Partida Rol por web

Me quedo unos segundos analizando  a la enana, no parece ser tan trotamundos como su amigo  el elfo. Tiene más bien pinta de mercenaria.

 Bien, veamos pues... yo soy Varabart y  ¿tu nombre y profesión cual es? Y ¿ por qué te interesaría ayudar a esta gente que no conoces forastera?  Miro las mesas de al lado, y los de por aquí nos miran con recelo, les hago un gesto indicando que todo está en orden. Yo te respondere según tus respuestas.

  (Notáis que el tipo está habituado a liderar a grandes masas y que no es,  por el tono que emplea un simple soldado o aldeano).

La pelirroja sostuvo la mirada de Varabart.

—Mi nombre es Meda Thoskarr— comenzó a decir, mirando de reojo a la mesa de los enanos —. En Orzammar, cada familia se especializa en un arte. En mi caso, mi padre y mi abuelo antes que él, eran guerreros. Yo misma he empuñado el hacha y la espada desde que tengo uso de razón, así que esa es mi profesión. Llámame escolta, mercenaria... Como te plazca— hizo una pausa, sin perder detalle del varón —. Pero además de eso, soy madre y, al escuchar la historia de esa mujer, no he podido evitar ponerme en su lugar, sentir su dolor e impotencia — señaló con la barbilla hacia la humana llorosa —. Por eso quiero ayudarla. No por el oro— miró de soslayo al tuerto —, sino por la misma razón por la que un alma altruista se jugó el cuello en el pasado por proteger a mis hijos— sonrió ligeramente a Garland —: porque es lo correcto.

Nada más salir, miro hacia todos lados, pero no veo al tipo que me había enviado la nota. Me fijo en que tras unos cubos de basura que hay tirados por el suelo, al lado de un callejón, hay algunos trozos de tela de una capa. Le hago una señal con la cabeza a Sune, que ha venido conmigo, y avanzo hacia allí con cuidado.

-"Parece que ha desaparecido, al igual que el temblor. ¡Qué extraño!" Le digo a mi compañero.

Sacó el pequeño silbato y lo soplo, esperando ver aparecer a alguien.

Garland se cruzó de brazos lentamente, dejando que fuera Meda quien llevara ahora la batuta de la conversación. Quedaba claro que aquel hombre no confiaba ni un ápice en el elfo, y la verdad es que no podía culparlo... pues él tampoco confiaría en sí mismo, visto desde fuera. La única lealtad que parecía guardar era la que sentía hacia la enana barbuda, aunque de tanto en tanto hiciera que se lo cuestionara, como por ejemplo con esa broma, a la que el tuerto respondió con una mueca.

— _{Un día de estos te vas a despertar sin barba...} —murmuró, apenas inteligiblemente, aunque resultaba obvio que aquello era un pique más. Jamás se atrevería a tocar la barba de la guerrera.

Durante su presentación, el pícaro se mantuvo en silencio, asintiendo cada tanto, pues conocía la historia de Meda. Cuando mencionó que un alma altruista se había jugado el cuello por proteger a sus hijos, apartó la mirada. Todavía no entendía qué había llevado a hacerlo tal cosa, pero... no se arrepentía.

— El cuello, y un ojo —añadio él, en voz alta, por si al tal Varabart no le había quedado claro que se refería a Garland la enana. No había arrepentimiento en su voz, de hecho se esforzó por mirar a Meda a los ojos y asentir, correspondiendo su sonrisa.

Salir tras esos temblores, y no encontrar a nadie fuera de la taberna, hizo dudar unos instantes a Sune, que es lo que podía haber ocurrido. Tras ese primer instante, pensó en una posible trampa y en voz baja alerto a su compañero.-Cuidado Caleb, esto no me gusta nada, podría ser una trampa.-Y con el arco en la mano, se puso a examinar la zona, los restos de tela, en algún sitio debería estar quien allí había citado a Caleb, o al menos debería haber quedado algún rastro de lo que con el había ocurrido.

Mire con más atención a la enana y a su compañero, suspire y conte hasta diez antes de aclarar mi relato.

Con un gesto mis "compañeros nos dejaron"  la mesa y sillas libres, con los asientos aún caliente y los hombres esperando en la puerta, invite al elfo y a la enana sentarse.

Así sea pues, el pueblo de Daseli acepta la ayuda de la forastera  enana por ser madre y entender lo que estan pasando las otras madres y la de su curioso grupo.

Deje de hablar pues la elfa nos trajo un tanto  nerviosa y atemorizada  algo de beber, estaba acostumbrado que la chica cada vez que se acercaba a mi mesa marchara con miedo, pero me hubiese gustado que se tranquilizara a la tercera o cuarta visita, en fin.

Cuando se alejo continue  Por don de iba...

... Sabed que el Bann de la esta zona mando doblar la guardía en el pueblo y contrato a personas "especializadas " en saber lo que estaba sucediendo, sabed también que, y ruego discreción pues no queremos que cunda el pánico han desaparecido esas personas y algunos soldados.

