada a la imaginación; intentaba no pensar demasiado en ello, pues se ponía cachondo solo de pensar en pegarle un mordisquito a la zorrupia en un par de sitios... aunque... "mierda... ojalá no sean de goma", pensó, que luego se quedaba un regusto raro en el paladar... Bejjj....

Volviendo a centrarse, pero sin quitarle ojo tampoco, intentó usar sus aguzados sentidos, para tener claro a por quien saltar, si es que empezaba el buffet libre... y empezó a fijar mejor su vista en cosas concretas... como en los sobacos de los mandas, por si llevaban pipas, y en los culos de las tías, para calcular si llevaban tanga o braga-faja...

David se quedó muy sorprendido del aplomo y a seguridad de Karlos. Sonrío, o estaba aprendiendo muy rápido o venía aprendido y era embaucador. Las dos cosas le gustaban. Dio un suspiro, no ser el que llevaba la iniciativa le aburría, así que sacó de un bolsillo interior de su americana un paquete de tabaco y extrajo un cigarrillo que se llevó a la boca. Era solo por aparentar claro. Las pintas lo son todo, gafas, americana, pelo; pantalones botas citurón...  y pitillo claro está.

Se le pasó por la cabeza leerle la mente al tal Rodrigo, pero por ahora esperaría a ver como reaccionaba a las palabras de Karlos.

Miró hacia atrás, vigilando tanto las escaleras como el hueco del ascensor y si se escuchaba algo abajo. Nunca se sabe cuando te están siguiendo o vigilando, y parecía que Dolores y Eddie ya tenían controlado el interior del edificio.

El individuo se quedó mirando a Karlos durante un breve instante. Intentaba mantener la pose pero un ligero movimiento de sus cejas le bastaba para demostrarle al vampiro que acababa de morder el anzuelo hasta el fondo.

—No quisiera... no recibí ninguna llamada. Víctor sabe que estoy siempre a su disposición. Oh, demonios, ¡que modales! Pasad por favor.

Rodrigo flanqueó el paso a los recién llegados señalando una de las cuatro puertas que daban a aquel espacioso salón. Estaba abierta y podía verse una sala decorada con bastante lujo que más parecía un gabinete de abogado que el lugar de reunión de un camello:

—Pasad a mi despacho. Supongo que tendréis prisa pero si queréis alguna copa. Gloria: prepara algo para nuestros invitados mientras resolvemos unos negocios.— le dijo a la muchacha que había abierto la puerta.

Los condujo hasta su despacho dejando que los invitados se quedasen mirando extrañados, con la tal Gloria un poco confundida junto al mueble bar¹. Invitados, por cierto, que no parecían armados ni especialmente peligrosos^2,3. Probablemente se trataría de clientes VIP de Rodrigo que estaban pasando una velada tranquila con sus vicios. Lo que a Eddie le ponía a cien es darse cuenta de que toda la carne era natural. Y el Rodrigo éste parecía tan predispuesto a quedar bien con Victor... ahí podría haber plan⁴. David mostró indiferencia ante los presentes mientras entraban en el despacho. No intuía peligro en aquella gente pero las otras tres puertas estaban cerradas. ¿Un tipo que mueve tanto dinero y material no tendría más protección?

Cuando cerró la puerta a espaldas de los vampiros Victor se dirigió al otro lado de su mesa, hacia una gran caja fuerte adosada entre las librerías.

—¿Qué necesita Victor?— dijo mientras tecleaba una combinación digital procurando que su cuerpo se interpusiera entre los botones y la vista de los invitados.
 

Karlos estaba ligeramente sorprendido por la caja fuerte y la elegancia del despacho, y la pregunta le hizo dudar.un segundo. ¿Qué clase de drogas se llevaban a una fiesta fina? Cuando estaba vivo apenas había visto ninguna cosa de esas, y una vez que estaba muerto, había preferido trapichear con otras para mantenerse a flote. Pero había que mantener la mentira a toda costa. 

