Partida Rol por web

La bardo sonrió con dulzura pero había cierto aire triste que los niños no parecieron capaces de captar.

—Sí—respondió—. Gracias a personas como ella sabemos que nunca debemos rendirnos, por feas que pinten las cosas, por mucho que sean tiempos de Ruina. Siempre hay que mantener la fe y nuestros actos prevalecerán. ¡Se puede vencer incluso a un Archidemonio! Ya lo habéis visto. No lo olvidéis nunca, ¿eh?

Los chavales parecían tremendamente contentos y satisfechos de aquello pese a que lo normal habría sido que acabasen fastidiados porque "el héroe del cuento moría". Empezaron a diseminarse mientras jugaban con espadas imaginarias y lanzaban gritos valerosos jugando a ser caballeros en una justa.

—Vaya—dijo Lynn parpadeando—. Desde luego sabe cómo ganarse al público, incluso con una historia dramática...

Habías notado que a Astucia le había llamado mucho la atención aquello desde el comienzo de la historia. Aunque no sabías si por la bardo, por la historia en sí o por alguna otra cosaque se te había escapado. El caso es que ahora estaba silencioso y muy atento a lo que hacíais.

—¡Leliana, Leliana! —llamó Gabby por su nombre, correteando al encuentro de la bardo cuando se aseguró de que no había muchos oídos curiosos a su alrededor.

Durante su aprendizaje en el Círculo había atosigado a Wynne hasta que la había contado todas y cada una de las historias que había compartido con la Guarda Gris. Con la información que le había dado Lynn y el cuento que acababa de narrar, había terminado de atar cabos: se encontraban ante Leliana, una de las compañeras de viaje de guarda y salvadora de Ferelden.

—Eeeh.... hola Leliana. Tú no me conoces, pero yo a ti sí. Soy... soy alumna de Wynne. Me ha contado muchas cosas de ti, y estoy encantada de conocerte en persona —dijo de golpe, a toda velocidad. Se dio cuenta de lo tonta que debía parecer así que soltó una risita de disculpa.

- Vaya...eso ha sonado desesperado.

 Hablaba en susurros con Lynn y con Wish mientras observaba el rostro de la mujer pelirroja. Aquel color de cabello sólo podía recordarle una única cosa y no se trataba de la ruina o de los engendros tenebrosos, tampoco de la guarda. Puede que la ingenuidad, en otro tiempo, le hubiese llevado a pensar que esa persona estaba allí únicamente para dar algo de aliento y apoyo a aquellas gentes...pero ahora, ahora Dreren pensaba que aquello era sólo una fachada. ¿Cómo podía saberlo?

 Era evidente para él.

No sabía que podía esperar de aquella persona, pero acompañé a Gabrielle, junto con Lynn en silencio. No me interé por que nos presentará, en realidad...cuanto menos tiempo pasasemos con aquella persona, sería mejor.

- Esos demonios, o lo que sean ¿qué riesgo corre el alma infortunada? ¿la pueden dañar, o solo es angustia emocional?. Aunque más importante es ¿cómo se matan? -

Lynn soltó una risita entre dientes con el comentario de Dreren. La bardo sin embargo arqueó las dos cejas y miró con una mezcla de sorpresa y desconcierto a Gabrielle, aunque cuando la maga se presentó tan deprisa debió hacerle gracia porque sonrió.

—Vaya, ¿cuela si digo que soy otra Leliana?—rio—. ¡Hacedor! ¡Ayudas a matar a un antiguo dios corrupto y ya es imposible conservar el anonimato!

Dejó con suavidad el laúd apoyado a su lado, sobre las rocas del pozo, después inclinó la cabeza a modo de saludo.

—Bueno, pues yo estoy encantada de que me conozcan.

Os observó entonces de arriba abajo a los tres durante unos segundos, como si estuviera pensando en algo.

—Ferelden es un pañuelo. ¿Así que tú eres la aprendiz de Wynne?—dijo finalmente mientras se pellizcaba la barbilla aunque sin perder la expresión dulce en el rostro. Al parecer la mención de la Encantadora Superior le evocaba buenos recuerdos—. Recuerdo que me había mencionado que tenía una en la última carta que me envió... cómo me alegra que finalmente haya superado lo de Anerim.

Lynn aprovechó para acercarse también y así no dejar a Gabrielle sola ahí en medio. Leliana se encogió de hombros con gesto de disculpa.