El Bann del lugar esta preocupado por su gente y se de buena tinta que hasta ha llegado a ponerse ropa sencillas y con unos pocos guarda espaldas mezclarse en las calles y tabernas de Daseli para ver lo que esta pasando en primera persona.

Es por eso que nosotros que somos de por aquí veamos raro la petición de ayuda de unos forasteros que no son de esta parte de Ferelden en lugar de estar en la fiesta y ganar premios y competir en los concursos 

Ves en la pared enfrentada un quemazo recién hecho, tal vez de un impacto de rayo mágico. También ves por sus pisadas pasos apresurados, que se alejan seguidos de dos o tres pasos distintos que le siguen uno de ellos tal vez herido por la magia. 

Al tocar el silbato un objeto brilla "como el papel de plata dandole el sol" entre los desechos tirados por los cubos de la basura. Es una piedra del tamaño de un garbanzo. 

Si la coges ves que es una piedra mensajera, al sujetarla con tus dos manos como si rezaras y decir tu nombre sale un mensaje.

- Soy tu hermanastro Acel, vine a este pueblo por que Nuestra Hermana Karina cree que el objeto que buscabamos estaba cerca de aquí, pero ella lleva días desaparecida y comienzo a estar preocupado, pues en este pueblo han desaparecido varias personas y niños, quisiera ayudarte en la busqueda de nuestra hermana Karina pero hay gente que sabe que soy Apostata y me siguen de cerca, sería un estorbo, mi intención es dejarte este mensaje y despistarlos, alejarlos de ti, para que puedas encontrar a nuestra hermana menor. Que los Antiguos dioses te protejan Hermano... - ves que el mensaje deja de escucharse dentro de tu cabeza.

-Caleb, aquí veo restos de combate y el que salió junto con otros han huido de algo o alguien que les atacó por sorpresa. Pienso que lo mejor es que volvamos a la taberna y nos juntemos al elfo y la enana. Juntos seremos más fuertes y todo apunta a que pronto habrá problemas.-Y se dispone a volver al interior de la taberna, para reunirse con los compañeros que allí se encuentran. Tal vez luego puedan volver y rastrear las huellas que se alejan de la taberna, pero mejor cuatro que dos. 

Me agacho y cojo una pequeña piedra que rápidamente identifico como una piedra mensajera. Le hago un ademán a Sune para que se espere un momento y le indico que venga a lo oscuro del callejón. Activo el poder mágico del objeto y éste brilla, desgajando su mensaje en mi mente.

-"Al parecer el tipo que me dio la nota, iba a darme este mensaje, pero algo le ha debido de pasar. Seguramente haya sido atacado por alguien en este mismo punto y hayan huido ambos, atacante y atacado. Pero lo importante es que he recibido el mensaje, dado que esta piedra lo contiene. Se le debió de caer en el forcejeo." Le dije a Sune.

Me quedé pensativo un momento, pensando en qué podía revelar al arquero y qué no. Ya me había demostrado su lealtad y amistad, así que no podía desconfiar de él.

-"El mensaje era de mi hermanastro Acel, diciéndome que nuestra hermana menor Karina se encontraba en esta ciudad y llevaba varios días desaparecida. Parece ser que a mi hermano le tienen controlado, ya que saben que es un mago apóstata, igual que yo, y no puede acercarse a mi, si no me delataría. Por eso me ha hecho llegar este mensaje. También me ha relatado lo de las desapariciones. Mucho me temo que mi hermanita también haya sido secuestrada. Debo de llegar hasta el fondo de este asunto para encontrarla. ¿Me ayudarás, valiente explorador?" Dije seriamente.

Después de eso, me uno a Sune y entraré a la taberna para reunirme con los otros dos.

Al entrar de nuevo en la taberna Caleb y Sune ven como la enana y el Elfo estan hablando con uno de los tipos que vigilaban al chico. Ademas ve que el resto de los ocupantes de la mesa estan en la entrada de la taberna apoyados en el marco aburridos, y les ha dejado sus asientos a Meda y Garland, estos están hablando a solas en la mesa con un tipo que es el que menos pinta de soldado tiene, Además la mesa esta llena de jarras de bebidas aún llenas, parece ser que han sido  traidas recientemente. 

En principio, Garland no entendió del todo bien por qué aquel hombre se tomaba la atribución de aceptar ayuda en nombre del pueblo entero, aunque conforme siguió su relato, no le tomó demasiado tiempo deducir que efectivamente se trataba del Bann. «Menos mal que al final no le he robado nada...», pensó para sus adentros, sin dejar de mirarlo. «Aunque seguro que tiene unas cuantas monedas encima, podría haberlo intentado durante el temblor, pero habría sido demasiado arriesgado... Ya habrá otra oportunidad», ponderó.

Definitivamente el Bann debería hacer algo más que quedarse en una taberna con sus guardaespaldas, pero aquello evidentemente no lo dijo. No tenía ganas de pasar una o más noches en el calabozo... otra vez.

— ¿Tiene algún indicio de dónde desaparecieron dichas personas? —preguntó, mirando de soslayo a Meda—. ¿Tal vez un mapa o algún punto de referencia? —prosiguió, cruzándose de brazos. Le resultaba difícil de creer que aquellas personas desaparecieran sin dejar rastro.

