Partida Rol por web

[DM05/21] – Viy

Capitulo dos: La aldea del centurión

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11/05/2021, 22:28
Narrador

En el campo no se oye ni un ruido. Parece como si todo hubiese muerto; sólo en las alturas, en el abismo celeste, tiembla una alondra, cuya plateada canción desciende por los peldaños etéreos hasta la tierra enamorada; de vez en cuando el grito de una gaviota o la aguda llamada de la codorniz también resuenan en la estepa. Indolentes y distraídos, como paseantes sin rumbo, se alzan los robles hasta las nubes, y los golpes deslumbrantes de los rayos del sol incendian parte de su follaje con grandes manchas de pintura, extendiendo sobre el resto de la fronda una sombra oscura como la noche que sólo alguna fuerte ráfaga de viento impregna de oro. Las esmeraldas, topacios y rubíes de los livianos insectos se derraman sobre los abigarrados huertos, sombreados por los gallardos girasoles. Los grises almiares de heno y las doradas gavillas de trigo se disponen en grandes hileras y se extienden por la inmensidad de la llanura.

Notas de juego

Fragmento de “La feria de Soróchintsi” de Nicolai Gogol

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11/05/2021, 22:40
Narrador

Tras avanzar por los campos llegáis a un grupo de casas donde los campesinos se afanan en sus tareas cotidianas. Al entrar en un gran patio rodeado de casitas y pajares, fueron recibidos por los ensordecedores ladridos de una manada de perros. En el centro, justo al frente mismo de una gran puerta cochera, y de mejor apariencia y tamaño que las demás, había una casa que debía de ser la del centurión, el jefe de la aldea. Los cosacos, cada uno por su lado, se fueron a desayunar.

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11/05/2021, 22:41
Tsibulia

El cosaco que parecía llevar la batuta en el viaje se quedó con los seminaristas. ¡Vosotros!  Seguidme, debería dejaros aquí durmiendo con los perros y las vacas, pero el centurión se enfada si ve que trato a unos viajeros como los sacos de pulgas que sois. Dicho esto, el cosaco fue caminado hacia una casa pequeña pero bien cuidada.

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11/05/2021, 22:42
Halia

Al abrir la puerta una bella muchacha de rostro redondeado, cejas claras y arqueadas sobre los ojos azules, labios rosados y descuidada sonrisa, cabellos adornados con cintas rojas y azules que, junto a las largas trenzas y un manojo de flores silvestres, formaban una rica corona sobre su maravillosa cara se abalanzó sobre el cosaco cubriéndolo besos.   ¡Tsibulia! ¡Tsibulia! Te he echado tanto de menos

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11/05/2021, 22:43
Tsibulia

El cosaco correspondió a los besos de su joven esposa y luego la aparto. ¡Halia! ¡Halia! solo llevo una mañana fuera de casa y me recibes como si hubiera vuelto de cabalgar con los bogatyri. ¿Qué harás cuando este varios meses de viaje con el señor? La voz cruel del cosaco se había trasformado en una dulce melodía cuando hablaba con su mujer, pero volvió cambiar cuando se dirigió a vosotros. Halia hoy tenemos invitados. Estos seminaristas. Ten cuidado, los seminaristas tiene fama de truhanes y pillos. Dales algo de comer y luego déjales dormir en el cuarto de bajo de la escalera.

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11/05/2021, 22:44
Halia

Halia os condujo hasta la cocina de la casa y saco de la despensa barias viandas que incluían salchichas, quesos, algo de leche de cabras y una botella de aguardiente de cerezas. Comer y descansar, parece que lleváis toda la noche sin dormir. ¿Habéis tenido un día duro?

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12/05/2021, 00:20
Inha Holub

Aquellos cosacos eran bastante peculiares pero como ahora mismo les estaba dando un lugar y un plato de comida, para Inha ya era demasiado. Así que haciendo oídos sordos a los comentarios de aquel hombre, siguió sus pasos hasta dar con aquel lugar mientras se perdía en la inmensidad de un paisaje que no olvidará jamás. 

Finalmente los recibió una mujer, que entre besos saludó al hombre que los quería enviar con las vacas. Ya con una sonrisa un poco débil por el cansancio y los nervios del mismo día transcurrido con lo de la bruja loca, saludó a la mujer. 

—Señora, mi nombre es Inha. Encantada—dijo en un tono amable—. Puedo ayudarla en lo que necesite, desde ya gracias por aceptarnos. 

