Partida Rol por web

Allen se quedo de piedra durante un segundo al ver lo que quedaba de Sofía, el viejo no había llegado a tiempo y se culpaba por ello. Notó como la bruja huía sin preocuparse por nadie y ya ni siquiera le decepcionó, sin embargo el no iba ser igual, puede que la humana fuera insalvable pero quedaba un semiorco del que preocuparse.

El viejo retrocedió hasta las escaleras y canalizó su poder para curar al bárbaro de su intoxicación.

- Con cuidado Kha, no te asomes aún.- le comunicó por si acaso el impulsivo piel verde tomaba alguna decisión alocada.

PUM!

La piedra impactó hasta el final del pasillo lateral con la pared del pasillo central, dejando un rastro asqueroso de sangre y jirones de carne de la pobre Sofia. Tras el estruendo del golpe, que hizo temblar la tumba, la piedra empezó a moverse lentamente de nuevo hacia atrás desandando su camino.

- Zzzzzzzzzzz. Grrrr, gruaaaa, guraaaa. Ñrrrrrr... - Despertaba el semiorco de su letargo, encontrándose sobre una escalera y debajo, un manchurrón de sangre por todo el suelo. - ¿Buenos días? ¿Qué me he perdido? - Preguntó aún adormecido.

Entonces empezó a contar señalando con el dedo a todos los presentes. Primero a Allen, el clérigo, a la bruja Garmeiana y luego a nadie más.

- ¿Dónde está Theresse? ¡Decidme! ¿Y Paco, el diablillo de Garmeiana? ¡Por todos los santos! ¡No me digáis que...! ¡Era muy joven! ¡Otra vez no! ¡No me digáis que Zalamero a muerto! - Dijo acordándose del caballo, que tampoco veía por allí.

Después, bajó las escaleras para examinar los jirones de carne desparramados por el suelo, donde había algo de ropa que parecía que perteneció a Sofía y fue entonces cuando el bárbaro lo comprendió.

- Joooooder. Allen, dime que puedes hacer algo por ella. ¿Nos hemos quedado sin saltatrampas? ¡Te vengaré Sofía! ¡Aunque ya hayamos destruido a Jeremías. - Gritó a los cuatro vientos Kha Freh antes de preguntar al resto. - Bueno y, ¿Ahora que hacemos? - Preguntó.

Garmeiana esperó varios segundos acurrucada dentro del túnel a que el rodillo pasara. Pero nunca llegó. Luego asomó tímidamente la cabeza.

—¿Queda alguien vivo?

La piedra se retiró del todo a su lugar original tras varios segundos, dejando un rastro de sangre a su paso. En la esquina del corredor lateral estaban los restos de Sofia junto con todo su equipo triturado y destrozado.

El clérigo negó con la cabeza ante la última pregunta de Kha Freh.

- Está fuera de mis capacidades...- en ese momento Allen escucha a la bruja y la mira con un desdén absoluto.- Alguno seguimos en pie pero no gracias a ti. Es la tercera vez que te veo huir dejando al resto atrás a la mínima,  y uno empieza a preguntarse cuanto se puede confiar en ti.

Dicho esto se acerca a los "restos" de Sofía y deposita una oración, también se fija si su maldición estaba haciendo algo.- Al menos moriste siendo tú mismo...

Suspira algo desazonado.

- Sinceramente, Kha tú tienes suficiente dinero para fundar tu restaurante. Una de las razones por las que venía ya no existe y la otra es impracticable siendo dos. Creo que lo mejor será retirarse, ya encontraré otro grupo dispuesto a ello...

Garmeiana se acercó, pero no mucho, sólo lo suficiente para mirar si quedaba algo del anillo.

—Pues bueno, su alguien quisiera seguir podría llamar a otro diablillo para que vaya explorando adelante, pero creo que sin ella no duraría lo suficiente. Vaz'guel no estará muy contento si sólo llevo unas monedas, pero debebrá entender que eso es mejor que nada— dijo encogiéndose de hombros.

- Vale, nos vamos. Pero habrá que hacerle un entierro o algo a Sofía. Junto a sus caballos, y el gato, claro está. - Comentó el bárbaro que asentía a las palabras del clérigo.