A medida que el tal Varabart hablaba, la enana arqueaba más y más una de sus cejas. No era la más lista, pero que aquel hombre tuviera autoridad y supiera tanto del pueblo, sus gentes y las desapariciones, la hizo sospechar.

—No he entendido nada en absoluto de su verborrea, pero si cuestiona la ayuda desinteresada de unos forasteros, quizá deberíamos ir a beber y a seguir con los juegos y dejaros con vuestros asuntos... Aunque hasta ahora no hayan averiguado nada— como era de esperar, la enana no tenía pelos en la lengua por muy poblada que fuera su barba.

Meda miró a Garland.

—El pozo ese sagrado es lo que mencionó la mujer. Allí sería un buen sitio para empezar. Ya han empezado a desaparecer grandes animales— dijo la enana antes de mirar al tipo que los acompañaba —. El sitio está muy vigilado. Si finalmente se dejan de misterios y quieren nuestra ayuda, que nos den permiso— se levantó con brusquedad —. Si no, que tengan buen día— añadió, molesta por los rodeos innecesarios.

El posadero nos acercó tinta, pluma y papel.

Hice un escrito, luego otro... así hasta 5.

Luego de firmarlos y sellarlos. Mire a la pareja y se los entregué.*

Pero antes de soltarlos le hice una última pregunta.

¿ Estáis seguros de querer meteros en este asunto?. Podría ser vuestro esfuerzo poco productivo y como mucho peligroso, para eso están los hombres del Bann.

Garland enarcó una ceja al ver que el tabernero le acercaba papel y pluma al hombre, pero se encogió de hombros, esperando tranquilamente a que terminara. No tenía nada mejor que hacer, la verdad.

Cuando finalmente se los extendió, el elfo tomó los pergaminos y los guardó en su mochila, a excepción del de Meda, a quien le extendió el suyo con gesto neutral en el rostro. La pregunta del Bann hizo que el pícaro suspirara y asintiera.

— Ya nos hemos ofrecido, no tendría sentido echarnos para atrás ahora que ha gastado papel y tinta —bromeó, al tiempo que se despedía con asentimiento, palmeaba el hombro de la enana y empezaba a caminar hacia el avvarita y el apóstata.

La pelirroja miró extrañada cómo el varón firmaba los pergaminos. Aceptó el suyo y lo leyó, enarcando una ceja pues, como sospechaba, el tal Varabart era más de lo que afirmaba ser.

Sí, vale que no iba a ser un trabajo remunerado, pero la fama viene bien para conseguir trabajo. Además, quizá habían monedas en el fondo de ese pozo... Ciertamente empezaba a afectarle la compañía del pícaro.

—Los hombres del Bann no han conseguido nada— dijo Meda, hosca para variar —. Quizá unos forasteros tengan éxito donde otros fracasaron... y los enanos nos movemos mejor bajo tierra que los humanos, dicho sea de paso.

Se levantó, cogió una de las jarras y señaló al Bann con ella, sonriendo ladina antes de darle tres profundos tragos y dejarla sobre la mesa.

Le dio la espalda a Varabart y se fue con el tuerto a buscar a Caleb y Sune, a ver si tenían ganas de aventuras.

Sune piensa que lo mejor es no molestar a la enana y el elfo, que parecen estar conversado con un guardia de paisano. Así que le indica a Caleb, que se siente con el a la mesa que estaban ocupando. Para acabar con la cerveza que podría quedar en alguna jarra. Y dar tiempo a los otros a terminar su conversación.

Varabart tras estar un rato entretenido escribiendo, la gente de la taberna podía apreciar como le entregaba varios pergamino a la extraña pareja, esta tras guardarlo se levantaba e la mesa indicando que la charla había terminado, los hombres que estaban esperando vieron como se alejaran para encontrarse con los otros dos miembros del grupo. Entonces es cuando se acercaron y el hombre les dio permiso para sentarse mientras parecía dar instrucciones. 

Meda y Garland pudieron encontrar a Caleb y a Sune en la misma mesa que antes, como si no se hubiesen ausentado hace un rato unos minutos. Incluso ellos tal vez no se hubiesen fijado  que la pareja había salido de la taberna y entrado, ocupando los mismos sitios que antes tenian.

Meda y Garland habian tenido una entrevista con el tipo de la mesa y Sune y Caleb unos extraños sucesos en la parte de atras de la taberna. 

 El grupo de aventureros que tendrán pesado, ¿Cuál será su próximo movimiento?

Una vez que todos vuelven a reunirse a la mesa, es un buen momento para hablando bajo buscar alguna línea de acción.-No se que os habrá dicho ese caballero, pero parece que hay gente que esta desapareciendo en este pueblo, y tal vez podríamos investigar donde están esas personas, así como quien o que esta tras su desaparición,-Y no podía hacer mucho más que esperar a ver que pensaba el resto, tal vez aquel individuo les hubiera dado alguna información interesante. O tendrían que comenzar a buscar, sin saber muy bien que o donde hacerlo.