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12/05/2021, 01:07
Ilya Borotkin

Ya en la aldea de los cosacos, el grupo fue acogido por la esposa de uno de ellos, a quien el cosaco había llamado Halia. Aquella mujer fue el ángel salvador del grupo, pues les sirvió unas excelentes vianditas para reponer fuerzas, que Ilya consumió sin perder la compostura, pero con muchas ganas. Sin embargo, de su cabeza no se iban las impresiones de aquella extraña noche. Borotkin escuchaba las voces de esa mujer, el cosaco y sus compañeros como a través de un cristal, fuera por el sueño o, más probablemente, por la conmoción de los eventos nocturnos. Todo aquello había sido como un mal sueño del cual todavía no estaba seguro de haber salido. Aun así, cuando la mujer les preguntó si habían tenido un día duro, Ilya sacó fuerzas para contestar:

Estimada señora, gracias por tan amable recibimiento. Le estamos infinitamente agradecidos por su generosidad. Nuestro día no fue tan malo, pero desde luego no podemos decir lo mismo de esta pasada noche. Perdimos el camino en mitad del bosque y… —Ilya dudó. No podía contar lo realmente sucedido o, de lo contrario, los tomarían por locos o, peor aún, por criminales, pues el río ocultaba un cadáver que, de algún modo, los comprometía—. Digamos que la oscuridad de la noche cerrada transforma la más inocente materia en espeluznantes visiones.

Después de esas palabras y aprovechando un momento en que la mujer se fue a la despensa, Ilya se inclinó hacia Kovalenko y le susurró:

¿Qué demonios es eso de una cabeza de cosaco en un frasco que murmurabais antes? ¿Y qué ha pasado con Brut? ¿Dónde lo dejasteis?

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12/05/2021, 14:01
Yure Kovalenko

Llegados a la aldea, el cosaco nos condujo su casa. Su bella esposa nos recibió y su marido le dio las instrucciones para nuestro hospedaje. Al parecer, el tal Tsibulia no tenía en muy buena estima a los seminaristas, aún así era de agradecer que nos acogiera en su casa. No se podía esperar nada más noble que aquello viniendo de alguien para quien una botella de vodka era un desayuno aceptable.

- Les agradecemos enormemente su acogida. Ciertamente, la noche nos sorprendió en el camino... y no encontramos un alojamiento... decente- comenté, teniendo cuidado de no hablar de más, para no sonar como un loco.

Cuando nos dejaron un momento a solas, Ilya me preguntó sobre la cabeza del cosaco. Cierto... con toda la vorágine de acontecimientos, no habíamos tenido ocasión de explicarle lo de la cabeza. Le susurro igualmente para que no nos oigan nuestros anfitriones

- La... bruja... - aún me costaba decirlo, puesto que me costaba creerlo- tenía metida la cabeza de un cosaco en un frasco de cristal. La tenía en la habitación en la que alojó a Jomá y Mykola. Y la cabeza... bueno... hablaba. Nos advertía sobre la vieja.

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12/05/2021, 19:12
Mykola Ivanovich

Si algo o alguien podría ser sinónimo de silencio e incredulidad ese era Mykola Ivanovich. No había tomado la palabra dejando que fueran otros los que lo hicieran.
Tras separarse del grupo con el objetivo de ir a por Jomá Brut junto a Yure y ver qué nada había, ni casa ni ningún tipo de pista que indicara, que allí había habido algo parecido a un asentamiento.
Todo había desaparecido, fruto de un hechizo o de las artimañas de Satanás.

Volvió cabizbajo, junto a Yure; con el rostro pálido, más callado que nunca y solo pudo lanzar varios susurros que no buscaban encontrar respuesta- No hay nada...nada,¿Jomá? ni siquiera la idea de poder descansar le hizo recuperar el buen ánimo.

Siguió a sus compañeros al poblado cosaco, su cuerpo estaba allí pero su mente todavía se encontraba en estado de shock.
No ha sido una alucinación, todos lo vivimos. Todos vimos lo mismo- se repetía nervioso Mykola.

Movió la cabeza y lanzó una rígida sonrisa de agradecimiento hacía Tsibulia, despúes de todo, les había acogido, otros no lo hicieron cuando salieron de Kiev.
Muchos en el poblado miraban a Inha y esta sonreía nerviosa, la verdad que era una mujer con carácter, todavía recordaba cómo fue ella la que salió en primer lugar en ayuda de Ilya y Fiódor.

Hay que tenerlos bien puestos- pensó mientras le miraba como se ceñía el vestido entorno a su cadera.