—Aunque me vas a tener que recordar cómo te llamas... soy malísima para los nombres—confesó mordiéndose el labio inferior cómicamente—. ¿Qué os trae por Lothering? Porque ha venido contigo, ¿verdad?

—¡Por supuesto, serah!—respondió Clarice asintiendo vehementemente con los ojos muy abiertos—. Los demonios destruyen las almas y las mentes de las personas, las devoran y se alimentan de ellas, ¡son criaturas horribles!

Se frotó entonces los antebrazos como si tuviese frio.

—Aunque me... me temo que no sé cómo se destruyen—confesó—. Esas batallas más bien las libran los magos.

Gabby soltó una risa aguda y dio saltitos mientras daba palmas.

—¿Te ha hablado de mi? ¡Increíble! ¿Qué te ha dicho? Yo me llamo Gabrielle —dijo atropelladamente, sin ningún control. Se dio cuenta de que debía hacer las presentaciones pertinentes porque carraspeó y añadió: —. Estos son mis amigos, Lynn y Dreren. Venimos del Círculo, pero Wynne no viene con nosotros.

—Hola... —Lynn esbozó una sonrisa sesgada mientras saludaba con una mano—. Encantada.

Soy Derek y sí, soy aprendiz de templario. Pero no he venido a la Capilla de Lothering, sino que estoy aquí en una misión. Mi hermana es maga y me han encargado que la acompañe en un...

El templario abrió la boca pero no dijo nada.

-¿Podría pedirte algo? Puedo pagarte, si quieres, pero es... Seguro que a Gabrielle le encantaría si la misma Leliana le cantase su canción favorita.

Leliana saludó a Dreren y a Lynn.

—¡Ah! cierto, ese era el nombre... —corroboró cuando Gabrielle se lo dijo. Luego soltó una risita—. Wynne me contó que lo que la había animado a volver a aceptar pupilos era que su nueva aprendiz era como un panecillo de azúcar. Se siente muy orgullosa de ti, ¿sabes?

No obstante, la noticia de que la Encantadora Superior no estaba allí pareció sorprenderla.

—¿No?, vaya qué raro—parpadeó—. Si no es indiscreción... ¿qué os trae por aquí entonces?

Se rascó la cabeza pensando un instante.

—Aunque bueno, no seríais los primeros magos que veo viajando solos. Simplemente es raro que un alumno viaje sin su maestro.

—¡Un panecillo de azúcar!—Lynn se rió con el símil y se asomó por detrás de Gabrielle, pellizcándole los carrillos—. Admite que ahí ha dado en el clavo.

Gabby enrojeció hasta las orejas cuando la compararon con un panecillo de azúcar. Lo que la hizo parecerse aún más a uno.

—Jo —es lo único que acertó a decir antes de contestar a Leliana: —. Estamos buscando a una maga de cabellos del color del fuego y un temperamento a juego con él. No la habrás visto ¿verdad? Y por cierto, ¿qué estás haciendo tú por aquí?

 Dreren hizo coincidir el momento en el que inspiraba profundamente con el movimiento de sus brazos que terminaron por cruzarse sobre su pecho en una actitud en parte imponente pero por otra parte relegada a un aceptado segundo plano. No parecía molesto por el hecho de que Gabrielle le dijese que hacían allí, a fin de cuentas, él, lo hacía constantemente con todo el mundo en busca de pistas que aclarasen los hechos a los que no podían haber asistido y a una vía rápida de hacerse con Ayla. Tampoco es que compartiese demasiado entusiasmo con aquello que parecían muestras de afecto pues no estaba muy familiarizado con los protocolos al respecto. Con los pies ligeramente separados sin llegar a tensar por completo la túnica, los brazos cruzados y la capucha cubriendo buena parte de su rostro igual que su flequillo cubría parte de su frente hasta llegar a duras penas más allá de las cejas, no pudo sino acordarse de algunos magos del círculo. Magos que, en aquella posición eran tomados por sabios o por el contrario, por personas problemáticas. Dreren no debía de pertenecer a ninguno de aquellos bandos, si fuera por él, tendría su propio bando.

 Su voz grave y decidida fue también suave y su entonación trataba de transmitir más consuelo que una reprimenda.

 - No creo que sea de nuestra incumbencia.

 Pero podría ser perfectamente un reproche a las palabras de Gabrielle.