-Pues lo de siempre para las fiestas, él me dijo que sabrías . Esta noche hace una bastante grande, por eso te estaba llamando y ha terminado mandándonos con tanta urgencia. Como comprenderás, no puede comprarle a cualquiera, tiene que ofrecer lo mejor a sus invitados. 

O, al menos, eso era lo que él imaginaba. Que estuviera rodeado de gente en su propia fiesta lo estaba complicando todo...en aquella situación no pedían decirle que tenían que acompañarle a hacer la entrega, tendrían que usar el paquete para hacer creer luego en la mansión que les mandaba Rodrigo. Aquello se estaba empezando a parecer al clásico truco del "me quedo a dormir en casa de fulanito" doble. 

Todo está yendo más fácil de lo que pensaba en un principio Eddie... salvo por un detalle... Vale, nos dará la farlopa, pero... quedar pendiente como entrar a la casa de la fiesta, .. porque habrá alguien que controle el acceso, suposo. No sería tan fácil como abrir un paquete lleno de bolsitas blancas, ... ¿o tal vez si?... no estaba puesto en los ritos sociales del pijerío vip, así que no tenía claro cual sería el "pasaporte" que les abriese las puertas.

Con la droga, tenían el motivo para ir; pero necesitaban "la clave" que les abriese las puertas. Entonces es cuando se fijó -más si cabe- en las zorrupias... la forma de pulular alrededor de los maromos... Ostras!, que son de pago!... se dió cuenta cuando comparó su "modus operandi" con el que acontece en las discotecas cuando ya están cerrados todos los garitos... las putis, incluso las de alto standing, cuando ven que no hay negocio en los sitios más vip, se van a los garitos a cazar presas... más fáciles. Total, solo tienen que acariciar un poco el rabo a algún medio pedo, llevárselo, y luego cuando está a punto de ... pues decirle la tarifa. Suelen picar... Y estas tienen pinta de ir lanzadas a la bragueta

Eso le planteó una duda en mente.. bueno, varias... ¿quienes son estos capullos y por qué hay zorrupias de parte de Rodrigo para ellos?... ¿quizá clientes?, no... improbable: intenta engatusarlos, o sea, está invirtiendo, que no gastando, en hacérselos. No me gusta; hay algo.

Eso no quita que pensase que las putillas serían una buena llave para entrar, así que le susurró a Karlos al oido (cosa que oyeron los demás con su fino oido)

-Lo mismo nos vendrían bien las putillas para entrar... si dicen que vienen con el "paquete" de Rodrigo para levantar la fiesta... con esos cuerpos los de la puerta no podrán decir que no...
 

El tipo se giró un momento, un tanto confundido. Pero Karlos notó que no era desconfianza sino preocupación. Tenía miedo de cagarla con los enviados de Víctor. Pese a haberlo usado infinidad de veces al vampiro todavía le costaba acostumbrarse a la fuerza del vínculo que generaba el uso de su poder para engatusar humanos¹.

—¿Importante? ¿De cuánta gente hablamos? Vaya... yo... es que tengo un asunto que resolver aquí. Si me hubiera avisado con tiempo...

Se giró para depositar una bolsa llena de pollos de cocaína encima de la mesa.

—Aquí tengo cien gramos de la buena, de la que mantiene el ritmo sin taquicardias. Tengo más de calidad media pero salvo que haya mucha gente no os recomendaría llevarla. ¿Hay invitados que necesiten heroína? ¿Algo más especial? ¿Ácido? El speed no es de calidad hoy, no os lo recomiendo.

Aquel tipo tenía un puñetero supermercado de droga en aquella caja fuerte.

Mientras el tipo presentaba aquel catálogo de la 'farra infinita' Eddie le susurró algo a Karlos. El heavy no podía quitarse la sensación de que algo no era correcto con respecto a los tipos de la fiesta privada de Rodrigo².