Entraron dentro de una casa y otra mujer les recibió-encantado Halia, yo soy Mykola- pudo balbucear.

Gracias por vuestra hospitalidad- dijo tomando asiento en la mesa y mirando que bocado comer primero.

Mentalmente estaba agotado pero su estomágo reclamaba algo de atención, su última vianda fueron un par de melocotones que había cogido por la noche.
Miró a sus compañeros y les susurró intentando que Haila no escuchara sus palabras.

Cita:

¿Qué demonios es eso de una cabeza de cosaco en un frasco que murmurabais antes? ¿Y qué ha pasado con Brut? ¿Dónde lo dejasteis?

Miró a Ilya y le contestó con dificultad, sus manos se movían nerviosas, tocándose una con la otra.

La casa, Jo....Jomá y la cabeza desapa....recieron. Nada había a va...varias vestas a la redonda, to...tododo desapareció como si fue....fuera algún truco.

Echó una mirada hacía Halia está se encontraba lejos y no parecía querer enterarse del motivo de esos susurros entre los recién llegados.

La cabe...beza del cosaco esta...ba en un frasco- Mykola contó hasta tres, relajándose, parecía un idiota repitiendo las palabras, él no era un plebeyo, siervo de algún kulaki.

Esa cabeza nos advirtió, nos dijo que nos fuéramos de la casa y no miraramos atrás. Jomá se quedó petrificado en el suelo, intenté levantarle pero se resistió y salimos fuera a ayudar a Fiódor, los tres- miró a Inha y a Yure- dejando a Brut dentro de la casa con la cabeza de un cosaco en un frasco. Luego volvimos y nada había allí.-

- No entiendo nada amigos. ¿Alguien puede ayudarme a entenderlo? ¿Qué coño ha pasado?- sus manos se deslizaron a una de las salchichas y la otra hacía el aguardiante mientras miraba atónito a sus compañeros de viaje.

Notas de juego

kulaki: gran terrateniente en la época zarista en Rusia.

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12/05/2021, 19:45
Inha Holub

Y mientras esperó la respuesta de la mujer a sus oídos llegaron las preguntas de Ilya y las respuestas de quienes habían visto aquello. Si bien fue una de las cosas que más le había impactado a Inha cuando descubrió aquella cabeza en el frasco, jamás imaginó que sus compañeros pasarían por el mismo infortunio y sintió en su inquieto corazón esa empatía por todo lo vivido, el mismo sentimiento que se comparte cuando se vivió exactamente un instante en común. 

No obstante desvío la mirada hacia el pelirrojo, más que nada para agregar algo más a la conversación que entre susurros se gestaba, incluso siendo consciente de que Mykola la había mirado por un breve instante. 

No sé como llegó a estar ahí, si era por magia o qué... Sólo pienso ahora tras escucharlos que quizás Jomá como fue quien nos ha guiado hasta allí y desapareció con la casa, sea una artimaña de la bruja y no una persona como nosotros. No sé, es algo que ahora me surgió y quizás no esté equivocada. 

Ya cuando Ivanovich hizo aquellas preguntas, Inha también respondió:

Creo que habíamos caído en una trampa. No lo sé, pero todo lo que vivimos fue real—dijo al abrazarse así misma, negada a recordar—. Espero que esto termine aquí, nunca he deseado tanto regresar a mi casa. 

Ciertamente odiaba con todo su ser vivir en medio de tanta opulencia cuando ella era alguien humilde, pero dadas las circunstancias hasta lo prefería. 

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13/05/2021, 12:37
Halia

No te preocupes mi niña, no es necesario que me ayude. Comenta Hala con voz melodiosa mientras ayuda a su marido a quitarse las altas botas de cuero.

Tras el desayuno, o más bien almuerzo de media mañana, Haila os conduce al cuarto de bajo de la escalera que esta acondicionado con una simple capa de paja como colchón.

Notas de juego

Descansáis tranquilamente sin ningún sobresalto. 

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13/05/2021, 12:42
Tsibulia

A media tarde, Tsibulia os despertar a gritos llevándoos a la concina donde os espera una buena merienda. A través de las ventanas veis un inusitado movimiento de gente. Los criados corrían abrumados de trabajo de un lado a otro del pueblo, y cerca de la casa más grande del pueblo se apiñaban los curiosos que querían enterarse de lo que estaba ocurriendo. Haila os dice que, durante la noche, la hija del centurión ha fallecido. Tsibulia sale de la cocina para enterarse mejor de que esta pasando. 