Al acercarte en el pasillo era difícil diferenciar entre huesos ensangrentados y equipamiento de Sofia, aunque si algo había podido sobrevivir sin duda serían las pertenencias metálicas. Tendríais que acercaros a los restos de su cuerpo para buscar con mas detalle.

—Tienes razón Kha. Pásame una pala.

Lo más rápidamente que podía fue moviendo los restos de Sofía lejos del punto de impacto del rodillo, mientras con un ojo miraba para salir corriendo a la menor señal de movimiento de la roca para salir corriendo.

Una vez concluida está tarea vació una bolsa de monedas de plata y fue poniendo en ella los huesos de Sofía, tratando de disimular la cara de asco y separando cualquier objeto que aún pudiera ser útil. Ella buscaba en especial el anillo, pero si hallaba alguna herramienta más o menos en buen estado se las iba alcanzando a Kha Freh.

—Aquí están la mayoría de sus huesos. Ahora puedes hacer la ceremonia como corresponde.

Echas un vistazo rápido, entre las pertenencias encuentras la llave dorada que habíais unido de las grandes cubas que parece que sobrevivió al ser plana y quedar medio pegada en la pared. El resto de equipo útil está demasiado mezclado entre la sangre derramada o está completamente inservible.

Al tiempo que le alcanzaba a Kha Freh el saco con los restos de Sofía le extendió a Allen la llave.

—Y este es un recuerdo del gelatinoso, toma.

Como la conmoción parecía que los había dejado tan atontados que no sabían hacia dónde ir, se puso a convocar otro diablillo. Ya podría ser carne de trampas si alguien quería aferrarse más en la tumba, yo podría ir encabezando la retirada par detectar cualquier cosa que hubiera cambiado en el camino.

- Sí, será lo mejor.- comenta el clérigo al semiorco y se traga un gesto de desprecio aún mayor cuando ve a la bruja rebuscar entre lo que quedaba de su antigua compañera, ¡y encima le ofrecía la llave con esa frase!- Pero por el ojo del Vigilante, ¿cuál es tú puñetero problema?- le dice con una voz fría total mientras coge la llave.- Si la vamos a enterrar lo haremos fuera, aunque en el desierto no es lo que yo llamaría lugar digno, pero sin duda mejor que dentro de estos muros lo será. Por lo demás toca probar abrir la puerta grande a la fuerza, explorar otros sitios con puertas ilusorias o simplemente irnos...

- Pues andando. No quiere estar en esta maldita tumba más de lo necesario... - Decía un atemorizado semiorco, más aún después de perder a Sofía.

Habían pasado unos días y como prometido el mago Thelos iba a volver a teletransportarse para ir en busca del grupo. Sabiendo cual era su objetivo decidió llamarte para que lo acompañaras pues a lo mejor iba a ser necesario que los sacases de alguna trampa o que los fueras a buscar.

Como era esperado al llegar al punto de recogida no había nadie, así que te indicó que los fueras a buscar, si en un día no habíais vuelto se largaría sin vosotros.

Escuchasteis un ruido detrás vuestro, os girasteis esperando alguna nueva sorpresa del maldito Acererak, pero visteis en cambio una cara conocida. Uno de los ayudantes del Mago Thelos..

Oh mierda! Recordasteis que habíais quedado con él que os iba a buscar en unos días al punto de recogida para teletransportaros de vuelta... se os había pasado el tiempo, seguramente había mandado a Abe a buscaros.

—¡Abe! ¿Cómo nos hallaste? La entrada hasta aquí es bastante peligrosa. Estereo... que, creo que se ha abierto una plaza en este equipo. ¿Tienes algo que hacer justo ahora?

- Claro, jefe. – dijo con una sonrisa reluciente tocándose el sombrero – Aunque lo mismo necesitan algo más… ¿quizás 48 horas? – se encogió de hombros. En verdad quería aprovechar para explorar esa tumba que no había podido descubrir desde un principio. Aún no entendía porque Thelos no le había escogido para ir en el equipo.

- En fin, voy a ver en que andan metidos. – se despidió alegremente en dirección a la Tumba.