David se estaba comenzando a aburrir. Aquel no era su mundo, nunca lo había sido. No había tomado drogas más allá de un copazo o un pitillo, así que estaba totalmente fuera de ambiente. Lo que tenía claro es que no podían perder el tiempo. 

- Señor - Dijo refiriéndose a Karlos - Victor nos estará esperando. Será mejor no perder demasiado tiempo. Señor Brod[1], ¿Cree que podría mandar con nosotros uno de sus hombres por si Victor necesitara más producto? No le gusta que nos ausentemos demasiado tiempo de su local - 

Si lográbamos llevarnos a uno de sus hombres quizá nos pudiera dar algo de info sobre por donde entraban ellos, o si usaban algún código secreto para que les dejaran pasar. Una vez obtenida la información podríamos aprovechar para cenar.

Era raro era que dos tipos tan diferentes estuvieran de acuerdo, así que decidió hacerles caso. 

- Creo que con esto -señaló a aquellos cien gramos- será bastante, quizá alguna cosita más en pastillas iría bien pero si el speed viene malo mejor lo dejamos...En cualquier caso, mis guardaespaldas tienen razón, no podemos retrasarnos pero sería buena idea que alguien de los suyos, o suyas, nos acompañara por si hace falta algo más. Así podríamos mandarlo, o mandarla, de vuelta con usted si hace falta algo, ¿no cree?.

Miró aquella caja. Se preguntó si, en caso de que la cosa saliera fea, podrían volver y arrancarla de cuajo de donde estaba. Debía de haber una fortuna dentro y colarse a hostias en aquel lugar no parecía muy difícil. Ya verían cómo abrirla. 

-Se lo pediríamos a usted directamente, pero ya vemos que ahora mismo está muy ocupado. Y nosotros en cuanto lleguemos tendremos que ocuparnos de otras cosas, ¡hay tanto que hacer!

A pesar de que sabía a lo que venían, Dolores miraba todo aquel alijo y no pudo más que sentir nauseas y rabia. Había visto demasiadas víctimas de las drogas en sus patrullas y odiaba a los tipos como Rodrigo. Verle hablar con esa ligereza del veneno con el que trapicheaba enfurecía a la vampira. No obstante no era el momento para tonterías. Es más, el despreciable camello podía ser la llave de entrada para una de sus pistas más sólidas, así que continuó callada a la espera de que salieran de allí.

Rodrigo asintió mientras se daba la vuelta para cerrar la caja fuerte.

—Dani irá con ustedes. Si necesitan algo más vendrá a por ello.

Retrocedió para cerrar la caja fuerte y luego, al salir, se dirigió hacia una de las otras tres puertas cerradas, haciéndole una seña al grupo para que esperasen mientras entraba en esa habitación. Los invitados masculinos observaban con curiosidad a los recién llegados, pero se limitaron a hacer un saludo con la cabeza para salir luego con las chicas a la terraza.

Un minuto después Rodrigo salía acompañado de un tipo alto, fuerte y de aspecto patibulario. Debía ser el mencionado Dani.

—Les acompañará hasta la casa de Javier y si hay cualquier otro encargo se encargará de cumplirlo.— les dijo el siempre solícito Rodrigo.

Al final le estaba molando el tema de parecer un guardaespaldas; eso de estar en segundo plano, atento a todas las movidas que sucediesen... Todo parecía, además, que iba bien... pero... joder,... la vida es una puta mierda... naces, creces, te jodes y mueres, o eso es el ciclo hasta que te pegan una dentellada y te abren a un universo de noches infinitas y tal, o sea, que te vampirizan, a cambio de dejar de ver el sol y perder eso que unos llaman "alma"... o eso dicen

Pero pese a que parecía que todo iba bien... algo le mosqueaba; los tipos esos de ahí fuera... "no se,... algo huele a podrido en Dinamarca, o eso leí hace mazo..."  Se le empezaban a encender lucecitas de alerta, y solo sabía que les convenía moverse.., pues algo no estaba en su sitio... quizá... los capullos invitados...