No preguntes si no quieres que te mientan.

 Pensó la calmada ranita aún sobre Lynn manteniendo la compostura sin problema ante sus movimientos. Trataba de pasar desapercivida ante los conocidos, eran más peligrosos que los desconocidos, de modo que, inmovil, y sin un parpadeo, seguía observando la situación sigilosamente, como si se hubiese posado sobre Lynn por casualidad y no se tratase más que de un animalito.

- Si. - Afirmó después acerca de su identidad. - Es un placer que te conozcan. - Bromeó sin variar demasiado su gesto, que aunque relajado, no potenciaba su comicidad.

 Secundaba las palabras de Lynn con cierta elocuencia, aunque también parecía cierta restricción a la forma de desenvolverse de aquella mujer.

 Podía no ser del todo evidente, pero Dreren no se fiaba demasiado de esa clase de encuentros, y menos, sabiendo que se trataba de alguien "importante". Esa desconfianza no debía traducirse necesariamente por algo negativo, más bien era cautela, la cautela del viajero.

Leliana sonrió encogiéndose de hombros. Mitad por quitar seriedad al asunto, mitad porque le había hecho gracia la reacción de Gabrielle.

—Bueno, técnicamente tampoco es que sea de mi incumbencia lo que vosotros estáis haciendo aquí—dijo—. Pero soy una cotilla.

Al parecer no le importaba en absoluto contestar. La expresión de aquella chica era dulce, como si el mero hecho de existir fuera una razón de peso para estar contenta.

—Aquí empezó todo... al menos para mí. Conocí a la Guarda en Lothering—explicó—. Ahora que la Ruina ha pasado, he pensado que sería una buena idea volver para ayudar en lo que pudiese. Como veis, toda ayuda es poca.

Hizo un ademán con el brazo mostrando los alrededores.

—Vine a echarle una mano a la Madre Algenara, es ella quien está dirigiendo todas las labores de reconstrucción. La gente se esfuerza por recuperar sus hogares, no puedo quedarme de brazos cruzados limitándome a dar apoyo presencial—añadió—. Aunque he de reconocer que a veces me echa de la capilla para que descanse un poco.

Soltó una risita con aquello último.

—Entonces es cuando aprovecho para animar algo a la gente con mis historias. El aliento moral también es importante.

Entonces volvió al inicio del tema, a la pregunta de Gabrielle.

—Veamos, he visto a dos magos viajando solos en estos últimos días y, sí, una de ellos era una chica pelirroja. La verdad es que es difícil olvidarse de ella... —recordó rascándose la cabeza—. Creo que andaba buscando a alguien, hubo un poco de lío en la taberna y todo, pero nada importante.

Gabby le echó a Dreren una elocuente mirada de reproche. Ya era la segunda vez que le tiraba una pullita en la conversación y empezaba a estar cansada de que la tomaran por tonta. No obstante, Gabby era demasiado educada (o prudente) como para expresar sus pensamientos en voz alta delante de Leliana. Los trapos sucios se lavaban en casa, decía su madre. Ya le daría un pescozón a Dreren cuando estuvieran a solas.

Además, ¿qué sentido tenía mostrarse tan distante y hostil con Leliana? Era poco menos que una heroína nacional, había ayudado a Alistair y a la Guarda a salvar Thedas de la Ruina y era una amiga personal de su maestra y mentora. ¿Por qué había sido tan amable con aquel Tranquilo del que nada sabían y tan frío y hostil con sus acercamientos a Leliana?

Por más que lo pensaba, no vio ninguna lógica en la actitud de Dreren y eso incrementaba las ganas de darle una colleja. Se obligó a respirar profundamente y esbozar una amplia antes de responder a Leliana.

—Nosotros estamos ayudando en lo que podemos también —dijo Gabby—, mi amiga Lynn va a fabricar runas para la Madre Algenara, y también vamos a echar un vistazo a esa casa que dicen encantada para encontrar al mabari del chico que dejó un anuncio en el tablón del Cantor. Luego seguiremos nuestro viaje para encontrar a esa maga. ¿Dices que hubo un altercado? ¿Podrías contarnos algo más sobre qué es lo que sucedió, con quién riñó y a quién buscaba? Oh, ¿y sabes algo del otro mago que viste viajando solo?

Leliana arqueó las cejas mirando a Lynn.

—¿Eres encantadora?