Notas de juego

Estáis en la cocina solo con Haila

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13/05/2021, 16:25
Yure Kovalenko

Tuve un dejà vu cuando nos acomodaron en una habitación bajo la escalera con el suelo cubierto de paja como jergón, aunque esta vez nada perturbó nuestro descanso hasta la hora la tarde, cuanto el cosaco nos despertó para la merienda. No recordaba haber merendado así en mi vida. Bueno... la verdad es que no recordaba haber merendado en mi vida, ya que a duras penas conseguía alcanzarme el dinero para dos comidas al día.

Al ver el revuelo en el exterior, Halia nos explicó la causa:

- Vaya, es una verdadera lástima- respondía ante la triste noticia.- ¿ Sufría de alguna enfermedad o ha sido algo inesperado?

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13/05/2021, 18:05
Inha Holub

El descanso fue más que merecido, al menos Inha lo necesitaba con todas sus fuerzas porque había sido un día en demasía ajetreado y esa sensación efímera de paz le daría fuerzas para comenzar ese nuevo día. Por ello es que al despertar rápidamente se vistió y se encaminó hacia donde estaban los demás reunidos. 

Cuando mencionaron a la mujer, hizo una mueca de pesar y pensó que tal vez era la muchacha que habían tirado al río. Por esto es que no dijo nada, se mantuvo en silencio y prefirió asentir. 

—Una pena... 

Con las preguntas de Yure, encontraría algunas respuestas. 

 

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13/05/2021, 22:58
Ilya Borotkin

El cosaco les ofreció un espacio ridículo para descansar, pero el cansancio que tenía Ilya convirtió ese rincón bajo la escalera en el palacio del zar. Durmieron sin sobresaltos hasta que el cosaco les vino a despertar y les ofrecieron una nueva mesa de comida. Aquel lugar no estaba tan mal, después de todo.

Definitivamente, con el estómago lleno y la cabeza descansada, los eventos de la noche se empezaban a esfumar como lo que seguramente habían sido, una mala pesadilla que era mejor olvidar. Sin embargo, mientras estaba recuperando de nuevo su espíritu alegre, un revuelo en la aldea llamó la atención de todos ellos y recibieron una noticia estremecedora: que la hija del centurión había fallecido por la noche.

El corazón de Ilya dio un respingo y sus pelos se erizaron. ¡La joven! Se metió un enorme trozo de pan con salchicha en la boca para reprimir las ganas de exclamar que le entraron. Miró rápidamente a sus compañeros, pero los vio muy tranquilos. ¿Acaso no sospechaban ellos lo mismo? El enorme trozo de pan y salchicha que se había metido en la boca se le atragantó y empezó a toser como un endemoniado. Se llevó un vaso a la boca para tratar de pasar mejor la comida, que bebió de un trago, pero aquello no era agua, sino vodka, y la tos le agarró con más fuerza.

Por fin se le pasó aquello, pero no podía quitarse de la cabeza de nuevo la imagen de la joven a la que había hecho el signo de la cruz en la frente antes de que Fiódor la arrojara al río. ¿Sería ella la hija del centurión?

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14/05/2021, 01:16
Fiódor Kravchenko

Aunque me mantuve despierto lo suficiente como para dar cuenta del copioso desayuno mi locuacidad y mi júbilo ya se habían ido a dormir. Preveí que iban a pasar mucho tiempo en letargo, se habían buscado una cueva profunda en la escarpada ladera de mi estómago y ovillados allí se negaban a salir. Así también me ovillé yo sobre la exigua paja, disfrutando de la paz que trae la oniria, donde nada tiene consecuencias.

 

 

Cuando me despertaron los gritos del señor de la casa mi primera reacción fue cubrirme el rostro con un brazo, como un niño remolón que no quiere salir a hacer sus labores. Estaba viajando con destino incierto, y era el peor itinerario de mi vida. Ni siquiera quería llegar a mi casa, todo constituía un sinsentido que por irónico me hubiera hecho gracia de no hallarme en semejante abandono.

 

 

Me levanté solo para comprobar que la desgracia ya se volvía a abatir sobre nosotros. Bien, nada nuevo, el mundo giraba como debía y el infortunio pernoctaba a nuestra puerta. Seguro que se trataba de la misma joven, tan cerca de la aldea y la misma noche. ¿Pero cómo habría pasado inadvertida semejante bid'ma en su propio pueblo? Tenía que averiguarlo. Si era la misma no tendrían un cuerpo al que dar sepultura.