Parecía que todo andaba estupendamente. El plan estaba funcionando y Dolores no tenía precisamente ganas de pasar más tiempo en ese sitio, así que, cerrada la transacción, comenzó a caminar de nuevo hacia la entrada. Además, tal y como se temía, allí había más gente en las habitaciones, por lo poco que pudo ver. Demasiada gente en ese piso. Si algo se torcía de repente tendrían que lidiar con una situación que se les podía ir de las manos; y eso es lo peor que les podía ocurrir, no sólo por el propio riesgo que conllevaba, sino por el poco tiempo que perder que tenían esa noche.

Todos estos pensamientos se arremolinaban en la cabeza de Dolores, de manera que, inconscientemente, hizo un gesto a sus compañeros animándolos a abandonar el lugar.

Dolores hacía bien, ya tenían la mercancía y el ayudante, así que no tenían más motivo para quedarse. Se levantó, y señaló el paquete mirando a Eddie: 

-Llévalo tú E., creo que te cabrá en la chaqueta -el abrigo de Dolores habría sido la opción más apropiada, pero viendo el asco conque había mirado la cocaína, mejor no arriesgarse-.

El tal "Dani" parecía peligroso, pero a fin de cuentas, si las cosas se torcían, era un solo humano contra cuatro vampiros. Lo miró un momento y exclamó: -Sí, creo que nos vendrá de perlas ¿Ha estado con anterioridad en casa del señor Víctor?- A fin de cuentas, mejor tenerlo claro de antemano si lo iban a usar de caballo de troya.

Ya tenían lo que querían y demorarse más en aquel lugar podría ser peligroso, así que intentó concluir el trato y despedirse educadamente  -Ha sido un placer, Rodrigo, da gusto conocer y hacer negocios con gente como usted. Espero volver a verle pronto. ¡Hasta luego!-

Y dicho eso, él también se empezó a encaminar hacia la puerta. Algunos recuerdos de su padre trabajando, un montón de películas vistas a medianoche,  un par de guardaespaldas de pega mas un chorrito de poder vampirico, y ¡voilà!: el timo perfecto. Tendría que recordarlo para otra ocasión. 

Mientras salían de la casa el tal Dani contestó con un escueto:

—Sí señor. De hecho en alguna ocasión he trabajado para reforzar su seguridad.

El tipo no aclaró a que se refería exactamente con eso pero era cierto que por su estatura y tamaño podría garantizar la seguridad de alguien... contra oponentes humanos, claro. Contra un vampiro poca cosa podría hacer un mortal. Y contra cuatro no tendría ni una oportunidad. Hasta Asia podría cargarse sin demasiado problema a un humano que no estuviera entrenado específicamente para enfrentarse a vampiros. Y si era cierto lo que ella había dicho Rodrigo no sabía nada de la Estirpe. ¿Sería posible que uno de sus hombres supiera más que él?

Tras despedirse de Rodrigo montaron en el ascensor. Mientras iban bajando los vampiros se dieron cuenta de que no tenían ningún vehículo propio para ir hasta la casa de Víctor.

- Señor - Dijo David refiriéndose a Karlos. - Creo que deberíamos dejar aquí el coche e ir en el que el hombre de Rodrigo tenga. Si tiene que venir a por más material no quiero dejarle el mío. 

Miró al hombre y encogió los hombros. 

Cuando hubieron salido a la calle se encendió otro cigarrillo. - A nosotros nos dejarán pasar sin más... pero tu tendrás que decir el santo y seña como es habitual. Dime que sabes el último y que no vamos a tener que hacer tu trabajo nosotros. -

Si funcionaba sería tan fácil como dejarle seco y coger su coche para ir a la fiesta de Victor. Con el coche de uno de los tipos de Rodrigo, el material y la contraseña hasta esos tres podrían entrar sin problemas...