 

 

-Mis condolencias-   Dije a la mujer santiguándome para no abandonar la pantomima de seminarista-   Ya que nos han acogido de tan buen talante creo que sería justo que nos quedásemos para los oficios. A más plegarias se alcen por su alma más se alejará del fuego eterno.

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14/05/2021, 12:33
Tsibulia

Haila comenzó a abrir la boca para contestar a Yure y dar las gracias a Fiódor por su generosidad, cuando Tsibulia vuelve a irrumpir en la cocina. ¡Terminar de comer gorrones! Grita. ¡El Centurión requiere de vuestra presencia!

Tsibulia guio al grupo por el sendero hasta la casa del Centurión, la casa más grande de la aldea. El tejado de esta tenía un sobretecho de paja y en lo alto de la fachada había una ventana; varias enredaderas con flores de colores muy vivos subían por las paredes. Los cimientos de la casa estaban construidos con troncos de roble. Y unos peldaños subían hasta la puerta, la cual tenía un banco a cada lado.

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14/05/2021, 12:34
Mírgorod Nikíforovna

Acompañado por el cosaco, entráis en una estancia en cuyo centro había una tosca mesa y varias sillas. Allí estaba sentado el centurión, con los codos sobre la mesa y la cabeza apoyada en las manos. Se le veía muy triste y abatido. Tendría alrededor de cincuenta años, pero se habría podido calcular muchos más; la profunda tristeza que reflejaba su palidez era un claro anuncio que para él se habían acabado las diversiones. Cuando los visitantes entraron en la habitación, el centurión alzó la cabeza.

¿Quiénes sois vosotros, de dónde venís, cuál es vuestra profesión, buenos hombres? Preguntó con amabilidad el centurión.

¿Quién es tu padre? Continúo preguntado.

¿Y tu madre?

El viejo centurión se quedó un momento pensativo, y después preguntó: ¿Dónde y cuándo conociste a mi hija?

Los seminaristas se miraron unos a otros con la duda en reflejada en sus ojos. ¿Quién era la hija del centurión, y por qué deberían de conocerla? No podían conocerla del seminario, este solo aceptaba varones salvo a Inha, que era una excepción. Tampoco de la calle, los seminaristas solo se relacionaban con las tenderas, las posaderas y las niñas de la ciudad, y ese no era sitio para la hija de un gran señor.

Los seminaristas, con unas u otras palabras, negaron la pregunta del centurión.

Entonces, ¿Qué explicación puede haber para que mi hija, antes que a cualquier otro,  os nombrara precisamente a vosotros cinco para rezar ante su ataúd?

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14/05/2021, 14:30
Mykola Ivanovich

Cita:

Entonces, ¿Qué explicación puede haber para que mi hija, antes que a cualquier otro, os nombrara precisamente a vosotros cinco para rezar ante su ataúd?

Mykola miró a sus compañeros sorprendido ante las palabras del jefe cosaco- ¿qué estaba pasando allí? ¿cómo sabía sus nombres la difunta?- no pudo más que aclararse la voz e intentar responder con el mayor de los respetos.

Centurión, su palabra es ley aquí y no quisiera más que atender sus demandas, pero por favor, escuche lo que le tengo que decir.- inclinó la cabeza solemne- Juro por el arcángel Miguel que no conozco a su hija- levantó la mano derecha-además, no soy una persona muy religiosa...ya sabe. Me echaron del seminario por no ir a las clases, no valdria para rezar ni para nada que se le pareciera.- se sinceró el músico.

Seguro que es algún tipo de error, le estoy muy agradecido- miró a sus compañeros rompiendo una lanza por ellos- le estamos muy agradecidos por su hospitalidad, pero yo solo quiero volver a casa, mi anciana madre me espera desde hace días, está enferma y solo encontrará consuelo si su único hijo vivo le coge la mano y está a su lado- mintió descaradamente Mykola, la tristeza y la pena eran visibles en su rostro.

Si sus compañeros de viaje querían pasar más tiempo entre cosacos y rezando, ese era su problema. Él iba a volver a casa, ya había tenido suficientes emociones en este viaje.- pensó mientras con una reverencia acababa con su discurso.

Se puso al lado de sus compañeros esperando a que el centurión le dejara irse, por muy dolido que estuviera, una madre enferma era el mejor de los trucos para librarse de cualquier tarea.

- Tiradas (1)

Notas de juego

¿Rezar? ¿En el atáud? ¿WTF? Qué hija más siniestra.

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